Marzo - 2 de 4 -

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Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos

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MARZO

Parte 2 de 4





El día siguiente comenzó normal para él, los hombres no suelen darse cuenta cuando una mujer está molesta, y si lo saben lo disimulan muy bien. Estaba nublado y la temperatura había bajado, no habría playa, por lo que desayunamos en una tensa calma.

A media mañana salimos a caminar, de compras, Mauro es inteligente y sabía que ‘comprar ropa’ era una droga muy fuerte para mí y que con eso apagaría cualquier principio de incendio.

Cerca del medio día ya tenía calzas nuevas, una pequeña falda, un pullover para el invierno que pronto llegaría y la promesa de unas botas bucaneras.

Me invitó a almorzar, justo pasamos por un local donde había trajes de baño en liquidación de temporada, dos por uno, y mi esposo no dejó pasar la oportunidad, el eligió como casi siempre, que es lo que sería mejor para mí, el sostén era tan pequeño que me resultaba incómodo, mis grandes pechos casi no cabían en él, y la parte inferior se perdía entre mis nalgas, apenas una tira que dejaba poco a la imaginación, me veía muy puta, y a él le gustaba que me viera así…



Pedí una ensalada de vegetales con quesos y pollo, el, una milanesa con papas y huevos fritos, retomé entonces el tema que había dejado pendiente, ya que cuando salimos del loft Don Alberto estaba regando el césped, y noté que me había mirado de una manera diferente.



Te gustó lo de anoche?- pregunté para comenzar el diálogo
Claro que me gustó! No se notó?
Y que piensas del viejo? Crees que nos vió?
Ojalá nos haya visto!- exclamó con un tono de soberbia y voz alta
No entiendo, te excita que nos vean teniendo sexo?- pregunté un tanto desconcertada
No sé, es raro, creo que si me gusta que un tipo nos observe, a ti no te gusta?
No, no me produce nada, y no entiendo, yo no aprobaría que una mujer te observara teniendo sexo, me moriría de celos…


Mi marido hizo una pausa, tomó un trago, miró el entorno y trató de desviar el tema, como mostrándose fastidioso por algo que no quería discutir, por el contrario, yo no estaba dispuesta a dejarlo pasar por alto, busque entre los bolsos la minúscula tanga de unos de los trajes de baño que acababa de comprarme, tan pequeña que cabía en la palma de mi mano, la hice girar en derredor de mi dedo índice, donde todos pudieran verlo, entonces volví a la carga:



Y esto te gusta? te gusta que tu esposa se muestre como una puta?- esperé con atención su respuesta
Sí, me gusta, me gusta que seas bien puta…
Eres un bastardo degenerado!- no podía creer lo que me decía, no entendía, ahora estaba molesta, furiosa, puse la trompa de nena caprichosa y ya no hablé.


Pasaron varios minutos en silencio, hasta que el trató de explicar sus sentimientos



Sabes Gabriela, para mi eres perfecta, eres hermosa, tu rostro, tus pechos, tu cintura, tu caderas, tus piernas, tu cola, Dios! tu cola!- suspiró profundamente al referirse a ella
Adulador… no vas a convencerme- sabía perfectamente que ‘si’ iba a convencerme
El notar como los demás te miran, como te desean, como te harían el amor, y el saber que eres solo mía me enloquece, me dan ganas de gritarles ‘hey! quieren cogerla? Lo siento! Solo yo la cojo! Ella es mía!’
Pero me haces ver como una puta, no te entiendo…- meditaba y trataba de ponerme en su lugar sin entender, entonces prosiguió
Es más, a veces imagino que la situación es al revés, yo soy solo un observador, y estás con otro tipo que te da placer, que te coge toda, eso me excita- y mientras decía esto llevaba discretamente mi mano a su sexo para que notara su dureza
Estás enfermo… no puedo creerlo…- realmente no podía creerlo, proseguí
Y si por tu culpa, por empujarme al abismo, alguien, alguna vez, terminara cogiéndome? sería tu culpa o sería mi culpa?- su sonrisa se borró de su rostro, meditó y contestó
No Gabi, eso no pasaría, porque es solo mi imaginación, sé que me amas y que jamás me serás infiel…


La mesera llegó a ofrecernos algo de postre, con lo cual nos sacó de eje y ya no volvimos a hablar del tema.

Por la tarde Mauro cumplió su promesa y me regaló las botas bucaneras que me había prometido, las que usé con la corta minifalda por la noche cuando fuimos a bailar, me sentí muy bien, la situación me predispuso de otra manera y me porté como una puta, seduciendo a otros con mis curvas, solo para complacer a mi esposo, creo que lo hice muy feliz, para terminar el día tuvimos sexo con desenfrenada pasión.



Al comenzar un nuevo día todo había cambiado, el sol brillaba nuevamente, el cielo estaba celeste y mi humor había mejorado, nada mejor que una mujer bien cogida, bien satisfecha, Mauro ya tenía una incipiente barba de unos días que ya empezaba a molestarme, y él se negaba a rasurar, así que lo amenacé:



Mi amor! antes de ir a la playa quiero que te afeites…
No jodas! Estamos de vacaciones, déjame se feliz…
Bueno, como te parezca, solo que si tú no te afeitas ahí arriba, yo ya no me depilaré acá abajo…- haciendo señas a mi conchita.


