Antes de ser cornudo me dieron por el culo

La primera vez que se lo mamé a G yo había llegado de ver a mi novia, entré al cuarto y lo vi allí dormido en calzoncillo. El bicho se le había salido y se veía flácido pero de buen tamaño. Tan pronto lo vi me entraron ganas de metermelo en la boca y sin apagar la luz fuí acercando mi cara hasta lograr tocarlo con mi lengua. En pocos segundos ya lo tenía todo dentro de mi boca y comencé a chuparlo suavemente. G se fué despertando y su bicho comenzó a crecer dentro de mi boca. Era el momento para dejar de chupar pero mi excitación era tanta que no pude apartarme y seguí chupando. Sentí sus manos en mi cabeza y supe entonces que tenía su permiso para seguir lo que había comenzado momentos antes. El bicho de G estaba duro y erguido en mi boca, de pronto él trató de retirarse pero yo no quise soltarlo y terminó viniendo se dentro de mi boca. Yo seguí succionando hasta sacarle toda la leche y me trague hasta la última gota. Lo curioso es que después me fuí a mi cama, nos dormimos sin decirnos nada y en la mañana ninguno de los dos habló del tema.

Pero el paso ya estaba dado, le mamé el bicho y a los dos nos gustó. La segunda vez que lo intenté G me sorprendió cuando lo estaba masturbando y entonces me habló. Me preguntó si yo era gay y le dije que nó, enseguida dejé de agarrarle el bicho pues me cojió desprevenido y le dije que lo olvidara.
Pero él me pidió que siguiera, que le gustaba. Entonces me dijo si yó me atrevía a mamarselo como la otra noche. Yo le dije que sí pero si él me lo mamaba a mi primero. Lo pensó un poco pero al final se metió mi bicho en la boca solo por unos segundos y entonces me dijo que me tocaba a mí mamarselo a él. Esta vez se sentó en la cama y yo me metí entre sus piernas abiertas, le cogí el bicho por las bolas y le dí una suculenta mamada como de 15 minutos hasta hacerlo venir dentro de mi boca por segunda vez. Cuando terminé me dijo gracias y yo le contesté a tí. 
Desde esa vez pasábamos horas complaciendonos mutuamente cada noche. A veces yo llegaba primero al cuarto y lo esperaba semi desnudo con una almohada en la cara. El prendía la luz, pasaba el cerrojo a la puerta, me acariciaba y se acostaba. Esa era la señal para indicarme que quería una mamada mía. Yo con gusto lo complacía. Siempre era yo quien se lo mamaba a él y lo hacía sin esperar nada a cambio pero una noche de esas me sorprendió haciendo un 69 conmigo.
El mismo se montó en mi cama me puso su bicho en mi boca y comenzamos a mamarnos uno al otro. Yo me vine en su boca y él en la mía. Yo me tragué como siempre su leche pero noté que escupió la mía. A mí me encantaba el sabor de su semen y por eso no dudaba en tragarmelo pero era obvió que a él no le gustaba, por eso lo escupía.  
Mientras tanto yo seguía con mi novia y ya teníamos planes de boda. Según se acercaba la fecha de contraer matrimonio me di cuenta que llegado ese día todo lo que hacía en las noches ya se terminaría pues ya casado tenía que irme a vivir con mi esposa. Esos pensamientos me llevaron a la conclusión que en todo ese tiempo nunca me había penetrado por el culo y yó sí que lo deseaba. Lo deseaba tanto que en varias ocasiones lo esperé en mi cama con mis nalgas al aire y cuando el llegaba me acariciaba con sus manos pero nunca trató de penetrarme.  
 Llegó la víspera de mi boda, ya yo estaba ansioso, quería que él me comiera el culo y me llene de valor para pedírselo esa noche.
El quiso complacerme, me puse en posición, el se subió a mi cama me abrió las nalgas y comenzó la faena de penetrarme. Pero cometí el error de no lubricarme el culo antes y por más que empujó no logró que me entrará ni un poco. Él molesto se bajó de la cama y se fué a la suya a masturbarse. Yo entré en pánico, si lo dejaba venirse el solo ya no lo podría convencer que me lo metiera.
Así que corrí al baño, busque un pomo de vaselina, me puse bastante en mi ano y fuí corriendo donde él, 
le rogué que tratara de nuevo, le puse vaselina también a él por todo el bicho, se lo chupé un poco para ponérselo bien duro y me acomodé una almohada en el vientre para que las nalgas me quedarán bien paradas.
 Esta vez con la ayuda de la vaselina si que pudo penetrarme bien. Hubo un poco de resistencia al principio pero de pronto mi culo cedió y sentí cuando todo entró de golpe, me llegó a las entrañas. Me dolió muchísimo pero fué el dolor más rico que había sentido en mi vida.
Luego cuando comenzó a sacarlo y meterlo de golpe el placer fué tanto que me vine más de una vez antes de sentir los chorros de semen dentro de mi culo al venirse él también. Los dos nos quedamos largo rato así, el encima mío con su bicho en mi culo. De toda esta experiencia lo único que lamenté fué el no haberle pedido antes que me penetrara. 

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