Un pijama party muy especial 3

- Te odio!
Mi hija me gritó y dio un portazo al salir violentamente de mi habitación. Salí disparado detrás de ella. Se había encerrado en su habitación y trabado la puerta.
- Hija, por favor, abrime y hablemos.
- Andate!
- Te lo pido... perdoname por haber hecho todo esto... no pude contenerme y estuve mal.
- Como pudiste... cogerte a mis amigas?
- No sé que me pasó! No pude dominar la situación.
- Con que cara las voy a mirar ahora?
El diálogo con la puerta de por medio duró unos minutos durante los cuales, las chicas aprovecharon para vestirse e irse en un taxi.
Me fui derrotado y triste a mi cama sin poder conciliar el sueño. Me di una nueva ducha para sacarme el olor a sexo y relajarme pero tampoco ayudó.
Cerca de las 8 am Alana entró, aún en pijama, en mi habitación. Yo estaba en la cama desnudo pero tapado con las sábanas.
- Podemos hablar?
Su cara denotaba que había llorado.
- Claro hija. Vení. Acostate.
Ella se acostó a mi lado, se metió rápidamente bajo las mantas y se apoyó en mi pecho.
- Yo te amo, papá. Me dolió mucho lo que hiciste.
- Yo también te amo, hija. No quise lastimarte, solo que hace mucho que no tenía relaciones y mi deseo pudo más que mi control.
Besé su frente tratando de mostrarle mi afecto.
- No me trates como una nena. Ya soy una mujer. No me entendés.
- No. No entiendo. Me gustaría hacerlo.
Se incorporó y mirándome a los ojos me besó en los labios. Me quedé helado.
- Yo te amo. Como mujer. Y me dolió mucho que fuera yo la única a la que no tocaste.
- Pero... sos mi hija! Como se me ocurriría eso?
- Y que tiene que sea tu hija? Me gusta coger también sabés?
- Pero... Alana!
- Que? No te parezco linda? No te caliento?
- No es eso... Sos mi hija! No te veo así!
Se arrodilló en la cama y se puso encima mío. Su concha quedaba justo a pocos centímetros de mi pija. Al menos ella tenía ropa interior.
- Mirame, entonces.
Se sacó la remera mostrando sus pequeñas tetas con grandes pezones. Luego agarró mis manos y las llevó hacia ellas. Yo no las retiré.
- Ali...
- Que pasa papi? No te gustan?
Pasó mis manos a su nalgas.
- Y que opinás de mi culito? No me lo querés abrir?
Sentí un hormigueo en mi pene al oírla hablar así.
- No me digas esas cosas por favor!
Se llevó uno de mis dedos a su boca y lo chupó, luego lo apoyó en su agujerito mientras se corría la tanga con la otra mano. Hizo presión y mi dedo entró un centímetro. No solo no la detuve, si no que tuve una erección.
- Mmm... Sabía que mi culito te iba a gustar.
Sonrió con una expresión perversa y, en unos rápidos movimientos, se sacó la tanga y se colocó sobre mí en posición de 69. Su concha y su culo estaban tan cerca que sentía su calor y su olor a hembra.
Ella, por su parte, no perdió tiempo y empezó a acariciar y frotar mi pene contra su cara.
- Que linda pija... Hace mucho que quiero verla de cerca y tocarla... y comerla!
Dicho eso, inició una chupada que pasó de suave a frenética en segundos. Yo cerré los ojos, resistiendo débilmente.
- Ali... amor... no deberíamos estar haciendo esto!
- Si no deberíamos, por qué me estás abriendo el culo?
Era cierto mis manos estaban en sus hermosas y tersas nalgas, separándolas para ofrecerme una vista plena de sus lampiños agujeros. Eran irresistibles. Acerqué mi nariz para oler mejor su vagina. Alana detuvo su mamada.
- Dale Esteban. Chupámela. Animate. Sé que te morís de ganas por saber que gusto tiene!
No podía creer que esa forma de hablar saliera de mi hija, pero sentí que debía probarla al menos. Me estiré y pasé mi lengua suavemente. Luego, otra vez... y otra... y una más... y ya no paré.
