La hija y la esposa de un amigo

Llevaba unas semanas con mucho trabajo porque había que seguir haciendo el trabajo habitual y a eso se le sumaba una gran lista de deberes para principios del año que viene. Algunas de esas tareas me eran un complicación porque no tenía ni idea de cómo llevarlas a cabo, todo era la adquisición de materiales fungibles y no fungibles, como lo del renting y el leasing, que no tenía ni idea y en marzo me tocaba toma decisiones en ese sentido porque había que adquirir solo en distintos tipos de vehículos una cantidad inicial de entre 20 y 25. Al margen de otras adquisiciones de otro tipo. De esto a parte de lo que había visto en el señor Google, solo tenía una indicación de una persona que considero digamos que especial, que es más que amigo, que me recomienda el renting. Aunque esto no era de conocimiento público, de pronto me salieron nuevos “amigos” que estaban interesados en mí y mis decisiones, lo único que ya de entrada no había ninguno que no me causara recelos desde hacía mucho tiempo.
Estaba en esas cuando me encuentro con mi amigo Ezequiel de 50 años, estatura normal, más bajo que yo. En el confinamiento había engordado según el 15 kilos aunque yo creo que alguno más y si a eso le sumamos que ya estaba con algo de sobrepeso, pues de fondo físico estaba fatal. Era buen amigo y lo conocí en mi primer trabajo e hicimos una buena amistad, lo que más me gustaba de él que no tenía doble fondo y decía las cosas a la cara, no se cortaba para nada ni con nadie, le daba igual quien fuera el que tenía delante y no buscaba quedar bien y cuando estaba a sus anchas decía muchos tacos. En su trabajo le toleraban muchas de sus actitudes porque era un ingeniero muy bien considerado en su sector. No iba solo cuando me lo encontré y dice en voz alta —coño mi gran amigo Pelayo, adelantaros vosotros que me quedo con él un rato— y nos fuimos a un bar cercano.
— Joder esta increíble como siempre, no sé cómo lo haces y yo engorando sin parar. Ahora eso sí, que cara de cansado que me traes.
— Que duermo poco, demasiadas cosas encima.
— Y que no pararas de follar que te conozco.
— Jajajajajaja, que va que llevo una temporada a dos velas.
— No te creo, que tú eres un picha brava.
— En el momento que duerma doce horas seguidas recargo las pilas.
— Lo que tienes que hacer es venirte un fin de semana a mi chalé de la montaña. Aire puro, buena comida y así conoces a mi mujer y sobre todo a mi hija.
— Si se entera tu hija te va a matar, que no cambias, vuelves con lo mismo.
— Es que es verdad, le hace falta un hombre de verdad y no esos mierdas con los que va.
— Ira con quien le gusta, déjala. Qué años tiene ya?
— Va pues con los del círculo que se mueve, que son muy blandos, ni curran ni nada. Ella tiene ya 25 y sus estudios han acabado. Sus amigos no dan ni un palo al agua y siguen matriculados en la universidad y los que les queda.
— Ya se le pasará en cuanto encuentre trabajo.
— Mira te vienes, la conoces y de paso descansas. Que no te dice nada, pues nos hinchamos a cervezas y a comer. Te animas?
— Pero luego no te enfades. Cómo quedamos?
Me dio todos los datos y quería que quedáramos el mismo viernes, pero no sabía si podría y se lo dije, comprometiéndome a que si estaría el sábado por la mañana, el siguio insistiendo y le dije que intentaría estar el viernes. El viernes me las apaño para tener todo acabado a las tres y lo logro. Me voy a mi casa y me quedo dormido y me despierto pasadas las seis, me ducho rápido y me voy a casa de Ezequiel. De su mujer lo único que sé es que físicamente es del montón, que es muy buena cocinera y que tiene una farmacia. De la hija lo que ya he puesto y poco más. Lo importante que el sitio donde tenía el chalet era una zona que me gustaba y seguro que estaríamos relajados. Al llegar había vigilancia y me tenían anotado dejándome pasar, me explicaron por dónde ir para llegar al chalet. Me quedé impresionado porque me imaginaba una casa normal y era una edificación grande y muy moderna, por lo menos por fuera.
