mi esposo me exibe

 habíamos asistido con mi esposo en esa casa nos habían resultado muy aburridos ya que la familia de él no nos agrada demasiado y ellos nunca nos miraron con buenos ojos.
Pero mientras me preparaba para ir me vino a la memoria otro cumple en la misma casa y que no nos resultó tan tedioso...
... Recuerdo que yo me había puesto una minifalda azul de jean, una remerita marrón ajustada y bastante escotada y sandalias de gamuza negra con tacos muy altos.
Mi esposo estaba refuerte, tenía puesto un pantalón pinzado negro y una camisa de seda blanca.
La familia del dueño de casa, como ya he mencionado, no nos soporta y en cuanto llegamos nos clavaron las miradas, miradas que destilaban envidia y recelo.
El cumple era como todos los anteriores : un plomo, todos alrededor de la mesa desesperados por comer y criticando en voz baja.
Después de aburrirme un rato fui al baño que está situado en el primer piso y noté que había un par de miradas diferentes a las demás.
Eran el dueño de casa y su mejor amigo que disfrutaban del paisaje...
Cuando bajé las escaleras, lo hice más lentamente y prestando más atención y si, se desnucaban tratando de ver mis piernas y algo más. Desde ese momento la fiesta se me hizo más amena.
Por el momento no tenía deseos de ampliar el número de participantes en el juego así que decidí no comentarle nada a mi esposo.
Como los nenes jugaban arriba comencé a subir y bajar más seguido con la excusa de controlarlos.
Recuerdo que para colmo yo me había puesto una tanga negra y no tenía medias.
Cada vez que subía, lo hacía bien cerca de la baranda asegurándome que ellos pudieran ver cada vez más.
Al bajar siempre me detenía en algún escalón fingiendo arreglar mis sandalias, dejando bien visibles mis piernas y mi culo.
Había logrado llamar tanto su atención que creo que por momentos se olvidaban que había más gente en ese lugar. La fiesta se había hecho más entretenida para mi porque me gustó calentarlos a ellos y dar envidia a ellas. Y para ellos... bueno, calculo que fue una buena fiesta y que se llevaron un excelente recuerdo mío.
Camino a casa lo elaboré y al llegar comencé a ejecutarlo : la segunda parte de mi plan estaba en marcha...
Con la excusa de haber bebido mucho alcohol y resistiendo como pude varios intentos, esa noche evité tener sexo con mi esposo, pese a que yo volaba de calentura.
Aún hoy no se como evité una masturbación frenética ya que no dejaba de imaginarme a mis dos admiradores haciendo el amor con sus esposas pero pensando en mi o, lo que era mejor aún, masturbándose en mi honor mientras recordaban mis subidas y bajadas por las escaleras.
Al día siguiente hice dos cosas : por un lado le conté a mi marido lo sucedido la noche anterior, mandándole un e-mail a su trabajo. Yo sabía que eso lo volvería loco de excitación en el mismo instante en que lo leyera. Y por otro lado invité a casa al esposo de la cumpleañera con la excusa de ver cómo habían salido las fotos de un viaje que habíamos hecho ambos matrimonios hacía poco tiempo atrás. Obviamente coordiné las cosas como para que el arribo de ambos hombres (mi esposo y su amigo mirón) se produjera con escasos minutos de diferencia.
Cuando mi marido volvió de su trabajo quedó boquiabierto...
Primero me observó detenidamente a mi. Yo me había puesto una minifalda muy corta y muy pegada de gamuza, una camisa blanca, abotonada casi completamente pero muy transparente y unas sandalias blancas con tacos altos.
Pese a que no es mi estilo, esta vez estaba tan caliente que estaba dispuesta a mostrar todo. Por eso me había puesto debajo de la ropa una diminuta tanga blanca de seda y un corpiño del mismo material y color que solo cubría la mitad inferior de mis tetas, dejando incluso al descubierto el nacimiento de mis pezones. Además la tela del corpiño era tan fina que permitía apreciar claramente su permanente dureza.
Luego, en un momento que su amigo no lo miraba, me hizo notar la excitación que traía, reflejada por debajo de su pantalón.
Y luego observó con extrañeza a la inesperada visita y cuando su amigo giró para saludarlo yo le señalé a mi esposo con mi mirada la entrepierna de nuestro visitante ya que lucia una considerable dureza.
Terminó de entrar, nos saludó y se sentó junto a nosotros para tomar mate.
No se si por no poder levantarse dignamente o por seguir disfrutando del "paisaje", la cosa es que mi esposo tuvo que sobrellevar a su amigo cerca de tres cuartos de hora más. Y yo aproveché...
Cruzaba las piernas, las descruzada, las abría y cerraba muy seguido con la excusa de la incomodidad de la silla, todo para mostrarle la diminuta tela que a duras penas lograba contener los labios de mi sexo.
Mi esposo percibió mi intención rápidamente y comenzó a calentarse...
En ese rato las hice todas : me incliné cada vez que le daba un mate para que apreciara mis tetas sin impedimentos, me agaché a sus espaldas para dejarle ver los "hilos dentales" de mi tanga, dejé que me viera como distraída, escuchándolos y metiendo la punta de mi lengua en la bombilla, en fin, no me privé de nada. Estaba desatada y desinhibida y si me lo hubiesen pedido creo que me habría desnudado delante de ambos para deleitarlos con un buen tratamiento de sexo oral...
La cosa fue que nuestro visitante no dejó de mirarme, a veces hasta descaradamente y no se perdió detalle alguno. Transpiró, se puso muy nervioso, tosió, se acomodó mil veces hasta que finalmente, cuando pudo recomponerse, se fue.
No alcancé a cerrar la puerta con llave cuando mi marido ya me estaba quitando la tanguita casi a los tirones. Bajó el cierre de su pantalón, sacó su vara candente y allí mismo, sin dejarme girar, me penetró salvajemente, deslizándose por mi túnel empapado.
Estábamos tan calientes que hicimos el amor como animales, con movimientos fuertes y bruscos y sin detenernos en ningún momento. Ambos acabamos casi entre gritos y con tal vehemencia que las últimas bombeadas me hicieron golpear la cabeza contra la puerta de la casa.
Me di vuelta, le di un hermoso beso y sin dejarlo hablar o preguntar le dije :
"Date una ducha y vamos a cenar a algún lugar elegante. Hoy tengo muchas ganas de mostrarme..."
"Eso si, cuando volvamos seguimos con un poco más de esto..."
mi esposo me exibe

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