Pasé un dÃa entero sin hacer nada en el rancho con Caleb. VeÃa a parte de su familia entrar y salir de lo que parecÃa ser un salón, era un edificio particular, pues no tenÃa ventanas, no parecÃa tener instalado ningún servicio que no fuera eléctrico, era simplemente una gran habitación iluminada y con calefacción, nada más. Supuse que ahà harÃamos la orgÃa. Entraban con alfombras, sábanas y bancos, garrafones de agua, mesas y uno que otro colchón, también vi que metieron 3 columpios de techo...
Aparte de mÃ, habÃa otras dos nuevas. La primera, MarÃa José, tenÃa 18 años al igual que Caleb y yo, era morena y guapa, tenÃa labios gruesos, la boca grande y el cabello castaño, aparte de un culo pequeño, pero bien formado, tenÃa unos pechos increÃbles, mÃnimo copa d, le calculé, medÃa menos incluso que yo, pero tenÃa más caderas. La otra se llamaba Michelle y era una hermosura en toda la expresión de la palabra. Su piel era como nieve o leche de blanca, su cabello rubio natural, tenÃa las caderas cuadradas, pechos chicos y el culo pequeño, pero su cuerpo estaba tan bien formado y tan delicado que parecÃa hecha para el sexo. Sus labios parecÃan pequeñas gotitas de jalea roja (tantos los de su boca como los vaginales), sus ojos marrones eran grandes y le decoraban hermosamente el cuerpo. A mi me preocupaba un poco ella, ¿y si al final todos se fijaban en Michelle? No sabÃa si sentirme aliviada o asustada por ella, pero lo cierto es que me sentÃa igual por participar en una orgÃa.
SabÃa que en dos dÃas estarÃa en ese cuarto follando con unas 20 personas alrededor. Dios, tenÃa tanto nerviosismo. Caleb me explicó qué es lo que pasarÃa una vez ahà dentro. Dijo que lo primero serÃa cambiar parejas con sus padres, su padre me follarÃa y él harÃa lo mismo con su madre. Hablamos del incesto durante una media hora y pude entender las ideas de esta familia un poco más. Me explicó que preferÃan mantener un placer tan Ãntimo e importante en familia, que era mejor buscar entre tus seres cercanos a gente capaz de satisfacer las necesidades sexuales y afectivas, incluyendo a gente externa solo cuando se tiene certeza de que hay amor. Piensan que solo si se ama a la persona externa, es seguro incluirla y cuidar asà de su secreto incestuoso. Asà que, sus primos amaban a MarÃa José y a Michelle del mismo modo que él me amaba a mÃ, al igual que me amarÃan todas las personas que estuvieran ahà dentro mañana.
Me puse un DIU antes de esto, Caleb me explicó que no debÃa esperar que cada hombre ahà dentro se pusiera condón, pues realmente les importaba poco el quién se embarazara de quién, eran familia después de todo. Que yo supiera, tres primas de Caleb y una tÃa usaban el dispositivo, asà que eso, no querÃa embarazarme de un cualquiera y menos a los 18, asà que decidà cuidarme de esa forma.
Al dÃa siguiente, Caleb y yo despertamos y me topé con la sorpresa. Me estaba vistiendo después de bañarnos, Caleb me dijo que parara. Ese dÃa, la familia entera andarÃa asÃ, desnudos. Bajamos a desayunar y me encontré con unas 12 mujeres y 10 hombres sentados desnudos alrededor del comedor. Me sentà enormemente aliviada al ver que, entre MarÃa José y Michelle, habÃa dos asientos vacÃos. Caleb se sentó al lado de Michelle y yo junto a Majo. Mi suegra, Luisa, tardó poco en acercarse con dos platos de fruta y huevos revueltos, y era más impresionante desnuda que vestida. Sus enormes pechos que antes pensaba eran operados, se balanceaban frente a mÃ, naturales y bellos, areolas que abarcaban un tercio de sus senos y un par de pezones bien gruesos y carnosos, sus enormes caderas y su cintura diminuta le daban un aspecto voluptuoso que resaltaba la sutil alfombra púbica que llevaba. Me puso los platos frente a mÃ, besó a Caleb en la boca y después me puso una mano en el hombro, mi suegra, antes tierna y atenta a más no poder conmigo, ahora me parecÃa sexosa y excitante, pero sus tratos no cambiaron conmigo. Me preguntó cómo me sentÃa y cuando le respondà que muy nerviosa, me dijo que la buscara después del desayuno antes de darme un beso en la frente.
