El teléfono repicó

El teléfono repicó y eso me sacó de mi rutinaria ensoñación vespertina.
La sensual voz de mi Jefa preguntó si estaba muy ocupada. Le dije que no.
Me acerqué a su despacho y golpeé a la puerta con suavidad.
Ella carraspeó y dijo que podía entrar.
Al cerrar la puerta, me encontré con una agradable sorpresa.
Esa mujer tan seria y conservadora, a veces amargada, a veces antipática estaba allí, sentada sobre su escritorio de roble, las magníficas piernas enfundadas en nylon oscuro, una breve falda de cuero y varios botones de su blusa desabrochados, dejando adivinar la voluptuosidad de sus curvas.
No lo podía creer; enseguida me sobrepuse y le pregunté qué necesitaba.
Esbozó una rápida sonrisa y ordenó que me acercara a ella.
Mi cuerpo empezó a temblar ligeramente, mientras sentía cierta humedad entre mis muslos. No podía creer que esa mujer pudiera provocarme eso.
Cuando llegué a su lado, mi Jefa apoyó las manos atrás, descruzó las piernas y abrió sus muslos, haciendo un movimiento muy sensual.
Bajé la vista instintivamente, para descubrir que esa perra no llevaba tanga.
Pensé que estaba soñando, pero enseguida volví a la realidad, cuando esa mujer preguntó si me gustaba lo que estaba viendo.
Alcancé a balbucear que sí, mientras ella se estiraba, tomando mi nuca con su mano. Me quedé quieta, mientras sus labios rojos se acercaban a los míos.
Me comió la boca en un beso húmedo e interminable, mientras mi labia comenzaba a humedecerse mucho más. Rompió el beso y me miró fijamente.
Susurró que yo era la elegida correcta para darle buen sexo oral; ella estaba segura de que yo sabía practicar un buen cunnilingus…
Me advirtió que había una vacante de ascenso; por lo tanto, si mi lengua se esmeraba, tal vez ella podría mejorar mi futuro en la empresa.
Me incliné entre sus muslos abiertos, viendo su labia perfectamente depilada.
Su clítoris ya estaba inflamado, pero eso no me importaba demasiado.
Lo que atraía toda mi atención, era pensar si iba a tener un escritorio de roble como el de ella, en mi nuevo despacho…

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McAnd
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