Los reyes magos

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LOS REYES MAGOS


Una historia ideal para leerla los primeros días de enero...

Las cosas con Esteban, mi esposo, no iban bien.
Tal vez nos habíamos casado demasiados jóvenes, tal vez la convivencia no era lo fácil que habíamos imaginado, tal vez su carácter y el mío no eran compatibles, tal vez su futuro y el mío no coincidían, era solo que toda la perfección de los días de noviazgo pareció romperse con la fragilidad de una copa de cristal.
Poco a poco la convivencia comenzó a ser un fastidio, cada vez que nuestros horarios coincidían bajo el mismo techo pasábamos más tiempo discutiendo que amándonos, cualquier sonsera era suficiente para desatar una tormenta, y nuestras discusiones a los gritos duraban horas.

Esteban era chofer de una empresa de micros de larga distancia, solía ausentarse varios días y después tenía varios días de descanso en casa en compensación. Sonará feo lo que diré, pero llegamos a un punto donde yo disfrutaba sus partidas y odiaba sus regresos.
Empezamos a tomar terapia de pareja, por algún tiempo las cosas parecieron mejorar, pero en ese momento asumía que nuestro destino estaba marcado
Y en mis ratos libres, justamente tenía demasiado tiempo libre, una mujer que estaba a mitad camino entre los veinte y los treinta, bonita, porque se mis puntos fuertes, buenas tetas, buen culo, buenas piernas, en armonía de proporciones, donde se sabía que pasaba muchas horas aburrida en ausencia del hombre de la casa, y bueno, me llovían propuestas de infidelidad.
Y yo solo no lo hacía porque sabía que un paso en falso sería el principio del fin

Pero como abstraerme? tantos hombres preciosos sueltos por el mundo, tantas vergas duras dispuestas a poseerme, y yo solo lo dejaba pasar, pensando en mi amor, pero me estaba perdiendo las mejores oportunidades y evitaba lo mejor de mi vida, todo por un hombre que tal vez no valía la pena.
Las cosas giraban demasiado rápido en mi cabeza, el aburrimiento me comía las entrañas, y empecé a salir de nuevo con las chicas, con las de mi adolescencia, en principio solo salidas a comer y divertirnos, pero muchas veces las cosas terminan saliéndose de control.
Como dije, al principio fueron solo saliditas inocentes, una tarde de compañía, a tomar sol, y hasta una cena, siempre sin que Esteban lo supiera, no tenía por qué saberlo, me dejaba demasiado tiempo sola y desde mi punto de vista pareció desentenderse de mí.

Y yo sabía lo que implicaba volver a salir con las chicas, conchitas calientes, la mitad solteras, la mitad divorciadas y yo la única con compromisos. Ellas sabían de mí, como era yo, bastaba una chispa para encenderme y no tardaron en volver a sacar de mi esa puta escondida, esa que se vestía provocativa, esa que era insinuante, esa que le gustaban demasiado los hombres.
Y así volví al ruedo, cuando él viajaba yo me escapaba a los boliches a conocer chicos y de alguna manera me transformé en el juguete del grupo, la única casada, con compromisos y el morbo de una mujer infiel, el tema de los cuernos siempre las tenía en vilo, ellas podían ser todo lo putas que querían ser, total, solteras y divorciadas se llevaban bien, pero yo... yo no.

Poco a poco la doble vida se me hizo cotidiana, Esteban viajaba demasiado y era cuestión de tiempo para que lo hiciera cornudo.
Pleno diciembre, las fiestas de fin de año estaban a la vuelta de la esquina, y mis amigas querían hacer algo distinto para despedir el año.
Alguna sugirió ir a 'Troya', un sitio de stripper para mujeres, hacía poco lo habían inaugurado en un lugar donde antes funcionaba un mercado.
Al principio fue un tanto como broma, pero en un par de días, la broma se transformó en primera opción, mis amigas ya habían averiguado sobre el tema, una cena show que salía unos cuantos pesos, pero bien valía la pena, además, se anunciaba la presencia especial de 'Papa Noel' un animal de dos metros que era puro músculos.