Para esta gente era de lo más normal, pero Michelle, Majo y yo estábamos muriéndonos. O asà fue hasta que ella empezó a acariciarme la pierna, durante unos 20 minutos, sus caricias fueron aumentando, al final, estaba tan empapada que no pude evitarlo y le pedà a Caleb que me llevara a nuestro cuarto. Nos levantamos y, antes de irnos, Caleb se detuvo a hablar algo con su primo Adal, el novio de MarÃa José, cuando acabaron, Majo se levantó y caminó junto a Caleb. Salimos los tres juntos y, aunque yo me dirigÃa a los cuartos, Caleb me detuvo y nos guio hasta la sala de la casa, donde se nos habÃan adelantado José Manuel y Saúl, dos tÃos de Caleb, estaban compartiendo a Sonia, la esposa de Saúl. Los dos hombres tenÃan cuerpos delgados, Sonia, en cambio, era la mujer de la familia más trabajada, su cuerpo era como el de Caleb en lo tonificado que estaba, pero con Sonia destacaban sus senos y sus abdominales, la hacÃa ver menos femenina, pero más atractiva.
Caleb tenÃa el pene semierecto, se sentó en uno de los sillones grandes, abrió sus piernas y nos indicó "a mamar, amores". Yo obedecà al instante, era mi novio, no querÃa que Majo lo hiciera mejor, pero MarÃa José claramente lo dudó un poco. Caleb le dijo que su novio le habÃa dado permiso, que podÃa hacer lo que quisiera con nosotros. Majo le respondió que era el tamaño lo que le preocupaba, a mi se me olvidaba que tenÃa al hombre más vergón de la familia, estaba acostumbrada a ese pene.
Vi en Majo la oportunidad de cumplir la fantasÃa de ver a mi novio con otra mujer y de yo misma estar con otra mujer. No estaba pensando claro, estaba excitada, pero fue MarÃa José la que me habÃa puesto asà en primer lugar. Solté el pene de Caleb y lo saqué de mi boca, volteé a ver a Majo y le tome la mano, la jalé un poco para que se arrodillara frente a Caleb y le puse una mano en la nuca para poder empujar su cabeza mientras Caleb le ponÃa el pene en la boca. "Despacio, amor, no la lastimes", me dijo Caleb y le retiró con las manos el cabello a Majo de la cara. Durante unos diez minutos esta cabrona tuvo el pene de Caleb en boca y su lengua saboreó mi manjar, después de ello, Caleb eyaculó, manchando la garganta de Majo con su espeso y rasposo esperma.
Al sacar su pene de la boca, Caleb se puso de pie y nos hizo acostarnos a ambas, él se puso en medio y empezó el primer beso de tres que yo habÃa experimentado en mi vida. Majo le puso una mano en el pene y yo hice lo mismo, empezamos a masturbarlo juntas, nuestros anos y vaginas expuestos. Majo fue la primera, un hombre aprovechó ese culito vulnerable, José Manuel, el padre de Julián, el novio de Majo, la penetró en la vagina y fue entonces que Majo se volteó y este hombre le tenÃa bien agarrada de las caderas. Majo no gritó ni nada, simplemente le dijo en voz baja "ay, suegro", antes de que José Manuel le hiciera volver al beso de tres por la fuerza, empujando la cara de Majo hacia la nuestra. Para mi suerte, Sonia estaba cerca, porque Saúl se acercó a mi por detrás sin que me diera cuenta y habrÃa penetrado en mi vagina. Sonia era la mayor en la habitación y su cuerpo y voz le daban autoridad. Le preguntó a Caleb si yo era suya, cuando él respondió que sÃ, le dijo a Saúl "solo el ano".
