XXX Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo.

Los primeros días de nuestra luna de miel fueron lo más cercano a la perfección. Sentía una sensación de relajación que no me pasaba desde hacía por lo menos un año. La veía a Pauli y dentro de todos los sentimientos, florecía ese amor que tanto me gustaba de ella. Compartir tanto tiempo juntos, nos había reencontrado en lo que siempre tuvimos. Las risas, complicidad, charlas en general y obviamente el sexo estaba siendo increíble. 

 Faltando unos pocos días para regresar, estábamos en la playa, tomando desde temprano y asomó una tormenta que parecía de película. Cómo pudimos nos refugiamos en el hotel.. 

- ¿Aflojará esto?- Le pregunté, mirando por la ventana de nuestra habitación. 
- Puede ser...- Escuché que se rió.

 Me di vuelta y estaba en cuatro en la cama, con una malla blanca, distinta a la que estaba usando ese día, bien chiquita que se le metía en el culo y adelante apenas le tapaba la concha.

- ¿No querés chuparme un poquito?- Me dijo, moviéndome el culo.

 No dudé un segundo, que ya estaba con toda la cara chupando y chupando y chupando. Ella gemía y se retorcía.

 - ¿Viste que esta bikini es nuevita?- Me dijo, beboteando. 

 Traté de responder pero mi lengua estaba concentrada en otra cosa. 

- Nunca usé una bikini blanquita...agh... seguí así...- Podía escuchar que se mordía los labios. - Me costó encontrarla y no sabía si me iba a animar... Ahg... ¿Sabes porqué?- 
- No...- Respondí, tomando aire y todavía con mis dos manos separando el pequeño culo de mi mujer. 
- Mirá, vení.- Pauli rápidamente se paró y fue al baño. - Dale, amor. Vení.- 

 La seguí ya estaba en la ducha. Abrió la canilla y empezó a mojarse.

- ja, ja... ¿ves?- Sonreía.

 La bikini no sólo le marcaba los labios de la concha, sino que también le transparentaba un poco. 

- ¿Te gusta?- 

 No sabía cómo responder, yo ya estaba re caliente. Pauli salió de la ducha se secó un poco y se tiró boca arriba en la cama. 

- ¿Me chupas la conchita?- Se corrió la bikini y yo me lancé, arrodillado a mi trabajo.

 Le tocaba las tetas, le comía la concha y me excitaba su flujo, cada tanto le levantaba las piernas y le chupaba el culo, y podía verla como estaba con los ojos cerrados, gozando. 

- ¿Te gustó entonces?- Insistió.
- Si, mí amor...-
- ¿Me vas a dejar usarla?- Me miró y se mordió los labios.

 No respondí.

- Puedo usarla acá en la pileta del hotel.-
- ¿Qué querés?- 

 Abandoné mi posición y le puse la pija en la concha. 

- Dame bien suavecito...- Me dijo, agarrándome el culo y guiándome. - ¿No te sentís más libre acá? Mmm, así... bien despacito.-
- ¿Qué querés?- Repetí.
- ¿Cuántas veces más vamos a venir a un lugar así?-

 La tomé de la cara, le apreté los cachetes, la obligué a mirarme y le metí un dedo en la boca para que me lo chupe, fijamente.

- Te pregunté qué querés.- Le dije firme, mientras la cogía y ella se agarraba de mi mano que tenía en su boca y chupaba encantada. 
- Tengo unas ganitas de sentir una buena pija negra...-

 No dije nada, ella siguió chupando y yo cogiéndola pero esta vez, más rápido.

- amor... despacito...ah...-
- ¿Vos crees que la pija negra te va a coger despacito?-
- agh... mmm... si porque sólo por la colita... Ahg...-
- ¿Te la vas a bancar por la colita?- 
- Ahg... mmm...-

 Empecé a cogerla con más fuerza.

- ¡Respondé!-
- La puntita seguro... Ahg...-

 Salí de arriba de ella, la hice arrodillar, le agarré la cabeza y le metí la pija en la boca, le cogía la boca con ganas. 

- Escupirla.-
- Despacio, amor...-
- Te cogen todos y me pedís despacio a mí, ¡Escupila!- Agarrándola de los pelos. 

 Me hizo caso. La levanté y la puse contra la ventana abierta, donde diluviaba. Le saque la parte de arriba de la bikini y la aprisioné contra el vidrio para que se marquen bien las tetas, corrí la parte de abajo y apoyé mi pija en su culo.

- Despacio, amor, por favor... Ahg...-
- ¿Despacio? ¿A los que te cogieron el culo también le decías despacio?- Hacía fuerza para que entre.
- Ahg... si, mí amor pero no me hacían caso... - Se reía diciendo esto último demostrandome que a mí tampoco nadie me hacía caso.

 Hice un poco más de fuerza y empecé a cogerle el culo. Escupía y la cogía. Pauli gemia.

- Y pensar que antes el culo no te lo podía ni tocar...-
- Ahg... así amor... ¿Y te gusta que ahora me lo podes coger... Ahg... que me lo coges mucho?-
- Te lo cogen todos...-
- Me pueden llegar a ver las tetitas desde acá, amor.-
- Te morís de ganas, puta.-

 La cogía y no la miraba, le daba agarrándola de la cadera.

- ¿Te molesta que sea putita?-
- ¿Qué querés, puta?-
- Ahg... me das así y cuando me decís puta y me caliento.- 

 La agarré del pelo y del cuello. La seguí cogiendo suave, cómo pude y la puse cara a cara.