Ezequiel ya había abierto la puerta para que metiera el coche y me esperaba porque de la garita de seguridad le habían avisado. Aparco donde me indica, saco la maleta pequeña y me lleva a presentarme a su mujer e hija. La mujer no está todavía que se ha retrasado por algo de la farmacia y me presenta a su hija, que la ha tenido que llamar. Tenían la calefacción puesta y con bastante calor, la hija Regina, 1,70 delgada, tetas grandes y bien puestas, porque noto al instante que no lleva sujetador debajo del top. Top que deja su tripa al aire y se ve que hace ejercicio. Lleva unos pantalones tobilleros elásticos porque los lleva ceñidos, se le nota la raja del coño mucho y de buen culo. No lleva nada de maquillaje, lleva la cara limpia, no es muy guapa, pero su cara tiene algo morboso que atrae, lo que más llama la atención de su cara, su boca, que tiene unos labios ideales para mamar un rabo, no sé si eran naturales o no, pero ganas de que eso labios estuvieran en mi rabo sí. Era una chica agradable y por lo menos educada, no me recibió con mala cara, aunque estaba más pendiente de su móvil. Su padre no se si por alguna estrategia o de verdad tenía algo que solucionar con urgencia nos dejó solos un rato y ella había salido a su padre, en lo de ser clara.
— Seguro que no te ha quedado otra que venir, eso es lo que pasa cuando tienes de jefe a alguien como mi padre. Qué te ha dicho que si te haces pareja mía, vas a tener mejor trabajo?
— No sé quién te crees que eres, pero no has dado ni una. A tu padre lo conocí en mi primer trabajo pero ahora no trabajamos juntos ni tenemos nada que ver profesionalmente. Simplemente una amistad y que me ha invitado a pasar el fin de semana, pero si te molesta me marcho.  
— Que va no me molestas y de verdad perdóname, no sé porque he dicho todo eso. Es que mi padre me pone de los nervios, sé que lo hace con buena voluntad pero es muy insistente.
— Por lo que has dicho ya lo veo, pero una cosa sí me llama la atención. Una chica que está muy bien, que tiene que tener detrás a muchos tíos, que hace aquí un fin de semana?
— Jajajajajajaja, no tantos tíos y es verdad, estoy aquí por un acuerdo con el viejo. El me “financia” mis caprichos y necesidades, pero algunas veces se empeña que me venga con ellos aquí. A hacer vida familiar y este fin de semana vinieras tú o no vinieras me tocaba.   
— En acuerdos de familia no me meto, pero me mientes con lo de que no tienes muchos tíos detrás.
— Jajajajajajaja, al final serás como mi madre que me dice que tendría que conocer algún chico más, que con este llevo desde los 14.
— Pues estoy con tu madre pero no seré yo quien diga nada sobre ello. Pero te echaré una mano para que sea tu padre quien te diga que salgas esta noche, tú déjame a mí.
— No, no hagas nada, que por lo menos este fin de semana será entretenido contigo y no solos con ellos dos.
Cuando regreso su padre su mirada era otra y dijo que iba a su habitación. Ezequiel no toco el tema de que había hablado con su hija y me llevo a una bodega que se había hecho y saco un par de botellas de vino tinto y una de whisky, que abrió en ese momento y nos tomamos una copa. Hablábamos de futbol y llego su mujer, que sin llegar a verla dijo que subía a cambiarse y en cinco minutos estaba. Es verdad al contrario de lo que pensaba bajo en el tiempo que dijo. Nos presentó su marido y me quede embobado. Silvia este es Pelayo. Silvia era algo más baja que su hija, lo primero que me di cuenta que los labios de su hija eran naturales, porque los de su madre eran aún mas morbosos. Mas guapa que la hija y un gran escote, que dejaba ver que aunque algo caídas tenías unas tetas más grandes que la hija. Me sonrió, no sé si por agradar o porque se dio cuenta de cómo mire sus tetas. Nos acercamos y nos dimos dos besos en las mejillas. El primero educado y el segundo se lo di cerca de los labios, no se cortó y respondió sin problema.  
