Animarse (Relato gay) Parte 2

Para mis queridos 5 lectores:


La primera parte de este relato la pueden ver acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/5148366/Animarse-relato-gay-parte-1.html


2. Convencerse
Cada semana, a veces en el telo SS, a veces en el telo RM, los findes en un hotel de turismo de la capital, Fabito y Lucas vivían su deliciosa relación. A veces el trabajo llevaba lejos a Fabián y Lucas sufría, no había paja que le bajara el deseo por su Fabita putita, por su nena de clítoris enorme. A veces peleaban, ¿el motivo?, siempre el mismo. Lucas insistía en dar un paso más, no para convivir, eso implicaría salir del armario y ninguno de los dos estaba dispuesto a hacerlo, sino al menos para verse en casa de Fabo, que vivía solo. Fabo no se animaba, inventaba una excusa tras otra. Ni siquiera permitía que Lucas lo pasara a buscar por la puerta de su casa para ir al telo, nada, negación total. Fabo se entregaba entero a su osito, pero separaba a rajatabla su vida "legal" de su secreta metamorfosis en novia de un macho. Siempre se había manejado así con sus otros amigos, los otros machos que se habían cogido a un puto llamado Fabián. Lucas era otra cosa, no se cogía a Fabián, Lucas hacía surgir a la Fabiana dormida en él desde la adolescencia, y eso lo aterraba doblemente: que lo descubrieran gay y que lo descubrieran "señora".
Ese viernes, Lucas salió de su casa con su mochila con ropa para 2 días. Su hijo lo despidió con una sonrisa socarrona y un "cuidate", algo sospechaba. Fabita había estado preparándose toda la tarde: doble afeitada, depilación a full, media docena de bombachitas, el baby doll, las medias, la mini, las cremas, el lubricante, los juguetes.. A último momento se puso la perita en la cola y se limpió por dentro, por supuesto, la perita a la mochi también. Se encontraron como siempre en la playa de E, Fabo cambió de auto y se fueron al  apart hotel que había elegido Lucas en Recoleta. 
Entraron al cuarto. El beso era urgente, las bocas se fundieron, la lengua de Lu recorrió los labios, jugó con la lengua de Fabita, se adueñó de ese tibio recinto que seguro iba a alojar a su pija, sus manos apretaron esas nalgas calientes, recorrieron la espalda, buscaron presurosas el cinturón para meterse por debajo y tocar esa piel deseada, el gemido de Fabo fue inmediato, su reacción también.
-Desvestite, dale-
Lucas se sentó en la cama para verla desvestir. La muy putita se puso de espaldas y fue bajando el pantalón despacito quebrando la cadera, luego el boxer despacito para que su cola vaya asomando. - ¿Te gusto mi amor? -, Lucas estaba fascinado. Nunca había deseado tanto un culito como el de Fabo, sus muslos perfectos, su piel suave, sus nalgas blancas, delicadas.  - ¿te gustan osito? -, la mirada embelesada de Lucas eran la mejor respuesta.
- ¿Trajiste la jaula? - Fabita sonrió, meneando la cola como toda una putita, fue a su mochila y la trajo. Se paró delante de Lucas y no con poco trabajo se la puso, su verga era grande y costaba meterla ahí dentro. A Lu le dieron ganas de tirar las llaves del candado por el balcón, pero se contuvo, a veces Fabita iba a visitar a su "amiga", más por disimular que por el inexistente deseo, y por más que ya casi nunca cogían, la amiga no podía ver la pija de Fabo dentro de una jaula de castidad.
Fabita de clítoris enjaulado, como siempre, se fue a dar una ducha. Lucas se desvistió, se lavó la pija, puso un video porno gay y se apoyó en el respaldo de la cama, mientras escuchaba correr la ducha. Fabiana salió vaporosa, sensual, Lucas fue a su encuentro, la besó y se fue directo a sus pechos, lamió primero los pezones y luego apretando el pechito se lo chupó desesperado. La llevó a la cama y la puso boca arriba, se alejó de la cama para verlo, esa pancita redonda y chiquita, esas tetitas, esa pija encerrada, ya rezumando preseminal por las ranuras de la jaula. No pudo más, se arrojó sobre Fabo, se rompieron las bocas a besos, le besó la pancita despacito y subió despacito a sus tetas, chupó, frotó, apretó, mordió. Fabo, que en ese departamento más que cuarto, se liberaba totalmente, ya más que gemir, gritaba de placer, pero a pesar del placer su pija se fue durmiendo y desapareciendo, su culo, su concha de hombre mandaba, sus pechos mandaban, eso otro no hacía falta.  Estaba en las nubes, que un macho la deseara hembra, que un macho disfrutara de sus senos, que SU macho recorriera su cuerpo depilado con su lengua, la hacía volar. 
