Reflexiones íntimas de mi hermana Felina. Bah, su confesión culposa.
Mi hermano mayor y yo, a estas alturas llevamos cojiendo durante más de un año, y siempre fue como una droga y su cuerpo, una adicción.
Aparte desde la primera vez que lo hicimos, siempre tuvimos cuidado, con los condones, porque no queríamos arriesgarnos a que quede embarazada.
Una solución sólida, pero esa, de alguna manera, fue el problema.
Mi papá, me llamó a su habitación una noche. Mi mamá, salió tarde con sus amigas y mi hermano, estaba en un evento deportivo. Estaba sentado junto al hogar de su escritorio y frente a mí.
"¿Si?" Yo pregunté.
"¿Puedes explicarme qué es esto?" preguntó, y abrió un cajón, para sacar un condón usado, que mi hermano y yo utilizamos antes. Mis ojos se abrieron de par en par y mi boca se abrió sorprendida, mientras aún podía ver el semen dentro del preservativo.
Abrí la boca y la cerré varias veces, pero no salía ninguna palabra.
"¿Cuánto tiempo?" preguntó mi padre. Su rostro y su voz estaban tranquilos.
"A-a-a-año". Balbuceé.
Frunció el ceño, se levantó y caminó lentamente hacia mí. A pesar de que estaba en pijama, todavía parecía aterrador. "Así que tú y tu hermano durante un año". tarareó. "¿Por qué?"
"Quería saber cómo era con alguien en quien confiara". Dije. "Y luego, nunca nos detuvimos".
"¿Lo amas?" preguntó él.
Me congelé por un tiempo, era algo que nunca consideré. “Quizás, creo. Tal vez no."
"Sabes que está mal". él dijo.
"Lo sé. Pero lo deseo demasiado. Y claramente nos cuidamos, estamos seguros al respecto. Al menos nos retiramos si no tenemos eso". Expliqué.
Se cruzó de brazos, "¿Deseas la pija de tu hermano dentro tuyo?" se dijo a sí mismo. "Nunca pensé que alguna vez harías eso".
"Bueno lo hice. Y no quiero detenerme ". Dije.
“¿Alguna vez le harías eso a alguien como yo? ¿Porque es igual de malo? él dijo.
"No lo sé. Nunca lo he experimentado ". Dije.
Él, se estremeció en estado de shock. Pero se enderezó y me sorprendió bajándose los pantalones del pijama y quitándoselos. Su poronga carnosa se divisaba, se percibía a gran distancia y de forma confusa bajo su slip en libertad en reposo y solo estaba flácida.
No dudé en arrancarme los pantalones cortos también, junto con la blusa. Me acercó y me empujó sobre el sofá cama de espaldas. Abrió mis piernas, se puso de rodillas y me miró a los ojos, viéndome mientras bajaba y lamía mi raja desde el fondo hasta mi clítoris. Mi cabeza cayó hacia atrás y gemí.
"Dios, tienes un sabor increíble". él dijo. Hundió un dedo también mientras lamía, "Y está tan jodidamente apretado".
No pude evitar jugar con su cabello mientras me devastaba con su lengua, lo que solo hizo que me comiera con más furia.
"¡A la mierda esto!" gritó, mientras se levantaba. Trepó sobre mí, y su chota me asustó por el tamaño, la circunferencia y la pesadez de su balanceo.
Se posicionó para entrar y yo me preparé, pero se detuvo justo antes de que su cabeza de hongo me perforara. Lo bajó sobre mí y comenzó a deslizar el tronco contra mi raja. "Última oportunidad." él dijo. "Admite que es malo".
Su trozo rozándome constantemente me convirtió en una cascada. "¡Está! ¡Es incorrecto!" Admití. Luego agarré su rostro y lo miré directamente a los ojos y dije: "¡Pero quiero que me cojas!"
El hambre creció en sus ojos mientras hundía su poronga en mí. Mi cabeza se echó hacia atrás mientras gemía de placer al sentir cada centímetro grueso de la pija que me hacía invadir mi concha de fluidos. Tiró de mi cabeza para mirarlo cuando estaba hundido hasta las bolas y bajó la cabeza para darme un beso apasionado.
Comenzó a retirarse lentamente y luego se empujó de nuevo a un ritmo lento. Mis manos recorrieron su espalda mientras se movía para succionar mi pezón.
Cada embestida me hacía gemir mientras mis paredes se abrían alrededor de su chota repetidamente. Mis gritos de placer se hicieron más fuertes y frecuentes cuanto más rápido y más duro se volvía su paso.