Mi marido meneo la cabeza resignado asumiendo que esta vez estaba perdido y no tenía posibilidad de salir bien parado, por lo que fue al baño a afeitarse mientras yo fui a la planta alta a ponerme el nuevo traje de baño.

El cuarto estaba oscuro y había olor a humedad por el encierro, corrí las cortinas para que entrara la luz del sol, el viejo estaba en el balcón, me sorprendí al verlo, estaba con su esposa, sentada en la silla de ruedas, peinándola tranquilamente. Noté que él me vio incluso inclinó la cabeza como saludándome, pero yo hice como que no lo había visto.

Fue mi reacción, mi instinto, no me pregunten por qué lo hice porque no lo sé, solo sé que lo ignoré y en mi cerebro se mezclaron todos los perversos deseos de mi esposo, portarme como una puta, si tan solo era un juego…



Saque la pequeña remera que tenía, luego el sostén, mis pechos quedaron desnudos, me miré al espejo, mis aureolas eran grandes como ruedas de carro, mis pezones estaban duros por la situación, mezcla de temor y descontrol, me sentí humedecerme, fui por más, bajé el short sacudiendo las caderas, sabiendo que el miraba, tenía la tanga enterrada en mi zanja, la saqué desnudándome por completo, estaba empapada en mis jugos, con olor a mí, me excitó olerla, caminé desnuda por el cuarto, miré de reojo, comprobé que tenía toda su atención, me aseguré que viera mi pubis completamente depilado, era todo tan loco…

Mauro gritó desde abajo


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Dale amor! cuanto vas a tardar?
Voy! Ya voy!


Mi esposo me trajo a la realidad y me puse colorada de vergüenza, que hacía? tal vez dejando escapar secretas perversiones de mi subconsciente...

Tomé uno de los nuevos traje de baño, el negro, acomodé mis pechos en él y la colaless bien profunda en mi sexo, bajé como un relámpago visiblemente perturbada, al punto que el preguntó



Todo bien? Estás rara…
Rara? No, todo bien, vamos a disfrutar el día…


Pasó ese día, la siguiente situación se daría el Miércoles, media tarde, estábamos tomando sol, tenía el otro conjunto, el blanco, mi marido no dejaba de mirarme



Qué pasa?- pregunté haciéndome la tonta
Nada, estás hermosa…
Me amas?
Sabes que te amo…
Decímelo, me gusta que me lo digas…
Te amo mi amor, tontita…


Con rapidez tomo arena entre sus manos y la tiró sobre mi cuerpo, reía como un niño, me enfurecí



Estúpido! sos un idiota! No ves que estoy llena de crema!!!- infructuosamente trataba de sacar la arena que se había pegado a mi cuerpo por la mezcla de bronceador y transpiración, más me enojaba más se reía... proseguí
Sos malo! Ves que no me querés!- y ya se reía a carcajadas.


Me levanté y comencé a correrlo pero era imposible alcanzarlo, me evadía con facilidad. Cuando me di por rendida corrió a mi encuentro y me levantó entre sus poderosos brazos, y enfiló hacia el mar



No! no! pará! el agua está helada!!!


Pero no me hizo caso, corrió hasta donde pudo y nos zambullimos bajo el agua, helada era poco, de inmediato mi piel se erizó y mis pezones saltaron amenazantes, el notó el detalle, además la tela blanca se traslucía bastante, me abrazó con fuerza rodeándome por la cintura acariciándome la espalda, me abalancé sobre el rodeándolo con piernas y brazos, no pudo aguantarme y terminó nuevamente bajo el agua, salió enojado, maldiciendo



Que haces boluda? querés que me ahogue?


Ahora era yo quien reía viendo su rostro transformado, pronto entendió el juego y ambos reímos, nos besamos y nos fundimos en uno, Mauro apretujaba mis nalgas desnudas aprovechando la ventaja de tenerlas bajo el agua, miré el entorno, no había casi nadie, discretamente corrí la tela del sostén para liberar un pecho



Te gusta?


Como un bebé se prendió al pezón que estaba un tanto adolorido por el frío, lo rechacé porque no estaba preparada para tanto, con un dejo de vergüenza, cohibida por si alguien estuviera observando, entonces aprovechamos a jugar bajo el agua, sería nuestro secreto…

Mauro acarició el frente de mi tanga sobre mi pubis, y al ver que yo era permisiva la coló bajo la misma, acariciando mi botoncito, incluso metiendo dedos en mi hueco húmedo. Respondí sobre su pantalón, tenía una previsible erección y comencé a masturbarlo lentamente, ambos nos tocábamos mutuamente por abajo mientras por arriba de la superficie solo asomaban nuestras cabezas besándose desesperadamente…



CONTINUARA



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