Las cosas serían perfectas para ella, un desastre para mi.
Cuando todo estaba en orden, cuando Esteban no estaba en la ciudad, cuando la adrenalina bailaba en mi sangre, una maldita gripe fuera de época me tiró a la cama, con temperatura, resfrío y dolor en todo el cuerpo
Tirada en la cama maldije mi situación y solo tuve que dejar pasar el momento.
La situación sería peor aun de lo imaginado después de esa noche, cando notaría el grado de excitación y calentura femenina con el cual las chicas me contaron todo lo vivido, no solo por Papá Noel, sino por todo el entorno y los demás muchachotes existentes para el deleite femenino

Pero siempre hay revancha en la vida, me perdí a Papa Noel, pero no me perdería a la tres Reyes Magos...

En verdad era ya mediados de enero, nos llegó la publicidad de que Troya, basado en el éxito de la historia de Papa Noel, ahora iba por mas, los tres Reyes Magos, y esta vez no me lo perdería por nada del mundo.
Hicimos las reservas pertinentes, siempre sin que mi marido sospechara nada, y esa tarde cuando partió rumbo a Mendoza les di todas mis bendiciones.
La noche siguiente, me pondría un conjunto de jean celeste, tipo calza muy adherido a mi cuerpo y un top negro sin sostén que se ajustaba por delante con dos grandes botones, a mi me gustaba mucho como me quedaba, me marcaba las tetas en demasía y siempre se dibujaban mis gruesos pezones, lo gracioso era que me lo había comprado para salir con mi esposo, pero a el no le había caído en gracia, decía que me veía demasiado llamativa, entonces lo usaba para salir con las chicas, a sus espaldas

El lugar era imponente, decorado entre maderas y paredes en animal print, con juegos de luces por todos lados, predominando el azul por sobre todos, nos sentamos en nuestro sitio, la música estaba a un nivel justo, todo estaba muy cuidado, incluso los hombres, todos eran perfectos, un paraíso de dioses para nosotras las mujeres.
Pasaron algunos números previos que solo nos hicieron aullar como histéricas poseídas, a mi me excitaba mucho todo ese mundo, me ponía caliente y me sentía humedecerme rápidamente.

Llegó el momento esperado, las luces se apagaron y fue cuando anunciaron la llegada de los Reyes Magos, quienes traían 'grandes regalos' para todas las chicas presentes.
Y bueno, que decir, cuando las luces se encendieron ahí estaban ellos, muy musculosos, muy viriles, animales primitivos perfectos, posando, bailando, dejando caer poco a poco sus prendas, Baltazar el negro sobresalía puesto que era unos veinte centímetros mas alto que los otros dos, que de por si eran altos, y un tanto mas corpulento, que de por si eran corpulentos, además tenía la cabeza rapada y contrastaba con la cabellera rubia de los otros dos.
Poco a poco se fueron desnudando y no pude dejar de gritar cuando vi por primera vez sus enormes vergas!


Los reyes magos


Y el negro Baltazar nuevamente sería mi centro de atención, porque los otros dos tenían terribles pijas, pero el negro! guau! era de no creer!

Ellos bajaron del escenario revoleando sus instrumentos mesa por mesa, entre las mujeres que no dejaban de aullar, Melchor pasó por la nuestra, empezamos a sacar fotos, el vino, escogió al azar a Cecilia, una de las chicas divorciada del grupo y se sentó sobre sus faldas, ver eso me encendió, Cecilia le acariciaba todo el cuerpo transpirado, una mole de perfectos músculos acerados, ella empezó a sobarle la verga con una mano, estaba perfectamente rasurada haciéndola ver mas grande aun de lo que era y apreté las piernas con fuerza porque sentí orinarme por la calentura que ya llevaba encima
Todo siguió adelante y después de un rato volvieron al escenario para seguir con el número y fue cuando por los parlantes pidieron tres voluntarias para jugar con ellos.

Fue un impulso, me levanté presurosa y entre los silbidos de las chicas les di mi celular y les pedí que no perdieran detalle de lo que haría, quería tener un recuerdo de esa noche, así que fui decidida por el negro, pero otra había sido más rápida que yo y tuve que conformarme con Gaspar, que por cierto no estaba nada mal
Bailamos un tanto pegados, el llevaba el ritmo, mi ojos estaba a la altura de sus tetillas y sus pecho lucía como un acorazado de acero, él me quemaba con sus ojos azules y yo le acariciaba dulcemente la verga y en esos instantes me olvidé que era solo un show y me abstraje del entorno
Fui de rodillas y empecé a chupársela muy rico, todo depilado, se veía enorme, estaba toda mojada y sentía a las mujeres alentarme y la pija de Gaspar se hizo enorme y solo seguí y seguí. Solté los dos botones de mi top y mis tetas quedaron libres, acomodé su verga al medio y empecé a acariciársela muy rico, envolviéndola por completo, dejando el glande desnudo para mi pícara boquita

