Laburando: Gladis y Luciana/Inés

Si hay algo que odio más que boyar de un trabajo a otro es no tenerlo, así que de pura bronca ni bien recibí el telegrama empecé a mandar curriculums de acá para allá, y creí que había funcionado cuando veo que me están llamando.

-¿Hola?.- atendí.

-Hola, sí, ¿Le puede decir a Marcos que me explotó el enchufe que vio hoy?.- habló una señora que, por la voz, estaría en los 60 años.

-Eh, equivocado señora.-

-¡Ay, no!, mirá que yo lo veía mal... Disculpá la molestia nene, y ¿Vos no conoces a alguien que sepa de electricidad?.- me sorprendió la confianza pero soy de los que se enganchan en la onda y te la siguen.

Aproveché mi necesidad de laburo y mis cursos de electricidad en cuarentena y le dije que yo, a lo que me comentó si podía ir a revisar ese problema, le dije que sí.

Lo bueno es que ella estaba en el centro de la ciudad, no muy lejos de mi ubicación actual.

Ya casi eran las 20 cuando de repente llego a la dirección donde se me solicita, una casa enorme con rejas negras, no sé que haría la señora pero por lo visto era rentable.

Toco timbre y en el parlante se me pide que pase, suena la chicharra y el portón se desbloquea.

Al llegar a la puerta me recibe una señora no muy alta, delgada pero con buenas curvas, sobretodo su culo que parecía grande. Sus tetas no eran para nada despreciables pero su culo parecía ser su mayor atributo. Tenía pinta de ser esas señoras pituconas, iba bien maquillada y llevaba un vestido rosa hasta los tobillos, pero bien ceñido y con un tajo del lado izquierdo, además de escotado.

Me quedé pelotudo mirándola un rato hasta que chasquea y me salgo del trance.

-Hola, ¿Andrés?.-

-Hola, eh, sí, vengo a ver el enchufe.-

Me dirigió hasta él, lo primero que hice fue cortar la electricidad, y mientras arreglaba esto con la ayuda de la linterna del celular la señora me quemaba la oreja con su historia. Resulta que fue una suerte de modelo/personalidad de revista de fama media cuando era más joven, pero viendo lo choto que era el ambiente se retiró habiendo amasado una buena plata que supo invertir bien, se casó con un chabón de guita, tuvo dos hijas, enviudó y ahora vivía sola mientras las hijas hacían su vida. Me comentó que no entendía mucho el tema de como se maneja todo hoy en día, ella era de otro contexto y no tenía a nadie que le explique, y también pensaba que Marcos, el electricista, la había cagado y que le dio un número falso por cualquier cosa.

Dada la suerte, resultó ser mi número de teléfono.

Apenas terminé y regresé la luz probé el enchufe, todo en orden.

Doña Inés, que así se llamaba, estaba que rebozaba de felicidad. Me preguntó si sabía de más áreas y le contesté que un poco de todo, a lo que me ofreció la posibilidad de ser su personal fijo de mantenimiento, y también ser una oreja que escuche lo que tiene para decir. La verdad lo pensé poco y al final acepté.

Me dijo que volviera mañana y que en esos días iba a buscar la forma de ponerme en blanco, a lo que yo estaba feliz de la vida.

Al día siguiente volví temprano por petición de la señora, 6 de la mañana para hacer una revisión general de los servicios (luz, agua y gas), acompañarla a hacer compras y hacerle compañía sobretodo.

Tomaba mates mientras hablaba con Inés y me contaba alguna anécdota a la que no prestaba mucha atención por tener mi vista fija a su escote, y no es por haberle estado fichando las tetas, que sí se las estaba mirando, simplemente estaba como soñando despierto y ella estaba en medio.

Cuando logré reaccionar seguía con la vista fija ahí, pero Inés solo sonreía, no parecía molestarle a decir verdad.

-Uh, perdoná Inés, me re colgué, fue sin querer.-

-Sí, me di cuenta jajaja, pero tranquilo, no me molesta.-

-Sí, bueno, es que quedó re mal, o sea, vos viste a donde quedé mirando.-

Inés se río, cebó un mate y después de tomarlo me dijo.

-Aunque hubiese sido a propósito no me hubiese molestado.-

Yo quedé sorprendido y aprecié el gesto, no todos los días una ex modelo te dice que le podes mirar las tetas todo lo que quieras y no le va a molestar.

Sonó una alarma que ella había programado para indicar el fin de mi jornada, y tras una charla sobre cuestiones del trabajo nos saludamos y volví a casa.

En casa me dormí una siesta y soñé con Inés, pero soñaba con tenerla en cuatro o agachada chupandomela, ¿Qué carajo tienen mis laburos que siempre termino fantaseando con cogerme a una madura?.

Desperté con la verga hinchadisima y con una urgencia por coger. Me levanté de la cama y levanté el teléfono, hoy no me iba a coger a Luciana o a Gladis, me las iba a coger a las dos juntas.

Las horas se hicieron infinitas pero al fin llegó la hora citada, y ahí estaban las dos. Gladis con un vestido negro no muy escotado que le quedaba bien ceñido y desviaba la atención a su culo y Luciana con una mini falda negra, un top blanco y zapatos de tacón.

Se hicieron las sorprendidas la una de la otra, pero las dos sabían que me cogía a la otra, es más, les encantaba que les cuente como les hacía, donde le gustaba la leche a cada una, hasta habían visto fotos que tomé mientras las cogía o con la concha y el culo llenos de leche, ambas sabían lo que iba a pasar.

Cocinamos los 3 juntos y hablamos de trivialidades, más allá de todo éramos un buen grupo.
Tras comer y bajarnos dos botellas de vino la temperatura comenzó a subir, tanto del ambiente como de la conversación.

