En la casa de la playa .....

Estaba en la casa de la playa con mi esposo, pasabamos un sabroso fin de semana largo producto de un "puente" por feriado. Pero como teníamos tiempo sin visitar nuestro lar playero, la grama y el monte estaban muy altos. Siempre por allí pasaban hombres o chicos que se ofrecían, a cambio de un poco de dinero, desmalezar las casas de los turistas. Al rato llegó un jovencito sin franela y con un short, descalzo, de piel curtida, cabello crespo, se notaban sus abdominales bien definidos y su cuerpo, flaco pero durito. Llamó poderosamente mi atención... Le preguntó a mi esposo que si quería se encargaba de limpiar la casa de tanto monte, a lo que Jose (así se llama mi marido) dijo que sí. Yo sentí emoción, algo raro me sucedía pero aquel jovenzuelo me atraía. Confieso antes de continuar mi relato que no soy una joya que digamos, he sido infiel a mi esposo varias veces porque digamos, soy muy caliente, aunque amigas cercanas que conocen de mi conducta dicen "muy puta", hahaha. Pero nunca lo he hecho con alguien menor por muchos años que yo, o con gente relacionada con mi familia o amistades. Tengo 36 por cierto; han sido deslices en viajes que he realizado sola bien por trabajo o placer. Me han tocado amantes ocasionales rondando mi edad o muy mayores ¡Soy de las que cree firmemente que en la variedad está el goce!
Lo cierto es que no podía dejar de admirar al muchacho, creo que de primeras el niñato se dio cuenta que lo miraba y miraba. Estaba yo a orillas de la pequeña piscina, cargaba un hilo dental blanco que dejaba ver generosamente mis voluptosidades. El chico también me veía pero con asombro, como embobado, salvo cuando mi marido estaba cerca. Al rato de iniciar el corte del monte, empezó a sudar, se veía regio, sus pequeños músculos tensos por la labor que hacía con un machete y aquel abdomen, Diosss. Ya empezaba a agitarme imaginando cosas morbosas y sensuales. En una de esas que cruzamos miradas, le sonreía pícaramente y él me devolvió el gesto. Eso me emocionó, ya estaba desencajada... Mas tendría que conformarme con sólo fantasear con aquel pueblerino ya que estaba allí con mi consorte.
Pero repentinamente, el Universo conspiró a mi favor. Jose recibió una llamada a su celular; su Jefe le pedía urgente unos papeles que mi maridito tenía en casa. Así que acongogado se me acercó y dijo que debía atender la petición del "Chivo mayor", pero eran tres horas de camino más tres horas de regreso, sin contar el tiempo que le tomaría verse con el Jefe y darle los documentos. Poniendo cara de "tristeza", pues le dije que era el precio del deber, que su buen cargo exigía sacrificios como ese y que total, estaría de vuelta en la noche o mejor, mañana tempranito para seguir nuestro relax de playa ya que quedaban el domingo entero y parte del lunes que era el feriado. Así quedamos, al día siguiente es que él retornaría a la playa. Entonces partió mi esposito amado, al cabo de una rato verifiqué por dónde iba no fuese hacer que se devolviese repentinamente por un imprevisto. Todo bien, iba rodando a la ciudad... Mi cuerpo empezó a emocionarse, se ponían mis pelitos de punta ¡y la cara sentía que se me transformaba como de oveja a loba! Tenía el chance perfecto de tratar de seducir a mi "machetero". Pues bien, me levanté de la tumbona a orillas de piscina, me acerqué al chico quien ya había avanzado en su trabajo, no era tan grande el patio de la casita.
-¡Hola! Veo que trabajas muy bien, has cortado ya la mitad del monte...
-Si señora, ya tengo práctica...
-Vaya, ¿y que tiempo de práctica puedes tener? Eres muy joven aún.
-Bueno, trabajo en esto desde los 9 años y ya tengo 18...
-¡Ah okk! Pues posees un cuerpo muy atractivo te diré, ha de ser por el trabajo rudo que vienes haciendo desde pequeño.
