Infamia y deseo 2

Infamia y deseo 2




En lugar de dormir esa noche, Clara Fernandez pensó durante horas qué hacer. 
Ella ya sabía que el laboratorio del Dr. Gasols estaba haciendo algo anormal con las jóvenes que trabajaban allí. 
Ella misma experimentó un crecimiento anormal de sus senos, desde copa A hasta copa DD, en tan sólo unos pocos meses.

Ahora, esa tarde, en el laboratorio, lo había escuchado en secreto animar a un estudiante de posgrado a recopilar datos sobre el crecimiento de los senos, incluso si eso significaba drogar a la niña. 
¡El Dr. Gasols había alentado rotundamente al estudiante a cometer una violación en una cita, prácticamente! 
Clara se sonrojó al pensar en la palabra "violación". Ella nunca había hablado de esas cosas con sus amigos en el centro de estudiantes cristianos.
Si ella denunciaba al Dr. Gasols y le contaba a la administración lo que había oído, no creía que fuera muy probable que le creyeran. 
El propósito publicitado del laboratorio del Dr. Gasols era estudiar la ovulación de las ranas. 
En la actualidad, sólo los chismes obscenos de los estudiantes conectaban el laboratorio de Gasols con las docenas de chicas de grandes pechos que comenzaban a poblar el campus.
De hecho, esa misma semana, Frank, el actual amor platónico de Clara, se había burlado de ella acerca de trabajar en el laboratorio de "Grans Pits". 
A Clara le gusta mucho Frank, pero era devota, virgen y tenía miedo de tener citas después de años de pláticas religiosas que la habían convencido de que el sexo solo viene después del matrimonio. 
Siempre mantuvo a Frank a distancia, pero se habían besado (rápidamente) en la boca unas cuantas veces e intercambiado algunos mensajes de texto medianamente coquetos. 
Ella siempre le enviaba un pequeño emoji de carita de beso con una bonita flor rosa, a lo que él respondía con una berenjena morada cuyo significado ella no acababa de entender. 
Ella pensó que era gracioso cuánto amaba él ese vegetal específico.
Aquella noche, acostada en la cama durante horas, con el pelo castaño cayendo alrededor de la almohada y sobre los pechos hinchados que se tensaban contra el camisón de franela, Clara decidió que necesitaba hablar directamente con el doctor Gasols y confrontarlo con sus sospechas. 
Ella registraría en secreto su respuesta para que la administración la tomara en serio. Sabía que si lo confrontaba, él tendría que hacer algún tipo de admisión comprometedora. 
Sabía que lo que hacía su laboratorio estaba mal, era poco ético y probablemente ilegal.
A la mañana siguiente, le envió un correo electrónico al Dr. y solicitó una reunión con el joven y apuesto doctor para esa tarde. 
Rápidamente él le envió por correo electrónico una invitación a una reunión, que ella aceptó. 
Al acercarse a la puerta de su oficina a la hora acordada, se sorprendió al encontrarlo parado junto a la puerta cerrada con su maletín.

"Señorita Fernandez, Clara, aquí está, justo a tiempo. 
Me pregunto si podemos hacer de esta una reunión ambulante para comer algo. 
No he tenido tiempo para un descanso en todo el día y me muero de hambre. 
¿Tiene hambre? ¿Puedo ayudarte a llevar tu bolso?" Su caballerosidad la tomó por sorpresa, pero en realidad también se había saltado el almuerzo.
Ella accedió a ir con él.
Charlaron cortésmente hasta que llegaron a un restaurante cerca del campus, donde se sentaron en una pequeña mesa. 
Mientras la camarera dejaba los cubiertos, ambos pidieron refrescos. "Para mi refresco de dieta, por favor", pidió el Dr. Gasols. 
La camarera asintió y se alejó.

Clara hizo una mueca. "¿Cómo puedes beber esa cosa dietética? ¡No sabe más que a productos químicos!"

El doctor Gasols sonrió. "¿Qué tienen de malo los productos químicos? Son mi medio de vida. Además, tengo que preservar mi figura juvenil".
Clara se sonrojó al recordar que las llamadas "figuras juveniles" eran de su gusto...
Entonces;
Se recordó nerviosamente que estaba allí para dejar constancia con pruebas irrefutables de sus malas acciones, pero no se sentía cómoda confrontándolo todavía sobre el tema. 
Esto no iba exactamente como estaba planeado. 
Además, necesitaba activar la grabadora de voz de su teléfono. Se disculpó para ir al baño.
Cuando regresó, se sentó y con indiferencia tomó un largo sorbo de su refresco. "¡Guau!" Ella exclamó con verdadero disgusto. "Deben haberlos mezclado. ¡Creo que me estoy tomando el de dieta!" Miró significativamente el refresco del Dr. Gasols y él suavemente tomó un pequeño sorbo de su pajita.

