Siempre he odiado viajar

Siempre he odiado viajar en un vagón lleno, durante la hora pico.
Además, hoy el día ha sido largo, tedioso y cansador.
No veo la hora de llegar a mi casa, quitarme los tacones, darme una ducha y masturbarme, hasta lograr un buen estado de relajación.
Estamos apretados como en una maldita lata de sardinas.
Pero entonces, una mano roza mis glúteos, por sobre mi falda.
Quiero creer que es algo accidental, pero la mano sigue en mi cola.
Miro de reojo, pero a mi lado veo a una mujer madura.
No, no puede ser ella quien me está tocando…
Entonces insiste, yendo más lejos: unos dedos levantan el ruedo de mi pollera y se deslizan por mi raja, apenas cubierta por una tanga.
Siento que me humedezco al instante, mientras la caricia continúa.
Miro a la mujer, esta vez, directo a los ojos.
Ella sonríe y esboza un mohín muy sexy con sus labios rojos.
Los dedos ahora hunden la tela de la tanga, dentro de mi humedad.
Abro la boca para jadear, pero la mujer me besa; me come la boca.
Rompo el beso y la insulto, susurrando a su oído.
Pero esa perra sigue sonriendo…mientras me hace acabar.

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