Putita fiel.







Putita fiel.
   Hace un poco de frío. La noche es oscura, apenas distingo el contorno de su cuerpo cubierto solo con una bombacha y una musculosa. La abrazo desde atrás, acostados en la cama. Ella se acurruca un poco, meneando casi imperceptiblemente la cola: movimiento que siempre me pone loco. 
   Tantos años llevamos juntos... A veces me pregunto por qué me sigue generando tanto deseo estar con ella. Tantas cosas vividas... No sé si recuerdo cómo era la vida sin ella. 
  Acaricio suavemente sus brazos, con la yema de mis dedos. Hacia arriba y hacia abajo. Me acerco a besarle el cuello, tibio, justo debajo de la oreja. La veo sonreir un poco. Está cansada, se nota. Pero eso no me detiene. Huelo su aroma y aspiro más profundamente para llenarme de ella. Hay algo mágico en eso que termina de ponermela dura. Casi sin darme cuenta el beso tierno se transforma en mordida.
  - ¡Ay! ¡Despacito! Tengo sueño, amor...
    Freno un poco. Ella cierra los ojos y yo no puedo dejar de sentir el calor que se genera entre nuestros cuerpos. Está cansada, es cierto. Se nota que quiere descanzar. Yo tambien estoy cansado, es tarde y mañana tenemos un día agitado.Tal vez debería dejarla dormir un poco... Pero por otra parte, la situación tambien es un juego: ella me rechaza y yo busco la manera de convencerla. Es un desafío, la conozco bien: no vamos a tener un gran encuentro sexual, desde lo fisico, esta noche. Pero sí la puedo llevar, suavemente, con esmero e imaginación, a un orgasmo que la deposite casi directamente en el sueño. 


  -Perdón, amor. Quiero dormir. Mañana, te juro, te hago lo que quieras...- me susurra, sin abrir los ojos.
   Es así, sus palabras me dicen una cosa pero su cuerpo me expresa otra. La conozco. Quizá más que ella a sí misma, al menos en este punto. 
   Muchos años. Crecimos juntos. La conocí casi con veinte y ahora cumplió cuarenta. La mitad de su vida estuvo conmigo y, segun ella al menos, solo conmigo, en estas dos decadas. Yo tampoco probé otras pieles en este tiempo... En una epoca, al principio de la relación, tal vez habría podido hacerlo. Pero siempre me sentí muy satisfecho en todo sentido con ella, creo que no lo necesité... Me pregunto si a ella le habrá pasado igual, si habrá rechazado oportunidades... o no... 
  Hace mucho que no me cuestionaba esto. Recuerdo una epoca en que me generaba muchos celos tan solo de pensarla con otro. Sin embargo ahora, cada vez más, esa cuestion me genera más que nada intriga o morbo...
  Sigo con la pija dura, a pesar de todas estas divagaciones. Me saco el boxer y la acomodo entre los cachetes de su cola. Ella vuelve a hacer ese leve movimiento pero con voz dormida, con los ojos aún cerrados y media sonrisa en la boca, me dice: - Mmmm ¿Qué querés vos?
  - ¿Yo? Nada...- le respondo mientras busco su vientre con una mano para acariciárselo.


  Yo, nada, le digo. Y ahí se me ocurre. Como un rayo que me atraviesa el cuerpo, como fantasmas, me invaden una serie de sensaciones y recuerdos. Me vienen a la mente aquellos primeros años juntos. Cuando la conocí, ella, entre otras actividades hacía teatro. Y con ese grupo (revivo ahora la sensación y se me pone la piel de gallina) me sentía particularmente celoso. En parte porque había uno o dos hombres que la superaban un poco en edad y porque se notaba que ella era la más llamativa del grupo. ¿Cuales eran sus nombres...? Andres y Lucas se llamaban... ¡Hijos de puta! Los recuerdo ahora y vuelvo a odiarlos. ¡Cómo sufría en silencio a cada ensayo que tenían, a cada juntada que hacían en la casa de alguno adonde yo no podía saber lo que pasaba! Me carcomía la cabeza pensando en eso.  Lucas era solo uno o dos años mayor que ella, Andres le llevaba casi diez. Y viendolo ahora a la distancia me doy cuenta que algo había con esos dos. No puedo asegurar que haya pasado realmente algo pero, tras todos estos años juntos, entiendo que ella con ciertas posturas o reacciones les daba cierta cabida a esos dos en particular. 
 