"No, la mía también. ¿Podemos conseguirte otra?" Examinó el abarrotado restaurante. "Aunque podría ser un minuto. Parece que ella es la única mesera de turno".
Clara soltó un gemido derrotado. "Está bien, simplemente tomaré un sorbo de este asqueroso cóctel químico". Una sonrisa apareció en los labios del Dr. Gasols que hizo que Clara se sintiera un poco incómoda. 
Sus ojos brillaron con picardía y ella se sintió un poco cohibida mientras él la miraba beber su bebida. 
Las papas fritas parecían muy saladas ese día, y rápidamente terminó su refresco dietético y pidió otra bebida, esta vez asegurándose de que el pedido fuera el tipo normal de cola. 
La camarera insistió en que no había cometido ningún error anteriormente, pero dijo que se aseguraría de traer el tipo correcto la segunda vez.
Después de haber comido la mayoría de las hamburguesas y patatas fritas, Clara empezó valientemente a tratar de sacar a relucir el tema del crecimiento de los senos de los asistentes de laboratorio. 
Pero algo andaba mal. 
Se encontró cada vez más sin palabras y con dificultades para mantener el hilo de sus pensamientos. 
Mencionó el laboratorio varias veces, pero el Dr. Gasols hábilmente devolvió la conversación a ella cada vez, aprendiendo sobre sus antecedentes familiares, las carreras de sus padres, sus creencias religiosas, sus nebulosas ambiciones profesionales. 
Él pareció sacarle más información de la que ella quería revelar, y ella se encontró soltando cosas sin su habitual aplomo y reserva.
Entonces, ¿por qué estás en la universidat?" Finalmente preguntó. "Tus planes parecen confusos".

"No lo sé exactamente. Supongo que para estudiar", dijo Clara con voz ronca.

"¿Para estudiar o conocer chicos?" El Dr. Gasols bromeó con las cejas arqueadas. 
Él no era muy mayor que un joven universitario, por lo que su pregunta pareció un poco coqueta. 
Normalmente, Clara lo habría ignorado, pero su gracia social parecía haberla abandonado.

"Bueno, todavía no he conocido a ninguno. 
Soy virgen hasta el matrimonio!!
Ella soltó sin pensar.
El dr Gasols lo tomo de sorpresa 
Sus ojos brillaron. 
Y dijo:
"Ese es un enfoque anticuado. Estoy seguro de que cambiarás de opinión, todas lo hacen". 
Miró alrededor de la habitación con indiferencia. "Señorita Fernandez, creo que terminamos de comer y siento que todavía no ha dicho lo que vino a decirme. 
Continuaremos esta conversación al otro lado de la calle, donde es un poco más privado".

Clara miró a través de la ventana de cristal hacia el lugar que él indicó: Euphoria, un bar elegante en el que nunca había estado.

"Está bien, pero sabes que soy demasiado joven para beber". 
Ella arrastraba las palabras con dificultad. 
"Nunca he estado en un bar". No pensó en cuestionarlo más. ¿Era anormal ir a bares con profesores?
Qué pensarían sus amigos de la iglesia? No podía detenerse a cuestionar las implicaciones, mientras el Dr. Gasols la acompañaba al sol del final de la tarde.

Al entrar a Euphoria, había pocos clientes dentro del moderno y moderno bar. 
Un camarero vestido de negro estaba secando vasos al final de la barra, ignorándolos. 
Ninguna camarera los recibió. 
Se sentía intensamente privado, casi desolado.

El Dr. Gasols sentó a Clara en un rincón apartado, donde una pequeña cabina de terciopelo podía acomodar cómodamente a una persona o dos juntas íntimamente. 
Se aparcó cómodamente en la cabina, suponiendo que el doctor Gasols acercaría una silla cercana.

Regresó rápidamente del bar con una cerveza para él y un vasito con un líquido color ámbar para ella.

"Esta es su bebida más pequeña, podría ayudarte a relajarte más para que podamos hablar mejor", explicó.

