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🥵 En Casa

Parte 1: La Luz.
Parte 2: La Compu.

​Los días pasaron con normalidad hasta que mi novia soltó la noticia: su madre vendría el finde a dormir a casa. Iba a ver una obra o algo similar; la verdad, no presté mucha atención. Lo importante era que salía con unas amigas cerca de donde vivíamos y le resultaba más cómodo quedarse a dormir en nuestro sillón que volver a su casa.
​El fin de semana finalmente llegó. Mi novia regresaba tarde del trabajo y yo esperaba a mi suegra, que solía llegar a media tarde.
​El timbre sonó. Era ella.
​—Hola?
—Soy Marce
—Voy
​Bajé la escalera. Y ahí estaba. Tan hermosa y perra como siempre. Al saludarla, me incliné y le di un beso que se deslizó, a propósito, rozando la comisura de sus labios. El roce me calento... solo ese mínimo contacto y ya me tenía a sus pies, listo para lo que viniera
​—Cómo estuvo el viaje?
—Bien, por suerte había poca gente, pero el calor que hace es insoportable
—Sí, está haciendo mucho calor hoy. Ya extraño el frío
—Paso al baño a cambiarme así me pongo algo más cómodo, Mati
—Dale, Marce, pasa tranqui
​El ambiente se sentía extrañamente normal. Como si yo nunca le hubiera chupado la concha de prepo o ella no me hubiera visto explotar en chorros de leche por videollamada. Ella mantenía el control de la situación, pero yo aún no lo entendía del todo. Sus 54 años venían cargados de una experiencia que yo apenas empezaba a conocer
​—Y, qué onda tu día, Mati?
​Cuando levanté la vista del celular para responder, ella estaba parada delante mio: una remera suelta, sin corpiño, con los pezones duros, algo que me encantaba ver. Llevaba un short de algodón tan flojo que se le metía justo en el medio del orto, dejando a la vista los redondos cachetes de su cola
​—Bien, suegri. Descansando un poco del trabajo
—Tuviste mucho trabajo en la semana? O estás cansado de pajearte pensando en mí y en mi colita? —me dijo, acercándose lentamente al sillón con esa media sonrisa que me derretía.
​Escuchar eso fue una bomba. La verga me explotó dentro del pantalón.
​—Epa, ¿tan rápido?! Cómo extraño que con solo unas palabras se le ponga dura a un hombre —se rió, saboreando mi reacción.
​Ella estaba separada hace tiempo y, por lo que parecía, no tenía mucho sexo. Necesitaba descargar con un hombre, y ahí estaba yo, con la pija dura y la disponibilidad total
​—Qué pasa, pendejo? Te comió la lengua los ratones? Qué creíste? Qué chuparme la concha y el orto de prepo y mostrarme cómo acaba esa hermosa pija no iba a tener consecuencias? —Sus ojos se clavaron en los míos, cargados de desafío y deseo
​Antes de que pudiera responder, se lanzó sobre mí y me comió la boca con un beso de lengua que me calentó hasta el borde. Estuve a punto de acabar sin siquiera haber empezado
​—Haceme lo que quieras, Marce. Soy tuyo
—Shh. Si te hago lo que quiero, vas a salir corriendo del susto, pendejo pajero, jajajaj
No tenés idea de cómo soy en la cama, pero me vas a conocer.
—Me muero de ganas, putita.
—Ah, sí? Soy una putita?
—Sí, re putita.
—Tu putita, bombón.
​Sin previo aviso, me empezó a chupar la pija con una intensidad tal que no me dio tiempo de reaccionar. Explote. Le llené la boca de leche al instante.
​—Mmmmm... mmmm... —se escuchó, mientras abría los ojos, grandes, recibiendo toda la leche.
​Se paró, miró hacia el techo, con la boca rebalsada, y dijo, con la voz entrecortada: "Ya vas a ver, pendejo."
​Se tiró encima de mí y me devoró la boca, con toda mi leche aún en la suya. El beso era una mezcla de placer y mi propio sabor salado.
​—Esto te pasa por no avisar. Ya te imaginarás cómo me gusta ser en la cama y veo que te gustó. La dejamos por acá hoy. La vamos a pasar muy bien, vos y yo.

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