Marcela La Doc (1)

A MODO ACLARATIVO: este relato data del año 2014, lo traje a la actualidad para entrelazar un poco con mi relato "Mi vecina Marcela 1.
Si gusta la trama después aportaré más, todo depende de ustedes queridos lectores.
Adjunto la historia con una foto actual a continuación:

Hola, soy Marcela nuevamente, la verdad que me estoy enganchando mal con esto de contar mis historias sexuales, pero bueno… digamos que me excita saber que ustedes los leen y se ratonean conmigo.

Para los que no me conocen (o no leyeron mis anteriores relatos) les comento que soy rubia, 1,70 de estatura, 36 años pelo rubio y lacio, uso anteojos de marco fino, ejerzo la medicina; de lolas mas o menos pero tengo una cola muy redonda. Estoy casada con un marido al que conozco desde hace diez años, también medico pero nos casamos hace seis. El sexo con el no es bueno ya que solo me la mete de prepo y lo hace mecánicamente, y lo peor de todo es eyaculador precoz. Las veces que tenemos relaciones, escasamente me siento bien. Naturalmente que hay que tratar de buscar posiciones que a el lo hagan sentir cómodo, por ejemplo nunca ponerme en cuatro patas, porque se obsesiona con mi cola y me llena de leche al instante, o si yo estoy arriba me acusa de que me muevo mucho y el así no puede contenerse por mas tiempo, lo cierto es que, en medio de este contexto poco alentador me las tengo que arreglar “sola” después de todo soy una mujer sexualmente activa.

Debo confesar que en los últimos tiempos he recibido todo tipo de propuestas, ya sea de visitadores médicos, enfermeros, pacientes o mis propios colegas que suponen que mi vida sexual no es del todo feliz. Lo cierto es que le soy infiel con un paciente mío algo mayor que me sabe complacer dejándome entera pidiendo agua, jaja… hasta que pasó lo que alguna vez tenía que pasar. 
Tengo una amiga, Maria Eugenia, de 26 años, una medica residente, que sale con un pibe que tiene 21 años. Se llama Juan Martín.

Voy a utilizar términos vulgares porque de ese modo el testimonio se va a potenciar para aquellos que lo están leyendo. Mi amiga me dijo una vez...”No sabes lo bien que me coge y el pedazo de pija que tiene...” Así habla Euge... Lo cierto es que yo no le di importancia hasta que conocí a Juan Martín y era muy lindo... Alto, siempre peinado para atrás, con gel, resumiendo: muy lindo... . Ella me lo presentó y yo no pude hacer otra cosa que mirarlo e imaginarme lo que Eugenia me contaba sobre él. Nos saludamos y nada mas... Y cuando se daba un encuentro quedaba nada más que en un saludo.
Cuando llegaba al hospital tenía el deseo de que coincidamos en la entrada cuando la traía a su touch, es decir dejaba mi auto en el estacionamiento me quedaba siempre un ratito ahí a ver si coincidíamos, yo miraba para verlo y nunca tenia la suerte, aunque solo formaba parte de mi fantasía. Me imaginaba como sería una noche de sexo entre Euge y él, lo veía súper dominante y salvaje y eso me impulsaba la libido aunque era solo un momento, para mi era un púber. 
Una noche fuimos a una fiesta junto a otra pareja amiga (no era Eugenia) y allí se desencadenó el nudo de esta historia. Estábamos cenando con mi marido cuando lo vi sentado en otra mesa. Era Juan Martín con un grupo de amigos. En un principio me inquietó, pero yo no podía desequilibrarme ya que mi esposo podía darse cuenta... Trate de simular que nada había visto y me acomode los anteojos. Al fin y al cabo era el chongo de mi amiga y no mío... Fuimos a bailar y en un momento, mi marido se puso a conversar con alguien que estaba bailando detrás de el. Yo hablaba con mi amiga que bailaba a mi lado cuando de pronto sentí que alguien me tomaba de la cintura. Era él, que aprovechó la distracción de mi esposo para agarrarme fuerte y apoyarme su pedazo contra mi cola que estaba enmarcada por un pantalón de lino color natural muy ajustado al cuerpo. Lo sentí y me corrió un escalofrio...”Hola Marce” me dijo al raz del lóbulo de mi oreja y solo atine a contestarle con un balbuceo... El pendejo atrevido me la apoyó y siguió de largo sin darme mas bola en toda la noche. Mi marido ni se dio cuenta, pero yo me quede no sé si excitada pero sí alterada e incomoda durante el resto de la fiesta. Cuando llegaron las 3 y media de la madrugada, mi esposo se fue, ya que a las 4:30 viajaba a una ciudad cercana para un congreso medico y me insistió para que me quedara con la pareja amiga nuestra. Yo no quería quedarme sola. Tenía miedo de estar ahi y que otra vez se me acerque a pesar de que yo estaba protegida por mi entorno. Eran las 4 y media mucha gente se iba retirando ya, cuando mis amigos me ofrecieron a llevarme a casa.

