Mi ex me visita

Hacía ya algunos meses que junto con un par de amigos habíamos abierto un bar de copas en el pueblo donde vivimos, era un local bastante grande con  tres ambientes diferenciados, una sala principal y dos terrazas. Aunque el pueblo no es muy grande, unas diez mil personas, nos iba bastante bien, ya que venía también mucha gente de los alrededores.
 Como siempre aquella noche de viernes mis socios se marcharon antes a casa, ya que ellos tenían sus propios trabajos aparte del bar. Serian cerca de las dos de la madrugada cuando recibí una visita que en absoluto me esperaba. Por la puerta entro Marilia, una chica del pueblo que a sus treinta y tantos estaba de muy buen ver, la sorpresa mayúscula fue que tras de ella entró Sonia, mi exnovia, con la que estuve cinco años saliendo cuando apenas éramos unos niñatos y a la que hacía años que no veía, ya que se había ido a vivir fuera con su novio. Lo poco que sabía de ella, por las amistades en común, era que se había casado, y que unos cinco años atrás había tenido un hijo, o hija, no estaba muy seguro. Sabía que tenía continuas peleas con su marido, lo que hacía que su matrimonio hiciera tiempo que se tambaleara.
 Se dirigieron a la barra mientras Sonia me miraba sonriendo. Habían pasado al menos diez años desde la última vez que la había visto pero seguía estando más que buena. Llevaba un vestido corto que resaltaba sus morenas y torneadas piernas y marcaba perfectamente sus impresionantes tetas.
 Salí de la barra y espere a que llegaran a mi altura para saludarlas, primero le di dos besos a Marilia y después a Sonia.
 -Vaya, menuda sorpresa, hacia bastante que no te veía.
 -Sí, como ya sabes me fui a vivir fuera, hemos venido a pasar unos días a casa de mi padre. Marilia me comentó que habías abierto esto con un par de amigos, venimos de cenar algo y hemos pensado en pasarnos a tomar una copa, si tenemos tiempo.
 -Claro, hoy no hay mucho trabajo, pero cerramos a las tres, sentaros, ahora os atendemos.
 Se sentaron y les serví un par de gin tonics, pasados unos minutos le dije a Laura, la camarera que teníamos contratada, que ya se podía ir. Me di cuenta que Sonia desde su mesa a cada momento me miraba mientras pasaba un dedo por el bode de la copa balón de su gin tonic. Cerca de las tres se levantaron y se acercaron a la barra.
 -Nos vamos. –Me dijo Marilia sacando el monedero de su bolso.
 -¿Ya os vais? No hay prisa, aun me queda como media hora mientras recojo todo esto. –Le dije haciéndole un gesto indicándole que invitaba la casa.
 -Yo me quedaría a tomar la última pero Marilia está cansada. –Me dijo Sonia.
 -Pues quédate, la casa de tu padre está cerca, además ya te llevaré yo.
 Antes de decidirse Sonia se lo pensó unos segundos.
 -¿No te importa verdad? –Le preguntó a Marilia.
 -Claro que no, haz lo que quieras.
 Mientras le servía otro gin tonic a Sonia se despidieron con dos besos y pude observar que Marilia le decía algo al oído.
 -Me quedo un rato, pero de llevarme a casa ni hablar, apenas hay cinco minutos andando, así que me iré dando un paseo, nada más faltaría que alguien nos viera.
 -Bueno, como quieras. –Le dije desde dentro de la barra mientras me servía un ron cola para mí y apagaba la mitad de las luces de la sala para que los pocos clientes que quedaban a esa hora fueran desfilando hacia la calle- Y dime, ¿Dónde has dejado a tu marido esta noche? –Le pregunté sabiendo que su matrimonio hacía tiempo que hacia aguas.
 -Se ha quedado en casa con el niño, mi padre ya chochea y teníamos miedo de que el niño se despertara de madrugada y no lo oyera, de todas maneras mi marido estaba cansado, así que he aprovechado para salir un rato con Marilia.
 Desde mi posición dentro de la barra sobre la tarima tenía una panorámica perfecta de su escote, decidí que no tenía nada que perder y echarle morro, pensé que al fin y al cabo ella no se habría quedado solo para tomarse otro gintonic.
 -Te veo muy bien, pero que muy bien. –Le dije mirándole descaradamente las tetas.
