Las Tres Joyitas de 4to | Capítulo 2

El año lectivo transcurría con total normalidad, recuerdo como casi todos los chicos de los demás cursos veían pasar a las tres por los pasillos y miraban anonadados, como si se tratasen de tres diosas griegas que andaban merodeando por la escuela.

Era Lunes, la verdad que por más que me gustaba ir al colegio porque disfrutaba pasar el tiempo con mis amigos, los lunes son un día totalmente detestable para toda la raza humana, no creo conocer persona que disfrute los lunes, sobre todo, no me gustaba ir los lunes por los profesores odiosos que teníamos de las tediosas materias que nos tocaban aquel día, la verdad que no podía considerarme del todo un mal alumno, si podía decir que era bastante vago, siempre me llevaba como mínimo dos materias por año, teniendo en la mayor parte del ciclo notas bajas en casi todas y levantandolas al final, supongo que prefería pasarme más el tiempo con mis compañeros pelotudeando que haciendo tarea, típico pensamiento de la edad.

Llegué al colegio, desganado como de costumbre, me senté en un banco que pertenecía a un kiosco que compartía vereda con la escuela y me puse a fumar un pucho mientras veía como entraban los pibitos de la primaria, en eso llego Brian, uno de mis amigos, se sentó al lado mío y empezamos a hablar sobre un par de boludeces que hoy en día ni recuerdo que eran, de repente, una silueta nos hizo sombra cubriendonos del sol que antes nos estaba dando de lleno
-Hola chicos! -los dos levantamos la cabeza y vimos a Juliana, preciosa, como de costumbre, con un jean bien apretado al cuerpo, como no era de su costumbre usar, y una remera oversize que le sentaba perfecta. Ninguno de los dos llegó a emitir palabra cuando Juli se abalanzó sobre nosotros y nos dio un abrazo y un beso en el cachete a cada uno. Como dije antes, Juliana era súper desvergonzada, y con la mayoría de los pibes tenía muy buena relación, era una más de nosotros. Nos quedamos charlando con ella unos minutos hasta que nos dejó para irse a comprar un par de cosas al kiosco, nos sonrió y se fue pegando saltitos como ella solía hacer
-Que buen culo que tiene la muy forra -sonrío Brian mientras la miraba alejarse.
Yo atine a reír y a asentir con la cabeza -Hermoso si se llega a enterar tu noviecita de lo que andas diciendo -respondi entre risas. Brian estaba saliendo con otra de nuestras compañeras, Aylen, una chica no tan agraciada de cara, pero tampoco se podía decir que era una persona fea, era petisa, no debía pasar el metro 55 de altura y usaba anteojos, pero su mayor atractivo, eran las tetas. No sé si era porque tenía un cuerpo bastante chico y eso hacia que se noten aún más, pero parecían dos pelotas de handball bien firmes pero con un movimiento casi perfecto. Brian no la quería mucho, evidentemente como llevaban bastante tiempo de novios, el le había tomado un cariño bastante familiar, pero no estaba igual de enamorado como ella si lo estaba de el, el se limitaba a contarnos como ella le chupaba la pija como una desquiciada cuando los dos tenían un tiempo a solas, pero siempre terminaba con la misma frase: "Igual, no se cuanto me va a durar, porque ella me dice que no quiere cojer hasta que cumpla 20".

Entramos al colegio, después de las formaciones enfilamos todos para el salón. Por lo general, Brian se sentaba con Gonzalo, Agustín se sentaba con Ana Laura, una chica que solía juntarse con nosotros, y yo me sentaba al fondo de todo con Luciano, mi mejor amigo, pero ese día, ese lunes, no fue así. Aunque entre al mismo ritmo que todos los demás, apenas cruce la puerta del aula divise que mi lugar había sido ocupado por dos de mis compañeras con las que en el transcurso del año habré cruzado dos palabras como mucho, y también divise una situación que no era habitual, Luciano había faltado.

Me senté en uno de los bancos de la fila del medio, solo, odiaba sentarme solo, era una garantía de aburrimiento, si bien sabia que sentandome solo iba a poder joder con mis amigos que estaban distribuidos por el resto del aula, no era lo mismo, sentarse solo era ya garantía de que el dia estaba totalmente perdido. Acomode mi mochila en la mesa y me puse a revisar instagram con la intención de averiguar por qué Luciano había decidido dejarme solo, ya que no era una persona que solía faltar.
-Disculpa, ¿Me puedo sentar con vos? -me consultó una dulce voz, no hizo falta ni levantar la cabeza para darme cuenta que era el inconfundible tono de Celeste, cuando levanté la mirada, ubique la situación, Jazmín y Juliana estaban sentadas en el banco adelante del mío, por lo que era obvio que por descarte, Celeste iba a querer ocupar la zona.
-Si, obvio -sonreí y saqué mi mochila del asiento aledaño moviéndolo un poco hacia atrás para darle a ella la libertad de sentarse cómodamente, ella me miró con esos ojos de muñeca que tenía y me sonrió, sentándose a mi lado. La verdad es que si bien Juliana era mi amiga y con Jazmín nos llevábamos bastante bien, con Celeste nunca habíamos tenido mucho más acercamiento que un hola y un chau, Cele emanaba unas vibras que tanto para mi como para el resto de los chicos nos hacia pensar que ella era algo totalmente inalcanzable.