Silvia debía de tener 48 años, esto lo calculo por cosas que recuerdo que me dijo Ezequiel, aunque no aparentaba mas de 42 o 44. Lo primero que dijo Silvia a su marido —a ver si tomas nota, fíjate como se puede uno mantener físicamente a pesar del confinamiento— quise echar una mano a mi amigo —es que los gimnasios han estado cerrados y es complicado hacer deporte y ejercicio— se puso a reír y me dijo que la acompañara, diciéndome por el camino escuchándolo su marido que venía con nosotros, que me iba a enseñar lo primero que entro en esa casa. Era un gimnasio que tenia de todo, no había nada que faltara. Ya no había defensa, porque me dijo que habían pasado todo el confinamiento allí. Tanto al ir al gimnasio como al volver a la zona del salón, ella fue delante y el culo tenía un movimiento que daba vida a mi rabo. La hija se había cambiado colocándose unas mallas para ir al gimnasio, la madre dijo que ahora iba ella y Ezequiel y yo nos fuimos a seguir hablando. Le dije de salir al jardín, porque el calor era insoportable y nos salimos.      
— Ezequiel lo que he visto de tu casa es una pasada, me está gustando mucho y es un delito que teniendo un gimnasio como ese, no lo uses.
— Es que después de todo el día trabajando venir y ponerme a hacer ejercicio me cuesta mucho, pero es un propósito que tengo para el año que viene.  
— Jajajajajaja, eso de los propósitos del año nuevo me dan la risa, dejar de fumar, apuntarse al gimnasio, hacer dieta, etc. nadie lo cumple jajajajajajaja.  
— Vamos a otra cosa, que te ha parecido mi hija, te cae simpática? Te gusta?
— En diez minutos mucho no se puede saber, pero de entrada me ha caído bien y físicamente está muy bien.  
— Pero es tu tipo?
— Te repito está muy bien y claro que podría ser mi tipo, aunque no es mi prototipo ideal. Te soy sincero.
— No me jodas cabronazo, se mas claro, por que cual es tu prototipo ideal entonces?
— Espero que no te cabrees, tú eres directo y también lo seré.  
— Fíjate con tu hija es cuestión de por lo menos conocerse un poco más y sé que había posibilidades de tener un encuentro más personal.
— Espera que me aclare, qué tan finolis me pierdo, lo que estás diciendo que si la conocieras un poco más te la follarías, es eso?
— Pues sí, es eso.
— COÑO, no seas tan finolis y habla en cristiano, joder.
— Sigo, sin embargo para que me entiendas y luego si quieres me echas de tu casa. A tu mujer me la follaría en el acto.  
— Me has dejado de piedra. Me gusta tu sinceridad, pero, no sé qué decirte. Que no me ha enfadado. Que sé que Silvia está muy buena, que más de uno le daría un puntazo. Una duda, si se pusiera a tiro te la follarías? Aun siendo mi mujer.
— Me costaría no hacerlo, pero si se pusiera muy, muy a tiro seguro.   
— Por lo menos ni me engañas ni me mientes en tu respuesta. Te tendré que vigilar porque no te he dicho esto, pero Silvia es extremadamente cachonda y lleva mucho quedándose sin estar plenamente satisfecha.  
— Ves eso lo da no hacer deporte.  
— Ya, soy consciente de eso y también los años que llevamos juntos. Por eso a mi hija le digo que cambien, porque su novio y no es una especulación, no la deja satisfecha y ella es igual de caliente que su madre.