Fue entonces que este hombre me penetró en el culo. No fue la gran cosa, su pene, a lo mucho, medÃa 16 centÃmetros, no lo suficiente como para sentir dolor, aunque sà era placentero, la forma de su verga, recta y cabezona, se llevaba bien con mi culo. Sonia entonces tomó la mano de Majo, la puso de vuelta sobre el pene de Caleb y ella comenzó a mamar los testÃculos. Asà fue como con un pene metido en mi culo, con una mujer mamando los huevos de mi novio, mientras tres personas nos besábamos y dos masturbábamos a Caleb, que él llegó al segundo orgasmo, pero no pudo correrse, pues Sonia lo tenÃa bien agarrado de los huevos, retorciéndoselos y su espasmódica verga no podÃa soltar la semilla. Sonia empujó a su esposo fuera de mi ano, se metió el pene de Caleb y lo dejó eyacular. Me tomó de las piernas, las levantó y se las puso por encima de los hombros y me levantó boca abajo. Caleb se puso de pie y me tomó de las caderas, mi vagina quedaba expuesta para él, pero él y Sonia me dieron la vuelta, de tal manera que seguÃa colgando boca abajo, pero mi vagina le quedaba de frente a Sonia, misma que expulsó el semen de Caleb en el interior de mi vagina. Caleb, mientras tanto, introdujo su lengua en mi ano, recién su tÃo estaba ahà dentro, pero no le importaba. Al voltear a mi izquierda, pude ver cómo salÃa del interior de Majo un squirt, seguido del pene de José Manuel eyaculando en todo el estómago de ella. Se colocó nuevamente encima de ella, manchándose el abdomen con su propio semen al tocar el estómago de Majo. La besó y después se puso de pie y salió del cuarto junto a Saúl. Finalmente, mi orgasmo llegarÃa y le bañe la cara de corrida a Sonia mientras ella no dejaba de lamer mi flora vaginal, esa persistencia dio como resultado un segundo y después un tercer squirt, ni siquiera Caleb me habÃa hecho eyacular tanto.
Antes me parecÃa guapa, pero ahora Sonia parecÃa la mujer perfecta. Fuerte, pero femenina y con curvas sensuales, ese tono de piel bronceado oscuro, su cabello ondulado, como el mÃo, su sonrisa maliciosa y su voz que dominaba. La quise tener sólo para mÃ, el dÃa de mañana lo lograrÃa.
Aparte de mÃ, habÃa otras dos nuevas. La primera, MarÃa José, tenÃa 18 años al igual que Caleb y yo, era morena y guapa, tenÃa labios gruesos, la boca grande y el cabello castaño, aparte de un culo pequeño, pero bien formado, tenÃa unos pechos increÃbles, mÃnimo copa d, le calculé, medÃa menos incluso que yo, pero tenÃa más caderas. La otra se llamaba Michelle y era una hermosura en toda la expresión de la palabra. Su piel era como nieve o leche de blanca, su cabello rubio natural, tenÃa las caderas cuadradas, pechos chicos y el culo pequeño, pero su cuerpo estaba tan bien formado y tan delicado que parecÃa hecha para el sexo. Sus labios parecÃan pequeñas gotitas de jalea roja (tantos los de su boca como los vaginales), sus ojos marrones eran grandes y le decoraban hermosamente el cuerpo. A mi me preocupaba un poco ella, ¿y si al final todos se fijaban en Michelle? No sabÃa si sentirme aliviada o asustada por ella, pero lo cierto es que me sentÃa igual por participar en una orgÃa.
SabÃa que en dos dÃas estarÃa en ese cuarto follando con unas 20 personas alrededor. Dios, tenÃa tanto nerviosismo. Caleb me explicó qué es lo que pasarÃa una vez ahà dentro. Dijo que lo primero serÃa cambiar parejas con sus padres, su padre me follarÃa y él harÃa lo mismo con su madre. Hablamos del incesto durante una media hora y pude entender las ideas de esta familia un poco más. Me explicó que preferÃan mantener un placer tan Ãntimo e importante en familia, que era mejor buscar entre tus seres cercanos a gente capaz de satisfacer las necesidades sexuales y afectivas, incluyendo a gente externa solo cuando se tiene certeza de que hay amor. Piensan que solo si se ama a la persona externa, es seguro incluirla y cuidar asà de su secreto incestuoso. Asà que, sus primos amaban a MarÃa José y a Michelle del mismo modo que él me amaba a mÃ, al igual que me amarÃan todas las personas que estuvieran ahà dentro mañana.
