La cueva

La verdad que casi lo único que me queda es recordar. Los machos que realmente quieren coger sissys sumisas parece que han desaparecido. Si bien no soy la misma que hace unos años, la pandemia, el trabajo, la falta de hombres que motiven afecto directamente a mi dedicación cómo sissy, sobretodo en lo estético, trato de mantenerme en los tiempos que puedo pero ya no es lo mismo. Y recordando aprovecho a contar está linda historia.

Nunca fui de tener muchas amistades, o gente con quién reunirme o vacacionar, por lo que la soledad es casi mi mayor compañía. En julio del 2020 en medio de la pandemia, conseguí alquila una casita en un pueblo del interior de Córdoba. Me quedaba a 50km y por mi trabajo podía justificar mi movilidad (aunque no cruce ni un policía). La casa era de un conocido de mi hno así que por ese lado tampoco hubo mucho drama y mi idea era pasar unos días lejos de todo ese quilombo que se vivía por aquel entonces.

Preparé mi valija con todo mi combo de putita. 100% ropa de nena, desde calzas, jeans, remeras, abrigos y por sobretodo lencería muy hot y delicada con todos mis juguetes. Mi cuerpo estaba completamente depilado, suave y listo para ser abusado.

Llegué, me instale y automáticamente empecé a ser una nena. Puse música, bailaba entangada, me tomaba fotos. Cocinaba igual de libre. A la tardecita y de manera disimulada iba a caminar y disfrutar un poco del lugar y de una hermosa tranquilidad. Todo lo hacia de nena.

Las primeras noches me la pasaba masturbando mi ano con cada uno de mis juguetes por cualquier rincón de la casa. Hice algúna que otra video llamada para ver pijas e incluso invite a una pijamiga pero le era imposible.

Cuando ya había pasado toda esa emoción, necesite mucho más. Quería una pija de carne, pero iba a ser difícil. Sola en un pueblito en medio de una pandemia mundial.

Una tarde decidí ir a caminar por el río, estaba fresco, frío más bien. Llevaba puesto una calza bien ajustada, casi que un talle menos, la cual hacía que se marcara mi tanguita y que se metiera bien adentro de mi culo, arriba el corpiño haciendo juego, remeria y una campera de abrigo. Estaba maquillada y con una gorrita. Era una nena puta y exploradora.

Habré caminado unos 3km y me Cruze con dos hombres, uno que rondaba los 35 años, morocho, guapo pero nada del otro mundo, el otro de más de 50 canoso, no muy agraciado. Según ellos era inspectores del pueblo y me indicaron que no debía estar afuera. Les comenté que caminaba sola y que ya volvería a casa. Que solo estaba conociendo. La charla fue tranquila, no se pusieron groseros ni nada por el estilo. Incluso me indicaron que si seguía iba a llegar a una cueva con unos 10 metros de profundidad. No era la gran cosa, pero si un atractivo más del lugar. Me dijeron que la visite y que vuelva a mi casa.

Sinceramente yo ardía por dentro. El roce de mi tanga, la adrenalina de estar vestida de nena frente a dos hombres me hizo explotar mi cabeza. Pero me mantuve y seguí viaje. Media hora después llegué a la cueva. Era un paisaje muy lindo la verdad, al lado del río, lleva de vegetación y oscuridad. Sin basura ni nada similar que interfiera con la naturaleza. Me tomé unos minutos y entre.

Ya estando adentro sentí pasos y si bien no fue una gran sorpresa, me agarró cosita al ver nuevamente a los dos hombres entrando.

-hola princesa. Dijo el mayor, te gustó la cueva?
-sii, respondí un poco nerviosa.
- es hora de volver. Comento el mejor de los hombres
- si chicos tienen razón, ya vuelvo a la casa.
- si querés podés quedar un rato princesa, podemos hacernos buena compañía

En ese momento sabía lo que venía, y era lo que quería, así que no iba a hacer otra cosa que entrar en su juego. Luego de una charla muy insinuante, ya cara a cara los 3 me arrodille regalandome a sus ganas.

