Niñera de un adolescente (5)

Los chicos no volvieron a aparecer hasta la tardecita. Yo estuve estudiando un poco, esperando que se hiciera la hora de “ver la peli”. Por momentos trataba de convencerme de que hasta ahí había llegado, de que no iba a avanzar más, pero cuando me los imaginaba a los dos a mi disposición, sentaditos frente al tele simulando que todo se trataba de ver una peli, y yo ahí, con todo el poder, quizá en bombacha, volviéndolos locos…

Cuando veíamos una peli con Thiago (digo, cuando veíamos una de verdad)era generalmente a la tardecita, antes de comer. Así que estaba esperando ansiosa esa hora. Tipo 6 de la tarde me bañé, me puse una bombacha limpia, una pollerita medio corta y una remera amarilla sin corpiño, y me acosté en el sofá, con los pies descalzos sobre el apoyabrazos. Y ahí estuve leyendo un rato, esperando que aparecieran. En la posición en la que estaba se me veía un poquito la bombacha, lo sabía, y tenía ganas de recibirlos así. Aparecieron puntuales a las 7, se habían bañado los dos, se les notaba el pelo húmedo. Me miraron la bombacha con un poco de disimulo, y se acercaron, diciéndome que querían ver la peli. Dejé los apuntes que estaba leyendo, me senté en el medio del sofá, y les hice una seña de que se sienten cada uno de un lado. 

Se sentaron, y tapé las piernas de los tres con una frazadita. Pusieron una Rápido y Furioso, no sé, como la 9 debía ser. A ellos les gustaban esas. A mi me daba lo mismo. Durante los primeros diez minutos los tres miramos la película, se sentía un poco de incomodidad en el ambiente, como que ni ellos ni yo sabíamos como comportarnos. Yo me hacía la experimentada, pero no tenía mucha experiencia tampoco, aunque con lo poco que ya había hecho, entre chupadas, pajas, y coger algunas veces, ya los superaba amplísimamente. Pasado ese rato extendí los brazos y los abracé a los dos, tipo como en las citas de las películas cuando van al cine y se hace que bosteza y abraza a la chica, pero yo a los dos pibitos. Y ellos se acomodaron contra mi, apoyando sus cabezas cerca de mis axilas y mis tetas. 

Así habremos pasado unos cinco minutos más, hasta que Bauti dijo que la frazadita le daba calor. “Podés quedarte en boxer, como no vas a tener calor, si tenés pantalón, medias, zapatillas, todo” le dije, “así seguimos tapados, a mime gusta la frazadita, me hace sentir confortable”. No dijo nada y se sacó, primero las zapatillas y las medias, luego el pantalón. Tenía un boxer negro bastante nuevo. “A mi también me dio calor” dijo Thiaguito, y se sacó el pantalón él también. Tenía un boxer azul. Volvieron bajo mi abrazo. La película seguía. Sentí una mano de Bauti sobre mi muslo, y pronto rozando mi bombacha. Seguía abrazándolo, y estrechando un poco el abrazo le hice sentir que aprobaba lo que estaba haciendo.

Sus dedos recorrieron el borde de mi bombacha, y después me acariciaron cerca del clítoris, para bajar pronto hacia la vagina. Que pibito rápido y atrevido. Thiago, en cambio, seguía ahí, tímido, como queriendo apoyarse contra mí, un poco contra mis tetas, pero sin intentar nada, que tierno, mi amor. Así que lo ayudé para que no se quede atrás: le agarré la mano derecha y la apoyé sobre mi teta. Apretó un poquito, por sobre la remera, abarcándola con toda su mano. Mis pezones estaban duros. Me estaba poniendo muy loquita tenerlos a los dos, uno a cada lado, acariciándome. Bauti ya prácticamente me estaba pajeando. Thiago exploraba mis tetas con delicadeza. Me levanté la remera y le acerqué la boca al pezón. Se prendió de nuevo como un cachorrito.