El joven se ruborizó al notar que lo miré de arriba a abajo, sin pudor, bajó la mirada y continuó en su labor. Pensé en una estrategia, allí le ofrecí que tomara un descanso y bebiese un jugo de patilla que es bueno por la deshidratación que el sol causaba. Pasamos dentro de la casa, le pedí se sentase mientras le servía el jugo. Al caminar, lo hacía de manera provocativa, insinuante... Le di su jugo y el muchacho posó sus ojos en mis senos, no dejaba de mirarlos callado, sin sorber el vaso. Viéndolo así le pregunté:
-¿Qué, te gustan mis tetas? -sonreí maliciosamente.
-Claro señora son lindas... -respondió con sus ojitos abiertos como faros.
-Hahaha, qué simpático eres... ¿Cómo te llamas?
-Wilker...
-Uff, vaya qué nombre, ¿ah? Wilker
-Y Wilker, ¿tienes novia?
-No, no tengo -hablaba entrecortado el pobre.
-¿Un muchacho simpático y tabajador como tú y sin novia? ¡Qué malo eso!
-Es que acá no hay muchas chicas así de mi edad, señora. Y las pocas les gustan los tipos mayores con dinero.
-Ah ya... E imagino que calmarás tus ganitas de alguna forma, ¿eh?
-¿Mis ganitas? no entiendo...
-Hehehe, me refiero que a tu edad los jóvenes suelen querer casi todo el tiempo tener sexo con chicas y eso, así que debes masturbarte con frecuencia.
-Eeehh, bueno, no, esteee, sí, a veces lo hago.... -Estaba muy nervioso el peladito, creo que sudaba más que cuando trabajaba.
-Mmmmm, o sea, que debes cargar esas bolitas llenitas de leche, hahaha ¿Sabes? Deseaba quedarme a solas contigo, pensarás que soy una sinvergüenza porque siendo una señora casada pues te digo esto. Pero es algo muy curioso lo que siento, y te hablo claro y 'raspao'; ya que me cuentas que no has podido estar con una chica, te ofrezco ser tu primera mujer, quiero que me cojas y descargues la leche acumulada que llevas en ti desde hace quién sabe cuanto... Voy al grano ya que no tenemos mucho tiempo, cuando se goza, el "señor" tiempo pasa volando y eso lo sé. Disculpa si soy atrevida y sientes pena o te intimidas por lo que te digo ¡pero me llamas la atención, me gustas y punto! Y quiero que tengas tu primera sesión de sexo conmigo.
-Pe... pero señora, ¿y si llega su esposo? me maaata... No, no qué va, ¡no quiero problemas!
-Mira Wilker, mi marido fue a la ciudad y no regresará hasta mañana temprano, así que no tienes por qué preocuparte por eso, ¿ok? Te lo digo con certeza...
-Señora, siento el corazón 'acelarao', pero me da como cosa, no sé que hacer primero y mi pene está muy parado...
-¿Sí? eso significa que estás a punto para la acción, haha. Tranquilito que yo me encargo de todo, te voy a enseñar con paciencia mi lindo -Me acerqué y le di un beso en la boca, nos abrazamos, aparté sus brazos y empecé a bajar dándole besitos húmedos por su pecho, tetillas, bajé por cada abdominal de su estómago que me enloquecía. El chico suspiraba y gemía, le pedí que bajase su short y su miembro orgulloso y desafiante emergió mojado de líquido preseminal.
-Uuuy, Wilker, vaya trozo de carne que te gastas muchacho... muack -besé su virilidad -Voy a darte una rica mamada amor, algo que sé te gustará y a mí también.
Pero era predecible, apenas introduje su pene en mi boca y di tres chupaditas el chicó lanzó chorros y chorros de semen los cuales traté de tragar, pero era tanto que inevitablemente bañó mi cara y senos. Al tiempo que acababa, sus piernas temblaban y lanzaba quejidos de placer. Como estaba sudadito, lo sentí salado pero super agradable.