Sacó de su mochila su carpeta negra, su cartuchera totalmente genérica del mismo color, se peinó su larga y rubia cabellera hacia atrás y empezó a hablar con sus amigas, yo me limité a simplemente seguir mirando el celular para no interrumpir sus temas de conversación.
-Que callado que estas hoy... -levante la cabeza y Juliana me estaba mirando, sonriente, como esperando una respuesta de mi parte- Disculpa, ya se que no somos los chicos, ¡pero podemos ser compañeras divertidas también!-agregó sonriendo, Jazmín y Celeste soltaron una risa y se me quedaron mirando sonrientes.
-Perdón, perdón... -me disculpe en joda mientas bloqueaba mi celular y levantaba la mirada- Es que no quise interrumpirlas en sus temas, parecían bastante entusiasmadas -sonreí.
Las tres rieron -Bueno, pero no nos tengas miedo, hoy sos una más de nosotras -sonrio Jazmín
-Somos buenas, no mordemos... agregó Juliana, los cuatro reimos y nos quedamos un rato charlando. Entro la profesora y la clase empezó, mire a mi alrededor y lo único que atine a ver fue a Brian y a Agustín, mirándome y riéndose como diciéndome 'mira vos la suerte que tenés'.

La clase avanzó, la verdad que era bastante aburrida y yo no solía prestarle atención a esa materia en concreto, Jazmín y Juliana se habían dado vuelta completamente a concentrarse en los deberes mientras que yo volví a hundir mi cabeza en la pantalla de mi celular, no quise ni mirar a ver que estaba haciendo Celeste porque casi por descarte supuse que ella era super aplicada y debía estar con los ojos totalmente centrados en la carpeta. Estaba mirando posteos sin sentido en Instagram cuando, sin mirar, siento un movimiento como de estiramiento en el asiento de al lado, seguido de un suspiro
-¿Vos que nombre le pondrías a un avión si tuvieras uno? -mire a mi costado derecho, Celeste me estaba mirando, con una expresión de duda, mientras que en la mesa había un avión de papel bastante bien hecho y pintado casi en su mayoría de tonos amarillos y un par de detalles en el azul básico de la birome.
-Atlas -respondí mirando la pequeña aeronave
Celeste sonrió -Me gusta -respondio y saco de su cartuchera una micro fibra negra para a un costado de la aeronave escribir 'Atlas'
-¿A donde vamos con eso? -dije sonriendo y señalando con la cabeza el avioncito
Celeste río un poco y la agarro con sus suaves y delicados dedos -No sé, yo siempre quise conocer Europa -dijo mientras miraba con detalle el avioncito
Sonreí y me acomode en mi asiento, colocando mis manos en los bolsillos de mi pantalón -¿Y vos decís que llegas?
Celeste me miró a los ojos y soltó otra risa -¿Vos me viste? con lo que peso yo, me paro encima de esto y vuela igual! -los dos nos miramos y reímos, no pude sacar mis ojos de su sonrisa, hasta el día de hoy, siento que Celeste era la dueña de una de las caras más hermosas que vi en mi vida, sus rasgos eran tan elegantes y tan delicados que parecían haber sido diseñados con cautelosidad.

La clase pasó, en el recreo me dirigí con mis amigos, quien entre bromas me empezaron a decir que era un elegido de dios, por haberme incluido a aquel tridente que parecía imposible, a la distancia, no podía dejar de verlas a las tres, Juliana, con aquel pantalón que le hacía un orto de espectáculo, esa chica desparramaba sensualidad para donde sea que se moviera, mientras que Jazmin, se había puesto un jean negro y un top ajustado del mismo color, como si fuera consciente de que tenía un lomo de infarto y a propósito lo exhibía con orgullo, era un deleite ver como con cada movimiento sus tetas se movían de arriba para abajo. Pero mis ojos no podían despegarse de Celeste, se había vestido con una remera pupera de animal print y un pantalón de jean bastante común, al lado de sus amigas, no resaltaba mucho físicamente, pero de igual manera, estaba preciosa.

Volvimos a entrar al aula y me senté en el banco, entraron todos y cada uno se sentó en su lugar, mientras las tres hablaban de sus cosas yo apoyé mi cabeza en mis manos porque me estaba doliendo un poco, sostenida por mis codos, pasado unos minutos, siento que unos dedos estaban refilando por la zona de mi bícep izquierdo
-Boludo, ¿Como haces para tener unos brazos tan lindos? -me consultó Juliana mientras palpaba la zona. Era un pibe flaco, pero en el club nos recomendaban hacer gimnasio para mantener un estado físico apto, por lo que estaba bastante marcado. Jazmín se unió a las suaves caricias en mi brazo -¿Que onda? Yo si tuviera estos brazos estaría todo el día jugando pulseada contra el que sea -dijo Jaz y me sonrio, mientras celeste solo se limitó a sonreír y mirarme. Era una imagen digna de un sueño, ese día, mientras miraba a los tres mujerones que tenía en frente halagarme sin sacarme los ojos de encima, supe cual iba a ser mi objetivo; Mínimamente, a una de las tres me iba a cojer

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