- ¿Porqué te gusta tanto que te garchen el culo, puta?-
- Ahg... si... trátame así... Ahg... me encanta sentirme tan puta y por más que me duela, sé que todos estos nunca probaron un culo así... Ahg...-

 Me calenté tanto, tanto que la agarré del culo 6 la cogí hasta llenarla de leche. Acabé, fui al baño y volví. Pauli seguía en la ventana, pero está vez con el culo, todo acabado, contra la ventana. 

 - ¿Me la seguís chupando?- Sonrió, con el dedo en la boca. 

 levantó una pierna y arranqué a chupar de nuevo. 

- ¿Me vas a dejar que me cojan la colita?-

 No respondí.

- ¿Me dejas probar algunas pijas para comerme una bien grande?-
 
 Pauli gemia y yo no decía nada, solo movía mí lengua y chupaba el clítoris. 

- ¿Me dejas agarrar algún señor y jugar un ratito?-

 Dejé de chupar. Respiré profundo.

 - ¿Sería la despedida?- volví a chupar.
- Ahg... ay amor... Ahg...- me apretaba la cabeza y me agarraba fuerte del pelo. - Si... Ahg... dejame probar una buena pija Ahg... una buena pija grande...-

 Sentí que estaba por acabar y salí.

- ¡¿Qué haces?!- Me gritó.
- Dejó de llover.- Respondí, limpiándome la boca y riéndome.
- Te voy a matar.- Me hizo gestos con la mano y moviendo su mandíbula entró al baño.

 El día mejoró pero no tanto. Fuimos a la piscina del hotel y estaba lleno de parejas grandes, la verdad, no había nada interesante. Pauli fue con su bikini y obvio, muchos estaban como locos. 
 Volvimos después de un rato, para prepararnos para la noche. Pauli pidió unos tragos a la habitación, yo entré a bañarme y mirar boludeces un rato. Escuché la puerta, y escuché risas. Me asomé, cómo pude. La puerta del baño daba un poco hacia el filo de la cama. Pauli susurraba en un "portuñol" entendible. Todavía con su bikini húmeda, la ví en cuatro en la cama, estirando un brazo como buscando la billetera. La muy puta hacía como que no encontraba la billetera. Frente a ella, un viejo de unos 60 años, tez negra y con poco pelo, con una pequeña panza y que era bastante más alto que yo. 
 El viejo abrió los ojos a más no poder, estaba inmóvil. Pauli tardó unos segundos, giró su rostro y sonrió. Se incorporó, dando un pequeño salto. Todavía con la bikini húmeda, marcada la concha. Le dió un billete, volvió a sonreír y miró hacia abajo. No dijo nada. 
 El viejo se dió vuelta y se fue. 

- ¡Amor! Apúrate que ya llegó el aperitivo. -

 Salí rápido. La agarré de atrás y la puse en cuatro sobre la cama.

- ¿Tan puta sos?-
- ¿Y vos? ¿tan cornudito?- Se rió y un poco me dolió.
- ¿Tanto te calientan los viejos, puta?- Le pegué un chirlo en el culo, hice que chupe mis dedos y empecé a pajearla.
- Ahg... si... Ahg... me encanta que no se esperen que yo sea una putita...- 

 
 La pajeé y sentí como se retorcía.

 Una hora después, estábamos cenando en el restaurant del hotel. Estaba hermosa, vestido corto, maquillada. Pedimos la comida y una botella de vino. 

 - Ahí está el señor...- Le indiqué.
- ¿Y que querés que haga? - Me dijo Pauli, mirando para afuera, relajada con las piernas cruzadas.
- No, nada... No sé... la verdad no sé porqué te lo dije.-
- ¿Estás caliente con que me coja a otro?-

 Llegó el vino y empecé a tomar.

- No sé, fue el impulso.-
- Me querés entregar...- 

 No dije nada más. Terminamos la cena y nos fuimos a la habitación. Pusimos música y comenzamos a besarnos intensamente. Levanté su vestido y amasaba su culo.

- ¿Querés que pida algo?- Dijo Pauli, sonriendo.
- ¿Y dónde voy?- 

 Me hizo señas del baño. No dije nada. Llamó y en cinco minutos tocaron la puerta. Fui a mí posición.
 El viejo entró, Pauli lo saludó y otra vez lo mismo, se puso en cuatro sobre la cama, dejó subir su vestido dejando ver si tanga bien pequeña. El camarero miró hacia el baño y estaba todo oscuro, sólo se escuchaba la música. Ella se detuvo, giró la cabeza y le sonrió. Él viejo no sabía que hacer. Pauli volvió a ponerse frente a él. Agarró la mano del viejo y se la llevó a su concha, hizo que frote su clítoris y le encantaba dominarlo. Pauli llevó la mano a la pija del camarero, la sacó de su pantalón y empezó a pajearlo. Era realmente grande, más grande de lo que se había comido o quizás, el morbo agrandaba todo. Lo pajeó unos instantes y por nervios, tiempo o no sé qué, el viejo se fue. 

 Cerró la puerta, salí del baño y la cogí hasta llenarle la concha de leche.

 - Que calentura...- Me dijo ella, acabada. 
- Puede ser...- 
- ¿Mañana podemos seguir?- Me tocó el hombro beboteando.

 Sonreí, me di vuelta y me dormí.

A la mañana siguiente, desayunamos y fuimos a la playa.

 - Ayer me quedé con ganas de probar esa verga. - Me dijo de la nada. Me dijo mientras tomaba una Caipirinha.
- Ah... ¿Y?-
- ¿Te jode si hoy...?- 

Hice un gesto confuso tanto para ella como para mí. 

 - ¿Y eso?-
- ¿Esto es lo último?- Le dije.
- Puede ser...- Me besó y se rió.

 Me paré, fui al mar y me quedé un largo rato mirando a Pauli acostada, tomando sol.

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