 -No has cambiado nada, sigues siendo tan zalamero como siempre. Como veo que te has fijado en que mis tetas siguen tan firmes como hace años, te diré que después de tener a mi hijo me las operé.
 -Cariño, no solo es el pecho, sigues teniendo unas piernas increíbles, por no hablar de ese culo duro como una piedra que tienes, –le dije bromeando pero con toda la intención mientras salía de la barra para cerrar la puerta después de que los últimos clientes se fueran- ven, siéntate y charlamos un poco para ponernos al día.
 Nos sentamos uno frente al otro y durante unos veinte minutos estuvimos hablando de cómo nos había ido la vida durante aquellos años. Me contó que su marido era un capullo, cosa que yo le había advertido un montón de veces cuando empezaron a salir, pero que ella se había tomado como un ataque de celos por mi parte. Pasados esos minutos ella dio un sorbo de su tercer gin tonic y sin soltar la copa me miró durante unos segundos, después empezó la conversación que yo llevaba rato esperando que empezara.
 -Aún recuerdo las cosas que hacíamos.
 -¿A qué te refieres?
 -Anda, no te hagas el tonto, ya sabes a que me refiero.
 -No, no lo sé. –Le dije sonriendo dando un trago de mi copa.
 -Recuerdo aquellos fines de semana en los que nos metíamos en mi habitación el viernes por la noche y no salíamos hasta el domingo por la tarde para ir al cine. Dios, aquello sí que era follar duro. Desde que lo dejamos nadie me ha follado como tú.
 -Joder Sonia, la conversación se está poniendo interesante. Dices que nadie te ha follado como yo desde entonces, pero después de romper tú y yo empezaste a salir con el que ahora es tu marido prácticamente al día siguiente…
 -Es verdad, tengo que reconocer que la felicidad nos duró poco, él es un capullo integral tal como tú me habías avisado tantas veces en su momento, y no quise escucharte por que estaba colada de él, aparte de que es un picha corta. Así que también tengo que reconocer que desde hace un par de años he echado alguna cana al aire, pero te repito que ninguno me lo ha hecho como tú me lo hacías.
 -Pero bueno, ¿Qué es lo que hacíamos y no has vuelto a hacer? –Pregunte esperando la respuesta cachonda que recibí.
 -¿Estas de broma? Ningún tío me ha vuelto a dar la caña que tú me dabas, tú me putificaste, antes de ti nunca me había tragado una polla hasta la garganta o me había tragado una corrida, o había dejado que me dieran por el culo.
 Decidí que había llegado el momento de dejar de hablar del pasado y de pasar a la acción del momento, puse mi dedo índice sobre sus labios y se lo metí en la boca.
 -¿Sabes lo que creo? Creo que llevas mucho tiempo sin que te follen bien follada y que esta noche has venido aquí para que te eche un buen polvo, pero vas a tener que ganártelo.
 -¿Y qué es lo que tengo que hacer? –Sacándose mi dedo de la boca relamiéndose los labios.
 Me puse en pie y me acerqué a ella que permanecía sentada, me baje la cremallera y me saque la polla, me la agarre y la acerqué a su boca.
 -Para empezar chúpamela hasta que te atragantes, recuerdo que eres una buena tragasables, -sin rechistar empezó a chuparme la polla con verdadero vicio, lubricándomela con su saliva- eso es preciosa trágatela entera, buena chica, -le dije cogiéndola por detrás de la cabeza clavándole la polla en la boca hasta los huevos haciendo que se atragantara- anda quítate el vestido que te voy a follar como te mereces.
 Sonia se puso en pie y en apenas cinco segundos se quitó el vestido, el sujetador y el tanga y se quedó solo con los zapatos desnuda frente a mí.
 -Vamos fóllame, estoy cachonda perdida.
 -Joder que buena estas, te voy a follar hasta que te corras como una perra en celo. –Le dije admirando sus perfectas tetas y su coño perfectamente rasurado.
 La empujé contra la mesa haciendo que se tumbara sobre ella mirando al techo, le comí el coño un par de minutos haciendo que se retorciera de placer, después me puse en pie y encaré mi polla a la entrada de su coño.
 -¡Vamos por favor, métemela! ¡Métemela ya, tengo el coño chorreando!
 -¡Dios Sonia! Sigues siendo la misma cachonda de siempre.
 Le metí la polla, la humedad de sus fluidos mezclados con mi saliva después de la comida de coño que le había hecho hizo que mi rabo se deslizara dentro de ella dándome un placer increíble.
