Cogiéndome a la asistente de mi jefe.

Cuando la pandemia llegó, aproveché el tiempo de home office para empezar a subir algunos relatos de mis experiencias. Cuando todo volvío a la normalidad perdí el hilo y deje de hacerlo, hoy me decidí a subir esta nueva historia de algo que sucedió hace un par de meses.

La empresa en la que trabajo tiene obras en la gran parte del país. Siendo yo el ingeniero que supervisa estos proyectos me toca estar al tanto de los avances de los mismos. Sin embargo esta vez estuve supervisando el área de ingeniería y presupuestos desde la oficina en Ciudad de México, de donde soy originario.

Mi jefe había despedido a su asistente y estaba en busca de una nueva chica que le ayudara con todas sus cosas, ya que él directamente se iría a Monterrey personalmente a supervisar un proyecto grande. Inmediatamente contrató a Esmeralda.

Al inicio, Esmeralda y yo sólo tratábamos por correo. Aunque en su momento compartimos nuestros números para asuntos directamente relacionados con trabajo. Con el pasó de las semanas nos empezamos a hablar más como amigos. Me preguntaba muchas cosas de trabajo ya que era la chica nueva de la empresa. En su foto de perfil, no tenía una foto de ella, tenía una imagen de un unicornio. Sabiendo que tenía 24 años, me mataba la curiosidad de ver como era. Para el puente de semana santa, llegué a casa con unos tragos de más. Había estando hablando con ella todo el día, ya éramos grandes amigos; lo primero que veía en mi celular al despertar era un mensaje de buenos días de Esmeralda. Yo sabía que ese mismo día andaba igual de fiesta y me animé a decirle.

-Mándame una foto tuya, quiero ver como eres-.

Accedió y a los minutos la recibí.

Cabello negro, fleco, ojos cafés/verdes, tez blanca, una cara preciosa, dientes muy bonitos.
Traía un vestido negro con azul pegado con un leve escote que alcanzaba a mostrar su bra negro. Como la había tomado desde arriba se alcanzaba a ver su culo redondo y como el mismo vestido destacaba la transición de su cintura y el gran culo que tenía. Tetas medianas, perfectamente formadas y gracias al escote se veían perfectamente juntas. De ahí las cosas cambiaron, sabía que tenía que hacer algo para sacarle más fotos y eventualmente tener algo con ella.

Siguieron pasando las semanas y con cada día que pasaba, éramos más cercanos. Me contaba cosas de su vida personal y me daba prioridad a mis asuntos del trabajo gracias a la cercana relación que empezábamos a tener. Cuando ella llegaba a la oficina en Monterrey me mandaba fotos de como iba vestida. Para reforzar nuestra relación, yo hacía lo mismo.

Un viernes en la noche, inesperadamente, me hizo una videollamada. Estaba destrozada, su novio le había sido infiel con una chica del trabajo y ella descubrió los mensajes del chico donde éste le decía a la otra chava detalles de su anterior encuentro. Esto le rompió el corazón y se desahogó conmigo.

Le dije que no había de otra forma más que terminar su relación con el. Le dije que era hermosa alguien mejor llegaría. También le dije que tenía un cuerpo impresionante. Traté de levantarle los ánimos. Colgamos y ya no me escribía hasta el día siguiente.

El sábado ella salió de fiesta y yo hice lo mismo. Suponiendo que ya estaba un poco tomada empezamos a hablar temas un poco más subidos de tono. Me dijo que le gustaba, que quería conocerme en persona, A lo que le dije que yo me sentía igual. Yo estando en casa de un amigo en la fiesta, deje de convivir con mi amigos y me senté a hablar con ella, todo lo que me decía necesitaba toda mi atención. Le dije que me encantaban sus fotos, que estaba buenísima a lo que ella me dijo.

-¿Te has tocado con mis fotos?-

A lo que le contesté que obvio no, que solo eran fotos normales de ella a lo que enseguida me dijo.

-¿Y si te mando unas para que lo hagas?-.

Obviamente le dije que si. Sin embargo le dije que esperáramos a estar en casa. Pasaron un par de horas y regrese a casa con nervios sabiendo lo que estaba apunto de suceder.

Me dijo que ya estaba en su casa y sin avisar vi que me había mandado una foto con un comentario que decía, "Estoy en casa".

Era una foto tomada desde abajo. Su culo en un cachetero negro. Enseguida se me puso como piedra.

Le mandé una foto de mi verga. Y me decía que le encantaba. Sexteamos toda la noche. Fotos de sus tetas, de su culo, de sus labios.

Ya había conseguido parte de mi plan. Sabía que cuando la viera, algo iba a suceder.

Pasaron las semanas y me llegó un correo del trabajo. Había sido seleccionado junto con otros ingenieros a ir a un evento en Playa del Carmen. Conferencias, simposios, etc. Tres días y dos noches. Cuando vi la lista del personal que iría el evento, leí su nombre.

El momento había llegado.

Los dos estábamos emocionados. Contábamos los días para conocernos.

