En el colegio internado 1

Acababa de llegar al colegio. Me había venido a estudiar 3º  a un internado con el fin de perfeccionar mi inglés. Estaba en pleno proceso de dar el estirón. Era guapo y fisicamente no estaba mal.
En el colegio me recibió Jon, que estaba en el último año de insituto y que era su segundo año en el colegio. Era alto (185-190), muy moreno de piel y con el pelo y los ojos negros. Tenía la espalda ancha y el pantalón le marcaba un culazo. Se presentó y me llevó a mi habitación.
Las habitaciones de los de mi curso eran grandes pabellones compartimentados en cubículos en cuatro filas. No teníamos ninguna intimidad lo cual me horrorizó bastante porque yo ya estaba salido como un mono por aquella época y solo pensaba en comerme una polla y hacerme pajas, algo que estaba fatal visto por la sociedad creada en ese colegio. Hacerse una paja en la cama debajo de la sábana era algo que se consideraba de gays al estar rodeado de hombres, aunque estuviesemos separados por armarios unos de otros. 
Jon y yo nos caimos bien. El me introdujo al resto de del colegio y me enseñó un poco las instalaciones. Los de su curso al ser los mayores disponían de habitaciones individuales. Y cada curso tenía un salon con televisión, mesas, etc. En el suyo además tenían un billar.
Los días fueron pasando y Jon fue siendo cada vez más simpatico conmigo. Se canchondeaba de mí y me hacía bromas muy sexuales, me acariciaba las orejas (tenía una rara obsesión con ellas) y se magreaba la polla como para ponerme cachondo. Yo no le seguía el juego, pero inevitablemente me ponía como una moto.
Llegó un puente en el que todos los que vivian cerca se fueron a sus casas a pasarlo con sus familias. Los que éramos de fuera nos quedamos casi todos salvo alguno que consiguió que sus padres le compraran un billete de avión a su casa. El colegio era prácticamente nuestro. Nos pasamos el día comiendo guarrerías, jugando a la play y al billar en el salón de los mayores. Yo me pasé el día con Jon que no paraba de intentar ponerme cachondo. Estuvimos jugando al billar y no paraba de sobarse la polla, de subirse a la mesa a follarse el agujero o de simular que se hacía una paja con el palo. Le mandé a hacerse una paja a su cuarto en broma porque no había quien se concentrase.
Al rato dije que aprovecharía para irme a dar una ducha hoy que habría poca gente. Jon me dijo que subía conmigo a los dormitorios a coger ropa limpia para ducharse él también. Yo fui al mío y al pasar a por él a su cuarto aun no había cogido nada.
- He pensado que mejor me voy a cambiar, y me voy a poner la ropa limpia aquí para no ir cargado con ella.
- Ok, pues nos vemos luego, vale? (cada uno tenía sus duchas y no tenía mucho sentido quedarne allí).
- No, esperame y ya vamos juntos.
Así que me senté en su cama y me dispuse a ver el espectáculo tímidamente. Jon se quitó la camiseta poco a poco mientras me miraba con una medio sonrisa y me contaba no sé qué. Estoy convencido que lo hacía para obligarme a mirarle e intentar ponerme nervioso. Y ahí estaba yo con nervios y la polla de acero. Me estaba contando que le había dado un tirón en la ingle y aun con los pantalones puestos y mirandome a los ojos, hundió sus dedos en la misma marcando todo su paquete, que parecía inmenso, a un lado. Yo tragué saliba y asentí. Y llegó el momento en que se quitó los pantalones quedándose solo en unos calzoncillos largos sueltos. Se paseó y siguió hablando mientras yo inconscientemente le devoraba con la mirada. Se sentó a mi lado y dejó que se le saliese parte del capullo por debajo del calzoncillo. No la tenía dura, pero claramente estaba morcillona. Yo trague saliba y él controlando plenamente la situación me acarición la oreja tal y como hacía siempre, mientras me miraba fijamente a los ojos y levantaba las cejas con una sonrisa.