— NO ME DIGAS QUE LA HAS ESPIADO? No me lo puedo creer.
— A esos extremos no llego, pero como algunas veces se queda aquí o cuando vamos de vacaciones, sin hacerlo a posta les escucho y mi hija tiene mucho carácter y le dice de todo, es como su madre si son escandalosas cuando hacer el amor, lo son también cuando están de mala leche.  
— Me ha sorprendido que no te has inmutado cuando he dicho lo de tu mujer, salvo ese silencio, duda de decir algo.  
— Porque sé que tarde o temprano Silvia me pondrá los “tariles” que hasta ahora no ha pasado, pero esto es como un grano, tarde o temprano explota.  
— Pues sí que lo tienes claro, me asombra tanta claridad.
— Ya te darás cuenta con los años y si vives en pareja. De jóvenes todo el día era un empalme continuo. En cambio Silvia era más tranquila y eso fue cambiando con el tiempo, ella a mas y yo a menos. Los gatillazos cada vez más continuos, es la vida. No has tenido ningún gatillazo?  
— Pues de momento no y espero no conocerlo, jajajajaja.
La conversación estuvo interesante, pero me quedo la duda si le importaría que me intentara follar a su mujer y lo que si me quedo claro, que si por el fuera me emparejaría con su hija, algo que ya se estaba convirtiendo en costumbre con mas de un padre y madres. El resto de la noche ya estuvimos todos juntos y tanto con la mujer como con la hija, mi actitud fue la de conquistarlas y parecía que daba resultado, porque cada una de ellas quería que le prestara más atención a ella. El novio de la hija llamo por el móvil y ella se alejó de la mesa, en ese momento hice un ataque más directo sobre Silvia pero a la vez dentro de una discreción, mas con miradas directas que con las palabras. Ella me correspondía, lo que no lograba descifrar si esa correspondencia era solo un juego, por gustar, por sentirse deseada o algo más. Tenía pensado hacer un movimiento más descarado y totalmente directo pero había que esperar el momento.  
Ese momento se dio cuando había que recoger la mesa, que con la excusa de ir al aseo ayude, ya que Ezequiel dijo que iba a preparar las bebidas y no hizo el amago de recoger un plato. En la cocina que era grande y era imposible hacer un roce de cuerpos accidental me acerque a su espalda y le dije que se había manchado, haciendo que la limpiaba el culo y lo que hice fue acariciar de forma descarad el culo. Su única respuesta fue ponerse colorada y con cara de estar cachonda. Su hija seguía hablando y se escuchaba una gran bronca con su novio. Hice que iba al aseo y al regresar pase de nuevo por la cocina. Esta vez no busque ninguna excusa, me puse junto a ella y mientras le preguntaba si le hacía falta algo mas, acaricié su culo extensamente y como movió su cabeza diciéndome que no, le dije —si necesitas algo de mí, lo que sea, me lo dices, que te echare una mano— y ya me iba a ir que veo su cara y no me pude aguantar, me pegue a ella para que su culo notara la dureza de mi rabo y le dije al oído y susurrando —que suerte tiene mi amigo de disfrutar de este cuerpazo a todas horas todos los días— dio una carcajada y me soltó —pues explícaselo a tu amigo porque no hay manera— sabia a que se refería y ahora pase las manos por delante y agarre sus tetas, pudiendo notar bien el tamaño, la dureza de sus pezones.  
