Todo paso aquella tarde al regresar de la escuela, estaba por pasar una de las cosas más fuertes y ricas en toda mi vida jajaja. Aquel hombre maduro me hizo mujer en la sala de la casa, sin poder poner resistencia a sus bajos instintos. Llegué por la tarde de la escuela, me metí a bañar porque el calor del verano estaba muy fuerte. Me había tocado hacer una actividad a pleno rato de sol y estaba toda sudada jajaja, mi tanguita mojada de sudor y al igual que mi brasier, el agua fría se sentía muy refrescante al caer por mi cuerpo. Salí y mientras me secaba, busqué un short diminuto de pijama y una playera blanca como ombliguera, mi cuerpo ya estaba bien desarrollado. No soy tan corpulenta pero creo que mi culito lo tengo bien firmadito, aunque mis tetas si son pequeñas jajaja , no me puse ropa interior, solo esas pequeñas prendas y mi plug anal que nunca puede faltar por lo putita que soy jajaja, al fin no iba a salir. Aparte soy muy pequeña de estatura 1.48 aprox

Esa soy yo.
Terminé de comer y estaba por hacer la tarea cuando mi mamá me llamó por telefono, vivimos solas en una casita. -Hija, va a ir el señor Leopoldo a cambiar las conexiones de la cocina, ya está por llegar, se amable con él. Mi mamá y ese hombre estaban quedando, él era un tipo ya grande, más de 50 años, alto, flaco y sumamente morboso. Como nosotras siempre andamos muy destapadas en casa, él me miraba con libertad, incluso con mi mamá presente. No me caía mal, solo que a veces era muy incómodo para mi estar en la sala con los dos bien abrazados. Total, apenas colgar el telefono, pensé en ir a cambiarme, pero ni siquiera me dio tiempo, el timbre de la puerta sonó.
Salí a abrir y en cuanto me vio, puso esa cara perversa. –Hola mija, sí te dijo tu mami, vengo a cambiar los enchufes de la cocina. Qué chula estás. Me dijo en cuanto entró a casa, todo el camino me dejó ir al frente, yo iba acomodando mi short pues este por lo delgadito y cortito pues una se metía entre mis nalgas jajaja y la otra parecía un poco cachetero. Que por mi trasero ya lo traía como tanga casi casi jajaja, volteaba a verlo y él hasta iba sacando la lengua saboreándome. Llegamos a la cocina y lo dejé para que empezara a trabajar, corrí a mi cuarto y me puse unos leggins, no quería tener problemas. Como tenía todas mis cosas en la sala tuve que regresar a seguir con mi tarea, la música sonaba fuerte en la cocina. Unos minutos después me dijo que iba a cortar la corriente de la casa para poder trabajar y terminar más rápido.
Tuve que apagar la computadora y la TV para que él pudiera trabajar, me quedé ahí esperando, unos minutos después me llamó. Temerosa me asomé. –Ven mi amor, necesito que me ayudes, sostén la linterna porque no puedo. Me dijo, yo con dudas me acerqué. Me dio la lámpara y me paré a su lado, él me decía como debía alumbrarle. –Por qué te cambiaste, te veías más linda con ese short. Me dijo, yo solo le sonreí. –Apoco me tienes desconfianza, sí soy el novio de tu mami. Leves gemidos se le escapaban al hablar. Como estaba usando herramientas, su respiración se agitaba. –No, sabes qué, necesito que me alumbres desde abajo. Me pidió inclinarme y pararme frente a él, como es mucho más alto yo cabía muy bien entre él y la pared, ahí empezó todo.
Inclinada empecé a sentir como me daba arrimones, yo trataba de quitarme, pero me decía fuertemente que me quedara quieta. Su voz gruesa me sometía, él se demoraba mucho apretando los tornillos, sentí su gruesa erección entre mis pompis. Empezó a moverse justificándose por estar usando la herramienta, yo muy incómoda le preguntaba si faltaba mucho. Él solo reía. –Por qué, tienes prisa, apoco no te está gustando. Soltó el desarmador y me sujetó con fuerza por la cadera. Yo traté de alejarme, pero sus brazos fuertes me apretaron a su cuerpo, rodeando mi cintura y muy cerca de mis bubis. -Recuerda que te dijo tu mamá que debes ser amable conmigo. Yo trataba de zafarme de sus manos, que empezaron a sobar mis tetas.