Me puse un DIU antes de esto, Caleb me explicó que no debÃa esperar que cada hombre ahà dentro se pusiera condón, pues realmente les importaba poco el quién se embarazara de quién, eran familia después de todo. Que yo supiera, tres primas de Caleb y una tÃa usaban el dispositivo, asà que eso, no querÃa embarazarme de un cualquiera y menos a los 18, asà que decidà cuidarme de esa forma.
Al dÃa siguiente, Caleb y yo despertamos y me topé con la sorpresa. Me estaba vistiendo después de bañarnos, Caleb me dijo que parara. Ese dÃa, la familia entera andarÃa asÃ, desnudos. Bajamos a desayunar y me encontré con unas 12 mujeres y 10 hombres sentados desnudos alrededor del comedor. Me sentà enormemente aliviada al ver que, entre MarÃa José y Michelle, habÃa dos asientos vacÃos. Caleb se sentó al lado de Michelle y yo junto a Majo. Mi suegra, Luisa, tardó poco en acercarse con dos platos de fruta y huevos revueltos, y era más impresionante desnuda que vestida. Sus enormes pechos que antes pensaba eran operados, se balanceaban frente a mÃ, naturales y bellos, areolas que abarcaban un tercio de sus senos y un par de pezones bien gruesos y carnosos, sus enormes caderas y su cintura diminuta le daban un aspecto voluptuoso que resaltaba la sutil alfombra púbica que llevaba. Me puso los platos frente a mÃ, besó a Caleb en la boca y después me puso una mano en el hombro, mi suegra, antes tierna y atenta a más no poder conmigo, ahora me parecÃa sexosa y excitante, pero sus tratos no cambiaron conmigo. Me preguntó cómo me sentÃa y cuando le respondà que muy nerviosa, me dijo que la buscara después del desayuno antes de darme un beso en la frente.
Para esta gente era de lo más normal, pero Michelle, Majo y yo estábamos muriéndonos. O asà fue hasta que ella empezó a acariciarme la pierna, durante unos 20 minutos, sus caricias fueron aumentando, al final, estaba tan empapada que no pude evitarlo y le pedà a Caleb que me llevara a nuestro cuarto. Nos levantamos y, antes de irnos, Caleb se detuvo a hablar algo con su primo Adal, el novio de MarÃa José, cuando acabaron, Majo se levantó y caminó junto a Caleb. Salimos los tres juntos y, aunque yo me dirigÃa a los cuartos, Caleb me detuvo y nos guio hasta la sala de la casa, donde se nos habÃan adelantado José Manuel y Saúl, dos tÃos de Caleb, estaban compartiendo a Sonia, la esposa de Saúl. Los dos hombres tenÃan cuerpos delgados, Sonia, en cambio, era la mujer de la familia más trabajada, su cuerpo era como el de Caleb en lo tonificado que estaba, pero con Sonia destacaban sus senos y sus abdominales, la hacÃa ver menos femenina, pero más atractiva.
Caleb tenÃa el pene semierecto, se sentó en uno de los sillones grandes, abrió sus piernas y nos indicó "a mamar, amores". Yo obedecà al instante, era mi novio, no querÃa que Majo lo hiciera mejor, pero MarÃa José claramente lo dudó un poco. Caleb le dijo que su novio le habÃa dado permiso, que podÃa hacer lo que quisiera con nosotros. Majo le respondió que era el tamaño lo que le preocupaba, a mi se me olvidaba que tenÃa al hombre más vergón de la familia, estaba acostumbrada a ese pene.