 Muy suavemente subo mis manos, por debajo de la tela, hacia sus pechos. Los tomo con mis manos y los deslizo hasta tener solamente sus pezones entre mis dedos. Me entretengo un instante, sintiendolos despertar, y vuelvo a empezar sosteniendo cada pecho, entero, en mi mano y deslizandolo hasta sostenerlo solo de los pezones, ya erectos. Ella disimula la reacción. Su cuerpo sube un poco de temperatura...
  
  ¿Se los habrá cogido a alguno de esos dos? ¿A los dos tal vez? Recuerdo una noche en particular: habían logrado hacer una función en un teatrito de barrio. Yo no pude ir. Despues de la función se juntaron a celebrar en la casa de Andres: era el mayor y el único que vivía solo en ese momento. No sé si paso algo, pero siempre tuve temor de esa noche. Sé que ella volvió recien al otro día, bien entrada la mañana a su casa. Creo que discutimos un poco, ella al tiempo dejó el teatro, no era su pasión me dijo. Con algunos del grupo se siguió viendo un tiempo, pero de Lucas y de Andres nunca más supe nada. ¿Qué habrá pasado esa noche? ¿Se habrá cogido a alguno o solo se quedó con las ganas? 


  La pija se me endurece más y la deslizo entre sus piernas hasta sentirla acomodarse en la raya que la bombacha marca entre los labios de su entrepierna. 
 
   Siempre me juró fidelidad. Y no recuerdo, en todos estos años juntos, otra noche de sufrimiento como aquella. ¡Qué distinto que lo veo todo ahora! Entendería perfectamente que hubiera aprovechado su oportunidad en aquel momento, realmente su cuerpo estaba en su mejor forma en aquellos días: sus pechos grandes y duros, su piel suave y brillante, su pelo lacio y sedozo, sus piernas fuertes, su cola perfectamente redonda. Hoy, a mí me excita tanto como hace veinte años, pero en ese momento entiendo que todos la buscaran. ¿Habrá desaprovechado la oportunidad? ¿Lo habrá hecho realmente por mí? ¿O me miente solo para cuidarme?
  Siento celos aún, pero es distinto. Me excita. Casi que deseo que hubiera pasado algo aquella noche con Andres o con Lucas. ¡O con ambos! ¿Y sí no pasó nada por mi culpa...? Se me ocurre una manera de solucionarlo.


  Vuelvo a besarle el cuello desde el hombro hasta la nuca. Ella se acomoda y apreta los labios, pero me dice: - Mañana, amor... 
  Yo ataco: - ¿Qué pasa? ¿Ya no me queres? Me voy a poner celoso... ¿Tenes otro con el que te estés sacando las ganas...? - le digo mientras hago presión con la cabeza de la pija y siento los labios de su concha abrirse un poco a traves de la tela que nos separa. 
  Ella, cerrando un poco más fuerte los ojos, me responde: - No, amor. Nunca. Sabés que nunca... Siempre fui solo tuya...
  Presiono un poco más y le digo: - Lo sé, amor. Pero ¿sabes? Me estaba acordando de cuando empezamos a salir... De esos primeros años juntos, cuando me ganaban los celos...
  Ella sonríe un poco. 
  Me acuerdo de tus compañeritos de teatro, de cómo te miraban... (ella sonríe un poco más), de cómo te mostrabas vos con ellos tambien...
  - Fue hace tanto tiempo eso... Apenas me acuerdo...- me responde, sin abrir los ojos, girando un poco más la cabeza hacía la almohada, acomodándose para dormir o para que no pueda verla. 
  Mis manos se entretienen en sus senos. Con mi nariz le corro el pelo que le tapa la nuca y la beso por detrás de la oreja.
  - Me acuerdo de esa noche de la fiesta despues de la función. Esa noche en la casa de Andres a la que no pude ir....
  Ella guarda silencio... tal vez se haya dormido...
  - ¡Qué dificil fue esa noche para mí! - le confieso.