Ella lo miró dubitativa. "Nunca he bebido alcohol. Mis padres se morirían si supieran que he tocado una gota".

Él asintió y sonrió con indulgencia. "El mío también. ¡Aunque estás a salvo aquí, estás con una figura de autoridad! Simplemente finge que es medicina y tómala. ¡Te dará coraje!" Él tomó su mano mientras decía esto, llevándole la bebida a la boca en broma, obligándola a llevársela a los labios. Ella abrió la boca y él la ayudó a acercar el vaso a sus labios con fuerza, hasta que se lo bebió todo.
Tosió un poco al tragar todo el líquido ardiente. "No estoy segura de que me guste", farfulló. Él sonrió angelicalmente. Notó vagamente que él estaba sentado con ella en el borde de la pequeña banqueta. 
Comenzaron a charlar ociosamente, su mente distraída de todos los pensamientos sobre el laboratorio.

Unos 10 o 15 minutos después de beber la pequeña bebida, el Dr. Gasols se levantó para traerle otra. 
Él volvió a acercarlo juguetonamente a sus labios y ella lo bebió obedientemente, su mano una vez más sobre la de ella durante un largo momento. 
Estaba empezando a sentirse muy rara.

Se había sentido menos coordinada antes de las pequeñas bebidas, pero ahora se dio cuenta de que tenía muy poca autoridad sobre sus propias extremidades. 
El doctor Gasols se había acercado cada vez más a ella en la cabina.
 Ahora su brazo estaba oculto detrás de su cintura, los pelos oscuros y la piel bronceada de su musculoso antebrazo rozaban suavemente la parte inferior de su pesado pecho. 
Podía hablarle suavemente al oído directamente, sus labios casi tocando los delicados pliegues, el olor de su cabello castaño cerca de su nariz.

Aunque poco podía hacer aparte de asentir y emitir pequeños sonidos de "mm-hmm" o "nh-nh", se dio cuenta de que podía oler su loción para después del afeitado y sentir la suave piel de sus labios mientras él le hablaba confidencialmente al oído. 
Parecía estar explicando algo sobre el laboratorio y ella quería desesperadamente comprobar que la grabadora estaba encendida, pero sus extremidades estaban prácticamente inútiles. Se sentía como una muñeca gigante. "Al menos sigo pensando con claridad", pensó para sí misma con optimismo.

Pero empezó a darse cuenta de que el tiempo parecía desarticulado y que ahora él la estaba ayudando a salir del bar y a subir a un coche, que el coche avanzaba brevemente y luego se estacionaba.
Ella olvidó dónde estaba, olvidó su nombre, mientras él la ayudaba a entrar en un edificio desconocido, un edificio residencial, donde tuvo que ayudarla a caminar, prácticamente cargarla, por una serie de pasillos. 
Finalmente abrió una puerta y la llevó adentro, recostándola suavemente en un sofá en una habitación a oscuras.
Su siguiente recuerdo fue borroso, mal formado, ¿posiblemente imaginado? Sintió que sus ojos se abrían cuando un dolor agudo y ardiente la apuñaló en algún lugar profundo de su interior. Una presión increíble la tensaba, no podía decir dónde: se sentía como en su centro, en su núcleo. Se sintió mojada. ¿Se había orinado encima? Intentó gritar, pero tenía la boca llena y amordazada. A lo lejos, la enorme y dolorosa presión seguía aumentando y disminuyendo. Se sentía tan cálida y húmeda por dentro, como si se estuviera derritiendo. Sus pechos colgaban libres y desnudos, asaltados por dedos, pellizcados y amasados ​​bruscamente. Estaba conteniendo el aliento pero no podía hablar, sólo gemir.
¿Estás despierta, mi amor?" Preguntó una voz familiar, pero no pudo ubicarla. Algo estaba muy mal y sentía dolor en lugares que no recordaba haber sentido dolor antes. De repente, una oleada húmeda la invadió y creyó que debía haberse orinado encima, otra vez. 
Ella se desmayó y quedó muerta para el mundo.
A la mañana siguiente, se despertó abruptamente con el sol entrando por las persianas y quemándole los ojos. 
Tenía un terrible dolor de cabeza, incapaz de enfocar su visión contra el resplandor del sol. Sus pechos se sentían enormes, doloridos y desnudos contra sábanas de algodón desconocidas. Intentó abrir completamente los párpados, pero estaban muy pegados por el sueño y el maquillaje seco. Sentía la boca seca, dolorida y los labios agrietados.

