A la fuerza me hicieron puta

Estaba cursando el último año de carrera en la facultad, la cual había postergado un tiempo luego de casarme y quedar embarazada para dedicarle tiempo a mi familia y especialmente a mi bebé.

Una tarde inusualmente calurosa para la época del año, mucha humedad ambiente y el clima pesado. Me vestí con ropa liviana, una blusita blanca, pollera de tela suave y amplia un poquito por arriba de las rodillas, sandalias con hermosos detalles dorados, cabello recogido y salí rumbo a la facu.

La jornada transcurrió normal, salvo que a media tarde comenzó a llover copiosamente, literalmente caía agua a baldazos, con truenos, relápagos y viento, además la temperatura descendió y se puso bien fresquito. A la hora de salida, sin paraguas ni nada me cruzo a la parada a esperar el micro. La lluvia era tan fuerte que aunque corrí me moje bastante la ropa, pero bueno no quedaba otra.

Espere por varios minutos y mi línea de cole no aparecía, las demás personas ya se habían ido en las otras lineas y me terminé quedando sola, para colmo el viento empujaba una cantidad considerable de agua, puesto que el refugio era un simple techito sin ningún reparo.

El hecho de quedarme sola y con el mal tiempo que arreciaba, me pusieron en alerta, comencé a tener miedo de que algo me pudiera pasar puesto que estaba sumamente expuesta.

En un momento veo que un auto color oscuro se acerca lentamente y frena justo frente a mi.
Sentí pánico, lo que hizo que me paralizara por completo. Baja la ventanilla del acompañante y escucho que alguien grita mi nombre... Caty, Caty vamos, que haces acá sola? subí, Caty, subí...  y el alma me volvió al cuerpo, era Gerardo mi compañero de cursada. Estaba salvada. Abrió la puerta y subí. Era una bendición que llegó en el momento justo.

Le agradecí enormemente que me rescate de esa horrible y oscura parada, a lo que él con una sonrisa me dice: - Me hubieras avisado adentro y te evitabas todo esto, el tiempo esta horrible y esto no va a parar.
-Te llevo a tu casa, fueron sus palabras... a lo último agrega,
-Miraaa te mojaste toda la ropa y veo que clava su mirada en la blusa casi empapada y recién ahí caigo en cuenta que por el calor no había llevado corpiño y mis pezones duros por el cambio de clima, decían «presente» con toda autoridad... me despego la blusa del cuerpo y seguimos viaje. En ese momento no le di mayor importancia.

Durante el viaje charlamos de cosas banales y de la cursada hasta que en un momento me dice: No te importa si me detengo un ratito a dejar unos papeles y seguimos?, - Para nada respondí. Toma unos papeles que tenía a su lado, se baja, ingresa a un edificio y a los pocos minutos vuelve y seguimos viaje.

Mas adelante en una calle oscura frena nuevamente y me dice,
-Me detengo un momentito y...
-Si ya se, los papeles agrego yo en tren de chiste.. pensando que se bajaría nuevamente del auto a dejar algunos papeles, pero no fue así

-Si, olvidé guardarlos dice el, porque son importantes. Se desprende el cinturon de seguridad y yo aún continuaba con el mio puesto,
-Los tengo que dejar en la guantera me dice el, a lo que se inclina hacia mi lado, abre la guantera, mete algunos papeles y al momento de cerrarla  en un movimiento rápido y certero introduce con fuerza su brazo izquierdo en medio de mis piernas y finalmente clava su mano en mi vagina, me corre la tanga y siento como sus enormes dedos colonizan mi canal vaginal.

Sorprendida y con verguenza intento detenerlo, trato de quitar su brazo de entre mis piernas, pero fue inútil, el era más fuerte y en ese breve forcejeo enterraba más y más su grandes falanges en mi cavidad vaginal, obligandola a ensancharse con los tres o cuatro dedos que buscaban el cuello de mi útero.