"¿Estás cuidándote?" gruñó en mi oído.
Negué con la cabeza con fuerza, “¡No! ¡Demasiado arriesgado!" Gemí.
Bajó su peso sobre mí y envolvió sus brazos debajo de mí, "¡Bien!" gruñó.
"¡Estaría realmente mal si me quedo embarazada!" Lloriqueé.
"¡Quiero que esté mal!" el grito.
Sus caderas eran rápidas y duras contra las mías. Apreté mis brazos alrededor de su espalda y bloqueé mis pies detrás de sus rodillas. Chocó sus caderas tan fuerte y tan lejos como pudo mientras soltaba un gruñido animal cuando comenzó a descargarse en mí. Su pene latía violentamente cuando sentí que el calor de su semen explotó mi cuello uterino a quemarropa.
Prácticamente estaba gritando de placer por su peso inmovilizándome sin ningún lugar a donde ir más que recibir la violación de la pija y el semen inseminándome. Mi cachucha estaba contactando con su propio orgasmo y sentí mi cuello uterino aspirando su semen desbordado.
Me agarró la cara y me besó con avidez. Continuamos incluso después de que su choto cesó sus convulsiones y permaneció así por un tiempo.
Cuando estuvo completamente flácido, se retiró de mí. Se deleitó al verme a mí y a mi coño temblando todavía después de ser devastado por su poronga.
Ambos nos levantamos y nos vestimos. Me giró para mirarlo antes de besarme por última vez. "¿Te gusta?" preguntó.
"Amo la pija de mi padre en mí". Respondí. "Y su semen también".
Tenía una sonrisa orgullosa en su rostro. "Espero que nunca termine."
"Yo también." Estuve de acuerdo.
Ni un segundo después, mi madre llega a casa y mi hermano no se queda atrás. Ambos asumimos actitudes casuales en nuestras propias habitaciones.
Esa noche mientras yo estaba acostada en mi cama, repetía todo en mi cabeza una y otra vez. Antes de quedarme dormida, no pude evitar deleitarme con el hecho de que la semilla que me creó se estaba escapando de mi vagina, mientras que el resto, sin saberlo, me fertilizó esa noche.
Mi hermano mayor y yo, a estas alturas llevamos cojiendo durante más de un año, y siempre fue como una droga y su cuerpo, una adicción.
Aparte desde la primera vez que lo hicimos, siempre tuvimos cuidado, con los condones, porque no queríamos arriesgarnos a que quede embarazada.
Una solución sólida, pero esa, de alguna manera, fue el problema.
Mi papá, me llamó a su habitación una noche. Mi mamá, salió tarde con sus amigas y mi hermano, estaba en un evento deportivo. Estaba sentado junto al hogar de su escritorio y frente a mí.
"¿Si?" Yo pregunté.
"¿Puedes explicarme qué es esto?" preguntó, y abrió un cajón, para sacar un condón usado, que mi hermano y yo utilizamos antes. Mis ojos se abrieron de par en par y mi boca se abrió sorprendida, mientras aún podía ver el semen dentro del preservativo.
Abrí la boca y la cerré varias veces, pero no salía ninguna palabra.
"¿Cuánto tiempo?" preguntó mi padre. Su rostro y su voz estaban tranquilos.
"A-a-a-año". Balbuceé.
Frunció el ceño, se levantó y caminó lentamente hacia mí. A pesar de que estaba en pijama, todavía parecía aterrador. "Así que tú y tu hermano durante un año". tarareó. "¿Por qué?"
"Quería saber cómo era con alguien en quien confiara". Dije. "Y luego, nunca nos detuvimos".
"¿Lo amas?" preguntó él.
Me congelé por un tiempo, era algo que nunca consideré. “Quizás, creo. Tal vez no."
"Sabes que está mal". él dijo.
"Lo sé. Pero lo deseo demasiado. Y claramente nos cuidamos, estamos seguros al respecto. Al menos nos retiramos si no tenemos eso". Expliqué.
Se cruzó de brazos, "¿Deseas la pija de tu hermano dentro tuyo?" se dijo a sí mismo. "Nunca pensé que alguna vez harías eso".
"Bueno lo hice. Y no quiero detenerme ". Dije.
“¿Alguna vez le harías eso a alguien como yo? ¿Porque es igual de malo? él dijo.
"No lo sé. Nunca lo he experimentado ". Dije.