Me aparte y regrese con Ezequiel quien ya había preparado las bebidas. De lo que sucedió en la cocina solo me dejo mal sabor, que Silvia en ningún momento se movió cuando me pegue a ella, no hizo nada, se quedó como una estatua. Como seguíamos solos me pregunta Ezequiel —de lo que hemos hablado antes, tú crees que si quisieras te llevarías a Silvia a tu cama?— y para salir de esa pregunta le respondí que como no conocía bien a su mujer no podía responderle a esa pregunta. No se quedó conforme —te lo pregunto de otra manera y antes de que lo hagas te diré que tengo la mente muy abierta. Si te gustaría llevarte a Silvia para hacer lo que quisieras?— esta vez no quise escabullirme —claro que tu mujer le apetecería a cualquier tío con sangre en las venas. Lo que me preocupa es cuando un marido dice que es de mente abierta, que dicen eso dando a enter una cosa y luego es otra— esperaba que con eso todo quedara ahí y el no quiso —coño al final te voy a tener que hacer un croquis, que intentes follártela o mejor dicho que te la folles y si lo puedo ver u oír mejor—
Llegó Regina y venia malhumorada y su padre no se esperó, diciéndola que si quería que se fuera con sus amigos. Que no la quería de morros en casa. Se iba a ir y su madre le dijo que no volviera esa noche, que no le gustaba que cogiera el coche después de estar de fiesta. Que se quedara en Valencia en su casa. Mire la hora y era temprano, habíamos cenado con horario de hospital, jajajajajaja, no estaba acostumbrado a cenar tan temprano. Todo porque a Ezequiel le gustaba ver un programa de TV, got talent. Nos sentamos y entre la temperatura que había dentro de la casa y lo que habíamos bebido, nos subían los calores. Como había un gran jacuzzi y una sala de sauna de obra, les propuse ir a darnos un baño y luego una sauna ligera, que eso era bueno para después de beber. Los dos saltaron a la vez, mi amigo no podía tomar saunas, la tensión se le iba al suelo. Aunque le pareció bien y decía que él se quedaría en el jacuzzi viendo la TV y nosotros podríamos ir a la sauna.
Hubo que “convencer” a Silvia y al final accedió. Lo único que no llevaba bañador y lo dije. Silvia antes de que siguiera hablando dijo que me dejaba uno de su marido. Me pasaron uno que cabíamos dos, aprete bien el cordel que llevaba y nos fuimos al jacuzzi. Nos metimos en el mi amigo y yo porque su mujer todavía no estaba. Estábamos en el gimnasio que era donde está el jacuzzi y la sauna, una apartado del otro. A mí me daba igual lo que echaban en la TV, esperaba ver a Silvia y no me defraudo, bajaba con un bikini de color lima, la parte de arriba no es que fuera pequeña, es que costaba sujetar esas dos tetas, que tenían ganas de salirse y se le marcaban exageradamente los pezones. La parte de abajo, muy ajustada y cuando dejó la toalla grande que llevaba, se le pudo ver el culo, porque era de tipo tanga y se le metía entre las dos mollas, dejando un culo precioso al desnudo.
Menos mal que mi bañador era grande, porque si no mi rabo se notaria sin poder evitarlo. Dije de ir a la sauna y les pregunte como iba, Ezequiel desde el jacuzzi me explicaba cómo iba y me quite el bañador y me enrosque una toalla a mi cintura. La puerta tenía un cristal ahumado de forma rectangular, desde dentro se podía ver todo el exterior. Les veía a los dos sin hablar, hasta que ella se levanta, se enrosca la toalla y se quita el bikini y se viene hacia la sauna, por lo que me siento a esperar. Entra y se sienta enfrente, yo estoy sentado relajado y no le quito la mirada, ella cada vez que la suya se cruza con la mía, la aparta.