-Uy mamacita, estas como quieres, mira ya me la pusiste bien dura. Su otra mano bajó a la altura de mi monte de venus. Como si tratara de presionar mi cadera contra su pelvis para acomodar su erección entre mis nalgas, yo quería gritar, pero no podía. Con fuerza me levantó y caminó al comedor, me bajó frente a la mesa, inclinándome sobre ella, con una mano me sometió. Para evitar que me levantara, la otra empezó a manosear mi culito, sobaba y apretaba mis nalgas, empecé a llorar. -Tranquilízate mi amor, sí eres buena la vamos a pasar bien rico, no quiero lastimarte. Yo levante mis manos, cediendo a sus palabras. Me soltó del cuello y ahora con ambas manos me tocaba por todos lados, solté un leve grito al sentir que me bajaba los leggins, el me daba asco. Yo sé que soy muy putita pero con el no quería, yo sé que soy muy fácil y a la mayoría le doy las nalgas pero con el era diferente no quería coger con el.
No me había puesto nada debajo y aparte traes algo metido en el culo y dices que no eres puta, cuando destapó mi culito lo notó. –Pinche escuincla, te la das de muy santa y mira, ya vienes lista. Bajó mi ropa hasta las rodillas, enseguida hundió su cara entre mis nalgas, sus manos abrían mis pompis y sentí su lengua recorrerme. -Uf mi amor, que rica estas, hasta te depilas todita, ahorita te voy a coger tan rico que hasta vas a querer que te lo haga diario. Yo ya estaba llorando, pero la lengua de ese viejo calenturiento empezó a sacarme unos buenos gemidos, un placer tan rico me vino. Mis gemidos y lamentos lo motivaban, bufaba y gemía como si estuviera hambriento y yo era lo único que había comido en semanas. Me lamía por todos lados, levantaba mi cadera con sus manos para poder chupar mi clítoris, después me lamia hasta el ano y metía su lengua en el culito o bueno en el espacio que había entre mi culito y mi plug.
Yo gemía y le pedía que se detuviera, pero no me hacía caso, después se levantó y tomándome de la cadera y de las piernas me giró. Boca arriba sobre la mesa, levantó mi blusa y mis tetas salieron al ser liberadas, las tomó con sus manos y empezó a besarme. Su boca sabía a mis fluidos, metió su lengua en mi boca como buscando la mía, yo me resistí lo más que pude, pero no tuve éxito. Después de darme unos besos muy intensos bajo a chupar mis tetas, su mano bajo más, sentí sus dedos largos sobre mi panocha y como los metía para luego chuparlos el y posterior meterlos en mi boca. Empezó a moverlos, mis gemidos se intensificaron. –Ya ves como si quieres que te coja, solo déjate querer mi amor, te va a gustar. Se enderezó y me quitó la ropa, ya desnuda me llevó de la mano a la sala, yo sin poner resistencia me quedé ahí parada frente a él.
Esperando mientras se desabrochaba el pantalón. –Ahora te toca a ti complacerme mi vida, me dijo mientras su ropa caía a sus pies. Esa verga gruesa y larga saltó al ser liberada, yo me asuste al ver ese pedazo de carne, tomó mis manos y me guio para tocarla. Estaba dura, caliente, un líquido transparente salía de su cabezota, yo ya no era virgen obviamente jajaja, ya había cogido muchas veces . Pero ninguno la tenía así de enorme, empecé a masturbarlo, pero sus manos en mis hombros me bajaron hasta ponerme de rodillas. Lo miraba como pidiéndole piedad, pero creo que eso lo motivaba más, tomo esa enorme verga y empezó a golpear mi cara. Me la pasaba por todos lados deteniéndose en mis labios como tratando de metérmela, yo trataba de quitarme, pero me tenía bien sujeta.
-Anda abre la boca, chúpamela. Me dijo con firmeza, pero yo solo negaba con la cabeza tratando de alejarme, sollozante. -Quieres que te obligue, ya te dije que no quiero lastimarte, pero si no cooperas no me va a quedar de otra. Me dijo sujetándome fuerte. Volvió a intentarlo, yo temerosa abrí un poco la boca, lo miré y apretando su puño amenazante, me hizo abrirla bien. Empezó a metérmela a la boca, un sabor amargo y salado me hizo sacármela, tomándome del cabello me regresó con fuerza. -Obedece pinche puta. Me gritó y su mano se alzó en el aire como si me quisiera golpear, yo como pude traté de detenerlo. -¿Vas a obedecer entonces?. Me saqué su verga de la boca muy asustada. –Sí, haré lo que me pidas, pero no me golpees, por favor. Pero demasiado tarde, me dió una cachetada muy fuerte que me mandó al piso y me dijo apúrate perra.