Él, se estremeció en estado de shock. Pero se enderezó y me sorprendió bajándose los pantalones del pijama y quitándoselos. Su poronga carnosa se divisaba, se percibía a gran distancia y de forma confusa bajo su slip en libertad en reposo y solo estaba flácida.
No dudé en arrancarme los pantalones cortos también, junto con la blusa. Me acercó y me empujó sobre el sofá cama de espaldas. Abrió mis piernas, se puso de rodillas y me miró a los ojos, viéndome mientras bajaba y lamía mi raja desde el fondo hasta mi clítoris. Mi cabeza cayó hacia atrás y gemí.
"Dios, tienes un sabor increíble". él dijo. Hundió un dedo también mientras lamía, "Y está tan jodidamente apretado".
No pude evitar jugar con su cabello mientras me devastaba con su lengua, lo que solo hizo que me comiera con más furia.
"¡A la mierda esto!" gritó, mientras se levantaba. Trepó sobre mí, y su chota me asustó por el tamaño, la circunferencia y la pesadez de su balanceo.
Se posicionó para entrar y yo me preparé, pero se detuvo justo antes de que su cabeza de hongo me perforara. Lo bajó sobre mí y comenzó a deslizar el tronco contra mi raja. "Última oportunidad." él dijo. "Admite que es malo".
Su trozo rozándome constantemente me convirtió en una cascada. "¡Está! ¡Es incorrecto!" Admití. Luego agarré su rostro y lo miré directamente a los ojos y dije: "¡Pero quiero que me cojas!"
El hambre creció en sus ojos mientras hundía su poronga en mí. Mi cabeza se echó hacia atrás mientras gemía de placer al sentir cada centímetro grueso de la pija que me hacía invadir mi concha de fluidos. Tiró de mi cabeza para mirarlo cuando estaba hundido hasta las bolas y bajó la cabeza para darme un beso apasionado.
Comenzó a retirarse lentamente y luego se empujó de nuevo a un ritmo lento. Mis manos recorrieron su espalda mientras se movía para succionar mi pezón.
Cada embestida me hacía gemir mientras mis paredes se abrían alrededor de su chota repetidamente. Mis gritos de placer se hicieron más fuertes y frecuentes cuanto más rápido y más duro se volvía su paso.
"¿Estás cuidándote?" gruñó en mi oído.
Negué con la cabeza con fuerza, “¡No! ¡Demasiado arriesgado!" Gemí.
Bajó su peso sobre mí y envolvió sus brazos debajo de mí, "¡Bien!" gruñó.
"¡Estaría realmente mal si me quedo embarazada!" Lloriqueé.
"¡Quiero que esté mal!" el grito.
Sus caderas eran rápidas y duras contra las mías. Apreté mis brazos alrededor de su espalda y bloqueé mis pies detrás de sus rodillas. Chocó sus caderas tan fuerte y tan lejos como pudo mientras soltaba un gruñido animal cuando comenzó a descargarse en mí. Su pene latía violentamente cuando sentí que el calor de su semen explotó mi cuello uterino a quemarropa.
Prácticamente estaba gritando de placer por su peso inmovilizándome sin ningún lugar a donde ir más que recibir la violación de la pija y el semen inseminándome. Mi cachucha estaba contactando con su propio orgasmo y sentí mi cuello uterino aspirando su semen desbordado.
Me agarró la cara y me besó con avidez. Continuamos incluso después de que su choto cesó sus convulsiones y permaneció así por un tiempo.
Cuando estuvo completamente flácido, se retiró de mí. Se deleitó al verme a mí y a mi coño temblando todavía después de ser devastado por su poronga.
Ambos nos levantamos y nos vestimos. Me giró para mirarlo antes de besarme por última vez. "¿Te gusta?" preguntó.
"Amo la pija de mi padre en mí". Respondí. "Y su semen también".
Tenía una sonrisa orgullosa en su rostro. "Espero que nunca termine."
"Yo también." Estuve de acuerdo.
Ni un segundo después, mi madre llega a casa y mi hermano no se queda atrás. Ambos asumimos actitudes casuales en nuestras propias habitaciones.
Esa noche mientras yo estaba acostada en mi cama, repetía todo en mi cabeza una y otra vez. Antes de quedarme dormida, no pude evitar deleitarme con el hecho de que la semilla que me creó se estaba escapando de mi vagina, mientras que el resto, sin saberlo, me fertilizó esa noche.
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