Mi tío, mi tía, mi primita y yo (14)

El domingo llegué a mi casa, entré a mi pieza y estaba mi hermanita (que es dos años menor que yo, un año menor que Mica)acostaba en bombachita sobre mi cama, usando mi tablet. No es muy común que ande en bombacha así fuera de su pieza, pero es una desvergonzada, así que no me extrañó demasiado tampoco. Me acerqué despacito y le di un gran chirlo en la cola, al grito de “QUE HACÉS EN MI CAMA PENDEJITA”, se pegó un buen susto y se levantó riéndose, y me dijo “nada”, queriendo agarrar la tablet de nuevo. Me di cuenta que estaba mirando porno. La quise agarrar yo y me la sacó de un tirón y cerró lo que estaba viendo. 


“Me voy abañar, tomá tu tablet de mierda” me dijo, y se fue. Me fijé en el historial, sí, estaba viendo unos videos en pornhub, había visto uno lésbico (chicas adolescentes chupándose la concha mutuamente),uno anal, uno de hermanos (este me causó una oleada de excitación, que estaba pensando mi hermanita, con qué se estaba haciendo la paja?). Cerré la puerta con llave, me acosté en la cama dispuesto a pajearme, pero de pronto me vino una idea morbosa: buscar la bombachita, probablemente húmeda de la paja que se estaba haciendo, que mi hermana seguramente iba a dejar en la ropa sucia. Nunca me había calentado mucho mi hermanita, a pesar de que ya estaba hecha una mujercita, pero se ve que el sobreestímulo con el que venía, más encontrarla pajeándose en mi cama, en bombacha y viendo porno, me había afectado. 


Esperé veinte minutos. Fui al canasto de la ropa sucia y ahí estaba, una bombachita color blanco con rayas violeta. Y, tal como lo preveía, mojada en la zona de la concha. La hice un bollito, me la metí en el bolsillo y me fui a la pieza. Cuando llegué cerré la puerta, me tiré en la cama, la saqué y la olí. Me embriagó oler así a mi hermana. Tenía un olor tan rico como el de Mica y Cele. Me estaba haciendo adicto al olorcito a concha. 


Me llevé la mano a la pija, todavía adentro del pantalón. Por suerte no me los había bajado, porque entró de golpe mi hermana, recién bañadita, en remera y, otra vez, en bombacha. Esta vez una bombacha negra. Siempre nos peleábamos jugando, Entró como con actitud desafiante, pero sin decirme nada. Yo salí al ataque.


Yo: “Así que te estabas haciendo una paja”
Se sorprendió, me miró con cara de “que decís, estás loco”, con una sonrisa a medio reprimir.


Ella: "No!”


Yo: “Bueno, estabas mirando porno, vi en el historial. Ves porno sin hacerte la paja, chiquita?”


Ella: “Bueno, vos re ves porno, yo miré tu historial también, pendejo”


Yo: “Sí, miro porno y me hago la paja, por?”


Ella estaba completamente sorprendida. El tema del sexo se había instalado entre nosotros, sobre todo después de que yo me envalentoné al hablarlo con Micaela, y después al hacer cosas con ella y los tíos, pero acá estaba subiendo fuerte la apuesta y mi hermanita se sorprendió (aunque en realidad ella había subido la apuesta antes, mostrándose en bombacha y haciéndose una paja acostada en mi cama).


Ella: “Ya sé que te haces la paja”


Yo: “Justo ahora me iba a hacer una y me interrumpiste”


Ella: “Hacétela igual, o te da vergüenza”


Yo estaba completamente atrevido, así que ahí nomás saqué la pija. Ella se quedó perpleja. Seguramente era la primera pija que veía en su vida fuera de una pantalla. Sonrió divertida.


Yo: “Bueno, me la hago, pero cerrá la puerta con llave que no quiero que nos vea mamá”.


Caminó hasta la puerta y la cerró con llave. Yo aproveché para mirarle el culito. Realmente se estaba poniendo linda mi hermanita. Me calentó especialmente la manera en la que el culo se tragó la bombacha en cuanto ella empezó a caminar, y como ella en un movimiento nada disimulado se la sacó de entre las nalgas y se la acomodó.


Yo: Alguna vez viste a alguien hacerse la paja?


Ella: No. Bueno, vi por cam.


Yo: ¿Por cam? Te pajeaste con alguien?


Ella: Si, chateando, con un par de chicos y con un señor más grande.


Yo: Pendeja!


Ella se rió


Yo: Vos solita o con alguien?


Ella: A veces sola, a veces con Nerina.


Nerina era una amiguita suya bastante bonita, me calentó mucho imaginarlas a las dos frente a la compu, quizá con las bombachitas bajas por las rodillas, pajeándose y viendo a alguien pajearse. Y ahora la estaba viendo a mi hermana, que sentada en la silla se había empezado a acariciar la concha por debajo de la bombachita, sin mucho disimulo.


Ella: Igual vos no te pajeas con Micaela? Te espié unos mensajes.


Yo: ¡Pendeja! Que atrevida que sos pendeja de mierda.


Mi tono era de enojo, pero no era muy creíble porque lo que decía iba acompañado por estar con la pija afuera, muy caliente, pajeándome delante de mi hermanita virgen, sentada en una silla en tetas y en bombachita, tocándose la concha.


Ella:¿Y qué vas a hacer, me vas a castigar?