-Mi Macho, qué leche tan sabrosa me has dado...
-Señora, es increíble, sentí demasiado rico su mamada... No sabía que era tan bueno eso, pensé que me caía al suelo...
-Hahaha, ya me di cuenta chico... Tu primera mamada, me encantó ser yo quien te la diese, amorcito.
Se puso de pie y empezamos a besarnos como locos, me tocaba por todas partes, me apretaba torpemente, quería cubrir mi cuerpo apresurado por todos lados. Lo tranquilicé y le fui guiando en los besos y caricias, era un novicio en ello y me daba morbo ser su maestra. Nos acostamos en el sofá del recibidor, me cubrió de besos todo mi ser, chupaba según mis indicaciones, estuvo por mis pies, pantorrillas, muslos, subió a mis tetas donde se entretuvo un rato, sacándome quejiditos de placer. Me di vuelta y recorrió besando mi cuello, espalda hasta llegar a mis nalgas, yo me estremecía de gusto, le pedí las mordiera suavecito. Le indiqué que las separase con sus manos y metiera su lengua en mi ano. Así lo hizo, me lo chupó también al pedírselo hasta que loca de ganas giré nuevamente y lo llevé a mi clítoris y vagina. Allí le pedía que me lamiera, succionara y moviese su lengua rapidito hasta que tuve un gran orgasmo, fue toda una explosión inmensa... ¡vaya qué orgasmo! Volvimos a besarnos, su verga dura ya estaba dispuesta a darme más placer.
-¡Ahora mi hombre, me vas a coger! Méteme tu guevo, primero despacio y vas acelerando las penetraciones, ¿ok?
-Si, si... ¡lo que usted diga mi señora!
-Mientras me cojes me vas a decir puta, perra, zorra... ¡Así quiero que me trates! Eso soy para ti, papi...
-Sí, mi perra, te voy acoger y dar duro, eres una puta casada que le gusta que se la coja este muchacho, ¿verdad? Qué putaza eres nojoda...
-Siii, siii... Cógeme mi macho, hazme tuya, hazme tu mujer... Soy casada pero una zorra que te vio y enloqueció, así que poseéme... Aaagh, aagh, Diosss papacito, dale, así, más rápido, ¡cógeme!
Me dio fuerte, sudábamos ambos, nos veíamos con lujuria, me puse de lado, luego me monté sobré él, tanto de frente como de espaldas hasta que volvió a acabar mientras yo había alcanzado varios otros orgasmos sublimes. Allí relajados, fuimos a hacer pis, regresamos tomados de la mano al sofá para continuar con besos y caricias, mordiscos, pellizcos en zonas claves que le decía me diera y yo se los daba a él. Eso nos prendió nuevamente, la pasión y el deseo eran algo insólitos, desmedidos... Eramos macho y hembra llevados por el sexo al límite. Me puse en cuatro patas, le pedí me cogiera así.
-Mira amor, tu perra poniéndose para ti para que me cojas otra vez con tu vergota... -y moví mis nalgas.
-Aaah, qué rico culo tienes, te ves divina, pareces una perra de verdad... Toma guevo, eso es lo que quieres, ¿no? Ahí va mi guevo que deseas, eres ahora mia, mi hembra, eres una zorra tirona...
-Aaaay, sí, soy toda tuya, tu mujer amorcito, aaahg, dame duro, cógeme y lléname de semen caliente de nuevo... Eres mejor que mi esposo, me gusta más como me coges tú, ahora seré tu esclava papiii...