Les dije que no, que estaba muy cerca (es cierto, ya que del lugar de la fiesta vivo solo a algunas cuadras aunque me sentía tentada de que algo pase) salimos todos juntos nos despedimos y ellos se fueron, tome mi cartera y comencé a caminar hacia casa. A cuadra y media cuadra de llegar me tocan bocina. Yo me quede helada. Estaba acostumbrada a que me digan cosas en la calle queriéndome levantar, pero este era él... Me invitó a subir a su auto y no pude decirle que no... Tal vez desee que eso pase. Subí, charlamos cosas sin sentido y cuando estábamos en la esquina de casa paró el coche, me dijo que hacía tiempo se había fijado en mi, que le gustaba mucho y que quería sacar la diosa que se escondía detrás de esos anteojos. Yo me quede mirándolo y por dentro estaba muy caliente. Y me dije “por que no”. Me convenció o tal vez yo estaba buscando eso. Nos besamos... no pude evitarlo le dije que ahí no porque alguien podía reconocerme y me entendió, arrancó el vehículo y me llevó hasta un descampado, un lugar alejado donde habitualmente van parejas. Apagó el motor y estábamos a puros besos y me metía mano por todos lados sin disimulo. Los asientos del auto eran un poco incómodos entonces le pedí que saliéramos del interior.
 Era una noche de verano, calurosa, hermosa, especial para estar al aire libre. Me llevo agarrándome las manos a la parte del capot del Renault. Me puse de espaldas a él y me tenía agarrada de la cintura, me besaba el cuello siguiendo hasta mis lóbulos y ya sus manos estaban fuertes en mis pechos. Cabe destacar que ya sentía su pito parado apoyándose en mi cola.... Yo deseaba que me saque toda la ropa y así lo hizo. Me desprendió despacio el pantalón y me lo fue bajando. Se agachó y pudo tener su cara a la altura de mi culo y eso lo estimuló mas. Yo estaba en las nubes. Ni me acordaba que tenía un marido...ni la hora no nada. Me mordió las nalgas con ganas, puso sus enormes manos ahi y las manoseo a gusto y antojo mientras me las besaba todas... ¿No me vas a sacar la bombachita? Le dije con una cara de deseo bárbara, a lo que me dijo, “no Doctora, la voy a coger con la tanga puesta”. Esas palabras aceleraron más mis latidos, tomo mi tanga blanca que se metía en lo más profundo de mi parte posterior para posarla en mi cachete. Cuando se bajo la ropa interior y saco su verga, me quería morir. Eugenia no había exagerado. Si bien no era descomunal, estaba impresionante, muy venosa y con la cabeza roja. Me hizo agachar tomandome de los pelos y me lleno la boca con su pija...”Tráguesela Doc...” me decía.. A esa altura, solo deseaba que hiciera lo que quisiera. Quería tragarme ese pedazo y me lo chupé todo, hasta que me dieron unas arcadas por lo mucho que lo tenía atragantado un poquitín más hasta la garganta. Me tiro sobre el capot caliente del auto abriendo mis piernas y echo su cuerpo encima del mío... mientras me besaba, me empezó a coger despacito... Sentía esa carne caliente dentro de mí apenas entrando y explotaba de placer. Mas aun cuando a los pocos minutos comenzó a meterla con fuerza. Me mataba, estaba súper