Sabía que estaba decidida a llegar al final, y mi siguiente jugada era bajarme los pantalones y metérmela ahi mismo, delante de todos, pero ellos eran profesionales y a pesar de la terrible erección que tenía, en forma muy política me apartó de su lado y antes de terminar el número me susurró al oído

Si queres, cuando termine el show te espero en el vestuario para terminar esto.

Volví a la mesa, hirviendo como nunca, muerta en deseo, y ya me sentía perdida, le comenté a las chicas y me dijeron que fuera, que no perdiera la oportunidad.
A las cuatro de la mañana en punto todo había terminado, las luces se habían encendido y la música ya no sonaba, todas empezaron a retirarse pero yo quería ir por mas, convencí a algunos chicos de seguridad y al fin llegué al sitio donde estaba Gaspar, para mi sorpresa, también estaba Melchor, ambos nuevamente en jean, como cuando habían empezado el número, uno con el torso desnudo y el otro ya tenía una camisa, fuera del personaje, aunque yo les pedí que no me dijeran sus nombres verdaderos, la fantasía estaba mejor, y mejor estaría si estuviera también Baltazar.
Yo no sabía que me pasaba, tal vez la excitación de la noche, tal vez había bebido demasiado, tal vez mi esposo me dejaba demasiado sola, pero yo no era así, me portaba como una puta y jamás había estado con mas de un hombre al mismo tiempo y ahora me estaba regalando y estaba insinuando cosa de las que seguramente me arrepentiría, pero cuando quise retroceder en mis pasos, el enorme Baltazar estaba también en el ajustado cuarto.

Fui de rodillas, a chupársela a uno y a otro, dos blancas, una negra, por cierto la del Baltazar era enorme, esas típicas de películas condicionadas, apenas me cabía el glande en la boca, pero me las arreglaba para chupar a todas al mismo tiempo, tan profundo y tan caliente como podía hacerlo, usando boca y manos.
Gaspar, con quien había jugado en el escenario recordaba los botones de mi top, entonces los soltó hábilmente y mis preciosas tetas quedaron desnudas y mientras me las manoseaban con descaro, yo me pasaba las enormes pijas sobre ellas, me excitaba mucho ese juego.

Gaspar me tomó entonces de los cabellos y me apartó, haciendo que yo gateara en cuatro patas en una forma muy puta, me hizo arquear la columna y sacar culo para recibirlo, me bajo el pantalón, la tanga y me dio una fuerte nalgada, me mandó un pijazo repentino tan profundo que me arrancó un grito mezcla de dolor y placer, y solo empezó a cogerme como poseído, su pija era enormemente hermosa y llegaron los orgasmos contenidos con el solo roces de mis dedos en mi clítoris, mientras los otros dos miraban.
Melchor vino por delante y empezó a dármela por la boca, mientras ahora Gaspar me cogía profundo, y sentí que me estaban perforando, ellos cerraban distancia y solo me metían las pijas más y mas adentro de mi boca y de mi concha, se me caían las lágrimas y por puta comprendí que estaba en problemas, porque el enorme Baltazar solo esperaba a un lado

Entonces cambiaron, sola contra el negro, se puso por detrás y me la enterró en la conchita, sentí que me partía al medio y me perforaba el útero. Me tiré hacia delante para evitar la penetración tan profunda pero el me tiró hacia su lado, me zafé y me dejé caer hacia delante, pero el se acostó sobre mi y dios, me enterró cada centímetro de su carne, me iba a matar, traté de zafar moviendo mis piernas pero el entrelazó las suyas con las mías y ya no pude hacer nada, sucumbí ante su mayor peso, su mayor fuerza, para darme la cogida de mi vida, solo me dio y me dio y gritaba descontrolada, mitad dolor, mitad placer.
Le rogaba como una chiquilina histérica que se detuviera, trataba de zafar, pero el animal me tenía en sus garras y me daba mi merecido
Los otros entonces volvieron a la carga y Baltasar retomó su lugar pasivo, a la distancia

Me pusieron boca arriba, aun estaba agitada e inconexa, Gaspar vino a cogerme por la boca y Melchor fue entre mis piernas a chuparme el culo, maldito perverso, me hacía desear y de la lengua ensalivada pasó a jugar con sus dedos y solo logró que se lo implorara

Dale! dale hijo de puta! rompeme el culo! quiero que me la metas por el culo!

