Un señor al que llaman el burro - Parte II

Después de esa divina experiencia con el burro, Laura ahora desea que le partan el culo, el sexo anal con un superdotado como ese viejito es para ella una necesidad y un deseo vital, debería ser lo máximo, mejor que con su esposo y demás machos cogidos por ella.

Después de la gran cogida del burro con Raquel, me volví a excitar, ahora deseaba que me partiera el culo, debía esperar que se despertará y descansará, pero ese guevo no lo iba a pelar, el sexo anal para mi es vital cuando tiro con un macho como el burro. Tenía tiempo que no me cogían tan divino y pensar que era un viejito solitario en un lugar como ese fundo.

A la hora, se despertaron de su estado somnoliento, se recargaron de energía con varias cervezas y decidimos irnos a su habitación, donde nos esperaba una cama campesina, para que nos mamara el burro por todos los huecos de nuestro cuerpo y perforará nuestro ano. 

Raquel estaba muy relajada, se acostó desnuda en el catre del burro y me señalaba, diciéndome Laura mira el enorme machete que se le iba levantando a ese viejito rico, al observarlo, mi excitación fue tal que lo agarre y comencé a mamárselo con unas ganas desesperadas de que le creciera más y se pusiera más grueso. El muy excitado me dice:

Burro: mamita, por dios quieres sacarme hasta la última gota de leche

Yo:   mi cielo, deseo que se ponga más grueso y largo para que me revientes mi ardiente y glotón culo, por esa razón te lo estoy masajeando con mi boca y mi lengua. Te gusta.

Burro: Demasiado bueno mi putica hermosa, que día tan feliz he tenido hoy con uds dos. Sigue mamando mi perra ardiente, que ese culo te lo voy a partir y vas a verter lágrimas de dolor y placer. Me vas a recordar por mucho tiempo, eso te lo aseguro.

Yo:   hay mi viejo, eso es lo que más deseo, ven siéntate en esa silla, que te voy a cabalgar hasta bañarte con mis jugos y después vas a enterrarme ese majestuoso guevo, ese rolo de carne maciza en mi carnívoro culo, excita mis intestinos y llénalos de esa rica leche que tienes almacenada para mi desde hace tanto tiempo.

Raquel: coño burro, zámpate un trago de ron para que tengas la fuerza necesaria para clavarte a estas dos mujeres por todos los huecos que tienen en su palpitante cuerpo.

Burro: hay dios mío, tráigame ese palo de ron pero uds toman conmigo carajo, las quiero bien depravadas y obscenas, lo que sus cornudos maridos nunca han visto ni observados, esta será una sesión de sexo brutal.

Burro: Hoy desvirgaré dos ricos y hermosos culos de casadas, les dejare el chocho tan hinchado y abierto que sus maridos le van a meter toda la mano por esa cuchara.

      Ya vendrás en cuatro días a visitarme bien birrionda para que te de otra gran cogida, mi Laurita hermosa. Verdad que siiiiiii

Yo:   si mi burro rico, esta puta ardiente vendrá para que le entierres ese palo hasta la pata, para que me cojas bien pero bien divino.

Las palabrotas del burro despertaron en mí una locura sexual, lo coloque sentado en la silla y me monte sobre él, colocando ese monstruoso machete en la entrada de mi cuchara y me lo clave de un solo viaje, cuando esa enorme cabeza entro en la boca de mi vagina, sentí que ella se abría al máximo, mi lubricación que era un río no era suficiente para deslizar semejante cabeza y tronco del guevo del burro. Movía mi cintura con voluptuosidad sexual y ganas de machete en mi interior; sin embargo, no me entraba toda, solamente unos 12 cms, la parte más gruesa estaba por entrar; sin embargo, empecé a sentir una oleada de placer y calor que me descontrolaba al máximo, empujaba con más fuerza para que entrará todo ese tronco, le susurraba palabras groseras y obscenas al burro, eso provocaba que su guevo se pusiera más duro y grueso y me lo enterrará con mayor poder y fuerza. Allí comenzó, mi locura final, sentía como entraba toda esa enorme paloma en mi ser, enseguida empecé a alcanzar unos orgasmos bestiales, le gritaba al burro

Yo:   hay dios que rico se siente burro, dame durisimooooo, me voy viejitttoooooo, partemeeeee,

Ahhhhhhh nadie me ha cogido tan fuerte y rico como tuuuuuuu, haaaaa acaboooooo burro mátame a pinga por faaaa

Sentía que acababa con unos chorros de mi esencia sexual que salían como si estuviera orinando, jamás había sentido esa sensación de placer máximo, llego un momento en que perdí el sentido del conocimiento.