 Lentamente bajo una de mis manos, paso por el ombligo, hasta llegar a su pubis. Meto apenas la punta de los dedos abajo de la bombacha y le digo: 
- ¡Las cosas que me imaginaba que podían estar pasando...! 
 Siento el calor que sube por su cuerpo. 
 El juego empezó y lo estoy logrando...
 - Te imaginaba un poquito borracha, radiante como nunca esa noche, vestida con esa minifalda que mostraba tus piernas de punta a punta, esa que apenas te tapaba la cola y que te obligaba a acomodarte a cada rato para no estar tan expuesta... Te imaginaba divertida, alegre, orgullosa tras haber logrado hacer aquella función, pero tambien de saber que, entre todos los hombres del grupo, vos eras el centro de atención... Eso me mataba. Que todos te vieran relucir así, ahí a donde yo no podía estar, sabiendo que la alegria de todos por lo que habían hecho merecía un festejo grande, algo distinto, algo íntimo... Al menos entre algunos del grupo... Me imaginaba a los que se iban yendo, un poco complices, para que esa noche el brillo que irradiabas pudiera crecer hasta estallar en toda su magnitud. Me imagino al final, cuando solo quedaban Andres, el dueño de la casa, vos y Lucas, que no daba el brazo a torcer, intentando ser él quien se llevara el trofeo mayor de la noche. Te imaginaba conciente de la situación. Un poquito histeriqueando con ambos, aprovechándote de ellos... 


  A la vez que siento mi pija palpitar percibo el traqueteo de su corazon acelerándose...
 
- Me imagino, como si fuera ahora, ese duelo entre aquellos dos. Tratando de ser los más hábiles, los más inteligentes, los más graciosos, intentando conquistarte. (Mi mano llega hasta sus labios y siente la humedad que empieza a generarse). Te imagino sonriendoles a los dos, para hacerles más dificil la situación. Pero tambien me imagino que en un punto de la noche todos entendieron que elegir no era opción. ¿Por qué acaso el festejo tenía que ser solo entre dos? (ahora sí, mis dedos se mojan con su lubricación. Ahora sí, siento el golpe de calor que emana su cuerpo y que llega, casi aromático, hasta mi rostro).
  Con una mano separo la tela entre sus labios y los recorro con todo el tronco de mi pija de adelante hacia atras, esparciendo su lubricación natural. Con la otra mano acaricio sus mejillas, tratando de llegar hasta su boca, para palpar en la oscuridad de la noche su reacción. Ella permanece silenciosa a excepcion de su respiración que empieza a agitarse.
  -Te imagino sentada, en un sofá, entre medio de los dos. Hace rato que dejaste de acomodarte la minifalda porque ya no te importa que te vean la tanga. Ya no te importa nada en ese momento. Ellos lo saben y se nota, porque el bulto de Andres se marca a traves del pantalón. Andres, el maduro experimentado, el más independiente del grupo, ese que en los ensayos siempre busca improvisar con vos situaciones íntimas, ese que te inquieta, que todo el tiempo te hace preguntar a vos misma cómo un hombre como él podria hacer gozar a una pendeja cómo vos, ese que vos sabes bien que se muere por cogerte... 
  Vos lo acaricias mirandolo a los ojos, sentis el bulto endurecerse más. Lo besas mientras le masajeas la pija a traves del pantalón y sentís en el cuello, así como yo te estoy besando ahora, a Lucas, que te huele, te besa y te lame el cuello, mientras te hace saber que él tambien esta excitado, apoyandote el bulto ahí donde la pollerita te deja libre la cola, ahi donde parece que no tuvieras puesto nada más por lo calada que llevás la tanga... Y te encanta porque Lucas es hermoso, es tímido, sabes que todas lo buscan y sabes tambien que él te busca a vos, te buscó todo el tiempo. Y eso a vos te puede, te moja, te calienta... Ahora lo sentís sacandote la tanga, apoyandote la pija así como te la apoyo yo ahora y agarrandote los pechos, desesperado, excitado... Y tener así a tus compañeros, a tus amigos, a los dos, te hace disfrutar, te hace sentirte bien, te hace gozar...
  Algo así me imaginé siempre. ¿Estoy muy equivocado?