Relajé mi esfínter y lo dejé venir, respiré profundo y en unos intentos me estaba sodomizando, uno me la daba por la boca, otro por el culo y Baltazar esperando su turno, me acariciaba los pezones con su glande moreno.
Me decían que era una puta, que me encantaba la pija y no se cuantas cosas mas, yo levantaba la apuesta y los desafiaba a que me hicieran de todo, estaba jugando mi juego.

Y me hicieron de todo, y más también, se cansaron de cogerme en cuanta posición quisieron hacerlo, hasta que me dijeron que me darían mi presente de reyes, que había llegado el momento

Gaspar se acostó mirando al cielorraso, yo fui sobre el, para montarlo, sin imaginar lo que tramaban, Melchor vino por detrás, me dispuse a recibir una rica doble penetración, nunca lo había hecho y siempre había tenido curiosidad, pero intentó metérmela por delante

Te estás equivocando - dije - esa en mi conchita
No perra, - respondió - no me estoy equivocando

Comprobaría tener una conchita demasiado elástica, después de un par de intentos fallidos me la metía también y tenía dos enormes vergas en la concha, supuse que debería volver a chupársela a Baltazar, cosa que me hubiera resultado incómoda por el placer que recibía entre mis piernas, pero volvería a equivocarme.
Baltazar pasó una pierna a cada lado, por delante de su amigo e intentó metérmela en el culo

No no no... - dije - es muy grande! con los tres no podré hacerlo!

Pero si podría, un enorme torpedo negro se incrustaría en mi trasero y me dieron placer los tres al mismo tiempo, creí morirme en ese momento...

Tal vez lo que mas me gustara fuera el final, algo que siempre me gustaba era que me acabaran en las tetas y tal vez fuera el único momento en que escucharían mis deseos, así recibí toda la leche caliente de esos tres sementales en mis pechos, mientras los miraba a los ojos y me los relamía en una forma muy puta.

Me puse el top, la tanga, el jean, me despedí de ellos en un hasta pronto que nunca sucedería, adiós a mis preciosos Reyes Magos.
Afuera, en la calle ya había salido el sol y una brisa pegaba en mi rostro mientras caminaba pacientemente hacia casa, con un dolor demasiado punzante entre mis piernas, había sido demasiado y psicológicamente esos tres animales me habían dejado marcas únicas en todos mis agujeros

El final de la historia? cosas de la vida, casualidad o no, cuando mi matrimonio parecía tocar fondo, las cosas cambiaron, Esteban me amaba, dejó de conducir coches de larga distancia para comprarse un taxi y no salir mas de la ciudad, con horarios acotados, para estar cerca mío y eso me sedujo. No solo eso, cambió su carácter y fue un poco el chico joven del que me había enamorado, ese que me escuchaba y me entendía. Yo también me esforcé en ser diferente, porque honestamente yo tampoco era la misma mujer de la que él se había enamorado, y también puse en pausa mis escapadas a escondidas con las chicas, además, estando el en la ciudad ya no era posible.

Poco tiempo después Troya sería clausurado por las autoridades, por ser una antro de prostitución, la noticia saldría en todos los medios públicos, con reportajes y detenidos, según los medios, detrás de inocentes shows había un círculo de prostitución donde las mujeres indecentes pagaban por los servicios íntimos de los caballeros, me dio mucha gracia escuchar a los mensajeros de la moral, y como consecuencia lógica, toda mis historia quedaría sepultada definitivamente

Hoy es risueño, a veces cuando pasamos caminando con Esteban, tomados de la mano como tontos enamorados, el suele recordar ese sitio al que frecuentaban putas, esposas insatisfechas y mujeres ninfómanas, yo no digo nada, si tan solo imaginara...
Y cada año, cuando llega el seis de enero me es inevitable recordar que yo tuve mis propios reyes magos, quienes me dieron el mejor regalo que pudieron darme



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