Nací para ser cornudo III

Cada poco tiempo la barra de amigos de Natalia tiene la costumbre de juntarse a charlar un poco y tomar algo, es una juntada muy familiar ya que incluso dos de las parejas llevan a sus hijos (entre 15 y 19 años) y también se suma una amiga que está soltera, en total seremos 10 más o menos (entre ellos está Javier, el amante de mi esposa y su esposa)

La juntada fue en un bar que a todos nos gusta pero esta vez, casualmente no fueron los hijos así que éramos todos mayores y las charlas se pusieron más picantes, jaja en una buena pero las bromas fueron subiendo de tono y el consumo de alcohol fue mayor por persona.

Cundo el bar ya estaba por cerrar nos tuvimos que ir pero el ambiente estaba muy bueno así que se propuso ir a un boliche a seguir tomando algo, reírnos y estirar la noche.

Así fue, nos fuimos al boliche y al poco rato todos estábamos bailando entre todos y tomando bastante, las miradas entre Javier y mi esposa estaban ahí, reprimidas pero estaban, yo las podía identificar.

Florencia, la esposa de Javier estaba hermosa esa noche, yo no me cansé de mirar sus piernas y esa pollera corta a ver si en algún momento se levantaba más de la cuenta y me dejaba ver algo, pero no.

En cierto momento de la noche, me percaté que ni mi esposa ni Javier estaban en el grupo por lo que presentí que algo podía estar pasando así que salí volando al baño y en un cubículo ví por abajo de la puerta los zapatos de Javier así que me metí al cubículo de al lado y me senté en silencio a escuchar.

Pasaron unos minutos y no se escuchaba nada, pero Javier tampoco salía, hasta que en un momento, cuando ya me estaba por ir siento una risa apretada de mi esposa y Javier que le dice susurrando "ahora creo que no hay nadie", "fijate" le dice Naty,
Javier abre la puerta despacito y sale agarrándose los pantalones a recorrer el baño, yo me subo al inodoro para que no se vean mis pies y espió por la cerradura, la imagen fue tremenda, por el espejo pude ver (ya que Javier había dejado la puerta abierta) a mi esposa también subida arriba del inodoro con la ropa toda desalineada y una teta que le asomaba para afuera de la camisa.

Me mantuve inmóvil hasta que Javier volvió y se metió de nuevo al cubículo...

"estamos solos" le dijo Javier y ella no respondió, solo se sintió el el ruido de los zapatos de mi esposa que bajaba del inodoro y el ruido de la hebilla del cinto de Javier que se desprendía .... "cuanto extrañaba esto" le susurró Javier mientras Natalia no respondía nada, por los ruidos asumo que tenia la boca ocupada.
Yo no pude contenerme y me desprendí el pantalón lentamente para pajearme, no podía creer la situación que estaba viviendo.

Javier le repetía a mi esposa "seguí, seguí" hasta que en un momento volví a escuchar la voz de Naty a modo de susurro "ya está, metemela que nos queda poco tiempo" pero en eso, entran un par de tipos al baño así que por lo poco que escuché, Naty se subió al inodoro y todo se cortó.

Después de eso, Javier le dice a mi esposa que él va a salir y espiar la puerta para que ella pueda salir a lo que yo, antes que todo eso pasé me escapé del baño para poder esperarlos con los demás cuando volvieran.

Así fue, cuando ambos llegaron, haciéndose los que venían separados desde distintos lugares yo estaba ahí para recibirlos, le di un tremendo beso a mi esposa y le susurre al oído "que gusto a pija tenes en la boca".

Fin.

2 comentarios - Nací para ser cornudo III

Pervberto +1
Excelente descripción del placer inmenso que da ser mirón de los propios cuernos.
nicobi1982 +1
Conoces de ese placer?