Desperté en el catre toda sudada, oía unos susurros y lamentos que eran de Raquel, le decía al burro:

Raquel: hay Papi me duele mucho, métemelo suavemente, no quiero que me desgarres, entiérrame la cabeza primero y deja que mi vagina se acostumbre, mira como dejaste abierta y enrojecida a Laura por esa cuchara. Te quiero gozar, no me quiero maltratar, mi esposo puede darse cuenta.

Burro:  mira putica, tú quieres que te lo meta todo porque nunca has probado un guevo de estas dimensiones y yo tengo que aguantarme para que tú goces sin peligro y que tu marido no sepa nada de tus amoríos. Mejor espero por Laura que ella se lo comió todito y quería más, nunca he tirado con una mujer tan apetitosa y ardiente como ella.

Burro:  además, me ofreció ese rico culo, el cual voy a partir muy pronto, tú también vas a pedir que te lo rompa.

Raquel: por favor burro, no me malinterpretes, es que realmente quiero gozarlo todo, pero no quiero un daño físico, me da mucho miedo, nunca he probado una pinga tan grande y gruesa como la tuya ni por la cuca ni por el culo.

       Vamos a intentarlo otra vez papi, yo me pongo en cuatro patas y tú me lo vas metiendo poco a poco, ensalívatelo y ponle aceitico para que pase suavecito y después si me das durisiiimmooooooo

Burro:  claro mi reina así te voy a coger en cuatro patas por la cuchara y el culo, vas a pedir más machete que el monte crecido, ya te veré visitándome para que te de otra sesión de guevo por ambos huequitos, prepárate pues que aquí voy

Raquel: empújalo burrito bello, hayyyyyy por dioooooosssss como duele pero ricooooooo

       suaveeeee papacitoooooooo, déjame tocarlo para sentir cuanto me has metidoooooooo, uuuuuuyyyyyyyyy.  

       Mete otro poquito que tus bolas choquen con mis nalgas padreeeee, hayyyyyyyyy por diossssss me mataaaassssss burrrroooooo, que ricoooooo seee sientteeeeee, dale hasta la pata papiiiiiiiiii uyyyyyy ya me voyyyyyyyyyyy.

Burro:  Muévete mi gran puta gózate tu machete, métetelo tu solita hasta la pata, sácame la leche todita para después partirte ese culo, riquiiitoooooooo, dale duro mami

Raquel: que arrecho eres viejito, nunca me habían cogido de esta manera, eres especial burro, aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhh estoy acabanddoooooooooooooo, durooooooo papaaaciiiiiitttttooooooooo, ahhhhhhhhhhh, diooooooossssssssssss

Burro:  muévete mamiiii, dale duro entiérratelo todo, como tu querías mi bella, acabaaaaa y disfrútatelo al máximo mi bella putaaaaaaa. Métetelo hasta el fondo.

Raquel tuvo un momento de locura sexual, gritaba como loca, se expresaba muy mal de su esposo como amante, se convirtió en una ninfa hambrienta de macho, por su pierna y zona vaginal.

El burro se lo saco de la vagina de Raquel y se inclinó para mamarle las nalgas y el ojerete a mi amiga, pero ella estaba tan agotada y cansada, que yo lo invite a la cama para que me disfrutará el trasero y me enterrará por el culo ese sabroso guevo, el entendió mi señal, muy sonriente y satisfecho, me ofreció un trago de ron, el cual saboreo con mis jugos vaginales. Tomo una cerveza y me la vertió en los senos, empezó a tomársela chupando mis pezones y mis tetas con suavidad pero con energía de macho dominante.

En la medida que me acariciaba todo mi cuerpo fue despertando una sensación de seguridad y placer tan profunda y morbosa, me imaginaba que estaba en la piscina con él y varios de sus amigos, desnudos con unas inmensas vergas y que ellos me acariciaban por todo mí ser. En una de esas fantasías, le pregunto: burro, tú tienes amigos por acá con el guevo de tu calibre. Él se quedó mirándome pensativo y me respondió, que estará lucubrando esa cabecita loca, yo me reí descaramente y suspire, él me dijo, hay un compañero mucho más joven que yo, se llama Samuel, vive como a dos kilómetros de acá, más metido en el monte, visita muy poco, viene a pedirme permiso para bañarse en la poza y llevar agua fresca a su rancho para sus animalitos y su comida. Lo he visto desnudo y es quizás más largo que el mío. Quizás igual de grueso o un pelo más, es cuestión de que tú lo veas en acción, jejejejejejeje.