"Buenos días, Clara", dijo suavemente una suave voz masculina. 
Parpadeó confusamente hasta que apareció a la vista la forma de su profesor de laboratorio, el Dr. Gasols. 
Parecía diferente de alguna manera, fuera de lugar: ¿qué estaba haciendo aquí?
Él sostenía una bandeja y estaba completamente vestido para ir a trabajar, y sus ojos la miraban fijamente con divertido interés. "¿Estás despierta, dormilóna?"

Tenía la boca muy seca y los labios dolorosamente agrietados. "Dr. - Dr. Buh-buh..." tropezó incoherentemente. Él intervino. "Dr. Gasols. 
Puedes llamarme Mark cuando no estemos en el laboratorio, Clara", ofreció mientras dejaba la bandeja y apilaba algunas almohadas para ayudarla a sentarse.

"Mark. Mark. Está bien", dijo estúpidamente. Cogió con avidez el jugo de naranja de la bandeja y se lo tragó. Él la miró por un momento antes de darle unas pastillas.
Tienes dolor de cabeza? Pensé que esto podría ayudar".

Ella asintió, cerró los ojos aliviada y tiró las cápsulas. Él le sirvió un poco de café solo y ella se lo llevó a los labios, tomando cuidadosos sorbos del líquido caliente mientras intentaba recomponerse. No se le ocurrieron palabras. ¿Qué estaba haciendo ella aquí? ¿Qué ha pasado?

"¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué pasó?" Dijo finalmente, con esfuerzo. "¿Esta es tu casa?"

El asintió. "Digamos que anoche te excediste un poco. 
Te entusiasmaste un poco en el bar, así que pareció mejor traerte aquí por tu propia seguridad".
Se inclinó cerca de ella y ella pudo oler que estaba recién duchado y afeitado. Se dio cuenta de que estaba vestido para el laboratorio, con una camisa de vestir, bien abrochada y con cinturón. Él la sorprendió inclinándose y rozando su boca con un rápido beso.

"Estuviste maravillosa anoche", dijo cerca de su oído. Hizo una pausa, como si estuviera a punto de decir algo más, antes de retirarse. Él se enderezó y la miró directamente.

"Vete cuando quieras. Hay una llave de repuesto en el mostrador. Te enviaré un mensaje de texto más tarde y veré cómo estás". Salió de la habitación antes de que ella pudiera recuperarse de la agradable confusión del beso. 
Sus labios habían sido suaves, íntimos. ¿Qué quiso decir con que había sido maravillosa? Se sintió tan confundida.

Lentamente se levantó y salió de la cama. Al levantarse para ir al baño, se dio cuenta de que le picaban las piernas y que una sustancia crujiente cubría toda su vulva, apelmazando el suave y rizado vello que cubría esta región íntima. También notó sangre seca y se sintió un poco asustada. ¿Estaba herida? Se duchó y se limpió lo mejor que pudo, pero sintió que algo de líquido se escapaba de ella en momentos extraños. "¿Me estoy orinando encima?" 

Pensó salvajemente. Le dolían los grandes pechos y la piel estaba sensible como si la hubieran agrietado por la fricción. Tenía los labios en carne viva y la piel de la nariz y la barbilla estaba un poco roja por... ¿por qué? Lo peor de todo era entre las piernas, un dolor y una molestia como si hubiera estado andando en bicicleta demasiado tiempo o montando a caballo. Pero apenas podía concentrarse en esos dolores sordos, ya que los golpes en su cabeza prevalecían sobre todos. Tomó más cápsulas de Tylenol y llamó a Bea para regresar a su departamento.
Durmió la mayor parte de ese día, comiendo sólo la comida chatarra al azar que sentía que no le provocaría náuseas. 
Estaba recostada en el sofá usado que compartía con su compañera de cuarto, viendo videos de animales en YouTube sin pensar, cuando recibió un mensaje de texto.

"¿Cómo está mi dulce niña? ¿Te sientes mejor?" Era el doctor Gasols. 
No estaba segura de cómo responder a su tono familiar. "Dulce niña"? Sintió que su estómago daba un vuelco con algún pensamiento a medio formar en el fondo de su mente.
Estoy bien, gracias por preguntar. En casa". Decidió sonar casual. Pero se sintió irrazonablemente interesada mientras miraba la burbuja de texto de su próxima respuesta.