Pero a Fabo le faltaba algo, y su Lu lo sabía. Buscó en su mochila la bolsa de Caro C. -Esto es para vos Fabita- Fabo miró y sacó sonriendo embelesada la tanga rosa, las medias, el baby doll, el corpiñito. 
- ¡Ay mi vida, sos un dulce, gracias!, ¿me lo pongo? -
-Más bien!!-, Fabián corrió al baño con la ropa y Fabiana salió del baño, vaporosa en su rosa y con el frasco de Kenzo con el que había perfumado sus pezones aún en la mano.
Se abrazaron, caminaron por el cuarto de la mano, rieron, jugaron, pero la vista de ese culito entangado era demasiado seductora para no cogerlo con urgencia. Lucas la llevó al borde de la cama y Fabiana solita sonriendo se subió y se puso en 4, dejando su colita en el borde.  Ahh, ¡que visión!, pensó Lucas, esos muslos fuertes, esas nalgas perfectas, esa raya delicada de la tanga rosa, cayó de rodillas, apenas abrió y su cabeza se perdió en ese tajo, su lengua al fin saboreó ese agujero rosado, tibio, trémulo, Fabi gimió, tembló, de sus ojos rodaron algunas lágrimas de felicidad, ¡su osito la iba a llenar de leche!
La lengua subía y bajaba por la conchita de Fabiana, se metía en el canalito tibio, de pronto paraba y Fabita sentía mordisquitos suaves en los cachetes, mmmm, ¡que ricooooo!
-Ponémela mi amor, por favor, haceme tuya- Lu se incorporó, le apoyó el glande, pero sólo eso, Fabi miró extrañada, sonrió, se le ocurrió, empujó con sus nalgas hacia atrás con fuerza y el glande de Lucas entró en su culito, el "ahhhhhhh" fue al unísono. Lucas puso una mano en cada lado de la cadera y empujó, la pija se fue de una hasta el fondo, un par de palmadas, sonoras, cayeron sobre esas nalgas suaves y duras, un "ay mi osito soy tuya, haceme lo que quieras" y una nueva empujada de cola hacia atrás fueron las señales para arrancar el mete y saca, duro, fuerte violento.
La cama temblaba con cada embestida, Fabita gemía a más no poder.
-Ay mi lindo así, destruime, soy tuya, soy hembra, soy puta, soy tu hembra-
Lu navegaba feliz ese culo delicioso, bombeaba, acariciaba, daba chirlos, golpeaba una y otra vez su pubis contra esas nalgas preciosas. Se la sacó, la hizo correrse al centro de la cama y parado desde arriba la comenzó a coger de nuevo, sacaba completamente su larga y gruesa verga del culito de la nena y se la volvía a clavar entera, una y otra vez. Se la sacó, la hizo poner de costado en el borde de la cama. Su pija volvió a perderse entre esas nalgas calientes, sus manos estrujaban los pechitos de Fabiana, sus ojos ardientes cruzaban miradas, la muy putita le tiraba besitos, la pija enjaulada no crecía, no hacía falta, Fabiana era mujer.
Lucas la hizo poner patitas al hombro, la volvió a clavar en ese culo mojadísimo, abierto total, sus manos acariciaban esos bellos muslos, sus miradas se cruzaban, los dos estaban en la estratósfera. Lucas aceleró, el final era inevitable, apretó a fondo, Fabiana sintió dilatar su cola, cerró los ojos, sintió los temblores de Lucas, a los gritos sobrevino el silencio, abrió los ojos, la expresión de felicidad y placer en la cara de Lu, de su Lu, eran su premio, una puta, una sissy no necesitaba más, el calor partió de su culo abierto, subió por su perineo y estalló en sus bolas y pija, la leche saltó abundante por las rendijas de la jaula. Las piernas cayeron, Lucas se inclinó sobre Fabiana, besó sus pechitos parados, buscó su boca, se besaron suave, el rito ancestral había sido consumado. Se acurrucaron en la cama, se durmieron abrazados. 
Una tenue claridad entraba por la ventana. Un suave pero deleitoso dolor despertó a Fabiana. Su osito estaba sobre ella y la estaba penetrando, giró la cabeza, intercambiaron miradas, sonrió y lo dejó hacer. Esa clase de desayuno le encantaba. 
El fin de semana transcurrió más tiempo en la cama que de pie, no salieron de la habitación para nada. Ni siquiera cuando venía la mucama a hacer la limpieza. A Fabo le daba un poco de vergüenza cuando Lucas, con la mucama a dos metros, le decía "amorcito" o "Fabita", pero en el fondo le encantaba eso de poder vivir su verdadera sexualidad delante de otros. Y sobre eso charlaron abrazados en la cama mucho tiempo.
En el viaje de regreso Fabo estuvo particularmente callado. Llegaron al parking de E, Fabo le dio un beso en los labios y se fue a su auto. Lucas se quedó extrañado, Fabo jamás lo había besado en un lugar público, ¿sería efecto de la jaulita? -Uy la jaulita! -, Fabo la tenía puesta y él tenía la llave! Salió corriendo hasta al auto de su hembra. -Tomá Fabita, sinó no te la vas a poder sacar-. Fabo lo miró con ojos extrañamente brillantes. - No amor, no me la des, guardala vos -.



(Continuará)

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