Mi novia escurriendo en el antro.

Hola, no soy tan nuevo por acá, pero si es mi primer relato. Uno que ocurrió hace unos 3 o 4 años aproximadamente.

Primero comenzaré diciendo que en ese entonces mi novia y yo llevábamos un par de años juntos. Ella es muy guapa, algo chaparrita, pero con unas tremendas curvas ya que entrenaba diariamente en el gym. Sus senos son pequeños, que bien pueden ser cubiertos con mis manos, su abdomen plano y sus nalgas paraditas, grandes y duras por el ejercicio. Además sus piernas súper torneadas son la escalera perfecta para subir al paraíso.

Yo por mi parte soy de estatura promedio, delgado, pero con un poco de musculatura, sobretodo en la espalda y las nalgas ya que también entreno.

En fin, el relato comienza una tarde de viernes cuando pase a su casa para arreglarnos ya que iríamos de antro con algunos amigos.
Al llegar ella sólo traía una playera mía que apenas le cubría las nalgas y una tanga de hilo.

Al verla comencé a besarla apasionadamente, cerré la puerta y la puse contra ella mientras comenzaba a meterle mano, ese outfit me prende al instante y ella lo sabe. Se puso de rodillas, bajo mi pantalón mientras me veía a los ojos y me la comenzó a mamar. Después de un momento la levante y la lleve a la sala, donde la puse en cuatro, hice a un lado su tanga y le comencé a lamer sus vulva. Ya estaba algo húmedo pero comenzó a escurrir más.

Me levanté y con el miembro tan duro que tenía y ambos húmedos fue fácil que la penetrara, ella comenzaba a gemir y me pedía que la siguiera cogiendo cada vez más duro. Tenemos tan buena conexión (por los años te practica) que terminamos al mismo tiempo y me dijo: “ahora si vamos a bañarnos, sólo quería bajarme la calentura que traía desde la mañana.” Me sonrío y la seguí.

Después de ducharnos comenzamos a arreglarnos y vi lo que se pondría. Un putivestido negro (le decimos así porque es muy entallado, corto y escotado, deja poco a la imaginación), tacones altos y sólo un hilo de tanga negro (mi favorita cabe mencionar).

Para terminar de maquillarse usó un labial rojo que hacía contraste con su vestimenta a lo que le dije: “te ves muy putita, ya me puse duro de nuevo, no sé cuánto aguante sin cogerte”. Me sonrió muy coqueta y me acarició el pene sobre el pantalón y me susurró “así te voy a traer toda la noche, para que estés igual de caliente que yo”. Me guiñó el ojo y se volteó para darse los últimos retoques.

Durante todo el camino mientras conducía le iba metiendo mano y ella acariciaba mi miembro, al llegar sentí que sus pantys estaban ya un poco húmedas y a decir verdad mi bóxer también sentía que estaba ligeramente húmedo. Sin embargo pausamos y entramos al antro donde ya nos esperaban.

La noche avanzaba normal, bebiendo y bailando. A ratos me pegaba sus nalgas para perrearme y yo seguía el ritmo mientras la tomaba de la cintura con una mano y con la otra solo me acercaba bastante a sus senos, ya que eso la excita bastante.

Conforme pasaba el tiempo y seguimos bebiendo nos estábamos calentando cada vez más, hasta que a eso de la 1 cuando mucha gente ya está ebria y deja de prestar atención le hice un gesto de que fuéramos al baño, me siguió y comenzamos a besarnos cerca de la entrada, cuando noté que no había mucha gente cerca la jale y nos metimos a un cubículo, le susurré mientras subía su vestido: “te dije que no aguantaría mucho viéndote así” a lo que respondió “ya tenía mucho que no cogiamos en un lugar público, ya sé cómo tentarte, amor”, mientras lo decía desabrochaba mi pantalón y se giraba, pase mi mano por mi lengua para lubricarla un poco, pero al sentir sus labios ya estaban más que húmedos, lentamente comencé a penetrarla, cada vez aumentábamos el ritmo y sus gemidos eran más fuertes cada vez, aunque se ahogaban con el ruido del lugar.
Le dije que me iba a venir y gritó que ella también. Cuando volteamos para tomar papel notamos que ¡no había! Nos miramos con sorpresa y le dije: tendremos que confiar en que tu pequeña ropa retenga mis fluidos.
Me dio una cachetada jugando y subió su ropa interior. Salimos del baño y como era de esperarse nadie se inmutó, seguro no éramos los primeros ni seríamos los últimos.

Regresamos a bailar con nuestros amigos pero yo ya no bebí pues iba a conducir, igual la seguía pasando bien. Pasado un momento me senté y vi con el brillo de una luz que algo escurría por su pierna. Me acerqué y antes de decir algo me dijo: ya sabemos que tu corrida no es apta para esta tanga acompáñame a ver si ya hay papel.

Regresamos al área de sanitarios y la esperé afuera pues entró al de mujeres, sin embargo pasados unos minutos me jaló, “no hay y ya me puse caliente de nuevo”. Entramos al cubículo y como se imaginarán pena no sentíamos así que le dije: “voltéate, te voy a cargar”, ella se agarro de las paredes del cubículo para levantarse mientras yo la cargaba, una vez acomodada se soltó para sentir como la gravedad ayudaba a que la cogiera más duro. Me abrazaba y me gemía al oído lo que me excitaba mucho, por lo que la embestía más provocando que me comenzara a morder el cuello. Finalmente me dijo: me voy a venir.

Sentí como comenzaba a apretarme el miembro con su vagina por lo que también hizo que terminara. Nos besamos y nos sonreímos. Volvió a subirse su tanga ya sin preocuparse por si había papel o no y salimos de ahí.

Después de eso sólo estuvimos una hora más cuando mucho, pues la mayoría ya estaba muy tomado o con sus ligues de la noche. Subimos al auto y en broma le comenté: “no me vayas a manchar el asiento” me miró y contestó “igual mancharé tus tapetes, fue por tu calentura” y tiró su tanga al suelo. Por supuesto que volvimos a coger de camino a casa, pero esta vez me vine en su boca, es más difícil lavar un asiento que sus pantys.



Espero les haya gustado el relato, es el primero que hago y me gustaría saber qué opinan. Si les gustó iré subiendo más de nuestras historias ya que como notaron somos un par de jóvenes calientes sin mucha pena.

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