Me levanto ella se pone en tensión y miro por el cristal ahumado, viendo a Ezequiel ensimismado con la TV. Me doy la vuelta me quedo de pie ante ella y suelto su toalla, que cae en parte y se le ven las tetas, algo caídas y con unos pezones increíbles por su color oscuro y por su tamaño. Tiene un buen cuerpo y me pongo a acariciar sus pezones, como ella solo se deja hacer, los cojo y además de acariciarlos se los empiezo a apretar, eso hace que me mire sin quitar la vista y respira con intensidad. Ya no se queda quieta, me saca a toalla y al ver mi rabo me dice sin cortarse, como farmacéutica me voy a recetar este pollón y menudos cojones que tienes, parecen los de un toro, son bellísimos y se pone a acariciarlos con mucha suavidad. Me lame el rabo y los testículos, los saborea y se deleita con ellos. Quito su toalla del todo. Quedando a mi vista su coño, que me llama la atención porque lo que es el monte de venus lo tiene cuidado pero abundante en la cantidad de pelo. Eso sí, en lo que es el coño ni uno. Me agacho y me pongo a comérselo, muerde la toalla para que no se la oiga, porque hasta con la toalla se ve que es muy gritona.
Cuando me estuvo tocando el rabo me decía —es una pena que Ezequiel este ahí fuera, que si no, te ibas a enterar, pero ahora no se puede— inesperadamente me empuja con sus manos apoyadas en mi cabeza y me dice que pare. La miro y me dice que la quiere dentro, que se muere de ganas pero me especifica que solo un poco, para probarla y parar que no se puede más. No llevaba condones y se lo avise, ella me dijo que no era problema y que además iba a ser un minuto. Quería follármela a cuatro patas, pero no quiso, quería según ella, controlar todo y quitarse rápido. Me senté y ella se posiciono encima, abierta de piernas, agarro mi rabo con ganas y se la restregó por el coño hasta colocarla para metérsela dentro. Fue muy lenta y se mordía el labio haciendo gesto de estar gozando mucho, hasta que ya tenía todo el rabo bien metido, decía susurrando solo un minuto, solo un minuto, lo repetía de forma constante, pero paso el minuto y no se quitaba. Me comía sus tetas y ahora se volvió más “vulgar” diciéndome —menudo cabrón que eres, follándote a la mujer de tu amigo en su cara, ya te vale, mamón— sé que lo hacía con provocación, seguía follando y le metía un par de dedos en el culo, —hacemos un buen trio, el cornudo fuera viendo la tele, la puta follándose al cabrón que le folla con los dedos el culazo— se embalaba mas al oírme y se dio cuenta, porque se levantó y me dejo el rabo chorreando y soltaba bocanadas de aire.
Me dio la espalda porque se puso a mirar por el cristal de la puerta. Me levante y esta vez me la pensaba a follar a mi manera. Puse mi rabo entre sus piernas, suspiraba y cuanto más suspiraba fui controlando hasta que hice que se echara hacia atrás y si ella esperaba que me la follaría por el coño se equivocaba, porque coloque mi rabo en la entrada de su culo, recibiendo un quejido que me decía que por ahí no, que era muy grande. Me dio un leve empujón, me eche hacia tras cogió su toalla y salió, cinco minutos después salí yo. Ella estaba cogiendo su bikini de donde lo había dejado. Se fue hacia el jacuzzi y su marido sin más le pregunto —pues sí que os ha durado poco el polvo, que pasa no da la talla?— Silvia puo cara de fiera y le respondió enfadada —ya estas, que pesado te pones. Como se te ocurre decir eso y más delante de tu amigo, te debía de dar vergüenza porque no te puedes ni excusar diciendo que has bebido mucho— ella a se iba cuando su marido le pidió que la perdonara y se metiera en el jacuzzi. Creo que porque no dijera más tonterías, ella se puso el bikini mojado y se metió.
Por no agravar mas la incomodidad de ellos me metí a petición de Ezequiel en el jacuzzi. En ese momento él le pidió un beso de reconciliación, ella se resistía pero al final se lo dio y le dice —pues dirás lo que quieras pero la boca te sabe a polla— se puso colorada y tuvo una buena salida que dejo cortado a Ezequiel —ah si? CUANTAS POLLAS TE HAS COMIDO EN TU VIDA PARA SABER A LO QUE SABEN?— aplaudí riéndome lo que acababa de decir Silvia, que estaba entre los dos, pero había distancia, con la excusa de ver mejor la tele me moví quedando muy cerca de ella y empecé a tocarla. Ezequiel seguía rumiando como contestar al corte que le dio su mujer y encontró que decir —tienes razón me he pasado y además seguro que a Pelayo le gustan más jovencitas, como nuestra hija— fue decir eso y Silvia me facilitó el que le metiera mano, que no se veía nada porque habían echado sales o algo parecido.