  Ella hace una mueca que no logro distinguir. No sé si es de afirmación, de gusto o de disgusto, pero en la comisura de sus labios siento el roce de su lengua en mis dedos. Yo sigo:
  - Ahí te imagino ya totalmente entregada. Desabrochandole el pantalón a Andres y buscandole la pija con tu boca, probándosela, saboreándosela... Así, así. Así como ahora me chupas los dedos. Sí. Así. Metiéndotela toda adentro, hasta donde te dá, escuchandolo gemir. Sintiendolo gozar de poder, al fin, disfrutar de tu boca en su pija, así como viene imaginando desde hace tanto tiempo...
  Mientras tanto Lucas, el tierno Lucas, con la poronga dura en la mano, embadurnada en saliva, espera tu permiso para penetrarte. Te la acerca, te la apoya en la raya, así como yo ahora. Te pregunta: "¿Puedo cogerte?", y vos... ¿qué le decís?


  Ella asiente con la cabeza, sin dejar de chuparme los dedos de la mano.
- No seas mala, acordate que Lucas era muy tímido. ¿Te puede coger Lucas? Decíselo claro, él te está esperando con la pija dura...
- Si, puede...- me dice ella en un gemido. Siento su clitoris palpitar.
- ¿Quién?- Le pregunto.
- Él puede... - Me repite muy bajito, conteniendo la respiración.
- ¿Quién? - Le pregunto denuevo, disfrutando de la situación.
- Él. Él puede cogerme... - Me dice mi mujer, casi desesperada, sintiendo la cabeza de mi pija, caliente, en la entrada de su concha.
  Pero no me conformo con solo eso, quiero escucharla bien. Quiero que lo diga. Entonces le vuelvo a preguntar. "¿Quién puede cogerte?"
- ¡Lucas! - Me dice fuerte, esperando que le meta la pija de una vez...
 Yo le respondo: "Entonces pedíselo. Pedíselo bien a Lucas..."
 Y ella estalla: - ¡Cogeme! ¡Cogeme Lucas! ¡Cogeme, por favor!


  Se la meto a fondo, hasta juntar nuestras pieles. La siento caliente, ardiente. Ella gime y me chupa los dedos. Me la imagino imaginando (o recordando)la pija de Andres.
 En seguida siento sus manos frotándose el clitorís. Fuerte, rápido. Su respiración ahogada. El calor fuerte en sus mejillas. Yo me la cojo como Lucas aquel día...
  - Te gustó ¿No? - le digo muy bajito al oído- Te gustó cómo te cogieron esa noche ¿No?
  Ella, por toda contestación, gime y se tocá con más intensidad... 
  La imagen de ella disfrutando de otros hombres, guardada en mi cabeza todos estos años, salió finalmente a la luz... Pero no para mortificarme. No. Fue distinto ésta vez.  Fué hermoso contemplarla así, desnuda de cuerpo y alma, entregada al goce, sin reproches ni celos. 
 Imaginarla deborando esa pija, meneandose para que otro la penetre... Fue mucho... No pude aguantarme más... Largue varios chorros de espeso semen en el vaivén de la penetración. Ella no dejaba de acariciarse. Junté en mi mano la mezcla de jugos de nuestros cuerpos y se los acerqué a la boca, mientras le decía: - ¿Te acordas el sabor de la leche de Andrés en tu boquita esa noche...?
  Ella lamió todo, asintiendo con la cabeza, diciendo mientras se masturbaba frenética, algo así como "me arde, me arde" (¿o decía "me acuerdo, me acuerdo..."?)  Y explotando, en ese momento, casi silenciosamente, pero fuerte, contorneando todo el cuerpo. Sintiendo, en esa rigidez, el despertar en cada poro de su ser de una experiencia que hacía ya 20 años había olvidado...
  
   Tal vez fué asi. Tal vez fue de otra manera. Tal vez nada pasó y todo era solo una fantasía pendiente. Pero verla tan putita, tan dispuesta... me encantó.  
  Se lo merecía: por serme fiel, por haberme cuidado o por aguantarse las ganas todos estos años. ¡Que putita hermosa resultó! Una putita fiel.














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Gracias por leer. 




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