LA VECINA - Parte 2: ¡A trabajar! 

⬅️ Previously on "LA VECINA" - Tengo 12 años, subo al techo a la siesta y veo a mi vecina tomando sol en bombacha y corpiño. Se me hace vicio hasta que parece que me descubre, pero la cosa no pasa a mayores. ACÁ EL LINK para ponerte en tema:http://www.poringa.net/posts/relatos/5210827/LA-VECINA---Parte-1-la-espio-desde-el-techo.html

Pasaron unos 3 años, yo ya con 15, pajero experto pero todavía virgen. Los recuerdos de la vecina me asaltaban todos los veranos, pero nunca más la pude encontrar como me gustaba, y ni siquiera la veía cuando pasaba frente a su casa. Terminé asumiendo que se había mudado.

En esa época yo iba a un colegio técnico. Cierto día de noviembre, un compañero de taller me pidió que vaya a la casa de la tía a arreglarle unos enchufes, que él no podía y la mina estaba sin luz por un cortocircuito.
- Bueno dale paso, hay plata o algo?
- Seguro que algo te larga, dale, yo después te banco un sanguchito por la gauchada. 

Esa misma tarde salí de taller como a las 4 y enfilé para casa. Yo iba con el mameluco azul de taller puesto (saben lo que es un mameluco, u overol? Bueno, googleen). Abajo del mameluco tenía una remera y los slips, porque no había forma de ponerse otra cosa sin que te mueras de calor a la siesta. Llegando a casa me acordé de la tía. Miré la dirección en el papelito que me dio mi amigo y estaba cerca. Tenía un rato, en casa no me esperaba nadie, así que me fui a solucionarle el tema  a la vieja. 

Llego a la casa y siento que el corazón se pone a mil. Como saben todos antes de que empiece a escribir una línea, era la casa de mi vecina la espiada. Estoy por tocar timbre, me quedo no menos de 5 minutos pensando qué hacer, vuelvo sobre mis pasos. Nada se mueve, el R12 no está en la puerta, digo "no puede ser la misma, ya fue", y decido cumplir con el favor a mi amigo. 

Toco timbre, no pasa nada. Claro que no hay luz, pienso, y aplaudo un poco. Nada. Así que abro una reja bajita, paso el jardín que tiene adelante y voy hasta la puerta y golpeo. Pasa 1 minuto, me estoy por ir y siento un "Quién es?", del otro lado de la puerta. Es la voz de una mujer joven, no de una tía vieja. Primer señal, el corazón se me empieza a agitar.

- Soy Juan, vengo a ver el tema de la luz. 
- ¿Juan? Ah, el amigo de mi sobrino. Dame un minuto.

Al costado de la puerta hay una ventana, abierta por el verano, con unas cortinas que el viento ondea. Adentro está todo muy oscuro, y el contraste con el sol de la tarde no deja ver nada. En ese momento siento que me escanean desde el interior de la casa, en completo silencio. Yo sudando de nervios pero también por el calor, en los 3 minutos más largos que recuerde hasta que se abre la puerta. 

- Vení Juan, pasá-, me dice, apoyada contra el marco de la puerta. 

Lo primero que veo son los ojos marrones de la vecina a la que espiaba años antes. Profundos, serios, sin maquillaje. En el intercambio de miradas, puedo ver cómo pasan de una actitud inquisidora a un brillo divertido. ¿Vieron esos ojos que expresan picardía, aunque el resto de la cara esté seria? Eso siento, y me apichono un poco más. 

"No me puede reconocer. Nunca me vio bien. Pasaron 3 años, yo cambié mucho". Pienso eso y muchas cosas más mientras ella sigue parada en la puerta, esperándome. Ahora sí ya puedo hacer un primer paneo de ella entera. Está descalza. Lleva unos shorts de jean cortados, con flecos, bastante ceñidos y re cortitos. Después unos hipnóticos cinco centímetros de panza al aire, bronceadísima. No es un panza planísima ni marcada, sino que el short apretado incluso le hace un rollito. Arriba, una musculosa blanca con breteles finitos, al cuerpo, marcan dos bellas tetas y termina en una vista infernal de hombros y cuello, del mismo color cobrizo que me volvió loco años antes. 

LA VECINA - Parte 2: ¡A trabajar! 

Así que paso despacio, tímido, seguro que un poco colorado en las mejillas por tanto estímulo junto. Ella se corre y me deja apenitas lugar para pasar. Siento su aroma, sencillo pero que me embriaga: apenas un poco de desodorante y algo picante de fondo de su sudor. Entro a su casa que está a oscuras, y dejo pasar mi última chance de escaparme de una serie de sucesos que me harán el enfermito sexual que fui toda la vida, y también varias locuras que les contaré pronto. 

CONTINUARÁ bebés, tenganme paciencia.


(Como siempre, si les gusta yo me doy cuenta x los puntos, compartidos, y todo eso, así que no tengan miedo así me motivo y escribo más seguido!)

1 comentario - LA VECINA - Parte 2: ¡A trabajar! 

realchelo2 +1
Aguardo 3era parte +10
johndot
Estoy en eso, gracias!