La verdad si me dolió mucho y empecé a llorar Le supliqué ya no me pegues por favor. –Bueno, más te vale, si no eres obediente ya sabes lo que te espera. Me advirtió, aun me tenía con fuerza del cabello. Empezó a moverse, tratando de metérmela por la boca, pero era enorme y como movía mi cabeza con su mano, creo que lo lastime. Me dio una bofetada algo fuerte de nuevo menos que la primera pero muy fuerte. –Ten cuidado con los dientes pendeja. Yo empecé a llorar más, mis lágrimas bajaban por mis mejillas. Aceleró el ritmo, yo trataba de no lastimarlo, pero sus jalones me movían y era muy difícil, volvió a abofetearme un par de veces más. Levantando mis manos como pidiéndole tregua me la sacó, yo entre suspiros y sollozos le pedí que esperara un poco. -Déjame hacerlo, te prometo que lo voy a hacer muy bien, seré muy cuidadosa, por favor ya no me golpees. Le supliqué llorando.
-Bueno, pero más te vale que lo hagas bien, sí no, ya sabes… Me dijo apretando mi cabello y agitando mi cabeza, por fin me soltó. Yo me sobé un poco y suspiré un par de veces, él me miraba impaciente, tomé fuerzas y empecé a masturbarlo con ambas manos. Cediendo a mi desempeño puso sus manos atrás, empecé a lamer sus huevos peludos mientras frotaba su enorme trozo de carne. Eso lo hizo voltear a verme, una sonrisa perversa se dibujó en su cara, lamí desde el escroto hasta la punta y empecé a chupársela. -Uy cariño que rico lo haces, se nota que te encanta la verga y tu madre piensa que aun eres virgen, vaya puta que saliste. Me dijo mirándome a los ojos. –ahorita tienes alguien que te coge verdad y te hace su perra, se me hace que es el pendejito ese que luego te viene a ver. Yo sólo seguí chupando verga y asentí con la cabeza pues ese era mi novio.

-Jaja se nota que es un mocoso y de seguro ni te coge como se debe, no te preocupes, hoy te voy a coger hasta que te vengas a chorros. Me dijo, mientras acariciaba mi mejilla y me daba leves bofetadas, yo continuaba comiéndome su verga, tratando de disfrutarlo. Sabía que me podía ir muy mal si no cooperaba, traté de meterla lo más que pude, su boca se abrió, sorprendido me miraba. Nuevamente lo intenté, varias veces, lo que hacía que mantuviera las manos alejadas, tenerla hasta la campanilla lo ponía feliz yo ya había chupado muchísimas vergas entonces tenía experiencia con garganta profunda pero esa verga es la más grande que me había comido al momento. -Así, justo así puta, no te la saques, trata de aguantar lo más que puedas. Mis arcadas me sacaban chorros de baba que recorría mi cuerpo. Trataba de controlarme porque sentía como si estuviera a punto de vomitar, el gemía y me miraba complacido.
Continúa....

Esa soy yo.
Terminé de comer y estaba por hacer la tarea cuando mi mamá me llamó por telefono, vivimos solas en una casita. -Hija, va a ir el señor Leopoldo a cambiar las conexiones de la cocina, ya está por llegar, se amable con él. Mi mamá y ese hombre estaban quedando, él era un tipo ya grande, más de 50 años, alto, flaco y sumamente morboso. Como nosotras siempre andamos muy destapadas en casa, él me miraba con libertad, incluso con mi mamá presente. No me caía mal, solo que a veces era muy incómodo para mi estar en la sala con los dos bien abrazados. Total, apenas colgar el telefono, pensé en ir a cambiarme, pero ni siquiera me dio tiempo, el timbre de la puerta sonó.
Salí a abrir y en cuanto me vio, puso esa cara perversa. –Hola mija, sí te dijo tu mami, vengo a cambiar los enchufes de la cocina. Qué chula estás. Me dijo en cuanto entró a casa, todo el camino me dejó ir al frente, yo iba acomodando mi short pues este por lo delgadito y cortito pues una se metía entre mis nalgas jajaja y la otra parecía un poco cachetero. Que por mi trasero ya lo traía como tanga casi casi jajaja, volteaba a verlo y él hasta iba sacando la lengua saboreándome. Llegamos a la cocina y lo dejé para que empezara a trabajar, corrí a mi cuarto y me puse unos leggins, no quería tener problemas. Como tenía todas mis cosas en la sala tuve que regresar a seguir con mi tarea, la música sonaba fuerte en la cocina. Unos minutos después me dijo que iba a cortar la corriente de la casa para poder trabajar y terminar más rápido.