Esa respuesta me motivo a decirle: podrías llevarme donde vive y presentármelo, te gustaría que lo visitará y me lo disfrutará. Él se rio y me dijo, ese cuerpito es tuyo no mío, pero si me das la opción de ser tu dueño y estas empeñada en saber si tiene el guevo más grande y grueso que el mío, yo mismo lo invitare a cogerte entre los dos, después no chilles, ni pidas cacao. Esas palabras, me mojaron la cuchara tan fuerte que parecía una cascada de flujos vaginales, el cual se dio la tarea a mamármela, produciéndome una catarata de orgasmos, cosa que aprovecho para meterme los tres dedos en el ano, sin aviso previo, esa maniobra me hizo dar un respingo y preparar mi culo para lo que venía.

El burro siguió metiéndome los dedos como si me estuviera cogiendo hasta meter toda la mano, ya estaba demasiado caliente y le pido:

Yo:   burro ya es hora de que partas el culo papi, por dios no me hagas sufrir tanto, cógeme con ese guevote.

Burro: Jajajajaja estas caliente Laurita, quiero que acabes con mi mano por ese culo, para después enterrártelo suavemente y empeparte como una perra ardiente. Vas a ser mi amante favorita y mi puta predilecta. Te voy a coger con mi amigo Samuel, será tu mejor experiencia de tríos, vas a gemir, gritar, llorar, pujar y gozar sexo duro mamita.

Yo:   si papiii, tú eres mi macho y hare lo que quieras y desees conmigo, me cogerás con quien tú quieras y digas, seré tu perra obediente pero cógeme ya, párteme el culo, estoy derritiéndome de gozos y ganas de sexo anal duro.

El burro coloco su cabezota en el centro de mi entrada anal y empezó a empujarlo suavemente, sentí que me abrían las paredes del culo con un tubo muy grueso, esa sensación me gustó tanto que empecé a empujármelo yo solita, en la medida que iba entrando, sentía la quemazón de mi huequito del culo, pujaba, me lo metía poquito a poquito y me quedaba tranquilita hasta que sentía las venas de esa verga grandísima parada a la máxima potencia, así fui enterrándomela todita hasta sentir sus bolas pegar de mis nalgas. Allí el burro, me dijo:

Burro: Laurita, mi bella putica, ud se lo metió solita, por dios eres la primera mujer que se disfruta todito mi guevo. Eres única, que culo tan divino, apretadito y caliente, que bárbara de mujer, tu marido debería estar feliz de tener una hembra como tú.

Yo:   disfrútame papi, dale duro a mi trasero, párteme, rómpeme para que mi marido sepa que tengo un nuevo macho, gózame mi cielo, viejito duro, que rico se siente ese monstruo en mi culo, soy la mujer más feliz.

Burro: si mi bella, te voy a coger muy fuerte, nunca se te olvidará esta primera cogida, aguante con fuerza, grita, llora, puja y acaba como toda una gran puta birrionda

Yo:   dame duro burrote, rómpeme ese culo, destrózame mi ano con fuerza de sexo y placer máximo, lléname el culo de tu leche caliente, ayyyyyyyyyyyy duro papiiiiiiiiii

Yo:   Por dios estoy acabando mi rey, duroooooooooooo, más fuerrrrrtttteeeeeeeeeee, dale con pasión, muérdeme las nalgas, masajea mi clítoris con fuerza de macho alfa. Ahhhhhhhhhhhh me voyyyyyyyyyyyyyyyy, daleeeeee con fuerza y pasión papiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, acaboooooooooooooooooooooooooo, ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Burro: hay mi linda estoy acabando, ohhhhhhhh te voy a llenar ese culoooo de lecheeeeeee, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh te la estooooy echando toditaaaaaaaaaa, aguántame cielo y acabemos juntos los dos.

El burro me embistió el culo con tanta fuerza que parecía una muñeca de trapo, sudábamos muchisimooo, yo entre orgasmo y orgasmo, me daba durísimo en mi clítoris y mis pezones, sentía su leche caliente en mis intestinos, que experiencia tan bestialmente divina, pocas veces he tenido un sexo anal tan placentero y satisfactorio.

Ambos quedamos tan extenuados, que el burro se quedó dormido encima de mí, todavía sentía su verga dentro de mi culo palpitar, sus tacos de leche bajar por el medio de mis nalgas, la sensación de llenado de mis intestinos se mantenían caliente y el placer de esa tremenda cogida aún se mantenía caliente en mi cerebro y cuerpo.

Nos despertamos como a las dos horas, nos fuimos a la posa a bañarnos y vestirnos, nos tomamos unas cervezas, conversamos algunas tonterías y chistes, nos despedimos del burro con un gran morreo y le prometimos regresar la semana siguiente para una nueva sesión de sexo con ese amante fabuloso. Siempre estaré agradecida de mis sesiones de sexo con el Burro, a pesar de su edad y condición de vida.

0 comentarios - Un señor al que llaman el burro - Parte II