A Bauti le agarré la mano y la metía dentro de mi bombacha. Sentí sus dedos a las puertas de mi vagina, resbalando en los labios completamente mojados. Busqué su boca entreabierta, nuestras lenguas se encontraron. La movía de forma inexperta, pero no parecía ser su primer beso. Sentía su lengua, su saliva, su respiración, mientras la lengüita de Thiago me acariciaba insistentemente el pezón derecho. 

Besé a Bauti un poco más, después corrí mi cabeza para el otro lado, y agarré suavemente del pelo a Thiago para poner su cara frente a la mía. Nos miramos unos segundos a los ojos. Iba a ser su primer beso. Me había contado que se había dado piquitos con una amiguita, pero no un beso de lengua como el que le iba a dar yo. Lo acerqué a mi cara. Nuestras lenguas se tocaron. Le comí la boca, mientas Bauti no dejaba de tocarme la concha. Thiago me manoseaba las tetas. Le comí la boca durante varios minutos, como para que no se olvide nunca de mi ni de su primer beso en la vida, antes de darme vuelta para besar nuevamente a Bauti.

Mientras hacía eso, agarré la mano de Thiago y la puse en mi bombacha. Fui besándolos alternativamente, pasando de uno a otro, mientras sus manos se encontraban adentro de mi bombachita, acariciando frenéticamente mi concha. Estábamos transpirados y agitados los tres, totalmente enloquecidos de calentura. Mientras yo besaba a Thiago, Bauti se arrodilló en el sillón, y sin dejar de tocarme se acopló al beso.

Sentir sus dos lenguas al mismo tiempo tocándose con la mía me extasió aún más. La pija de Bauti había quedado a la altura del costado de mi panza, y sentí como empezaba a frotarla contra mi cuerpo. Lo estreché contra mí, buscando que siga. Con la otra mano, bajo la frazada, busqué la pija de Thiaguito, la saqué del boxer y lo empecé a pajear, mientras Bauti, con el boxer puesto, me cogía abajo de las costillas. 

Con la mano izquierda toqué la pija de Bauti, primero por encima del boxer, y luego se lo bajé, le acaricié los huevos, le pasé una mano por la cola mientras su pija desnuda se frotaba contra mi pancita. Le agarré con fuerza el cachete, le pasé el dedo por la raja, mientras se contorsionaba contra mi. Después le agarré la pija y lo empecé pajear. Ahí los dos se aquietaron, empezaron a moverse menos, disfrutando mis caricias en sus pijas. Thiago gemía despacito, Bauti no emitía muchos sonidos. A mi se me escapaba un gemidito de vez en cuando, y me daba cuenta de que eso los calentaba aún más. 

Me incorporé, agarré a Bauti de la cintura y lo senté al lado de Thiago, con el boxer todo desacomodado, el culito apoyado en el sillón. Me arrodillé frente a ellos, y los empecé a pajear en simultaneo, uno sentadito al lado del otro. El disfrute de tener sus pijas a mi merced era tremendo. Empecé a mirarlos a los ojos mientras los pajeaba. Al principio esquivaban un poco la mirada, después empezaron a mirarme a la cara y a sonreir, mientras mis manos no dejaban de subir y bajar por sus pijas. 

Nos dio un poco de risa a los tres la situación, darnos cuenta de que estábamos bastante en cualquiera, pero que lo estábamos disfrutando mucho y no podíamos evitarlo. Además se entremezclaba la calentura con una sensación de intimidad muy grande (yo era la primera mujer que les tocaba la pija, y a los dos al mismo tiempo encima), y también una especie de sensación de que ellos estaban muy agradecidos por lo que estaba pasando.

-¿Algunavez les chuparon la pija?

Les pregunté, con mi mejor vocecita y cara de puta. Había aprendido a jugar a la putita esos meses en que había estado de novia, a mi noviecito le encantaba, y a mi me encantó descubrir el poder que esome daba sobre los hombres.