Tuve que apagar la computadora y la TV para que él pudiera trabajar, me quedé ahí esperando, unos minutos después me llamó. Temerosa me asomé. –Ven mi amor, necesito que me ayudes, sostén la linterna porque no puedo. Me dijo, yo con dudas me acerqué. Me dio la lámpara y me paré a su lado, él me decía como debía alumbrarle. –Por qué te cambiaste, te veías más linda con ese short. Me dijo, yo solo le sonreí. –Apoco me tienes desconfianza, sí soy el novio de tu mami. Leves gemidos se le escapaban al hablar. Como estaba usando herramientas, su respiración se agitaba. –No, sabes qué, necesito que me alumbres desde abajo. Me pidió inclinarme y pararme frente a él, como es mucho más alto yo cabía muy bien entre él y la pared, ahí empezó todo.
Inclinada empecé a sentir como me daba arrimones, yo trataba de quitarme, pero me decía fuertemente que me quedara quieta. Su voz gruesa me sometía, él se demoraba mucho apretando los tornillos, sentí su gruesa erección entre mis pompis. Empezó a moverse justificándose por estar usando la herramienta, yo muy incómoda le preguntaba si faltaba mucho. Él solo reía. –Por qué, tienes prisa, apoco no te está gustando. Soltó el desarmador y me sujetó con fuerza por la cadera. Yo traté de alejarme, pero sus brazos fuertes me apretaron a su cuerpo, rodeando mi cintura y muy cerca de mis bubis. -Recuerda que te dijo tu mamá que debes ser amable conmigo. Yo trataba de zafarme de sus manos, que empezaron a sobar mis tetas.
-Uy mamacita, estas como quieres, mira ya me la pusiste bien dura. Su otra mano bajó a la altura de mi monte de venus. Como si tratara de presionar mi cadera contra su pelvis para acomodar su erección entre mis nalgas, yo quería gritar, pero no podía. Con fuerza me levantó y caminó al comedor, me bajó frente a la mesa, inclinándome sobre ella, con una mano me sometió. Para evitar que me levantara, la otra empezó a manosear mi culito, sobaba y apretaba mis nalgas, empecé a llorar. -Tranquilízate mi amor, sí eres buena la vamos a pasar bien rico, no quiero lastimarte. Yo levante mis manos, cediendo a sus palabras. Me soltó del cuello y ahora con ambas manos me tocaba por todos lados, solté un leve grito al sentir que me bajaba los leggins, el me daba asco. Yo sé que soy muy putita pero con el no quería, yo sé que soy muy fácil y a la mayoría le doy las nalgas pero con el era diferente no quería coger con el.
No me había puesto nada debajo y aparte traes algo metido en el culo y dices que no eres puta, cuando destapó mi culito lo notó. –Pinche escuincla, te la das de muy santa y mira, ya vienes lista. Bajó mi ropa hasta las rodillas, enseguida hundió su cara entre mis nalgas, sus manos abrían mis pompis y sentí su lengua recorrerme. -Uf mi amor, que rica estas, hasta te depilas todita, ahorita te voy a coger tan rico que hasta vas a querer que te lo haga diario. Yo ya estaba llorando, pero la lengua de ese viejo calenturiento empezó a sacarme unos buenos gemidos, un placer tan rico me vino. Mis gemidos y lamentos lo motivaban, bufaba y gemía como si estuviera hambriento y yo era lo único que había comido en semanas. Me lamía por todos lados, levantaba mi cadera con sus manos para poder chupar mi clítoris, después me lamia hasta el ano y metía su lengua en el culito o bueno en el espacio que había entre mi culito y mi plug.
Yo gemía y le pedía que se detuviera, pero no me hacía caso, después se levantó y tomándome de la cadera y de las piernas me giró. Boca arriba sobre la mesa, levantó mi blusa y mis tetas salieron al ser liberadas, las tomó con sus manos y empezó a besarme. Su boca sabía a mis fluidos, metió su lengua en mi boca como buscando la mía, yo me resistí lo más que pude, pero no tuve éxito. Después de darme unos besos muy intensos bajo a chupar mis tetas, su mano bajo más, sentí sus dedos largos sobre mi panocha y como los metía para luego chuparlos el y posterior meterlos en mi boca. Empezó a moverlos, mis gemidos se intensificaron. –Ya ves como si quieres que te coja, solo déjate querer mi amor, te va a gustar. Se enderezó y me quitó la ropa, ya desnuda me llevó de la mano a la sala, yo sin poner resistencia me quedé ahí parada frente a él.
