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Madre e hijo lo prohibido capitulo final

:Una Noche Inolvidable

Después de los eventos en la playa, Carolina y Mateo regresan a la habitación. Ella está muy excitada, mientras que él se siente un poco apenado por no haber aguantado más tiempo durante el concurso. Carolina, notando su estado de ánimo, lo mira y le dice:

—Mateo, no pasa nada. Ya vamos a hacer lo que me trajiste a este resort.

Mateo, con una mezcla de esperanza y nerviosismo, la mira y pregunta:

—¿Estás segura, madre?

Carolina, con determinación, lo tira contra la cama y comienza a mamar su pene. Mateo, disfrutando del momento, se deja llevar por las sensaciones. Después de tres minutos, llega al orgasmo en la boca de su madre. Carolina, muy excitada y con la vagina muy mojada, se levanta y dice:

—Vamos, hijo. No pasa nada.

Mateo, aún saboreando el momento, responde:

—Lo siento, mamá.

Carolina, con gotas de semen en la boca, se las saborea y saca la lengua para limpiarse, diciendo:

—Puedes más.

Mateo, al verla, se excita aún más. Carolina, decidida, se pone en cuatro, dejando ver su delicioso culo y su vagina, con los labios gruesos y listos para ser penetrados. Mateo, sin dudarlo, toma posición y la penetra suavemente y con mucho deseo.

—Hijo, aguanta, que tenemos toda la noche y creo que el resto de nuestras vidas —le susurra Carolina suavemente.

Esa noche, no pararon de hacer el amor. Cada movimiento, cada caricia, cada beso, estaba cargado de una intensidad y una conexión que iba más allá de lo físico. La habitación se llenó de gemidos y susurros de placer, mientras madre e hijo exploraban sus cuerpos y sus deseos más profundos.

Carolina, en cuatro, siente el pene de Mateo penetrándola profundamente, llenándola por completo. El placer es indescriptible para ambos. Mateo, con cada embestida, siente la vagina de su madre, caliente y húmeda, envolviendo su pene, proporcionándole un placer inigualable. Las manos de Carolina agarran las sábanas con fuerza, mientras gime de placer, pidiéndole a Mateo que no pare.

—Más fuerte, hijo —suplica Carolina, perdida en el éxtasis.

Mateo, obedeciendo, aumenta el ritmo y la intensidad de sus embestidas, haciendo que la cama cruja con cada movimiento. El sonido de sus cuerpos chocando llena la habitación, junto con sus gemidos y jadeos de placer.

En un momento, Carolina se gira y se sienta sobre Mateo, montándolo con desesperación. Sus senos rebotan con cada movimiento, y Mateo no puede evitar admirar su belleza y perfección. Agarra sus caderas con fuerza, guiando sus movimientos, mientras ella se mueve arriba y abajo, tomando el control.

—Te sientes tan bien, hijo —gime Carolina, con la cabeza echada hacia atrás, perdida en el placer.

Mateo, con una mezcla de orgullo y excitación, responde:

—Tú también, mamá. Eres perfecta.

La noche continúa con ellos explorando diferentes posiciones, cada una más intensa y placentera que la anterior. Desde el misionero hasta la vaquera, pasando por el perrito y la cuchara, madre e hijo disfrutan de cada segundo, conectando a un nivel profundo y primario.

Finalmente, exhaustos y satisfechos, se dejan caer en la cama, abrazados, con sus cuerpos cubiertos de sudor y sus corazones latiendo al unísono. Carolina, con una sonrisa satisfecha, acaricia el pelo de Mateo y le susurra:

—Te amo, hijo. Esta noche ha sido increíble.

Mateo, con los ojos cerrados y una sonrisa en el rostro, responde:

—Yo también te amo, mamá. Y sí, ha sido inolvidable.

Se quedan dormidos, abrazados, sabiendo que han compartido algo único y especial, un vínculo que trasciende lo físico y lo emocional. Su amor, aunque tabú, es real y poderoso, y saben que, independientemente de lo que el futuro les depare, siempre tendrán esta noche para recordarla.

2 comentarios - Madre e hijo lo prohibido capitulo final

AldinGomez
si tienes los senos enfrente de su cara porque no se los mama
Seximarc69
Excelente historia,continuala please