-No

Dijo Bauti. Thiago no dijo nada.

-Les va a encantar

Dije. Seguí pajeandolos despacito unos segundos, estirando la expectativa (me volvía loca saber que estaban esperando su primera chupada) hasta que finalmente acerqué muy lentamente la cabeza a la pija de Thiaguito, le pasé la lengua, me la pasé por la cara, volvía mirarlos a los ojos, y me la metí en la boca. Los dos dieron un respingo, Thiago de placer al sentir el calor de mi boca, Bauti de verlo. Empecé a petearlo mientras pajeaba al amiguito. Thiago se retorcía. Bauti miraba, se notaba que estaba disfrutando mucho la paja, el espectáculo, y la expectativa de saber que en cualquier momento le tocaba a él que le chuparan la pija por primera vez.

Se notaba que Thiago no daba más, así que me saqué su pija de la boca y me tragué la de Bauti. La de Thiago, cubierta por mi saliva, la seguí acariciando pero con mucho cuidado, para que no se derramara de golpe toda la lechita. Bauti se resistía a gemir, me di cuenta, así que empecé a succionar con todo, mientras le pasaba las tetas por las bolitas y las piernas. Y logré hacerlo gemir, empezó a largar quejiditos de placer. Otra vez pasé de una pija a la otra, dejando la de Bauti brillante de saliva, y tragándomela de Thiago. 

Se la succioné aproximadamente un minuto a Thiaguito, y pasé a la de Bauti de nuevo. Bauti estaba más suelto, había recuperado su actitud de machito que tanto me divertía, y me agarró de los pelos, manejándomela cabeza para que le comiera la pija. Me encantó. Me hizo acordar a mi ex, que me cogía un poco rudo y esa era una de las cosas que me hacía, me manejaba la cabeza mientras lo peteaba y me decía “te gusta como te cojo la boquita, putita?”, y un par de veces llegamos más lejos, teníamos el jueguito de que él me diera cachetadas (no muy fuertes) y me obligara a chuparla.
 
Me dieron ganas de que Bauti me dijera algo, pero se limitó a moverme para arriba y para abajo la cabeza. Thiago miraba. Me gustaba que Thiaguito viera como su amigo me manejaba la cabeza para cogerme la boquita, me gustaba sentirme una puta delante de él. Me pasé de nuevo a la de Thiago, con ganas de que me hiciera lo mismo, pero eramuy tímido, se quedaba quieto y me dejaba chupar. Es un tierno, seguro no quería hacerme nada agresivo. Así que le agarré la manito y la puse en mi cabeza. Y ahí sí, empezó a manejar el pete a su antojo. 

Yo respondí chupando con más furor, y él a su vez respondió a mi entusiasmo empujando mi cabeza para abajo y haciéndome tragar la pija lo más profundo posible. Me encantó. Sentí deseos de que Thiaguito me coja rudo, me de cachetadas, nalgadas, me ahorque, me escupa. Me saqué la pija de la boca, lo miré a los ojos y le dije “pedime que te la chupe, exigime o no te la chupo más”. Respiró profundo y me dijo “chupala, Ki". “Quete chupe qué?”. “La pija, Kiara, chupame bien la pija, Ki, metete mi pija en la boca, dale”. Se la volví a chupar totalmente extasiada.

Segundos después pasé a Bauti de nuevo, que no le tuve que pedir nada, se sumó al juego de manera un poco más ruda, tironeándome un poco del pelo y me sorprendió diciendome “tragate la pija, trolita”. 

