Sexo para que Silvia V se despeje un rato

Silvia V había venido a Madrid pues su padre estaba ingresado en el hospital y entre ella y su hermano se turnaban para estar con él. Habíamos quedado para tomar un café en mi casa y charlar. Al principio hablamos de su padre y lo mal que andaba. Vi que Silvia V se puso algo triste y por eso decidí cambiar de conversación. Silvia poco a poco se fue animando y la acabe levantando del sofá y bailando con ella. Esta iba con una camiseta azul celeste oscuro, de tela, de tirantes, con encaje en estos y el escote, que era redondo. También con un vaquero negro, ajustado y con unos botines rojos de taconazo fino, muy sexys.
En el baile, Silvia ya sonreía feliz. La dije que me encantaba verla así, y comenzamos a besarnos. Mis manos acariciaban su culo. Fueron subiendo, poco a poco, hasta llegar a sus pechos. Los acaricie, hasta que cogí los tirantes de la camiseta, junto a los del sujetador negro, y se los baje hasta la cintura. Dejé sus pechos al descubierto y comencé a acariciarlos. Cuando sus pezones estaban duros, agache la cabeza y comencé a comérselos.
Me arrodille y la desabroche el pantalón. Se lo baje despacio, mientras la besaba los trozos de la braga negra con encaje, que iba asomando. La quite los botines para poder quitarla el pantalón y se los volví a colocar, dejándola solo con la braguita y los botines. Fui acariciando y besando sus piernas y pecho, mientras me levantaba. Nos dimos un buen beso, mientras mis manos acariciaban sus pechos.
La dije que bailara para mi y sobre todo para ella misma y eso comenzó a hacer Silvia V, mientras yo me sentaba en el sofá y la observaba. Silvia bailaba supersexy y me miraba sonriendo y con cara de picara. Me quité el pantalón y comencé a masturbarme observándola. Silvia cada vez bailaba más cerca de mí, hasta que con estirar mi mano pude acariciar su culo y su coño, mientras le decía que me encantaba verla así de feliz.
Silvia se arrodillo en el suelo, entre mis piernas, y agarro fuerte mi polla. Continuo ella masturbándome, mientras me comía los huevos. Silvia seguía mirándome con cara de zorrón, poniéndome más cachondo aún. Comenzó a hacerme una mamada deliciosa, tragándose entera mi polla y lamiéndola también de arriba abajo. Mis manos se posaron en su cabeza y acaricie su pelo mientras tragaba.
Me levante e hizo lo mismo con Silvia. Nos volvimos a besar y la tumbe en el sofá. Me coloqué de rodillas en el suelo y comencé a comerla los pechos. Una de mis manos se metió por su braga y la masturbe. Al rato, me moví colocándome cerca de su coño. La quite las bragas, dejándola sola con los botines. Abrí sus piernas y coloqué una en mi hombro. Bese su coño jugoso, antes de comenzar a lamerle el clítoris. Metí uno de mis dedos corazón por su coño y la masturbé a la vez. Cuando tuve el dedo bien mojado, lo saqué y comencé a comerla el coño, saboreándolo bien. Mi lengua se movía muy rápido, tanto bien dentro de su coño, como en sus labios vaginales. Estire mi mano, para que Silvia lamiera mi dedo empapado de sus jugos. No pare de comérselo, hasta que se corrió.
Me coloque de rodillas entre sus piernas, me puse un condón y golpee su coño con mi polla. La pase suave por su raja, antes de metérsela despacio, pero hasta el fondo. Comencé a follarla suave, con mis manos agarrando fuerte sus muslazos. Silvia me miraba fijamente, gemía y me sonreía. Fui subiendo mas la fuerza de las penetraciones y esta gemía más fuerte y me pedía más aún. Me tumbe sobre ella y la folle mas fuerte, mientras nos besábamos y esta me rodeaba y apretaba la espalda con sus manos. Mis manos acariciaban sus muslos y sus pechos. Cada vez que bajaba un poco la velocidad de la follada, aprovechaba para comerla los pechos.
Me tumbe en el sofá y Silvia se sentó sobre mí, cabalgando con mi polla en su culo. Mis manos acariciaban sus muslazos y se estiraban para acariciar sus pechos y pellizcar sus pezones. De vez en cuando se inclinaba para besarnos y, antes de que volviera a subirse, la comía los pechos. Volvió a meterse mi polla en el coño y cabalgo sin parar hasta que se corrió, momento en el que paro y apretó fuerte con sus manos en mi pecho, para clavarse mi polla hasta dentro. Se tumbo sobre mí y seguí follándola, llevando ahora yo el rito, mientras nos besábamos.
La coloqué a gatas en el sofá, mirando la pared, con las manos en el cabecero y me puse detrás de ella, de pie. La metí en su culo y se lo follé bien duro. Me incline sobre su espalda, para besarnos y acariciar sus pechos. Cuando me fui a correr, Silvia se sentó y me quito el condón. La ordené abrir la boca y la hice una maravillosa y dura follada de boca, con mis manos agarrando su precioso pelo violeta y rizado. Cuando me corrí, esta trago todo mi semen, antes de sacársela de la boca.
Me senté y nos dimos un buen beso, mientras nos acariciábamos. Silvia se coloco a gatas en el sofá y me lamio la polla limpiándomela. Yo azoté su culo un par de veces y volví a masturbarla. Cuando mi polla estaba limpísima, se coloco de rodillas y nos volvimos a besar, mientras seguía masturbándola hasta que se corrió.

Silvia se vistió y se acabó yendo, pues tenía que ir al hotel a dar el cambio a su hermano que llevaba todo el día allí.

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