Dios de capacitación Relato

Para quien recordará y leyó mis relatos anteriores, sabrá que conseguí un empleo en una concesionaria de vehículos, salí a celebrar con mi esposo y terminé tragando leche.


Me presento para quien no me ha leído. Mi nombre es Sofía, SofMa para los amigos, mido 1.67, peso 67 kg y tengo unas amplias caderas y soy de tez blanca.

Estaba por comenzar mi primer día laboral y se trataba de un curso de inducción, que tendría lugar en una ciudad vecina a la mía, para la cual era 1 hora de camino, pero eran 03 días seguidos de capacitación. Por lo que la empresa me rentó una habitación y me daría los viáticos para esos 03 días.

Me comentaron que así como yo, irían otras 03 personas, ya que también acababan de entrar.

Nos prestaron un auto de la empresa y nos destinamos al lugar.

Los compañeros que iban eran:

Alfredo, un señor de entre 45/50 años algo descuidado, pero agradable.

Fernando, un señor joven de entre 35/40 años bien parecido, pero algo tímido pues no hablaba.

Rosa, una señora de 45 años, robusta pero muy amena.

Alfredo se encargó de llevarnos al lugar, nos trasladó y llegamos a hacer check al hotel, las habitaciones eran en cuartos separados para nosotras, en el caso de ellos, tendrían que compartir la habitación, pues era doble. Quedamos distribuidos Rosa en el 2do piso y nosotros quedamos en el 4to. Mi habitación justo al lado de la de ellos.

Hicimos buen clic los 4 por lo que nos pusimos de acuerdo para tomar los alimentos juntos, ..... etc.

Comimos a eso de la 1 pm y nos fuimos cada uno a la habitación para instalarnos, asearnos e ir al primer día de inducción.

Las paredes eran muy delgadas, por lo que se escuchaba todo de las otras habitaciones, por lo que al recostarme pude escuchar como platicaban.

-Que te parecieron tus compañeras-

Pues agradables y amenas.

-Si, pero me refiero en cuerpo, a cual te darías?

Ahhh pensé que te referías a otra cosa, pues la verdad a Rosa ni de chiste, sin embargo Sofía está bien rica y tiene unas nalgotas que se ven deliciosas. También unos labios gruesos cómo para que se ponga a dar unas mamadas.

-Sii lo mismo pienso, aunque yo la verdad no perdono a Rosa, si dejo que se perdido me de unas mamadas jaja

Reían a lo distante y yo me estaba excitando con sus comentarios, por lo que comencé a masturbarme lentamente, me encontraba tan mojada y excitada que cuando menos acordé, comencé a gemir como loca y a acariciarme las tetas desesperadamente, sabía que estarían escuchando aquel espectáculo auditivo que les estaba brindando por lo que no bajaba el tono de mis alaridos.

Terminé y me arreglé, me puse una tanga y un brassiere sencillo, un vestido arriba de la rodilla y zapato negro cerrado.

Al salir de la habitación, me tope a los dos de frente, sabía que era imposible que no hubieran escuchado aquel rico espectáculo, pero no dijeron nada.

Subimos al auto y todo el camino fueron serios, decidí romper el hielo preguntando "Que hicieron en este rato"
Se voltearon a ver y rieron y dijeron -Envidiar al vecino, pues está una pareja muy lujuriosa que se la pasaron de lujo, se escuchaba hasta la habitación-

Yo apenada e inocente dije, -Enserio, que triste que yo no escuché! Me quedé bien dormida-

Reímos juntos.

Llegamos al lugar, nos recibieron, trabajamos, todo de lo más normal, de regreso al hotel, Fernando recibió una llamada y al colgar entre risas, nos comentó que un amigo lo había invitado a salir y pasaría por él.

Llegamos al hotel y todos nos fuimos a nuestras habitaciones, se escuchó cuando Fernando salió y se fué.

Siempre me ha gustado andar cómoda, así que traía un blusón que no me tapaba ni media nalga y dejaba notar mis ricas tetas.

Salí al balcón a fumar un cigarrillo, el cuál se comunicaba con la habitación de los chicos y yo "Sin saber" estaba dando la espalda por qué sabía que Alfredo seguía ahí, aunque tal vez dormido pero el morbo era el mismo.

Entre murmullo escuchaba pequeños suspiros y alaridos, "mm.. ahhh. Que rica... Uf..."

Me metí a mi habitación y me recosté, escuché los gemidos más fuerte y de pronto silenció.

Así es, seguramente aquél espía inocente había derramado lechita pensando en mí. Me excitó, pero me ganó el sueño y dormí.

Al día siguiente todo fue de lo más normal, por la tarde les pregunté si ya no había sonado la pareja, por lo que dijeron que no, así que no había duda de que era yo a quién escucharon.

Al salir del empleo y dirigirnos al hotel, Alfredo llegó a comprar algunas cervezas, pues sería la última noche en el hotel, le pregunto a Fernando si saldría y el dijo que no, esa tarde los había escuchado murmurar y estar en la habitación atentos para saber si salía a fumar. Así que no podía permitirme negarles el show.

Le preguntaron a Rosa pero ella les dijo que no, que ella dormía temprano así que no insistieron, yo me encontraba cansada por lo que no acepté pero de igual forma les daría el espectáculo de que me vieran y escucharán.

Se oscureció y casi no se escuchaban, supongo que para que creyera que no se encontraban, así que de igual manera con un blusón, me decidí salir al balcón con mi cigarro, está vez, pude notar que los dos estaban atentos, salieron al bancon a fumar conmigo mientras me invitaban a beber con ellos.

Les dije que aceptaba una cerveza pero un solo ratito, que me cambiaría y me iba con ellos, pero se rieron y dijeron, que más da, estamos cómodos y en confianza, así pásate por acá, me calentó la idea de que supieran que debajo traía solo ropa interior y que me veían mis piernas y nalgas cada que caminaba.

Me senté en la cama de uno de ellos y comenzaron con platicas sencillas, trabajo, etc.

Hasta que de pronto Alfredo comenzó con platicas picantes a preguntar qué posición nos gustaba más, etc.

De pronto, paso de ser un juego a un interrogatorio conmigo, me preguntaban si me gustaban grandes o chicos, de perrito o parada, la leche adentro o afuera, etc. Notaba que cada que respondía, se iban poniendo más insistentes, pues se estaban excitando.

No escatime en dar lujo de detalle, decir cómo me gustaban los penes y lo mucho que me empezaba a gustar la leche.

Empezaron el duelo de hombres de decir "yo la tengo más grande que tú" hasta que dijeron -Que Sofia decida-

Yo acepté, entonada por el alcohol y el momento, se bajaron el pants ambos y salieron de ellos como resorte sus penes, el de Alfredo era gordo y grande, el de Fernando era delgado pero igual grande, hice el comentario de que los dos se veían ricos, pero necesitaba tocarlas para distinguir el tamaño, las tomé con las manos haciendo bromas de medición, sin embargo empecé a jalar lento y suave cada una de ellas, rápido me quitaron el camisón y me tumbaron en la cama, mientras me veían se la jalaban cómo locos. Anunciaron que se iban a venir ambos por lo que me levanté y me las traté de meter a la boca los dos, me comí toda la lechita calientita de cada uno de ellos, estaba súper excitada.

No me podía permitir no montar aquellos penes cómo debe de ser...

Si quieres parte dos, muéstrame la lechita que te saco con mis relatos
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