Esperando mientras se desabrochaba el pantalón. –Ahora te toca a ti complacerme mi vida, me dijo mientras su ropa caía a sus pies. Esa verga gruesa y larga saltó al ser liberada, yo me asuste al ver ese pedazo de carne, tomó mis manos y me guio para tocarla. Estaba dura, caliente, un líquido transparente salía de su cabezota, yo ya no era virgen obviamente jajaja, ya había cogido muchas veces . Pero ninguno la tenía así de enorme, empecé a masturbarlo, pero sus manos en mis hombros me bajaron hasta ponerme de rodillas. Lo miraba como pidiéndole piedad, pero creo que eso lo motivaba más, tomo esa enorme verga y empezó a golpear mi cara. Me la pasaba por todos lados deteniéndose en mis labios como tratando de metérmela, yo trataba de quitarme, pero me tenía bien sujeta.
-Anda abre la boca, chúpamela. Me dijo con firmeza, pero yo solo negaba con la cabeza tratando de alejarme, sollozante. -Quieres que te obligue, ya te dije que no quiero lastimarte, pero si no cooperas no me va a quedar de otra. Me dijo sujetándome fuerte. Volvió a intentarlo, yo temerosa abrí un poco la boca, lo miré y apretando su puño amenazante, me hizo abrirla bien. Empezó a metérmela a la boca, un sabor amargo y salado me hizo sacármela, tomándome del cabello me regresó con fuerza. -Obedece pinche puta. Me gritó y su mano se alzó en el aire como si me quisiera golpear, yo como pude traté de detenerlo. -¿Vas a obedecer entonces?. Me saqué su verga de la boca muy asustada. –Sí, haré lo que me pidas, pero no me golpees, por favor. Pero demasiado tarde, me dió una cachetada muy fuerte que me mandó al piso y me dijo apúrate perra.
La verdad si me dolió mucho y empecé a llorar Le supliqué ya no me pegues por favor. –Bueno, más te vale, si no eres obediente ya sabes lo que te espera. Me advirtió, aun me tenía con fuerza del cabello. Empezó a moverse, tratando de metérmela por la boca, pero era enorme y como movía mi cabeza con su mano, creo que lo lastime. Me dio una bofetada algo fuerte de nuevo menos que la primera pero muy fuerte. –Ten cuidado con los dientes pendeja. Yo empecé a llorar más, mis lágrimas bajaban por mis mejillas. Aceleró el ritmo, yo trataba de no lastimarlo, pero sus jalones me movían y era muy difícil, volvió a abofetearme un par de veces más. Levantando mis manos como pidiéndole tregua me la sacó, yo entre suspiros y sollozos le pedí que esperara un poco. -Déjame hacerlo, te prometo que lo voy a hacer muy bien, seré muy cuidadosa, por favor ya no me golpees. Le supliqué llorando.
-Bueno, pero más te vale que lo hagas bien, sí no, ya sabes… Me dijo apretando mi cabello y agitando mi cabeza, por fin me soltó. Yo me sobé un poco y suspiré un par de veces, él me miraba impaciente, tomé fuerzas y empecé a masturbarlo con ambas manos. Cediendo a mi desempeño puso sus manos atrás, empecé a lamer sus huevos peludos mientras frotaba su enorme trozo de carne. Eso lo hizo voltear a verme, una sonrisa perversa se dibujó en su cara, lamí desde el escroto hasta la punta y empecé a chupársela. -Uy cariño que rico lo haces, se nota que te encanta la verga y tu madre piensa que aun eres virgen, vaya puta que saliste. Me dijo mirándome a los ojos. –ahorita tienes alguien que te coge verdad y te hace su perra, se me hace que es el pendejito ese que luego te viene a ver. Yo sólo seguí chupando verga y asentí con la cabeza pues ese era mi novio.

-Jaja se nota que es un mocoso y de seguro ni te coge como se debe, no te preocupes, hoy te voy a coger hasta que te vengas a chorros. Me dijo, mientras acariciaba mi mejilla y me daba leves bofetadas, yo continuaba comiéndome su verga, tratando de disfrutarlo. Sabía que me podía ir muy mal si no cooperaba, traté de meterla lo más que pude, su boca se abrió, sorprendido me miraba. Nuevamente lo intenté, varias veces, lo que hacía que mantuviera las manos alejadas, tenerla hasta la campanilla lo ponía feliz yo ya había chupado muchísimas vergas entonces tenía experiencia con garganta profunda pero esa verga es la más grande que me había comido al momento. -Así, justo así puta, no te la saques, trata de aguantar lo más que puedas. Mis arcadas me sacaban chorros de baba que recorría mi cuerpo. Trataba de controlarme porque sentía como si estuviera a punto de vomitar, el gemía y me miraba complacido.
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4 comentarios - El eléctrico me enchufa