Mientras ellas hablaban de algo por lo bajo para que yo no escuche (luego me enteré que hablaban de lencería) decidí soltar la primer bomba.

-¿Para ustedes cual de las dos chapa mejor?.-

Para el que no sea argentino chapar es besar, y no me juzguen que fue lo primero que se me ocurrió.

Luciana supo por dónde venía la mano y se levantó, dirigiéndose hacia mí para terminar sentándose en una de mis piernas.

-Mirá Gladis, que te enseño.-

Me dio el beso más caliente de mi vida, su lengua bailaba al rededor de la mía, decidí jugármela por prender fuego todo, le levanté la pollera y le agarré y amasé el culo.

Gladis nos miraba haciéndose la sorprendida y tirando una que otra acariciada a su concha.

-A ver vos, Gladis.- le dije sincronizando la mirada hacia ella con Luciana.

-Ay no sé, que yo soy una mujer recatada y...-

-Y te encanta la leche en el culo.- dijo Luciana.

Lejos de enojarse, Gladis se puso como desafiante y se acercó a Luciana.

Después de mirarla a los ojos e intimidadarla un poco le comió la boca y la empezó a tirar sobre el sillón. Pensándolo bien antes Gladis no era así, creo que rompí su cerebro.

Las manos de ninguna quedaban quietas, sobretodo las de Gladis, que en un momento dado detuvo ambas manos de Luciana con una sola mano y las puso por encima de su cabeza, bajando ahora los besos a su cuello.

Casi que no daba crédito a lo que estaba viendo, pero sabía que el alcohol las ponía demasiado putas y que ambas sentían cierta atracción por la otra.

Los besos de Gladis continuaron bajando y subió el top de Luciana, dejando al aire esas tetas que tantas veces fueron acabadas por mí, pero no fueron libres por mucho ya que Gladis las empezó a chupar como si no hubiera un mañana.

Luciana comenzó a gemir y yo me estaba poniendo cada vez más caliente, al punto que tuve que sacarla del pantalón porque la hinchazón ya me empezaba a molestar

Gladis continuó bajando hasta la pollera de Luciana, pero en lugar de sacarla la levantó y le quitó la tanga negra que llevaba para después prenderse a su concha, lamiendola y chupandola con demasiadas ganas, una mano se coló debajo del vestido de Gladis, se empezó a masturbar.

Aproveché que Gladis estaba como en cuatro, levantando bien el culo para chuparle la concha a Luciana, así que me puse detrás de ella y le subí el vestido. Ahí estaban el culo y la concha de Gladis, sin ninguna ropa interior, la muy puta vino preparada.

Mi lengua se apegó a su concha y cada tanto subía a su culo mientras la dedeaba, no pasó mucho tiempo hasta que las dos acabaran y quedaran como un poco rendidas. A lo que solté la segunda bomba mientras me sentaba en el sillón.

-¿Y cual de las dos petea mejor?.-

Se miraron, Luciana se arrodilló, Gladis ya lo estaba.

Luciana me empezó a lamer la punta de un lado mientras Gladis me comía la base desde el otro lado, después rotaron, después lamían las dos desde la base hasta la punta y cuando sus lenguas se encontraron se comieron la boca.

Yo estaba en la gloria, Luciana le sacó el vestido a Gladis y le comió un poco las tetas mientras Gladis me pajeaba y chupaba de a ratos.

No sabía a cual quería primero, así que decidí ir por Gladis que era la que más similitudes tenía con mi siguiente objetivo.

-A ver Luci, sentate.- obedeció.

-Y vos putita.-refiriéndome a Gladis- Vení, comele la conchita y ponete en 4.-

Gladis obedeció y me tomé unos minutos para apreciar el panorama, mi compañera la milf estaba sentada tocandose las tetas con la recatadisima e intachable jefa Gladis comiendole la concha mientras se pajeaba.

Me puse tras Gladis, apunté mi verga a su concha mojada y empecé a embestirla, soltaba una nalgada cada tanto (eso la calentaba más), Gladis siempre fue bien apretada y su concha se mojaba de más.

Decidí empezar a embestirla con bronca, y ella estaba en la gloria, ya no podía ni chuparle la concha a Luciana.

Se la saqué, me senté en la cama y puse a Gladis encima mio.

-Comele el culo a esta putita que le encanta.- le dije a Luciana, la cual se agachó y empezó a lamer el culo de Gladis además de dedearlo.

Ahora estaba siendo cogida, le estaba comiendo las tetas y Luciana le estaba comiendo y dedeando el orto, y cuando Luciana me hizo saber que ya estaba listo, la levanté y apunté mi verga a la entrada de su culo, y acto seguido la puse a cabalgar.

Me mantuve así varios minutos, cogerme a Gladis siempre me pareció de lo más excitante, porque podía poner a rogar por mi verga a la jefa que tanto me humilló.

Gladis se corrió un par de veces sobre mí, ella y Luciana son multiorgasmicas, y después de sentir la cuarta corrida de Gladis les sugerí que cambiaran.

Ni bien terminé de decirlo Gladis estaba sentada en el suelo esperando para comerle el culo a Luciana, y Luciana estaba metiéndose mi verga a horcajadas sobre mí, de un sentón toda mi verga quedó dentro de ella y empezó a moverse como posesa mientras le comía las tetas y Gladis el culo mientras se pajeaba.

De tanto estimulo no pasó mucho tiempo para sentir como mi verga se empapaba, una, dos y hasta 5 veces con los fluidos de Luciana.

Les avisé que iba a acabar y se arrodillaron las dos para empezar a chuparmela de a dos, no duré mucho más a decir verdad, pero desde esa noche que nunca me voy a sacar la imagen de la cabeza de Luciana y Gladis con sus caras llenas de mi leche caliente.

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