 -¡Eso es cabrón! ¡Fóllame el coñito! ¡Joder, ya era hora de que me echaran un buen polvo!
 Durante un buen rato estuve follándole el coño con fuerza mientras ella no paraba de gemir. Su coño parecía un charco de lo mojado que lo tenía. Su cuerpo empezó a tensarse y en pocos segundos estallo en un orgasmo gritando enloquecida.
 -¡Haaaaa! ¡Haaaaa! ¡No pares, Joder, fóllame como a una perra en celo! ¡Me corro! ¡Me corro! ¡Hostia puta que gusto! ¡Haaaaa!
 Sonia destensó su cuerpo entre resoplidos mientras yo la seguía follando lentamente, la visión de aquella preciosidad saciada de placer hizo que mi orgasmo estuviera a punto de estallar.
 -¡Joder Sonia! ¡Estoy a punto de correrme! Anda se buena chica y ven aquí, vamos a recordar viejos tiempos, ponte de rodillas, abre la boca y saca la lengua.
 Con verdaderas ansias de que me corriera en su cara y su boca Sonia se puso de rodillas y como le había dicho abrió la boca y saco la lengua.
 -¡Vamos semental, córrete en mi cara! Lo estoy deseando. –Me dijo mientras yo me la cascaba frente a su cara con claros signos de placer.
 -¡Toma, toma leche caliente zorrita! ¡Haaa! ¡Haaa! ¡Haaaaaa! ¡Joder que gusto! –Grite mientras los chorros de mi abundante corrida inundaban su cara y su boca.
 Sonia engulló, lamió y me succiono la polla tragándose todo el semen que llegó a su boca, mientras parte de él le resbalaba por la barbilla cayendo sobre sus tetas, yo la miraba retorciéndome de placer.
 -Eso es preciosa trágatelo todo.
 -Joder que rico, como me gusta el semen. –Chupándose un dedo embadurnado de leche.
 Me sacudí la polla en su cara y me dirigí a la barra para buscar un poco de agua, cuando volví nos sentamos para descansar un poco.
 -Dios, que buen polvo me has echado, casi ya ni recordaba lo es meterse un buen rabo entre las piernas.
 -La verdad es que no ha estado nada mal, menuda corrida me he pegado, tenía los huevos a reventar.
 -Joder que zorra soy, mi marido en casa cuidando de nuestro hijo y yo aquí follando contigo.
 -¿No iras a sentirte culpable ahora?
 -No que va, ya te he dicho que las cosas hace mucho que no están bien entre nosotros, además si él no me complace no pienso quedarme en casa mirando porno mientras me masturbo, -Sonia se escupió en la mano y empezó a pajearme la polla lentamente- me encanta tu polla, recuerdo aquellas sesiones de sexo maratonianas donde me la metías por todos lados, éramos insaciables.
 -Y aun lo somos cariño, aun lo somos. –Le dije cogiéndola con mi mano derecha por detrás de la cabeza para que se amorrara entre mis piernas, ella obediente me siguió el juego y se bajó al pilón chupándome la polla de nuevo. Como era habitual en ella me la chupo con verdadera maestría, humedeciéndomela con su saliva dándome un gran placer- Joder Sonia, mira que en estos años me la han chupado infinidad de veces, pero ninguna era tan buena chupa pollas como tú.
 -Ya sabes que me encanta chupar y que me pone muy cachonda que me follen la boca. –Dijo cogiendo aire para a continuación escupir sobre mi rabo y tragárselo de nuevo hasta los huevos.
 -¡Hufffff! ¡Qué rico joder! Que placer me estás dando, anda ven aquí, que como sigas te lo voy a echar en la boca y quiero disfrutarte un poco más.
 Cogiéndola de los brazos hice que se levantara y la coloqué contra la mesa con su glorioso culo mirando hacia mí, me puse detrás de ella y agarrándome la polla se la metí en el coño arrancándole un grito de placer.
 -¡Si joder! ¡Fóllame duro! ¡Métemela con fuerza!
 La cogí de las caderas y disfruté de su húmedo coño un buen rato, follándola con todas mis fuerzas hasta que gritó a los cuatro vientos que se iba a correr.
 -¡Así, así, párteme en dos! ¡Me corro, me corrooo!
 -Te gusta que te follen el coñito ¿Verdad zorrita?
 -Joder me encanta, –me respondió entre resoplidos- ahora te voy a dar algo que sé que te encanta- me dijo mirando atrás sonriendo mientras se metía un dedo en el culo.