Su mano derecha ya estaba debajo de mi bluza estrujando mi teta izquierda, al punto que comence a largar leche puesto que aún estaba amamantando. Al notar eso literalmente enloqueció de calentura, me levanta la bluza y enterro mi teta en su boca... dame, dame leche putita.. me decía y yo sentía como se robaba el fluido de ubre materna. Me descargó la teta izquierda y luego hizo lo propio con la derecha.

Intenté escapar pero el cinturón de seguridad y el hecho de estar empalada con sus enormes dedos lo impedían. Como defensa comence a lubricar generando mucho fluido.. ahora estos entraban y salían con mas suavidad, y comenzó a cogerme con sus enormes dedos, movimientos frenéticos y cada vez mas fuertes.. a esta altura yo estaba entregada, cerre los ojos y comencé a disfrutar.

-Te gusta gusta puta? me decía una y otra vez, a lo que yo asentía con unos gemidos guturales
-Hace rato que te tengo ganas y ahora te tengo acá justo como quería, ahora sos mia..  me dijo con perversión.. en eso percibo que reclina el respaldo de mi asiento para atras y se coloca encina mio y me dice:

-Ahora, putita, vas a experimentar algo nuevo me dijo, mientras me arrancaba la tanga, y con la pollera totalmente levantada quedé a su merced... con sus rodillas abría mis piernas y me tenía imposibilitada de movimiento alguno sobre el asiento reclinado. En ese momento toma un pote que tenía al lado de su asiento, lo abre y me comienza a poner grandes cantidades de lubricante en la vagina y hacía lo mismo con su mano izquierda...

-Fisting dijo. Entré en pánico, sabía lo que era, cerre los ojos y sentí como su enorme mano buscaba hacer lugar en mi canal vaginal abriendolo de una forma descomunal una y otra vez, con fuerza, girando la mano, hasta que al fin dijo..

-Ya está, estoy dentro tuyo hermosa Caty. El sonido de la lluvia y mi grito de dolor se anularon reciprocamente. Literalmente fui partida.

Casi me desmayé, estaba rota, la enorme mano de Gerardo estaba dentro de mi cuerpo, dolía, disfrutaba, me exitaba, gemía, lagrimeaba, esta vez finalmente fui empalada por un brazo fuerte y duro de un macho alfa, que a la fuerza y con autoridad conquistó por vez primera mi ya maltrecha y destrozada vagina.

Al rato retiró la mano y sentí que quedó un gran hueco abierto en mi parte baja, parecia que los músculos vaginales renunciaban a retomar su temple. En pocas palabras me sentia totalmente abierta.

Sacó su enorme miembro, duro, exsultante y sin preámbulos lo enterro en mi maltrecha femeneidad, con fuerza una y otra vez, empujaba mi útero con cada una de sus embestidas. Al cabo de unos minutos explotó  y sentí que una catarata de liquido viscoso inundaba mi cavidad y chorreaba por mi muslo directo al asiento del auto. Acabamos juntos dando multiples gemidos y alaridos de placer y desahogo.

-Respiramos un par de minutos y Gerardo se corrio a su asiento, liberó mi cinturon y tomandome de la nuca, cual verdero semental, acercó mi cara a su enorme pija, y yo en actiud obediente y sumisa abrí la boca y solita busque ese duro trozo de carne varonil que me había hecho suya haciendolo llegar hasta mi garganta, bañandolo de baba y absorví los jugos que emanaban de la virilidad de ese macho fuerte y dominante.

Seguimos viaje, y si bien estabamos desalineados, sudorosos y con olor a sexo, reinaba una gran calma en el abitáculo del auto, ambos estabamos en estado zen.

Llegamos a casa, estacionó en la esquina y antes de bajar con autoridad me dice:

-Nos vemos el lunes en clases, a lo que asentí con la cabeza y entonces agrega

-El lunes a la salida tengo un cliente para vos, nuevamente asentí con la cabeza y en tres breves palabras firmé mi rendición.

-Dale quedamos así.

Oficialmente era su puta.

Fin.



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