Esas palabras lo llevaron a desenfrenarse, me vapuleba con la fiereza de un toro salvaje, así me dio y me dio hasta hacerme sumar orgasmo tras orgasmo... Entonces volvió a vaciarse dentro de mí, sentí su leche recorrerme, cayó sobre mi espalda y yo sobre el sofá quedándonos pegados largo rato, sin decir media plabara, sólo pequeños gemidos. Luego se levantó y fue al baño, lo esperé y le dije al llegar:
-Wilker, ha sido maravilloso coger contigo... Te confieso que tenía años sin tener un sexo tan rico como el que hemos gozado. Pero debes ser discreto ya que soy mujer casada, nada de contar a nadie lo que aquí pasó. Y así me tendrás cada vez que se pueda, ¿trato hecho? -el chico con cara de bobo y casi como enamorado juró que ese sería nuestro secreto, que me protegería y cuidaría para seguir teniéndome como su mujer. Nos dimos besos tiernos pero era ya tiempo de que terminara su trabajo, y así mi marido al llegar mañana encontrase todo en orden, como debía ser. Terminó, recogió la basura en bolsas grandes, se fue a despedir, lo abracé y volvimos a besarnos. Le dije que para el próximo encuentro, que esperaba no fuese muy lejano, le tendría otra "sorpresita", parando mi culito y apuntando con el dedito índice mi ano, en señal de que por ahí iba a venir la cosa!
Wilker, el chico que acababa de darme la cogida de mi vida, se fue. Aún era temprano, restaban horas para que anocheciese. Entré, me di un baño y me disponía a recostarme cuando tocaron la reja de la casa. Salía a ver de quién se trataba, pensaba si era Wilker que se devolvió por alguna razón.
Al salir, estaba un muchacho muy negro, alto y fornido con cara de loco, pelón y de unos 20 años más o menos. Le pregunté un poco asustada qué quería. Me pidió agua ya que, según él, andaba sediento. Le busqué una jarra y vaso, se los llevé pero estaba intranquila, me daba miedo ese tipo... Bebió casi toda el agua, me veía con morbosidad y al bajar mis ojos, noté una fuerte erección bajo su pantalón tipo bermuda. Le miré directamente a la cara, el me observaba de arriba abajo, detallándome. Me devolvió las cosas y me dispuse a entrar a la casa cuando sentí que abrió la reja. Apresuré mis pasos hacia adentro y cuando me giré para cerra la puerta ya lo tenía allí, casi encima de mí. Asustadísima le grité que qué pasaba?, qué hacía? Él sólo me veía con lujuria, sacó su lengua y se relamió los labios, restregó sus manos y me dijo:
-Oí el show que montaste con Wilker aquí, estaba en la casa de al lado haciendo limpieza y no pude evitar escuchar todo, especialmente cómo gritabas y le pedías que te cogiera... Eres una puta, verdad? Una mujer casada que tira con cualquiera que le provoque, no? Estás ansiosa de guevo es la cosa? Mira el mío, míralo porque te lo voy a meter...
-No, n... no... po… por favor, las cosas no son así... no me hagas daño... ¡Cálmate, te lo pido!
-Daño? haha. Y no me calmo nada, estoy loco por ti, estás riquísima y eres bella... Lo que te voy a dar es una tremenda cogida porque eres una cualquiera y te gusta que te lo metan y punto, quien sea. Así son las cosas... ¡perra!
Esto lo decía mientras se tocaba su pene por encima del bermuda, ¡estaba como poseído! Yo boquiabierta le veía estupefacta, y paralizada del miedo, ante el hecho de que ese hombre me haría algo. Empecé a llorar pero eso emocionó más a mi victimario, se reía. Entonces se quitó la franela, bajó sus pantalones y quedó desnudo frente a mí, cerró la puerta de un trancazo y me ordenó que me desvistiera y no hiciera nada estúpido porque si no me iría muy mal. Aterrorizada entré en parálisis, no reaccionaba...
Así que el tipo se aproximó y de un tirón me desgarró la blusa, se fajó a besarme y chuparme las tetas con rabia y muchas ganas. Bajó mi short y empezó a manosearme las nalgas, los muslos, yo seguía en trance pero en minutos fui retornando a la realidad, deseando que llegase de repente mi esposo o Wilker para que me salvasen, pero eso no sucedería...