 Me agaché detrás de ella, con mis manos le abrí los cachetes del culo y empecé a lamerle el ojete metiéndole la lengua todo lo que podía.
 -¡Eso es cabrón, lámeme bien el ojete!
 Cuando consideré que su culo ya estaba suficientemente lubricado me puse en pie y encaré mi polla a aquel glorioso agujero, metiéndosela lentamente hasta que la tuvo toda dentro, para a continuación empezar a follarla subiendo el ritmo a medida que me iba excitando más y más.
 -¡Si joder! ¡Fóllame el culo como a una perra!
 -Joder Sonia sigues siendo la misma guarra de siempre, ¡Dios como me gusta darte por el culo!
 -Ven, acércate, dime guarradas al oído.
 En ese momento recordé que a Sonia le ponía muy cachonda que le susurrara al oído todo tipo de guarradas, así que me acerqué a su oreja derecha sin dejar de follarle el culo.
 -Eso es guarra mueve las caderas, ¡Dios, que culo tienes! ¡Joder Sonia, sigues siendo tan puta como siempre!
 -¡Si, si! ¡Soy una puta! ¡Joder como me gusta meterme pollas por el culo! ¡Vamos, utilízame, sacia tu placer en mi culo! ¡Dios, como me gusta ser tan guarra! ¡Vamos cabrón, dame tu leche! ¡Ya sabes que soy una adicta al semen! ¡Vamos dame tu esperma calentita, lo estoy deseando!
 -¡Si joder! ¡Toma polla por el culo puta viciosa!
 Estuve un buen rato reventándole su perfecto culo hasta que noté como se me abalanzaba un intenso orgasmo, lo que hizo que me la follara con más intensidad aun.
 -¡Me voy a correr! ¡Me voy a correr en tu culo de puta! ¡Joder que gusto!
 -¡Si soy tu puta! ¡Lléname mi culo de puta con tu leche! ¡Vamos córrete, estoy deseando sentir tu leche caliente en mi culo!
 -¡Haaaa! ¡Haaaa! ¡Toma leche zorra!
 Mi corrida inundó su culo entre mis espasmos de placer hasta que saciado de placer deje de bombear, pero sin sacarle la polla de su estrecho agujero.
 -Ufff menuda enculada me has dado, creo que voy a estar dolorida unos días.
 -Dios, tienes un culo fantástico, me has sacado hasta la última gota de leche. –Le dije sacándole la polla, sentándome en una silla. Ella sin moverse de su posición con el culo en pompa hecho una mano atrás y la colocó de manera que el semen que salía de su culo cayera sobre su mano, para a continuación llevarlo a su boca, tragó todo el que pudo recoger y se lamio los dedos saboreando mi fluido con verdadero vicio.
 -Te lo digo en serio Sonia, eres una verdadera guarra, hacía tiempo que no me ponía tan cachondo, me lo he pasado de puta madre.
 -Yo también, necesitaba una buena sesión de sexo del bueno. –Dijo incorporándose mientras se ponía el tanga mientras yo la miraba.
 -Estas buenísima, y las tetas nuevas te quedan perfectas.
 -Gracias, lo sé por cómo me miran los hombres, ya sabes que me gusta calentar a los tíos.
 Nos vestimos y aun estuvimos un buen rato charlando, antes de irnos Sonia me miró y se sonrió.
 -¿Qué pasa? Le pregunté.
 -Me preguntaba si aún tendrías fuerzas para que te haga una buena mamada, me gustaría irme con buen sabor de boca, tú ya me entiendes.
 -De eso puedes estar segura. -Le dije abriéndome el pantalón.
 Sonia se puso de rodillas y empezó a hacerme una maravillosa y ensalivada mamada, dejando que le follara la boca con violencia.
 -¡Eso es puta! ¡Ensalívamela bien! ¡Eso es guarra trágatela hasta que te atragantes! ¡Vamos viciosa, déjame seco, sácame hasta la última gota de leche! 
 Sonia me la estuvo chupando sumisamente hasta que exploté corriéndome en su boca, ella como me había anunciado se tragó hasta el último chorro de semen, después se levantó y se acercó a la puerta.
 -Ha estado genial, volveré a venir por aquí.
 Me dijo sonriendo antes de salir.

1 comentario - Mi ex me visita

robby13 +1
Relato caliente como pocos!!