Una pequeña mujer exploradora

Fue por junio o julio cuándo estando de compras con mamá, encontramos un panfleto de los boy's scouts, inmediatamente comencé a insistirle a mi madre que me dejará entrar, incluso tuve que hablarlo con papá. Ya teniendo la aprobación de ambos, sólo quedaba cumplir los requerimientos para ser aceptada como una, entre ellos estaba el ayudar a ancianos a cruzar la calle, recoger basura y vender galletas siendo esto último lo único en lo que necesite ayuda. Papá siempre trabajaba y cuando estaba en la casa, aprovechaba para encerrarse en el garaje con su auto o durmiendo, por otro lado mamá era quien estaba disponible, así que fue mi víctima. Aquel día me puse mi uniforme de chica exploradora, era muy cómodo y fresco por lo que me encantaba llevarlo a todos lados, justo antes de salir, casi me da un shock al ver a mi madre con el mismo uniforme, aparentemente ella lo había confecciónado para la ocasión, (ya que es muy diestra con la máquina de cocer). Así íbamos ambas con ese mono traje, aunque debo admitir que mamá se miraba rara, creo que todos pensaban lo mismo ya que por todos los lugares por los que pasábamos los hombres se nos quedaban viendo mucho.



Lamentablemente no tuve mucho éxito vendiendo galletas, ya bien entrada la tarde, casi ya noche y aún tenía casi todas, no había podido cumplir con el requerimiento que era venderlas todas en un solo día y por mi cabeza pasaba una y otra vez el que quedaría fuera. Así llegamos a una casa algo mal cuidada, era un barrio de gente de color, pero se miraba muy vacía. Le pedí a mamá que me dejará vender en la mitad de casas mientras que ella en la otra mitad, aunque se negó, acepto dejarme ir sola mientras ella me miraba desde lejos, así fue como toque la puerta, una señora algo mayor atendió y así comencé con mi mejor sonrisa a intentar venderle almenos un paquete. Después de casi 8 minutos de plática y repetirle las mismas palabras una y otra vez, finalmente logré vender dos cajas, regrese victoriosa con mamá pero me extraño no verla, únicamente estaba el carrito con cajas de galletas.



Comencé a buscarla por los pórticos, tal vez ella había optado por ir a vender, más mayor fue mi sorpresa cuando escuché un sonido ya familiar para mí, esos aplausos que aveces resonaban a media noche cuando se supone yo debería estar dormida, seguí el sonido hasta un callejón algo oscuro y me acerque en silencio, ahí estaba mamá, sus manos estaban apoyadas en la pared y tenía su hermosa falda verde hasta los tobillos, ¡Detrás de ella estaba un tipo musculoso! y efectivamente, se la estaba follando sin piedad alguna, le tenía una mano en la boca impidiendo que ella gritara pero eso no impidió que sus gemidos escaparan de ella. Me acerque lo más que pude, quedando detrás de un bote de basura, ahí pude ver perfectamente la intensidad de las embestidas que le estaban propiciando, ocasionalmente le daba fuertes nalgadas, bastantes sonoras a mi parecer. Tras unos cuantos minutos en esa posición, tomo la pierna de mamá y la abrazo haciendo que ella perdiera el equilibrio y se estampara de lleno en la pared, su mejilla rosaba la suciedad de ese callejón mientras que el fornido sujeto sostenía con firmeza su pierna, ante mis ojos, pude apreciar completamente la vagina expuesta de mamá, con ese enorme trozo de carne entrando y saliendo de ella, la tenue luz alcanzaba para notar que había bastante líquido saliendo de su coño, incluso el suficiente para resbalar hasta sus blancas medias. De la nada escuché a mamá hablar, "¡OH SI!, ¡HAZLO DURO! AHHHHHH' pude distinguir, lo demás solo eran palabras mal dichas, cuando vi su rostro, realmente me asusté, no parecía mamá, su mirada tranquila y cálida, no había rastro de ello, en su lugar parecía extasiada, su boca abierta de par en par y sus ojos mirando al cielo, casi desorbitados. Por su parte, la mano que antes tenía en la boca ahora jalaba con fuerza su cabello, estoy segura que las embestidas que recibía ahora eran más fuertes ya que eran más lentas, pero cada que ese enorme pene entraba, todo su cuerpo se movía.

Una pequeña mujer exploradora


Un sonido me saco del transe en el que estaba mientras apreciaba aquella escena, una puerta abriéndose, tal vez de algún vecino al escuchar el ajetreo, así que lo más rápido y silencioso que pude, salí del callejón únicamente para encontrarme a un muchacho, no parecía alguien de malas intenciones, pero que si venía con intenciones de investigar, me interrogó con coraje, si era yo quien golpeaba la pared, antes de que pudiera responderle me preguntó por mi uniforme, cabe destacar que en todo momento intentaba aplaudir, por mera precaución. Lo lleve hasta donde se encontraban mis galletas y le expliqué que mi berrinche era por no venderlas, ¡el amable chico las compro todas!, también se ofreció a llevarme a casa pero me negué alegando que vendrían por mi en poco tiempo, así se fue a su casa, tal vez intranquilo. Inmediatamente entro a su casa, yo regrese a dónde mi madre únicamente para encontrarla ya tirada con el culo apuntado al cielo, prácticamente borboteando semen, imaginé instantáneamente que aquel sujeto, después de usarla, simplemente la dejo ahí a su suerte. De su cuerpo se desprendía calor, era notable por la fina capa de vapor que emanaba, su voz aún parecía perdida enmedio de gemidos y suspiros. Paso cerca de un minuto en el que llegue a creer que estaba muerta, más comenzó a moverse, tal cual un rayo corrí hasta donde estaba mi carrito esperando verla salir, tras un momento, así fue. Ignore lo que había pasado y preferí contarle sobre como recorrí todas las casas vendiendo mis galletas, no creí que fuera bueno el decirle que me las compraron por lástima después de evitar que tuviera otro pene dentro de ella.



Se miraba desalineada, caminaba algo rara pero nuevamente era ella, su rostro irradiaba ternura y por algún motivo se le miraba muy féliz, tal vez por mi gran logro... o por otro motivo, el fin de la historia es que regresamos a casa, papá estaba metido en la cochera con su auto como de costumbre así que ni siquiera noto que mamá se metió directo a la ducha, a partir de ese día ella comenzó a insistir en salir a vender galletas más seguido cosa que a mí me agrado, también comenzó a participar más activa en otras actividades de los boy's scouts.

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