Así, el bicho continuaba haciendo lo que quería conmigo, me acariciaba, me besaba, me mordía, metía sus dedos por mis agujeros, hasta que, repentinamente, sentí que me mojaba en mis entrañas... Qué me pasaba? Estaba sintiendo placer de ser violada, abusada? Eso no era normal, ¡si bien he sido puta esto era diferente, no sé!
Mi vida corría peligro y paralelamente mi excitación ante aquel riesgo, el manoseo y aquella lengua que me recorría todita iba creciendo, pero no decía una palabra, no me salía pronunciar ni pio. El tipo entonces a empujones me llevó al cuarto principal, me tiró sobre la cama, traté en ese momento de golpearlo y esforzarme para escapar pero no podía, él era muy fuerte y me apretaba con todo su ser:
-¡Quédate quieta mujerzuela, no me obligues a pegarte! ¡Quieta te dije...!
Luego de segundos de continuar luchando me dio una cachetada que me dejó atontada, separó mis piernas, empezó a chuparme la vulva y metía su lengua por mi ano. Yo duré un tiempo en shock hasta que fui recobrando conciencia, el temor a otro trancazo como el recibido me hizo aflojarme y resignarme. Y resulta que al rato de estar así un cosquilleó me invadió... Emití gemidos, quejidos de placer y repentinamente lo tomé por la cabeza rapada, haciendo presión sobre mi centro. Tuve un orgasmo ipso facto y el negro se dio cuenta que algo en mí cambió:
-Ajá perrita, te gustó? Sabía que eras así, una mujer fácil, hahaha. Te gusta a los coñazos, no? Ahora vas a ser mía también, y te voy a coger y dar duro para que goces conmigo más que con Wilker, ¡pedazo de puta! Pero me la vas a mamar primero...
Se acostó y me haló por los cabellos hacia su miembro, allí empecé a chupar y chupar, me sentía ya envuelta por la lujuria carnal de ser tomada así, a la fuerza, por aquella bestia. Mi resignación se convirtió en deseo incontrolable, le besaba el pene, lo olía, lo mamaba y, en eso, el tipo se corrió haciéndome tragar todo sus semen.
-Aaaah, qué rico me la mamaste zorra, ufff, la mejor mamada de mi vida me la acabas de dar... El calorcito de tu boca es único ¡Acuéstate que te voy a coger!
Lo hice, me acosté y separé mis extremidades inferiores y me penetró, su mástil grueso se había puesto a punto rápidamente a pesar de la reciente acabada. Me cogía durísimo, acercó su boca a la mía y yo abrí los labios para fusionar nuestras lenguas en besos calientes, luego bajaba y lamía mis tetas con los pezones firmes ante tal disfrute:
-Aaah mamacita, te gusta mi guevo? Dime que te gusta porque me diste una chupada de escándalo, veo la cara de putaza que pones, y esos besos que me correspondiste tan sabrosos...
-Aaagh, sssiii, sii me gusta, tu guevo es perfecto, te lo mamaría otra vez apenas al verte, coño cógeme, aahg, viólame por ser una perra, anda... viólame por provocarte, dame duro y hazme tu hembra...
-Mi mujer, eso eres... aaah, verdad que soy mejor que ese carajito Wilker de mierda?... Dime quién te lo hace más rico, ah?
-Tú me lo haces mejor que nadie, aahg, tú eres mejor que Wilker, que mi esposo...- decía esas incoherencias pero es que lo estaba disfrutando mucho -Tu pene es tan sabroso y grueso que me haces acabar muchas veces... aaahg, me siento tan puta, aahg, aaay, tan bien así recibiendo tus embestidas, el roce de tu piel, tu sudor y ni siquiera te conozco, qué ricooo...- Había tenido ya 3 orgasmos, estaba echa una máquina multiorgásmica para un mismo día, ¡era increíble!
-Toma perra, toma lo tuyo... Voy a acabarte adentro mamacita, aaah...
-Anda sí, acaba machote, super hombre, me estás violando a gusto, Dios...
-¡Te violo pero a ti te gusta, perra!