- Venga Jon, vistete y vamos a ducharnos.
- Ya voy, tienes muchas prisa? Es que te vas a hacer una paja en la ducha o qué? - Dijo mientras se acariciaba el capullo con la llema de los dedos de la mano que tenía libre.
- Qué guarro eres. No, es que quiero ducharme tranquilo.
El seguía mirándome fijamente con una media sonrisa, su mano había dejado de acariciar mi oreja para acariciar suavemente mi nuca y su polla comenzaba a crecer bajo su calzoncillo.
- Y si nos hacemos aquí una paja rápida?
- Paso, que no soy gay.
- Ni yo, pero estoy cachondo. Y tu también.
El cabrón había visto que estaba todo empalmado por más que intentaba taparme. Y sin dejar de acariciarme con su mano derecha la nuca se saca la polla de un movimiento con la otra mano y empezó a cascársela suavemente mirandome a los ojos.
- Joder que guarro eres Jon - dije yo mientras me desabrochaba el pantalón y me sacaba mi polla. Tampoco iba a dejar pasar la oportunidad. 
Su polla era gigante, no por lo larga, que también lo era, si no por lo gorda. Era morena y en su base tenía pelo rizado negro. La mía no estaba mal tampoco, pero la suya tenía el grosor de un bote de desodorante. Empecé a hacerme la paja mientras el continuaba con su mano derecha acariciandome la nuca, lo cual me excitaba muchísimo. Yo no podía parar de mirar su polla y el no paraba de mirarme a mi.
- Si quieres puedes agarrarla ya que tanto la mirás.
Yo no dije nada, solo me reí y le miré fijamente. En ese momento él comenzo a hacer presión con su mano en mi nuca hacia su polla. Seguía mirandome fijamente a los ojos, sin decir nada y con esa media sonrisa. Yo me resistía pero poco a poco iba acercandome más hasta que finalmente acabé rozando su glande con mis labios. Jon se estremeción y yo abrí la boca y me lo metí entero. En ese momento él suspiró y me empujó la cabeza para que me tragase su polla entera. Yo continué poco a poco metiéndomela en la boca y cuando no pude más el empujó violentamente hacia abajo, lo que casi me hizo vomitar.
 Era lo más excitante que había hecho en mi vida. Su olor, su sabor, su gran mano guiando mi cabeza para que me meta su polla en mi boca. El groso era tal que me costaba no darle con los dientes. Fue aumentando el ritmo rápidamente y notaba como su respiración se aceleraba. Su mano ya no estaba en mi cabeza; bajaba lentamente acariciando mi espalda hasta llegar a mi culo. Empezó a acariciarlo y me estaba poniendo como una moto. Llegó a mi ano y lo apretaba con su dedo anular, sin llegar a entrar pero haciendome notar la presión. Me estaba volviendo loco pero era demasiado.

- Jon, no me vas a follar.
-Ok, no te preocupes. Tu sigue.
Se levantó de la cama y se puso de pié delante de mí. Su polla totalmete empalmada, gigante, me apuntaba a la boca mientras él la sostenía por su base y con su otra mano acercaba mi cabeza a su glade. Comenzó a masturbarse mientras le comía el glande. Su mano daba contra mis labios con violencia pero sin hacerme daño. Yo mientras me pajeaba sin parar. Empezó a hacerlo con más virulencia y su respiración se iba agitando hasta que la aguantó por un momento, su cuerpo dió un espasmo y su mano apretó con fuerza mi cabeza hacia su polla. Comenzó a correrse en mi garganta. Notaba un líquido viscoso y que al retirar poco a poco su polla terminaron por caerme 4 o 5 chorretones en la lengua. Lo degusté mientras me corría. Jon me miraba desde arriba con cara de satisfacción empapado en sudor y con la respiración aun entrecortada.
- Sabía que te gustaría.
- Calla.
- Con este vaso de leche ya te puedes dar por cenado... jajajaja
- Bueno, yo me voy a la ducha Jon.
- Espera que te acompaño putita.
Y lo que pasó de ahí en adelante ya es otra historia.

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