Así fui alternando, pasandoles las tetas por las bolas, por períodos cada vez más cortos, porque los dos estaban a punto de acabar. Hice una interrupción para sacarme la bombacha y dejárselas para que la olieran. Sabía que querían hacer eso, la olfateaban como desesperados. Y yo, arrodillada, en conchita, con la remera levantada y las tetas afuera, me sentía una puta divina.“ Dale putita, chupá, chupá” dijo Bauti. Me pasé la mano por la concha, que la tenía empapada, y se la froté por la cara, antes de seguir chupando. Cuando vi que no daban más, me saqué la pija de la boca y les dije “¿Ya quieren acabar, no?”. Asintieron con la cabeza.

Los hice parar. Me paré yo también, lo besé en la boca a Bauti, que tenía el olor de mi concha, y después a Thiago. “A el también pasale la mano con jugo de concha” dijo Bauti riéndose. Me pasé la mano por la concha mojada y por el orto y se la refregué en la cara a Thiaguito, que respiró extasiado. Los hice dar vuelta y les di unos chirlos picantes en la cola, yo también sabía jugar rudo, y me encantaban esas colitas blancas y suaves con pocos pelitos. Me senté en el sillón y los puse frente a mi. Agarré las dos pijas, me metí primero la de Thiago en la boca, la chupé un poco. Después la de Bauti. Fui alternando. 

Ellos ya estaban más sueltos y manejaban mi cabeza a su antojo, me cogían la boca como unos chicos grandes, estaban aprendiendo rapidísimo. Me volví a meter en la boca la de Thiago. Era deliciosa, me gustaba chuparla como un caramelo, pasar la lengua por esa cabecita tan sensible. Después, sin sacarme la de Thiago, me metí la de Bauti. Me entraban las dos, apretadas pero entraban. Ellos empezaron a hacer movimientos pélvicos, otra vez cogiendome la boca, sus pijas frotandose adentro de mi boquita. Yo los alenté agarrándolos de los culitos, clavando las uñas en sus nalgas, y acariciando suavemente sus anos y sus huevos. Empezaron a gemir fuerte los dos. Supe que se venía, ya no había vuelta atrás.
 
Sus pijas estallaron en lechazos simultáneos adentro de mi boca. Sentí como el semen tibio y viscoso corría por mi lengua y mi garganta. Era una fiesta tener toda esa lechita adolescente para mi, vaciarles los huevitos en mi boca, mientras los sentía retorcerse de placer ante su primera eyaculación oral en una chica. Succioné, tragué todo, les saqué hasta la última gota, antes de sacarme sus pijas totalmente ensalivadas de la boca, con la saliva y un poco de leche corriendo por mi mentón. 

Quedaron los dos boca arriba en el sillón, rendidos, agotados. Yo me senté en el piso y quedé a sus pies, con la cabeza entre la rodilla izquierda de Thiaguito y la derecha de Bauti. Estaba más caliente que nunca, pero no quería arruinarles su descanso pos pete, recién eyaculaditos, por primera vez en la boca de una chica. Así estuvimos varios minutos, hasta que empezaron a volver a la vida. Los mandé al baño a limpiarse. Se pararon, les di unos chirlos en la cola y les dije que volvieran limpitos. Yo fui al otro baño. 

Nos volvimos a encontrar en el living, diez minutos después. Yo con una bombacha limpia, ellos en boxer. “Ki” dijo Thiago. “Qué” pregunté yo. “Estuvimos hablando y te queremos hacer un regalito. No podés no aceptarlo” dijo Thiago. “Oh, que regalo?” pregunté yo. “Que te sientes en el sillón, y hacerte lo mismo que nos hiciste vos” dijo Bauti. “No se puede decir que no” agregó Thiago. Les sonreí.

“Vengan tontitos” les dije, y los abracé con ternura. Por supuesto que los iba a dejar, como me iba a negar a que me chupen la concha esos cachorritos. “Bueno, yo los saboree a ustedes, ahora ustedes vana saborear a la tía Ki” les dije, y vi que sus caritas se iluminaban de felicidad anticipando que en minutos iban a chupar a fondo la concha de su niñera favorita.