excitada, totalmente loca. Nunca había sentido una pija juvenil dentro de mí. Era mi primera vez con un macho muchísimo menor que yo. Me hacía el amor de un modo hermoso...la empujaba cada vez más y mi concha se abría con un esfuerzo increíble. El chico tenía un cuerpo escultural. Yo le mordía el cuello, los hombros...clave mis uñas en su espalda.. me volvío loca. Lo estaba haciendo al aire libre, diría que fue mi primera vez así bajo las estrellas. Nunca me habían cogido así de tal modo ni me habían dicho tantas cosas...”Sos una atorrantita Marcela ehhh..., hace tiempo que te quería coger, me calentás mucho... Acá tenés mi verga para que no te olvides mas de mí”... decía en mi oído. Sabes cuantas veces me pajee por vos?? Me volves loco mami” 
Yo estaba enloquecida. Solo quería más y más de esa verga increíble. Quería que me tratara como la más perra. Me estaba descubriendo un costado erótico que deseaba impulsar cada vez más... Solo sabia que quería coger así y con un macho como él, hacer algo totalmente fuera de mi aburrida vida.
 En un momento me la sacó y me dio vuelta y mientras me mordía la espalda, me pasó la lengua por lo más íntimo de mi cola y me hizo delirar de placer...es un vicio que tengo, es mi segundo punto G. El se sacó las ganas, en verdad si que me deseaba porque me chupo el ojete largamente (mi culo lo enloqueció, yo agradecida) y de pronto me dijo “Marcelita te quiero hacer la cola, no aguanto mas”... Yo no me opuse, Juan Martín tenía una verga multiplicada al lado de la de mi esposo, pero no hubo manera de contenerlo y me cogió por atrás... De tal manera que dolían los ovarios... Me hizo la cola como nunca pensé que me la iban a hacer. Al principio me dolió un poco, pero después me relajé y sentí un inmenso placer. Yo apoyada de manos sobre el pobre autito sacando la cola al máximo y el atrás, agarrándose de mi. Mis nalgas golpeaban terriblemente fuerte en su cuerpo, ya las tenía coloradas por el golpeteo. Terminó acabando en mi culazo, no llego a sacar su pene y me llenó de leche... Sentí sus chorros de lechita que saltaron con todo bien adentro...Me ardía todo el intestino, esa verga había hecho estragos en mí, pero me encantó... 
Se quedó con la verga adentro de mi un tiempo, como si fuesemos dos perritos abotonados, y así no nos queríamos despegar.
Ya había claridad, amaneció rápido, me subí el pantalón y el hizo lo suyo con su ropa y nos fuimos. Le pedí que me deje a varias cuadras de casa, no sea cosa de que algún vecino chismoso me vea bajar del auto de un desconocido.
Con el tiempo estuvimos saliendo otras veces... Y en cada ocasión me terminaba cogiendo pero esas son otras historias... Me cambió la vida... El sexo me vuelve loca y lo único que me pone pensativa es que mi marido ni debe imaginarse que otros se cogen a su mujer. Y si lo sabe algún día no encuadro que reacción tendrá.
Con Juan Martín la pasaba muy bien y todo gracias a Eugenia, aunque ella no lo sabe. Otro día les cuento mas historias ya que me han pasado muchas cosas...Un besote.
Marcela La Doc (1)

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