Cuando la vi en el hotel por primera vez llevaba un short de mezclilla y una blusa de tirantes roja. Resaltaban sus tetas y sus perfectas piernas ajustadas gracias al short. Midiendo un 1.60 metros la vi y la abracé. Al saludarnos de beso. rozamos ligeramente nuestras bocas. Me coqueteaba intensamente con la mirada. Su estatura me terminó de matar, me encantan las mujeres chaparritas. Platicamos un breve momento en el lobby y nos preparamos para irnos al evento.

Al inicio del evento nos vimos muy poco, estábamos todo el día en el evento. Ella iba a conferencias de su área y yo iba a las de mi área. Pero si nos cruzábamos no faltaban las miradas. la tensión sexual que había entre los dos. Se mordía los labios, se bajaba la blusa y con su lengua recorría sus perfectos dientes. Obviamente no era el único detrás de ella, todos los que no la conocíamos estábamos detrás de ella.

El primer día fue puro trabajo, ir a las conferencias y mandar reportes a recursos humanos y ella reportaba directamente a mi jefe, por lo que después de las conferencias era ir a encerrarnos al hotel a trabajar. Sin embargo, el segundo día terminó el evento y ya habíamos planeado una salida con el demás personal de la empresa, pues era nuestro único día libre y al día siguiente cada uno partiríamos de nuevo a nuestras ciudades.

Fuimos a un bar y después seguiríamos tomando en el bar del hotel.

En el bar bailamos gran parte de la noche, me arrimaba su hermoso culo y yo la agarraba de la cintura y la apretaba hacia mí. Tenía que disimular que la traía paradísima gracias a los movimientos que ella hacía. Cuando el bar oscurecía le apretaba las tetas mientras nos besábamos, cuando me bailaba simulaba que me la estaba cogiendo y alcanzaba a escuchar ligeros gemidos. Me agarraba la mano debajo de la mesa y yo apretaba su pierna y subía lentamente mi mano, sólo veía como me dirigía su lujuriosa mirada, me agarraba la verga y se llevaba uno de sus dedos para morderlo discretamente.

Llegaba la hora de irnos al hotel.

Dos de los ingenieros se fueron a sus habitaciones. Nos quedamos la chica que estaba en el mismo cuarto con Esmeralda, tres ingenieros más, ella y yo. Subimos a la habitación donde se quedaba uno de los ingenieros. Estuvimos ahí con música y más tragos aproximadamente treinta minutos. Fue un momento en el que ella bailaba y me hizo una cara que interpreté como "Ya cógeme". Le dije con los labios -Vamos a tu cuarto-.

Inmediatamente supo lo que estaba tratando de decirle. Terminó su trago y se llevó a la otra chica al baño. Tardó cinco minutos en salir. Cuando salió, se dirigió directamente a la bolsa de la otra chica. Sacó la llave del cuarto de su bolsa y se salió de la habitación. Actué indiferente para guardar las apariencias. Pasados diez minutos vibró mi celular. Ni siquiera vi quien era. Yo sabía que esa era la señal. Salí de la habitación y fue cuando revisé el mensaje que tenía. Efectivamente era ella. -Sube al cuarto- se leía en el mensaje.

Los nervios se apoderaban de mi en el elevador. Sabía que había llegado el momento, aquello que llevaba meses trabajando por fin tomaría forma.

Entré al cuarto y ahí estaba, recargada en el balcón. Verla ahí parada en ropa interior fue suficiente para que toda la sangre se fuera en medio de mi pantalón. La abracé por detrás y empecé a besarle el cuello y a apretarle las tetas que guardaba en un bra de encaje color naranja. Ella cerraba los ojos y me agarraba el paquete y me decía. -Por fin-, a lo que yo sólo asentía con la cabeza.

Bajé su ropa interior y me puse de rodillas. Empecé a comerla intensamente por atrás, alcanzaba a notar lo mojada que estaba, comencé a usar mis dedos por delante mientras mi lengua hacía el trabajo por detrás. Mis dedos se deslizaban fácilmente. Ella también estaba esperando este momento de la noche. Ella se empujaba con fuerza a mi cara y lo único que yo hacia era poner fuerza en el cuello para recibir ese magnifico culo en mi cara. Ella sólo apretaba sus tetas y los gemidos cada vez subían de volumen.

Se volteó y me levanto, mis rodillas ya dolían pero valía la pena cada segundo. Me besó y me dijo al oído -Me va-.

Entramos al cuarto y empezó a bajarme el pantalón. Antes de cualquier cosa empezó a pegarse con mi verga en la cara diciéndome -Se ve más grande que el las fotos-. Recargaba su cara en mi verga y se la frotaba en su precioso rostro. Comenzó a chuparla. No escatimó en acción, enseguida se la metió toda a la boca, el impulso de la garganta fue inmediato. Ella misma se empujaba la cabeza para poder meter todo mi miembro a su boca.

