Relatos salvajes (parte 1/5): El camping

Mis relatos salvajes son una sagade 5 relatos en que cuento experiencias extremas vividas haciendo un viaje pordiversos lugares de España.


El camping durante losfestivales de música
Festival de música en la costa deCádiz, a una hora de Sevilla (España).
Verano con 35 grados de media.Viaje en coche de 9 horas desde nuestra ciudad llevando la tienda de campañacon dos amigas, un amigo y una amiga de una de las amigas a la que apenasconocíamos.
El camping estaba en la subida deuna montaña y se tardaban 20 minutos en bajar hasta la sala de conciertos y 10más en llegar a la playa. Primer día montando tienda de campaña estupendo, eranlos mejores conciertos así que disfrutando a tope, fuimos a las tiendas a las 8a descansar ya reventados del viaje, aunque nos despertamos tres horas despuéscon los jadeos de los vecinos, que estaban con la novia de uno haciéndose trio.
Con la gente de alrededor bien.La mayoría tíos, así que a mis amigas tirándolas la caña a menudo y haciendopromesas para la noche anterior. Sí nos llamó la atención que ahí, debido alcalor, aunque estábamos alejados de la playa era habitual ver mujeres entopless para resguardarse del calor. Cosa de la que nos íbamos acostumbrandoporque de cada tres, dos iban así.
Esa tarde nos fuimos a la playa yestuvimos un rato jugando con unas palas en el agua y tomando el sol. La amigade mi amiga a la que no conocía tuvo un “descuido” y el bikini se la saliósacándola una teta al aire.
Hacia las 7 de la tarde empezaronde nuevo los conciertos que nos gustaban y a tope con todo. Paramos a las 10 acenar, porque no nos interesaban los que había hasta las 12, así que volvimos alas tiendas y nos tomamos los bocatas con unas cervezas. A esas horas habíamucha gente haciendo lo mismo que nosotros, entre ellos los chavales que habíanintentado ligar con mis amigas. Una de ellas estuvo bastante cercana yenseguida se fue con uno de ellos a dar un paseo. Ahora estábamos el resto,pero ellos dos no. El resto de chicos seguían metiendo fichas a las chicas yestas dejándolos, así que mi amigo me dijo que había quedado por el Tinder conuna chica y que si le acompañaba para dejar un poco de espacio a las chicas.Nos fuimos al otro lado del camping, donde estaba esta chica, a la que noconocía de nada, pero con la que había estado chateando durante esa tarde. Latía iba muy cachonda y, antes incluso de decirle que no estaba solo, le agarróde la mano y le metió en su tienda de campaña. Con sus ojos mi amigo me decíaque lo sentía, pero que tranquilo y que disfrutara le decía yo.
Quedaba todavía una hora para queempezara el concierto y, aunque no me gustaban demasiado los que cantaban enese momento, me planteé ir a escucharlos. Empecé a bajar la montaña hasta elescenario y, sorpresa de mí, me encontré con una antigua compañera delinstituto. Hacía unos 10 años que no la veía, desde los 15 más o menos. Habíaido al festival con viejas amigas de la escuela, así que me acerqué y resultóque estaba junto a 5 compañeras del colegio que llevaba muchos años sin ver yque, al igual que yo, hacían tiempo para ver el concierto de las 12.
Acababan de comparar en el bardel camping un cubo de cervezas heladas y me animaron a tomar una mientrascharlábamos. Ya se habían tomado previamente un par de cubos de 6, asi que yaestaba alguna por la quinta botella de cerveza. No regían muy bien y se poníandemasiado… animosas.
Faltaban 15 minutos para empezarel concierto y yo las pregunté si querían ya irse, pero para entonces ya nodecían nada y, una de ellas, se acercó mucho a mi oído y me susurro: venconmigo a la tienda y follame, cielo.
Se levantó y se metió en la tiendamientras las otras cuatro seguían de cháchara. Yo me puse de pie, de lo que nose percataron, y abrí la cremallera de la tienda, que era de estas enormes quetienen una especie de descansillo de un metro para guardar el calzado. Abrí lasiguiente cremallera y me encontré a la chica con el pantalón quitado y lacabeza mirando al suelo con el culo hacia arriba mirando a la entrada. Laagarré un glúteo y la besé el otro. Se giró y me empezó a intentar sacar lapolla de los pantalones, que enseguida se me empezó a poner dura según laencontró y la sacó. Yo por mi parte metí la mano en su braga hasta frotar suvagina mientras frotábamos nuestras lenguas. Ella pidió espacio y se quitó eltop dejando su pecho al descubierto y la besé los pezones hasta que ella mepidió que me subiera yo también la camiseta descubriendo mi pelo del pecho, porel que ella empezó a pasar la mano con gusto. La fui bajando la bragadeslizando poco a poco y, cuando se la había terminado de bajar, subí la cabezapara proceder a lamer su concha cuando noté un beso en la espalda. Me giré y via una de sus amigas detrás completamente desnuda que buscó mis labios ymezclamos nuestra saliva. Vi la sombra de otra persona entrar y otra de lascompañeras estaba besándose con la que había yo entrado al principio. Me vi enun momento tres mujeres en una tienda de campaña. Quise ser ambicioso y measomé a la puerta, donde vi a las otras dos besándose entre sí, pero teniademasiado con lo que jugar dentro para terminar de reclamar a las otras dos,asi que echamos la cremallera y jugamos toda la noche. Ni falta que decir queno fuimos al concierto, pero que cuando nos despertamos a la mañana siguienteninguno encontrábamos nuestra ropa interior porque la habíamos mezclado porcompleto y, mientras todo el mundo dormía, me fui con las bragas de una de laschicas a mi tienda, donde estaba una de mis amigas. Hablé con ella y me dijoque me había llamado un par de veces para ir al concierto y que no la habíarespondido. Me había dejado el móvil en la tienda de las chicas. La conté quehabía estado por mi cuenta y que me había encontrado con viejos conocidos, perono la conté cómo había acabado todo. Me preguntó por dónde estaba el otrochico, porque tanto la amiga de la amiga, como la amiga se habían ido convarios chicos, pero ella se había quedado con su cuenta y había pasado la nochesola. Fue un momento de mucha complicidad al punto de que los dos teníamos losojos muy juntos entre nosotros y nos acabamos besando. Nos conocíamos hacíaaños y siempre habíamos guardado esa distancia amistosa, pero yo estaba viendocómo iba a acabar eso asi que, con el cuerpo metido todavía en el saco, mequité los pantalones y las bragas que había cogido de una de las chicas y cuandoabrí me metí dentro de su saco.

Lo hicimos dentro de su sacoaprovechando que seguíamos solos y una vez acabamos me volví a meter en misaco. Reconozco que tenia ya la polla al rojo de haber estado entre la noche yla mañana dándola tanto uso. Ella me dijo que se iba al baño y aproveché para cambiarmey volver a la tienda de las chicas. Ya ellas terminaron de despertarse y nosayudamos a localizar la ropa y el móvil de cada uno. Nos prometimos volver aver, pero yo sin buscarlo acababa de lograr un plan de futuro con la amiga conla que había viajado. De hecho, cada día aprovechamos cuando nos quedamos losdos para repetir y seguimos juntos los dos años siguientes y aun hoy siguesiendo una de mis mejores amigas. Este fue mi viaje al festival de música.

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