La madre de Pedro y el bully 5

Este relato se enfoca más en el desarrollo del personaje + imágenes random

El corazón de Pedro dejó de latir por un instante a la vista de los aretes de su madre que parecían mucho a los de la mujer en el video. El chico dio gracias al cielo cuando, estando más cerca a ella, pudo ver que en realidad no eran lo que pensaba. Su madre tenía puestos aretes negros a forma de corazón, no muy valiosos pero igualmente lindos.
La madre de Pedro y el bully 5

-Mamá, y esos aretes?
-Oh si, me olvidé sacarlos…que tonta.
-Son nuevos?
-Si, los compre de una tienda en la calle, que te parece?
-Te quedan bien.
-Gracias hijo.
Pedro se fue a dormir esa noche con el ánimo tranquilo sin saber lo que le esperaba en el futuro.
LA NOCHE, DESPUES DE SALIR DE CASA DE SOFIA…
Teresa estaba conduciendo su auto a toda velocidad para su casa mientras sus lágrimas cancelaban el poco de eyeliner que le quedaba. Su celular estaba a su lado, sobre el asiento y todavía podía ver en la pantalla las 13 llamadas perdidas por su marido y otras 3 de su hijo Pedro. No podía creer a lo que había pasado, lo que había echo, dicho y sobretodo lo que había probado todo ese tiempo a casa de Marcelo. Se repetía a sí misma lo horrible que se había comportado, que horrible mujer, esposa y madre que era.
Eran las 10:10 de la noche, sus amados seguramente habían estado preocupados por ella ya que nomas tenía que quedarse con “Sofia" solo un por pocas horas. Ellos estaban preocupados mientras ella estaba revolcándose en la cama con Marcelo, un chico de la misma edad de su hijo, un bastardo, un criminal que había torturado a su hijo por casi dos años. Su sentido de culpa la estaba matando y a ella le dolía de una manera que no lograba explicar como todavía estaba con vida.
Teresa estaba yendo muy rápido con su auto; demasiado rápido pero en ese momento a ella no le importaba, no le parecía importante violar la ley de velocidad cuando había violado la cosa más importante del mundo, su deber de esposa y de madre. A esa hora no habían muchas autos pero las que estaban en la calle le sonaban el claxon cuando ella pasaba para avisarle de lo loca que era a conducir así.
“Talvez lo soy, talvez soy loca" pensó Teresa. De que otra manera podía explicarse su comportamiento. Ella sabía que no podía dar la culpa a la droga o a Marcelo. Si bien lo que había tomado la empujaron al borde del precipicio fue ella que dio el último paso, consciente que caería en un abismo de excitación, perversión y lujuria. Ella recordaba todo claramente, sabía que estaba lucida, sabía que tenia el control y la elección de lo que haría pero en ese momento decidió renunciar a ello. En el momento en que Marcelo le llenó su concha con su enorme miembro, ella renunció al control, renunció a su moral, renunció a sí misma y se dejó ir al placer de la situación. Ella lo sabía que los traicionó por su elección, Teresa sabía que fue una puta. “Soy una puta" admitió a sí misma.
Ya casi había llegado a su casa así que detuvo el auto a unas tres cuadras de su meta para ponerse una ropa adecuada. Ya se había preparado desde la última ves. El día antes había escondido un cambio en su auto sabiendo que Marcelo la quería desnuda para el encuentro.
Desde la entrada de su casa podía ver una luz encendida adentro. Su marido la estaba esperando. Si primero en su auto iba lo más rápido posible ahora sus pasos eran los más lentos posible porque estaba aterrorizada de enfrentar a su amado esposo. Su miedo no tenía importancia, ya había decidido en el momento en que el efecto del último orgasmo que tuvo se desvaneció, iba a confesar todo. Teresa estaba decidida a enfrentar las consecuencias de sus acciones y poner fin a toda esa locura.
Cuando abrió la puerta su marido se levantó de su sillón y con una cara de rabia se fue directo hacia ella a reclamarle la hora en que llegaba. Talvez fue porque estaba en plena crisis existencial o porque la droga todavía estaba teniendo un cierto efecto sobre ella, pero los reclamos de su marido, sus gestos de rabia tan agitados o su cara tan cerca de ella que podía ver las gotas de saliva que salían durante los gritos hicieron que ella probará una sensación de rabia y desesperación.
Teresa sintió los reclamos como un ataque del cual ella ,sin pensar a lo que prometió a sí misma, se defendió alzando aun más la voz asta llegar a gritarle. La discusión era tan fuerte que asta el pequeño Jonás se despertó en su cuarto. Mientras discutían Teresa decía a sí misma “Que estas haciendo? No tengo motivo de enojarme. Fui lo yo quien le falló”.
La discusión duró como 5 minutos asta que Felipe exigió de su esposa que le explique porque llegaba a esa hora. Pará Teresa había llegado el momento; su voz se hizo pequeña, su cuerpo comenzó a sudar de miedo y sus ojos comenzaron a lagrimear. Felipe se asustó un momento al ver las lágrimas de su esposa y se calló temiendo de haber dicho algo que cruzó la línea.
-Felipe, yo…te tengo que confesar algo. Yo…
El destino quiso que Pedro ese día, por la preocupación, se quedara con su padre esperando a su madre y que cuando ella llegase, él estuviera en le baño. Cuando salió, se quedó en el pasillo oscuro, escuchando la discusión de sus padres asta que Teresa se dio cuenta de él por milagro.
A causa de eso, ella desistió. No tenía las fuerzas de confesar, no ahora, no con delante su hijo. Teresa escapó al piso de arriba y se encerró en el baño y encendió la ducha mientras pensaba en que hacer. Cuando salió Pedro se había ya ido a dormir a su cuarto y Felipe la estaba esperando en la cama para dormir ya que era muy tarde.
El intentó hablarle y pedirle del porque de su reacción pero Teresa evitó de responder diciéndole que ahora no tenía ganas de discutir.
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Algunos dicen que la noche lleva consejo y en verdad es así porque todo ese remordimiento y vergüenza que Teresa probaba ya no eran tan fuertes como la noche anterior. Como pasa a muchos la intensidad de las emociones que probaron el día primero fueron mitigadas por la luz del nuevo día.
Teresa había perdido ese ímpeto, ese deseo de liberarse de todas esas mentiras que ahora estaba remplazado por un gran miedo de la reacción de su familia a lo que hizo. Esa mañana, su marido se despertó primero que ella y preparó el desayuno para todos; un modo por hacerse perdonar por la noche anterior. El esperaba en ganarse el afecto de su esposa pero lo que causaron fue que ella se sintiera aún más culpable.
Teresa se sentía terrible pero sobretodo tenía miedo de perder a su marido que no obstante ella lo había fallado, el era el que quería hacerse perdonar.
madura