Le escupía y la jalaba, mientras no paraba de decirme cosas que subían aún más de tono la situación.
-Me encanta tu verga-.
-¿Te gusta como te la mamo?-.
-¿Te vas a venir en mi cara?-.
-Dame verga, papi-.

Cuando dejó de mamármela, empezó a montarme. No se necesitó ningún esfuerzo, nuestras salivas ya habían lubricado lo necesario. Al momento en que entró toda mi verga empecé a darle salvajemente. Sus tetas rebotaban en mi cara y yo las chupaba mientras que mis manos apretaban sus nalgas y al mismo tiempo la empujaba hacia mí para que sintiera toda mi verga. Los gemidos se convirtieron en ligeros gritos que inclusive ella los notaba y ella misma se tapaba la boca para disminuir el volumen.

-No te muevas-. Me dijo. Empezó a moverse de una manera descomunal, el sonido de sus nalgas rebotando en mis piernas inundó la habitación. Se quedó callada unos segundos y volteó su cara hacia arriba boquiabierta. El silencio se rompió con su grito. Enseguida empecé a moverme y a cogerla de nuevo de una manera salvaje. Tampoco pude evitar gemir de placer. La manera en que comenzó a gritar seguramente se escuchó hasta el otro cuarto. Cuando sentí que estaba a punto de venirme me detuve. Ella cayó agitada en mi pecho mientras sentía sus piernas temblar.

Segundo después la volteé y la puse de perrito. Levantaba el culo como toda una profesional. Lamía su mano y lubricaba aún más su vagina acompañada de la una rasposa voz que me decía -Cógeme papi-. Enseguida introduje mi verga de nuevo. Embestidas salvajes era lo que se escuchaba en la habitación. Me arriesgué a empezar a masajear su ano, pensando que se rehusaría a que lo hiciera, aunque fue todo lo contrario, empezó a gemir de nuevo diciéndome -No pares de hacer eso-. El masaje anal se convirtió en dos de mis dedos dentro de ella, claro que sin dejar de cogérmela y embestirla de la manera más ruda. Intenté metérsela por el culo pero no aguantó y seguimos haciéndolo de la misma manera.

La levanté y empecé a apretarle las tetas mientras mi verga seguía entrando y saliendo. Trataba de abarcar ambas tetas con una mano mientras que la otra la dedeaba por delante. Ocurrió de nuevo.
Se quedó callada y los gritos de antes se convirtieron en los gemidos mas sexys que he escuchado. Ella sola se sacó mi verga y cayó a la cama. Se retorcía del orgasmo y solo apretaba las piernas y gritaba. Tardó un minuto en recuperar la compostura. Su maquillaje era un completo desastre. El sudor y mi verga en su garganta lo habían arruinado por completo.

Enseguida se puso de rodillas en el piso y me aventó a la cama. Empezó a chuparla con un ímpetu impresionante. Era inminente que la combinación sus dos manos y su boca eran garantía de que yo iba a explotar. Me puse de pie. Ella seguía haciendo su trabajo. La agarraba del cabello y le decía -Veme a los ojos-. Me chupaba los huevos y me la jalaba al mismo tiempo, su saliva ya chorreaba de la punta de mi pene. Misma saliva que uso para empezar a jalármela. En lo que mis rodillas empezaron a temblar ella abrió la boca y siguió jalándomela -Dame tu leche papi-. Ya no pude aguantar y me vine en su cara y su boca. Lo que alcanzó a caer en su boca se lo tragó. Lo demás lo limpió posteriormente en el baño.

Nos quedamos unos veinte minutos acostados. Nos bañamos juntos y posteriormente fui a mi habitación a cambiarme. Cuando regresé con los compañeros de trabajo, ella ya estaba ahí. Todos sabían lo que acababa de pasar. Nadie dijo nada. Ya sólo quedaba media botella de tequila. Los ingenieros de esa habitación ya estaban destruidos y el ingeniero que sobraba dijo que se quedaría ahí con ellos en el sillón. Nos fuimos Esmeralda, su compañera de cuarto y yo. Las acompañé a su habitación. Ella se quedo conmigo afuera unos diez minutos, nos dimos unos cuantos besos y me fui a mi habitación.

Al día siguiente nos encontramos en el lobby del hotel para partir cada quien a su destino, tratándonos con el profesionalismo pertinente. Como si nada hubiera pasado, aunque los dos sabíamos que yo le había chupado el culo y me vine en su cara. Desde entones no la he vuelto a ver. Sin embargo seguimos hablando seguido. Insiste que pida que me envíen a Monterrey para pasar unos días juntos. Me dice que es el mejor sexo que ha tenido, que al día siguiente aún le temblaban las piernas. Dice que cuando vaya para allá, ahora si vamos a tener sexo anal.

Espero hayan disfrutado leer esto así como yo disfruté escribiéndolo. Los invito a leer mis relatos anteriores y posteriormente estaré subiendo más contenido.

1 comentario - Cogiéndome a la asistente de mi jefe.

elmazzon +1
Excelente relato, van 10