- Aahhh.. Sí! Que bien la chupás! Te gusta!
Sus provocaciones me ponían aún más caliente. Metí la punta de un dedo en su culo.
- Ay, así me vas a hacer acabar pronto!
Aumenté la actividad con mi lengua y metí el dedo más adentro. Deseaba darle placer. Su orgasmo llegó enseguida y con sus gemidos un líquido dulzón salió de ella. Lo bebí asombrado. Nunca había visto que una mujer se mojara tanto.
- Aay siii... Aaayy siii... Aaaaayyyy... Que hijodeputaaaa!
Se acomodó como para montarme con la cabeza apoyada sobre mi pecho, respirando agitada. Yo la sostenía de sus muslos.
- Eso fue increíble! Ahora vas a darme lo que tanto quiero, no es así papi?
Cada vez que me decía "papi" con su vocesita fingida era para pedirme algo a lo que normalmente no accedería, pero siempre terminaba cediendo. Ahora la tenía encima mío, con mi pija en su mano llevándolo a la entrada de su concha palpitante. Sabía que tenía que poner un límite, que esto estaba muy mal... pero su cuerpo, su piel, su aroma... todo era irresistible. Mi moral se apagó y ella bajó su pelvis de una sola vez, metiéndosela hasta el fondo.
- Aaaahhh... como deseaba esto papi!
Ella subía y bajaba despacio, hasta presionar su pelvis contra la mía.
- Ufff... No puedo creer lo bien que se siente!
- Te gusta mi conchita, papi?
- Me encanta, hijita!
- Me alegra que te guste. Y recién estamos empezando! Quiero que me cojas mucho!
Oír esas palabras tuvo un efecto devastador en mi conciencia. Me convertí en un macho cogedor y ella era la hembra. Solo quería darle placer y obtenerlo de ella.
La agarré fuerte de las nalgas y marqué un nuevo ritmo más fuerte.
- Aah. Ahh. Aah. Sí. Sí. Síiii. Cogeme papi!
- Mmmhh!
La di vuelta y me puse sobre ella. Levanté sus piernas y la clavé hasta el fondo.
- Aaaay papiii! Me volvés loca!
Le di duro en esa posición unos minutos sin parar. Sus piernas empezaban a temblar y sus gemidos se convertían en grititos.
- Aayy... Aaayy... AAAAYYYY!
Acababa por segunda vez. Le di un respiro y me retiré unos segundos. Mi erección era de piedra y brillaba por los jugos de esa concha adictiva.
- Ufff... ufff... Nunca gocé así antes. Seguí por favor!
- No puedo creer como me ponés! Claro que voy a seguir.
Me recosté a su lado, le levanté una pierna y se la metí así cruzada, aumentando la fricción con su clitoris. Iba más lento pero también más profundo. Nuestras miradas se cruzaron. Éramos puro deseo. Me besó en los labios o la besé yo.
- Mmm... Ali... voy a...
- Lo sé. Hacelo adentro. Quiero que explotes adentro mío.!
- Pero...
- No te preocupes. Tomo anticonceptivas hace tiempo! Llename con tu lecheeee!
Eso fue suficiente. No podía aguantar más y su permiso fue un detonante. Quería acabar dentro de ella. No me importaba nada. Lo hice.
-Aaaaahhhh.... siiiiii!
- Aaayy papiiii! Me estás llenandooo!
Fue el orgasmo más largo de mi vida. No quería que esa sensación terminara nunca. Me quedé dentro de ella unos momentos más.
- Uufff... no lo puedo creer! Sos una bestia papi! No imaginaba que serías así!
- Ahhh... La verdad es que nunca estuve con una mujer tan linda que me calentara tanto!
- Gracias! Me diste todo lo que quería!
- Te daría mucho más! Te amo Alana!
- En serio lo decís? Yo te amo a vos Esteban!
Me besó metiendo su lengua en mi boca con pasión. Yo no me quedé quieto y respondí entrelazando mi lengua con la suya. Luego nos acariciamos y nos fuimos quedando dormidos, así sudados y llenos de fluidos del otro.

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