"Terminaré aquí pronto y pasaré a ver cómo estás. ¿Te gusta la sopa de pollo?"

Ella se sintió perpleja. ¿Tenía su dirección? ¿Quería que él lo tuviera? ¿Cómo responder?

Al parecer él no necesitaba que ella lo hiciera. "Tengo tu dirección y estaré allí en 30". Luego envió un emoji de cara de beso.

De repente, Clara se sintió muy cohibida y un poco emocionada. 
Se dio cuenta de que nunca antes había tenido un invitado masculino. Fue a su tocador para ponerse un mejor traje de "casa", seleccionando pantalones de yoga negros ajustados que abrazaban cada centímetro de su trasero en forma de corazón, calcetines gruesos y cómodos, una camisola suave con un sujetador incorporado para contener el grandes y suaves globos de sus senos y un cárdigan desgreñado que agregaba algo de modestia, al mismo tiempo que mantenía su pecho a la vista. Se cepilló el cabello descuidadamente y notó los grandes bultos de sus pezones fácilmente visibles a través de la camisa. Se sentía atractiva, pero de repente se distrajo con otra fuga en sus bragas y se dio cuenta de que salía más líquido desconocido de ella. "Es demasiado pronto para mi período", pensó. "¿Qué está rezumando de mí?"

En ese momento, su teléfono vibró y desvió su atención nuevamente al hilo de mensajes de texto con Mark.

"Ya casi llego, hermosa", decía.

Se sintió tan confundida. Se desplazó hacia arriba para volver a leer el texto de ese mismo día, para ver si ahora tenía más sentido. Su nuevo afecto la confundió y asustó. Al retroceder, vio algunos mensajes que no había notado antes.

Eran foto textos de anoche. 
De ella. Al Dr. Gasols, su profesor.

En una foto, Clara estaba claramente desnuda, con los pezones completamente expuestos, tomándose una selfie mientras parecía gatear a cuatro patas. 
Podía ver el torso desnudo del hombre detrás de ella, la cara cortada, su pelvis oscurecida por el contorno de sus nalgas. Estaba frente a la cámara y tenía una expresión vidriosa, con el maquillaje corrido.
Al examinar esta foto, tragó saliva. Su corazón latía en sus oídos. Nunca antes había estado desnuda con un hombre. No recordaba que esto hubiera sucedido, ni nada al respecto. Ni siquiera sabía QUÉ estaba pasando en la foto, excepto que era algo que ella, una buena cristiana y virgen, no debería haber estado haciendo.

La siguiente foto que alguien le había tomado. Esta vez estaba mirando hacia arriba, sosteniendo lo que parecía ser el órgano hinchado de un hombre, el hongo hinchado contra sus labios, sus dedos recatadamente envueltos alrededor del eje. Sus ojos se encontraron con la cámara, pero nuevamente su expresión era vidriosa e inexpresiva. 
Su boca estaba cubierta de un líquido blanco que parecía algo así como glaseado de pastel salpicado.
Le había enviado las fotos por mensaje de texto al Dr. Gasols justo antes de las 11 de la noche de la noche anterior. El título único decía: "Esta noche me convertiste en una mujer", con el emoji de beso y la flor que usaba con tanta frecuencia. Se dio cuenta de que la flor ahora parecía vagamente sexual, casi vaginal. Se sentía aturdida y ligeramente enferma. ELLA se había tomado estas fotos y le había enviado un mensaje de texto. 
Y no recordaba nada de eso, sólo unas pocas impresiones confusas de calidez y humedad.

El timbre sonó.
Se apresuró a llegar con el ceño fruncido. Dudó en sostener el pomo por un segundo, pero no tenía idea de qué alternativa tenía. Cuando abrió la puerta, lo vio, el Dr. Gasols, de pie elegantemente con camisa y corbata, sosteniendo flores y una bolsa de comida para llevar. Ella se quedó boquiabierta ante su sonrisa juvenil antes de que él dijera con picardía: "¿Ni siquiera vas a invitarme a entrar? Ni siquiera los vampiros pueden entrar sin una invitación". Ella sonrió vagamente, se hizo a un lado y le hizo un gesto para que entrara.

Dejó las bolsas sobre la mesa de café y fue a buscar un jarrón para las flores. "Pensé que esto podría hacerte sentir mejor", dijo mientras traía el colorido ramo.
"Si no es así", dijo sonriendo, "también tengo algunos relajantes musculares y algunas pastillas que uso cuando tengo migrañas. Sé que aún te debe estar partiendo la cabeza".