Yo: Sí


Ella se paró, se apoyó contra la silla, sacó culito, y me dijo “dale”. La manera en la que sacó culito, su carita entre inocente y desafiante, el tono de su voz (que traslucía su excitación) no dejó dudas de que ella quería que le pegue. Realmente la excitaba eso. Así que con bastante seguridad le di un chirlo fuerte en la cola. Ella se estremeció de placer y lanzó un gritito. Yo también sentí mucho placer, sentir la elasticidad mullida de esa colita bajo mi mano me hizo regocijarme. Le di otro, igual de fuerte. Ella apoyó la frente contra la pared y gimió, sacando más culito. Lo tenía rojo del lado que yo le había pegado. 


Me acerqué, con el boxer medio bajo y la pija afuera, la apoyé de atrás y le susurré al oído “¿Vas a seguir siendo tan putita o aprendiste?”. Me miró desafiante y con una sonrisa me dijo “no aprendí nada. Me quiero pajear y que me miren señores grandes”. Le di un chirlo medio débil. Me miró como decepcionada, y cambiando el tono por un segundo susurró “ahí está mi cinto”. Sobre la silla había un cinto finito color turquesa. Lo agarré. Ella sacó culito. Yo no soy una persona violenta, pero la calentura que tenía y la manera en la que ella me estaba indicando sin lugar a dudas lo que quería pudo más, y le crucé el culo con un violento cintazo. 


“Ay” gimió ella, y sacó culito de nuevo. Le seguí pegando, uno, dos, tres, cuatro, cinco cintazos, el cinto le dejaba marcas rojas finitas, y sonaba con un chasquido fuerte cada vez que golpeaba los glúteos. También le di algunos en la espalda y las piernas. Se inclinó aún más contra la pared, dejando la espalda casi horizontal, y el culito todo marcado y con la bombacha re metida, apuntando desvergonzadamente hacia mi. Me acerqué y la apoyé, le puse toda la pija entre las nalgas. 


“Sos una putita” le dije, “te voy a enseñar a no ser tan putita”, y la enderecé tironeándola del pelo. Se excitó aún más, acercó su boca a mi oído y me dijo “enseñame a no ser tan putita, castigame hermano”. Yo estaba sacadísimo, con un morbo tremendo por estar haciéndole eso a mi hermanita, que parecía disfrutarlo tanto como yo o más. Llevado por un impulso le bajé la bombacha de un tirón y le pasé la mano por la conchita y la raja del culo, ella seguía gimiendo “ay, enseñame, enseñame”. Estaba mojadísima la pendejita. En ese momento me olvidé completamente de mi sueño de perder la virginidad con Micaela, y se la metí a mi hermana. Entró de una la pija. La primera concha que me cogía, y era la de mi propia hermanita. Me la empecé a coger mientras le agarraba los pelos y la cara, y ella me chupaba la mano, y con la mano izquierda se abría la cola. 


“Ay, castigame, castigame” me decía. La suavidad de esa conchita me estaba matando, tan tibia, mojada y resbalosa. Pero el juego sádico que estábamos jugando me hizo sacarla y metérsela en la cola. No entró fácil, pero empujé un poco y fue entrando, tan mojada que la había sacado de la concha. Ella empezó a gemir, a gimotear, era como un quejido, un llantito. Pero a la vez se abría la cola con la mano izquierda, como queriendo que le entre hasta el fondo. Fue demasiado, el calor de su culito, tener la pija adentro de la cola hermosa de mi hermanita, me superó y empecé a acabar. Le estaba llenando la cola de leche, a chorros. “Pegáme, pegáme” me dijo, y le empecé a dar chirlos en la cola sin dejar de eyacular adentro suyo. Al tercer chirlo empezó a acabar ella también.


Luego de eso caímos rendidos al suelo, ella con la bombacha por los tobillos, mi pija adentro de su colita todavía. Después de un minuto abrí los ojos, me salí de adentro suyo. Su cola rezumó mi esperma, que salió en gran cantidad. Le miré las marcas que le había hecho con el cinto. Le pregunté si estaba bien, sintiendo un impulso de pedirle perdón. “Sí” me dijo sin abrir los ojos, sonriendo, “re bien”. Y después agregó con picardía “tiene suerte Micaela que le hagas esto todos los fines de semana”. Me reí. “No boluda, es la primera vez que lo hago”. “Yo también” me dijo, “Leandro (era un noviecito de ella de la escuela) me hizo un par de cositas pero hoy nos fuimos al carajo mal, hermano”. Se llevó la mano a la cola, tocó el semen, lo olió, y me dijo “que chanchada mehiciste jaja”. Me dieron ganas de invitarla a lo de los tíos a jugar.

Comentarios Destacados

12 comentarios - Mi tío, mi tía, mi primita y yo (14)

humber63
Exelente sigo esperando leer mas. Que se sumen los padres ya fue
matias_boca96
No me.canso de leerte
Cada dia se pone mejor el relato
MaCo2695 +5
Noooo como que no perdió la virginidad con Mica
DGE1976 +1
Yo esperaba lo mismo 🥺
ArikuWS +3
Jajajajaj la sufrimos todos
cazador1960
que hermosa, me paraste la pija, conta mas..
MaCo2695 +2
Para cuando la siguiente parte
Ferelmillo14 +1
No dejes de publicar, estan muy buenas tus historias, vengo leyendo de la parte 1 y hace rato que no publicas nada
ArikuWS
Estoy hace rato esperando la 15