-Es cierto, me gusta que me hayas tomado a la fuerza, aahg, me gusta que me hagas tu mujer de esta forma... qué rico negro, dame más, dame más... soy tu puta, tuya, sólo tuya...
El negrazo se vació dentro de mí, esa cargamento de lechita calentita me produjo otro orgasmo soberbio. Allí cayó de un lado de la cama, yo lo abracé y lo empecé a besar por sus orejas, cuello, brazos. Chupaba sus desos, tocaba su miembro como implorando más de él. Mientras mi sodomizador me insultaba, me decía de todo por reaccionar de esa forma a pesar de ser tomada brutalmente, y a mí no me disgustaba que lo hiciese, me encendía, decía al fin y al cabo la verdad...
Era toda una puta consumada, había gozado hasta de una violación, pasando del miedo y dolor al disfrute y placer. En pocos minutos el miembro del negro se empezó a empalmar y él, arrogante, me decía que viese lo que es un verdadero macho y que ahora, ese trasero que le había ofrecido a Wilker para otro día sería de él. Me ordenó ponerme de lado, lo hice sobre mi izquierda, se rescostó atrás de mí y comenzó a restregarme su pene por medio de mis nalgas mientras me besaba, me pasaba la lengua por las orejas, por la espalda, hombros... Frotaba con sus manazas mis senos hasta que, poco a poco, metió la cabeza de su verga en mi ano. Allí la dejó unos segundos mientras yo sufría pero era esa combinación única que sentimos de placer y dolor:
-Tu culo se va a ir acostumbrando a mi guevo, relájate pa' que lo goces, putita mía...
-Ayy, me duele, ufff me duele...
-Qué? Quieres que no te lo meta por ese culazo, ah? Acaso crees que te voy a perdonar, perra del carajo? - me gustaba su violencia, cómo me trataba...
-Nooo, ay, no ese eso papito... Aaaay...
-Entonces qué? Cállate y goza nada más, ¡sufre por puta...! - introdujo la mitad de su virilidad en mi ano y empezó un mete y saca brutal.
-Aaagh, aaaay, aay... - chillaba yo...
-¡Aguanta nojoda! - gritaba el negro y seguía haciéndome suya.
-Uuuf, mierda me duele.... Pero dame así mi amor, me lo merezco... Aaay, ese dolor es sabroooso mi rey... Aaay, es tan grueso, me gustaaa, aaagh...
-Vaya si eres puta vale, ah? hahaha, ahora te voy a destrozar ese culito pa' que aprendas a gozar con un verdadero guevo de hombre, zorra sinvergüenza, y me vas a pedir otro día que te coja así de nuevo...
Inició una penetración más profunda y empezó a vapulearme, me cogía con intensidad mientras mi ser se sentía inundado por aquella vergota que me arrancaba alaridos, y después orgasmos y orgasmos. Yo decía:
-Aaahg, ay, me estás rompiendo el culo, aaay, pero dame duro, no importa, es diviiiinooo...
Me folló el culo como por 20 minutos y acabó en mis intestinos. Quedé exhausta, muerta... No podía moverme casi, me dolía todo por dentro y por fuera. Sentí que el tipo se levantó, orinó, se bañó, se acercó a la cama y me dijo que de ahora en adelante sería su mujer. Debía complacerlo en todo ya que era una perra y él lo sabía, que dudaba que me negase a entregérmele otra vez. Así que cuando visitase la costa nuevamente, debía buscarlo ¡Que debía inventar razones para venir sola a la casa de playa o, si venía con mi marido, igual escaparme y ser su hembra!
Al verme semi consciente, anotó en un papel la dirección donde vivía o sitios que frecuentaba, yo asentí con la cabeza y le prometí cumplir con sus exigencias pero ya casi no podía de veras hablar, ni pensar. Me besó y se fue, oí cerrar la puerta, la reja y, al rato de saberme solita ya de noche, sumamente adolorida me fui quedando dormida... muy cansada y destruida; abusada pero en el fondo complacida de una forma diferente.

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