Laquadia (Legend of Queen Opala)

Laquadia (Legend of Queen Opala)
¡N-No es tan difícil T/N!" Laquadia hizo una mueca mientras estaba sobre manos y rodillas mientras te follabas a la sacerdotisa en su culo con tu polla de 11 pulgadas, sus tetas de copa I se balanceaban hacia adelante y hacia atrás mientras la embestías con tus poderosos empujones

Su cuerpo casi se derrumba si no fuera porque tú agarraste sus nalgas.

"Mi coño sólo puede soportar hasta cierto punto. ¡Eres jodidamente más grande que cualquier monstruo que haya visto!"

"¡Ciérralo!" Gritaste cuando te agachaste y golpeaste las tetas de copa I de Laquadia, haciéndola gritar de dolor y sorpresa mientras sus orbes rebotaban hacia adelante y hacia atrás mientras la follabas con todo lo que vale.

"¡Agradece que haya decidido salvar tu gordo trasero allí! Estuve tentado de dejar que se salieran con la tuya, ¡pero sentí que me debías esa mamada que me negaron hace meses!"

Por supuesto que su reunión en aquel entonces no fue intencional. Como alguien que nunca había explorado Egipto durante un tiempo, te encontraste perdido en una cueva mientras intentabas reagruparte con las fuerzas de Opala en el punto de encuentro.

Fue allí donde encontraste a Laquadia desnuda rodeada de hombres lagarto y Vhazar. Laquadia pidió ayuda cuando estaba a punto de ser follada por su ex amante.

Estuviste tentado a dejar que el karma sucediera, pero decidiste salvar a la sacerdotisa de jadeíta, con la condición de que te salieras con la tuya con su cuerpo.

Sin darle tiempo a Laquadia para responder, retomaste el paso con un movimiento rápido y brusco. Sacaste lo suficiente para que la punta quedara antes de volver a sumergirla.

Gritos y gemidos escaparon de la boca de la sacerdotisa mientras la persona a la que una vez había condenado en el pasado la follaba.

Pero estabas dispuesto a dejarlo pasar siempre y cuando pudieras follarle sus agujeros a cambio.

Sin previo aviso, de repente levantas a Laquadia, sosteniendo sus piernas mientras empalas a la sacerdotisa con tu polla mientras le golpeas el trasero con salvaje abandono.

Los ojos de Laquadia se pusieron en blanco y gimió por tus movimientos y se corrió inesperadamente, su coño chorreaba jugos mientras su culo se apretaba alrededor de tu trasero, haciéndote alcanzar tu límite.

Gruñiste y acercaste a Laquadia mientras tu vara liberaba grandes cantidades de semen en el culo de la sacerdotisa.

Tu polla carnosa se contrajo y pulsó mientras entregaba carga tras carga de semen en su culo.

El calor de tu clímax hizo que ella chorreara un poco mientras la bombeabas por completo. Después de sentir que estaba llena, dejaste caer a Laquadia al suelo mientras te deleitabas con su estado desaliñado.

Laquadia jadeó y jadeó mientras se sentaba en un charco de sus jugos y algo de semen goteaba de su culo.

Nunca había sentido placer con tu polla mientras se tomaba el tiempo para evaluar su situación.

Pero decidiste saborear el momento caminando hacia adelante y ella te miró. "Me gusta recibir esa mamada y esa paja cubana ahora". Señalaste tu polla cubierta de semen mientras la sacerdotisa de jadeíta mira tu vara rígida con aprensión y un ligero miedo en su rostro.

No obstante, Laquadia tomó sus tetas y las aplastó contra tu polla mientras abría la boca para tragar la punta mientras movía sus tetas en forma de I hacia arriba y hacia abajo sobre la varilla carnosa para llevarte al clímax.

"Mmmph, finalmente puedo follarte las tetas y la boca". Dejaste escapar un suspiro de placer mientras la peinabas mientras movías tus caderas lentamente pero aún a un ritmo fuerte.

La sensación de sus enormes tetas masajeando tu polla casi te hizo correrte, pero decidiste aguantar un poco más mientras comenzabas a tragarla hasta el fondo.

Ella se atragantó alrededor de tu polla mientras intentaba tomar un poco de aire mientras intentaba darte una mamada y una paja con las tetas.

La saliva cubrió tu polla que luego goteó hasta sus tetas y actúa como un lubricante para tu polla, lo que hizo que Laquadia subiera y bajara por sus tetas más fácilmente.

Ella tarareó mientras comenzaba a aceptar su posición mientras la dominabas. Su lengua se arremolinaba alrededor de tu polla mientras comenzaba a chupar, lo que te hizo gemir mientras te metías en su boca.

Finalmente, los esfuerzos de la sacerdotisa dieron sus frutos cuando te tensaste y te deslizaste en su boca una vez más antes de correrte.

Tu polla disparó un montón de semen por la garganta de Laquadia mientras ella tragaba cada gota que podía tragar. Algo que no podía gotear por su boca ya que lentamente manchaba su piel.

Luego la sacaste y rociaste semen sobre ella. Cerró los ojos y abrió la boca mientras se manchaba la cara, la boca y las tetas mientras la cubría la esperma.

Una carga más y tu polla se desinfló y quedó flácida. Ambos jadearon por el intenso sexo jamás realizado y permanecieron en silencio durante todo el día.

Después de eso, los dos tomaron caminos separados cuando ella escapó y tú te uniste al ejército de Opala.

Pero de vez en cuando, Laquadia y tú tenéis sexo cada vez que os encontráis.
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