Silvia poco después se salió diciendo que venía ya mismo. Apareció con otro bikini, menos escandaloso y un bote de crema, que lo dejo cerca de su mano cuando se metió de nuevo con nosotros. Sin mas y sin esperárselo Ezequiel la mujer empezó a acariciarle por debajo de la espuma. Este se sobresaltó preguntándole de forma autoritaria, —PERO QUE COJONES HACES? Es que estas mamada ya?— y ella en tono más gracioso pero sería —pues ver quien me va a follar esta noche, porque o lo haces tu o me busco la vida y ahora mismo poco hay donde elegir y te aseguro que Pelayo está bien armado y me dejara muy bien— Ezequiel aunque se hacia el enojado, le brillaban los ojos con vicio y quiso pedirme disculpas por lo que acababa de decir su mujer. —Por mí no te enfades, que estoy con tu mujer, si ella necesita algo de mí, aquí estoy dispuesto a “sacrificarme” que por la mujer de un amigo lo que sea, solo que antes no ha querido que me follé su culo—Ezequiel se puso a reírse porque decía que lo habíamos preparado en la sauna, que casi se lo había creído.
Silvia mirándole desafiante se quitó la braga del bikini y se la dio a su marido, que si le sorprendió. Luego que quito la parte de arriba y ya estaba aluciando, no se lo podía creer y cuando se levanta y coge la crema para decirle a su marido —para que veas que no soy mala, te dejo que me prepares mi culito, porque eso que tiene aquí tu amigo, necesita que me lo prepares, que no es lo que tú tienes— y le dio la crema sin esperar respuesta de parte de su marido, le dio la espalda y puso el culo en pompa y empezó a besarme en la boca. En esa posición no podía ver lo que hacía Ezequiel, hasta que interrumpió su beso Silvia —Ezequiel lo estás haciendo tan bien, que me estas poniendo muy caliente, tu sigue, déjalo bien— y cada vez me comía la boca con mas desenfreno. No había dejado de tocar su coño y sobre todo su clítoris y ella me dijo que parara que ya estaba lista, como tenía que estar.
Cogió una postura que no le convencía, porque no lograba mantenerse bien y sin más, se salió del jacuzzi me hizo salir a mí y se puso encima de un sillón de un aplaza, de los bajos para sentarse y poder calzarse mejor, secarse, etc. dejando el culo listo para mí. Antes de nada me puse un poco de crema en mi rabo, que Ezequiel miraba con cara de asombro, me acerque a su mujer, que quedaba a una altura perfecta. Me costó un poco al principio perforar ese culo, que ya había sido probado pero nunca por algo igual a mi rabo y ella le detallaba a su marido lo que sucedía, aunque él había cambiado de posición y lo veía nidiamente. —Ezequiel no hay comparación, me da la sensación de que es la primera vez, pero con mas placer, este sí que es un hombre, tú ya te hubieras corrido— y empezaba a gemir, empezó a provocarme a mí también, nos provocaba a los dos y al final su marido se colocó delante de ella, le puso el rabo cerca de su boca y ahora si estaba completa, uno follando su culo y el otro la boca.  
