Un pijama party muy especial

Hola. Antes que nada me presento. Me llamo Esteban, tengo 43 años, soy un arquitecto divorciado y tengo una hija de 19 que empezó este año la universidad. Lo que les voy a contar me cambió la vida para siempre.
Soy consciente de que pude haber actuado de otro modo más ético y moral, pero en ese momento no lo vi así. Todo ocurrió tan rápido e inesperadamente que simplemente no pude pensarlo mejor. En fin, empiezo.
Todo comenzó cuando mi hija Alana empezó a estudiar administración de empresas. Formó rápido un grupo de estudio de chicas muy lindas y bastante alocadas. Ella es más bien reservada y sus amiguitas bastante... extrovettodas sexualmente hablando. Alguna vez que se reunían en mi departamento a estudiar podía escuchar sus conversaciones. Vivo cerca de su universidad y mi estudio es muy amplio, con lo cual venían seguido.
Una de esas conversaciones que oí fue sobre la primera vez de cada una. Me costó oir que mi hija no era virgen, pero asumí que era lógico también. Sin embargo, una de las chicas, Jazmín la llamaré, comentó que su primera vez tragó todo el semen de su novio mientras le hacía "terrible pete".
Ese comentario causó una gran impresión en mi cabeza. Ninguna de las 3 mujeres con las que había tenido sexo en mi vida (la madre de Alana incluída) habían hecho eso. Decidí prestar más atención a la charla.
Todas contaron experiencias más o menos interesantes, una dijo haber tenido sexo anal "un par de veces". Empezaba a ponerme excitado ante la idea de ver a una de estas chicas haciendo todas las cosas que oía. Pero no quería saber nada de lo que había hecho mi hija. Ella era aún mi nena y no estaba preparado para verla como una mujer.
Las horas pasaban y mi hija anunció que se quedarían todas a dormir. Yo les dije que iba a ser un poco incómodo. Debían compartir 2 camas entre las 4 y según vi, ninguna traía pijama.
- Para mí no hay problema. Duermo casi desnuda... y me gusta apretujarme.
Jazmín había dicho eso con tono juguetón y una sonrisa pícara sosteniéndome la mirada.
- Ay que trola nena! Jajaja
- Che! Ni que te lo fueras a coger!
- Ey! Que es mi papá del que hablan, zorras!
Jajajaja
Las 4 rieron y yo me fui sintiéndome avergonzado por unas... bueno... en ese momento las palabras "pendejas trolas" sonaban adecuadas.
Estaba dormido cuando me desprtaron unos ruidos en la cocina. Sonaba a choques de copas y botellas. Sabía que sería alguna de ellas y no quería que me roben de mi bar y se emborracharan. Me levanté y fui rápido solo con mi boxer como vestimenta.
Cuando prendí la luz de la cocina le sorprendió la escena. Las 4 estaban en bombacha y remera, pasadas de copas y se reían mirándome. Alana me gritó.
- Papá tapate!
Enseguida se tapó la cara con sus brazos contra la mesa.
No me di cuenta que además de estar en ropa interior tenía una erección. Mi vergüenza fue total. Pero también mi enojo. Me estaban tomando el whisky caro.
- Que están haciendo? Eso es un Chivas de 12 años. No se compra en el super!
- Bueno... no te pongas tan duro!
Jajajaja todas estallaron en una carcajada ruidosa.
Me acerqué a Jazmín, que parecía ser la líder descarada y la agarré de un brazo.
- Ya se toman un taxi y se van de mi casa.
- Tranquilo papi! Si es por el whisky, puedo pagar!
Su mano libre manoseó mi bulto y luego tiró suavemente del boxer para abajo mientras se relamía con un brillo sexual en los ojos.
La solté por reflejo, lo que ella tomó como aprobación. Con ambas manos ahora libres, se abalanzó sobre mi boxer y lo arrancó al mismo tiempo que caía arrodillada delante mío. No le costó ni 2 segundos meterse mi pene en la boca. Fue un instante en que nadie más se movió ni dijo nada. Alana no habia visto nada aún. Fue la misma Jazmín que descongeló el tiempo.
- Putas... no me van a ayudar?
La más cercana se sumó sin hablar.
Lo que siguió fue surreal para mí. Tenía a 2 chicas de 20 años mamándomela como nunca me la habían mamado. No recordaba haber recibido semejante placer. Atiné a mirar a Alana que seguía sin mirar, parecía haberse dormido. Cerré los ojos y me dejé hacer. Fueron segundos o minutos no lo sé, pero sentir como esas bocas lamían, comían y tragaban mi aparato era todo lo que me importaba en el mundo. Ellas seguían volviéndome loco.
- Que buena pija que tenés! - dijo Jazmín.
El placer se hizo tan intenso que no pude aguantar las ganas de acabar.
-Aaaaah!
Jazmín succionaba sin parar mientras la otra no dejaba de lamer mis bolas. Ambas me miraban a los ojos. Yo no podía salir de mi asombro. Todo mi semen estaba yendo directo a la garganta de esa pendeja.
- Así se hace putas! - les gritó festejando a todas.
Yo me apoyé rendido contra la pared mientras ellas se levantaban como si no hubieran hecho nada. Recién en ese momento recordé que mi hija estaba ahí. Su mirada era unabmezcla de asombro, asco y bronca. Escondí la cara y huí de ahí avergonzado.
Un pijama party muy especial

2 comentarios - Un pijama party muy especial

Julio_elescritor
Que bueno. Pensé que era el único que fantaseaba con acabarles a las putas amigas de mi hija.