El menor fue el primero en avanzar, usando un vocabulario bien sucio saco su pija. Morocha, peluda y con olor a meo, era gorda pero cortita. Sin pensarlo me prendí a su pija y se la chupe con fuerza, el me tomaba de la cabeza para marcar un ritmo desenfrenado mientras el mayor me pegaba chirlos en el culo.
Luego llegó el mayor, en todo sentido. Saco su pija, larga y gorda, cerana a 20cm, peluda, mucho más olorienta y sudada. Empecé a chuparla al mismo ritmo pero me freno. Bajo el ritmo y me pedís que lo haga despacio y que pase mí lengua por toda la pija. Mientras tanto el menor ya me había bajado el pantalón, corrido la tanga y me lamía mí ano con mucha desesperación. Mí pija estaba parada pero aplastada por mí tanguita y eso tmb me calentaba.
Luego de un buen reto de chupar esas sucias pijas todo el turno de meterlas. El menor me llevo contra una de las paredes de la cueva, abrió mis piernas, puso si cabeza en mi ano dilatado y babeado y comenzó a cogerme, muy rápido y bruto pero era hermoso. El mayor me chapaba con si fuera su noviecita de la secundaria mientras me pajeaba, cosa que hacía muchísimo tiempo no me pasaba. Unos minutos después y ya me había llenado el culo de leche bien espesa, su pija gorda abrió bien mi ano así que inmediatamente sentí cómo chorreaba esa leche.
El mayo se quejo por el enchastre, pero lo dudo en inmediatamente metió a fondo su pija enorme. Me hice gritar y retumbó toda la cueva. Al igual que el Pete fue lento, sentía cada cm de esa hermosa pija adentrándose en mi culo ya lleno de leche. Me saco de la pared para que le chupe la pija al otro. Estaba muy sucia pero muy rica. De repente se alejo un poco de mi y empezó a mearme toda la cara. El mayor se sorprendió y le reprocho con todo de risa, pero todo estaba hecho ya jaja. Yo estaba en el paraíso. Dos pijas, leche, meo , uno que me trataba bien y el otro que se sacaba las ganas a más no poder.
Pasamos al piso, se tiró el mayor, yo me subí a cabalgarlo, metí su pija en mi ano, ya se había acostumbrado y se sentía hermosa. Empecé a manejar el ritmo y fui aumentando de a poco, el menor me hacía chuparle la pija que era un asco. Un hermoso asco y nuevamente un meo, está vez sobre mi culo que estaba siendo taladrado por la pija del mayor. Quien se rio y me dijo al oído. Te van las dos? A lo que conteste no se, ya estaba ida como para decidir, así que le indico al menor que entrara también en mi culo. No resultó lo más placentero, ni fue fácil, pero luego de varios intentos, y por unos muy pocos minutos pude tener las dos pijas en mi culo. Tiempo suficiente como para que ambos acaben dentro mío y me dejarán tan abierta como exitada. No pude contar pero fácil 3o4 veces acabe, la última llenando de mi leche la panza del mayor sin haber tocado mi pija.
Los dos salieron de mi culo, me hicieron limpiar sus pijas, volvieron a mearme y se fueron sin antes decirme que si volvía a la cueva iban a ser 3 o más pijas. Algo muy tentador.
Luego de que se fueron me quedé unos minutos tirada, estaba meada, llena de leche, con el culo roto, arena por cada rincón de mi cuerpo, la ropa sucia, mojada. Todo en mi olía a leche y meo. Lo más disimulada posible volví a la casa y me acosté así como estaba. Me encanta el olor que tenía, y sentía mi ano later cómo nunca. Me dormí. A la mañana me bañe, mi ano seguía dilatado. Puse música y baile con toda la felicidad.

0 comentarios - La cueva