Ella asintió y se llevó los dedos a las sienes. Se sentó a su lado en el sofá, con su cuerpo grande y delgado cuidadosamente colocado para no tocarla. Se sentó con cautela en el borde del sofá.

"¿Esto es todo tuyo?" Miró alrededor de la habitación. Ella negó con la cabeza. Ella se aclaró la garganta. "Mi compañera de cuarto, Bea, nos conocemos desde la escuela secundaria. 
Nuestros padres nos ayudaron a conseguir todos estos muebles. Ella está estudiando ahora mismo".
Él asintió y centró su atención en los paquetes. "Te traje sopa de pollo; y también gazpacho, porque a veces ayudan con la resaca. También algo de ginger ale y galletas saladas. También dulces, por si acaso". Levantó una bolsa de gusanos de goma. Empezó a deshacer los paquetes, desviando su atención de ella.

"Dr. Gasols-" comenzó.

"Mark", la corrigió.

"Mark."
Sí, Clara?" Hizo una pausa y se enderezó, esperando que ella hablara. Parecía inocente, vulnerable. A ella le agradaba, a pesar de su incomodidad. Sólo su mandíbula era tan sexy y bien formada que derritió una especie de iceberg dentro de ella. Ella siguió adelante torpemente.
Mark, tengo que... tengo que saber lo de anoche. ¿Nosotros... hicimos...?" tenía la garganta seca.

"¿Tuvimos... tuvimos... sexo?" Ella inhaló profundamente después de decirlo y dejó escapar un lento suspiro, solo encontrando su mirada en la última palabra.

Él sostuvo su mirada. Parecía concentrarse en ella con intensidad.

"¿Quieres decir", dijo lentamente, "¿no lo recuerdas?"

El silencio fue ruidoso. Ella sintió recriminación en sus palabras, o tal vez simplemente sentimientos heridos.
"Realmente no recuerdo nada", admitió, mirando hacia abajo avergonzada. "Yo sólo... sólo necesito saberlo porque... ya sabes..." tartamudeó, "Me estaba guardando... para mi-matrimonio". 
Su voz se quebró con la última palabra y comenzó a sollozar con grandes respiraciones entrecortadas, su rostro se enrojeció cuando las lágrimas brotaron.
Oh Clara ! Shhh", la tranquilizó. "Shhh." Acercó su cuerpo al de ella y la envolvió en un fuerte abrazo de apoyo. 
La sostuvo así durante mucho tiempo, meciéndola suavemente y repitiendo "shhh" con su permanencia en el dulce olor de su cabello. Continuó sollozando hasta que su respiración se volvió más regular y los sollozos disminuyeron. Sacó un pañuelo para limpiarle las mejillas, luego le agarró suavemente la barbilla y le inclinó la cabeza hacia arriba.
Él acarició sus mejillas manchadas de lágrimas con el dorso de su mano grande y elegante (dedos bien cuidados, notó ella) y se inclinó para besarle la humedad restante en la cara. Acercó sus labios a los de ella y la besó suavemente en la boca. Se sentía insegura, asustada, como un pequeño animal del bosque congelado ante la mirada de un depredador. Ella se quedó muy quieta, esperando, respirando rápidamente. Continuó besando suavemente sus labios. Cuando ella no se resistió, sus besos crecieron en intensidad, abriendo sus labios con los suyos, abriéndose camino hacia su boca de manera más profunda y completa.
Nunca la habían besado así. Pasaron muchos minutos, llenos sólo de los suaves sonidos de sus labios húmedos encontrándose antes de que él cerrara su boca con la de ella para explorar con su lengua, su voz respondiendo con gemidos lujuriosos.

A medida que su pasión crecía, él masajeó suavemente sus pequeños brazos, bajando muy gradualmente hasta donde sus pechos hinchados se tensaban contra su camiseta de ejercicio. Amasó los enormes montículos de sus senos, encontrando los suaves pezones debajo de su camisa y estimulándolos bruscamente a través de la tela.

Ella chupó con fuerza su lengua mientras él lo hacía, una presión cálida y húmeda acumulándose en algún lugar dentro de ella.

De repente oyeron girar una llave en la cerradura y rompieron el abrazo presa del pánico. 
Su compañera de cuarto estaba en casa.

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