Felipe esperó quedarse solo con Teresa en la cocina para hablar con ella de lo que pasó.
-Felipe, pero llegaras tarde al trabajo.
-No importa Teresa, esto es mas importante.
-Pero…
-Teresa, amor mío…si ayer dije algo que te ofendió te pido disculpas, no era mi intensión. Lo único que quiero es ser un buen padre y esposo pero cuando no me respondiste al celular ayer creía que algo te había pasado.
-Que cosa creías Felipe?
-Yo…yo pensé que talvez tuviste un accidente o…
-O que Felipe?
-O que estuvieras con otro.
Esas palabras tocar el corazón de Teresa. Su marido se mostró tan sincero y vulnerable delante de ella, decirle la verdad era algo que lo destruiría. “El se merece mucho más que la verdad" pensó Teresa.
-Felipe, tesoro…Tu sabes que yo te amo verdad?
-Si.
-Y sabes que nunca intenté hacerte daño?
-Si, pero…Entonces porque no respondías a mis llamadas? Porque estuviste afuera por casi un día entero? Porque te pusiste a llorar? Soy yo el culpable? Hice algo malo?
Teresa pensó un rato para responder.
-No Felipe. No hiciste nada pero talvez ese es el problema.
-Que estas diciendo?
Es así que la larga red de mentiras comienza a tejerse.
-Yo…Ayer hablé con Sofía por mucho tiempo, de ella, de su matrimonio y de los problemas que tenía ella en general.
-Y?
-Y pasó que me dejé llevar por la conversación y se me olvidó revisar la hora. Me di cuenta que yo y ella tenemos muchas cosas en común y mientras me contaba de su relación con su marido me di cuenta que también en eso somos símiles.
-Pero yo…
-Las cosas no están bien entre nosotros Felipe. Tu trabajas todo el día, no me prestas atención y ni me recuerdo la última ves que pasamos un poco de tiempo los dos juntos. Esto no está bien.
-Teresa, amor mío…Lo siento, yo no pensé…no sabía que te sentías así. Discúlpame. Nomas trató de dar mi máximo para regalarte la vida que tu y nuestros hijos merecen.
-Lo sé Felipe, pero necesito más.
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Las palabras duras y al mismo tiempo verdaderas de Teresa lograron en su intento. Ella logró manipular la situación inventando un cuento sobre ella y el, sobre lo que pasó la noche anterior para evitar de contar la verdad. Asta Teresa se maravilló de como fue fácil salirse de esa situación.
-…Entonces basta con esto de tus celos, ok Felipe?
-Si, lo siento amor mío. Pero tu sabes después de todo lo que pasó con mi madre, después de todo lo que me contó mi padre…no se. Es difícil para mí no pensar en lo peor.
-Lo sé tesoro, lo sé.
Teresa había logrado encontrar un modo para tener todo el tiempo para pensar a cómo y a cuando resolver esa situación.
Apenas sus hijos y su esposo salieron, ella se puso a limpiar a casa, algo que solía hacer cuando estaba nerviosa o de mal humor. El trabajo manual la ayudaba a pensar. Más se esforzaba de encontrar una solución, más le parecía que no había por dónde escaparse de Marcelo y de su increíble miembro. Ya eran las 11 de la mañana cuando recibió un mensaje y al verlo un picazón terrible se despertó entre sus piernas.
Continúa…
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5 comentarios - La madre de Pedro y el bully 5

kikepsp1
Algo corto pero buen relato. Espero la parte 6 !! Gracias
Qson7
ese culo me hace recordar a mí madre, ojalá tener un bully tan atento que me da disciplina y haga feliz a mí madre.