Vi en Majo la oportunidad de cumplir la fantasÃa de ver a mi novio con otra mujer y de yo misma estar con otra mujer. No estaba pensando claro, estaba excitada, pero fue MarÃa José la que me habÃa puesto asà en primer lugar. Solté el pene de Caleb y lo saqué de mi boca, volteé a ver a Majo y le tome la mano, la jalé un poco para que se arrodillara frente a Caleb y le puse una mano en la nuca para poder empujar su cabeza mientras Caleb le ponÃa el pene en la boca. "Despacio, amor, no la lastimes", me dijo Caleb y le retiró con las manos el cabello a Majo de la cara. Durante unos diez minutos esta cabrona tuvo el pene de Caleb en boca y su lengua saboreó mi manjar, después de ello, Caleb eyaculó, manchando la garganta de Majo con su espeso y rasposo esperma.
Al sacar su pene de la boca, Caleb se puso de pie y nos hizo acostarnos a ambas, él se puso en medio y empezó el primer beso de tres que yo habÃa experimentado en mi vida. Majo le puso una mano en el pene y yo hice lo mismo, empezamos a masturbarlo juntas, nuestros anos y vaginas expuestos. Majo fue la primera, un hombre aprovechó ese culito vulnerable, José Manuel, el padre de Julián, el novio de Majo, la penetró en la vagina y fue entonces que Majo se volteó y este hombre le tenÃa bien agarrada de las caderas. Majo no gritó ni nada, simplemente le dijo en voz baja "ay, suegro", antes de que José Manuel le hiciera volver al beso de tres por la fuerza, empujando la cara de Majo hacia la nuestra. Para mi suerte, Sonia estaba cerca, porque Saúl se acercó a mi por detrás sin que me diera cuenta y habrÃa penetrado en mi vagina. Sonia era la mayor en la habitación y su cuerpo y voz le daban autoridad. Le preguntó a Caleb si yo era suya, cuando él respondió que sÃ, le dijo a Saúl "solo el ano".
Fue entonces que este hombre me penetró en el culo. No fue la gran cosa, su pene, a lo mucho, medÃa 16 centÃmetros, no lo suficiente como para sentir dolor, aunque sà era placentero, la forma de su verga, recta y cabezona, se llevaba bien con mi culo. Sonia entonces tomó la mano de Majo, la puso de vuelta sobre el pene de Caleb y ella comenzó a mamar los testÃculos. Asà fue como con un pene metido en mi culo, con una mujer mamando los huevos de mi novio, mientras tres personas nos besábamos y dos masturbábamos a Caleb, que él llegó al segundo orgasmo, pero no pudo correrse, pues Sonia lo tenÃa bien agarrado de los huevos, retorciéndoselos y su espasmódica verga no podÃa soltar la semilla. Sonia empujó a su esposo fuera de mi ano, se metió el pene de Caleb y lo dejó eyacular. Me tomó de las piernas, las levantó y se las puso por encima de los hombros y me levantó boca abajo. Caleb se puso de pie y me tomó de las caderas, mi vagina quedaba expuesta para él, pero él y Sonia me dieron la vuelta, de tal manera que seguÃa colgando boca abajo, pero mi vagina le quedaba de frente a Sonia, misma que expulsó el semen de Caleb en el interior de mi vagina. Caleb, mientras tanto, introdujo su lengua en mi ano, recién su tÃo estaba ahà dentro, pero no le importaba. Al voltear a mi izquierda, pude ver cómo salÃa del interior de Majo un squirt, seguido del pene de José Manuel eyaculando en todo el estómago de ella. Se colocó nuevamente encima de ella, manchándose el abdomen con su propio semen al tocar el estómago de Majo. La besó y después se puso de pie y salió del cuarto junto a Saúl. Finalmente, mi orgasmo llegarÃa y le bañe la cara de corrida a Sonia mientras ella no dejaba de lamer mi flora vaginal, esa persistencia dio como resultado un segundo y después un tercer squirt, ni siquiera Caleb me habÃa hecho eyacular tanto.
Antes me parecÃa guapa, pero ahora Sonia parecÃa la mujer perfecta. Fuerte, pero femenina y con curvas sensuales, ese tono de piel bronceado oscuro, su cabello ondulado, como el mÃo, su sonrisa maliciosa y su voz que dominaba. La quise tener sólo para mÃ, el dÃa de mañana lo lograrÃa.
1 comentarios - OrgÃa familiar (Parte 2)