Le puso tan cachonda esa situación que le dijo a su marido que se tumbara en el suelo. Ezequiel puso unas toallas y se tumbó encima, Silvia se sentó sobre el metiéndose su rabo y luego casi gritando me pidió que siguiera con su culo. Era su primera doble penetración y se corrió nada mas sentir los dos rabos dentro. Aunque eso no le basto, porque nos pedía mas movimiento. Le volvía fuera de si dos rabos para ella sola y no dejaba de gritar, de decirle frases fuertes a su marido, como mira mi cara de puta cornudo, mira cómo me follan el culo, tiene mejor polla que tú, sabe follarme como necesito, me va a follar siempre que quiera, tu luego me vas a comer el coño cuando me lo haya llenado y Ezequiel a todo le gritaba unos prolongados síes, que me parecía que no escuchaba lo que le decían.
Cuando estábamos los tres con un gran desenfreno, se oye un aviso y se enciende una pantalla, su hija ha vuelto y se ve la puerta de la entrada a la parcela de chalet, puedo ver cómo está gesticulando con un chico. Ezequiel ni se inmuta, parece que no se ha enterado y Silvia —me cago en su padre, en el cornudo de su padre, daros prisa, que no me quiero quedar a medias— y se corrió y su marido detrás. Se quiso quitar pero no la deje y para eso la agarre bien de las caderas, Ezequiel logro quitarse de abajo y se fue a entretener a su hija si fuera necesario, mientras Silvia y yo seguimos follando. Nos pusimos de pie, me quite el condón e hice que se agarrara a mi cuello, con mis brazos la levante y de pie me la follé hasta que nos corrimos los dos. Se bajo rápido se puso el albornoz y yo hice lo mismo. Me fui a donde estaba Ezequiel y estaba con una conversación normal con su hija, que decía que se había enfadado con su chico, pero no tenía ninguna preocupación ni se la veía mal. Tan bien estaba que se empezó a bromear con nosotros, sobre lo que hacíamos en el jacuzzi, Silvia llegó justo con las bromas de la hija y le llamó la atención diciéndole que no se pasará y que no fuera chabacana.   
La hija fue a dejar su chaquetón, su bolso y mientras se iba Silvia despidió la noche —nos han jodido la noche a los tres, pero tu Ezequiel tienes suerte, porque te voy a dar lo que te dije antes— lo entendí a la primer pero Ezequiel no escucho lo que le dijo mientras follábamos o se hacia el tonto, porque le pregunto a su mujer que le iba a dar y esta de forma bien explicita le dijo —pues una combinación que hemos preparado tu amigo y yo, una combinación especial para cornudos pero muy rica— Ezequiel se quedó tan colorado que cuando llego su hija le pregunto que le pasaba que estaba tan rojo y el esta vez sí se hizo el tonto claramente. Se fueron a su habitación, la hija dijo que se quedaba hablando con una amiga y yo me fui a mi habitación. Me fui al baño, me lave la boca, me lave el resto y me tumbé en la cama.
Me puse a wasapear con una pareja de fuera que conozco hace tres años y me estaban invitando a su casa el fin de año. Nos fuimos poniendo “contentos” todos, porque había mucha confianza y ella era la que tomo la iniciativa poniéndonos a su marido y a mí a tono. Todo porque no me comprometía a lo de fin de año y no lo hacía porque no pudiera, la verdad que en mi pensamiento estaba pasarlo con una pareja con la que no había estado todavía y me apetecía mucho, aunque no deje la puerta cerrada porque esta pareja no lo tenían muy claro y teníamos “divergencias” de opiniones. Cambiaron y me dijeron que podíamos quedar la nochebuena y ahí si les dije que imposible, sin más explicaciones, porque me tocaba ir al pueblo y pasarlo con la familia. Íbamos a hacer un Skype cuando abren la puerta sin llamar y es Regina. La única luz que hay es la del baño, que la he dejado encendida. Regina viene con un pijama de mujer pero que parece que le queda grande. Nos quedamos mirando, estoy a medio tapar, porque estoy con la espalda apoyada en el cabecero. Llevo puesta una camiseta y un pantalón largo para dormir.
Cuando está cerca de la cama, se quita la chaqueta del pijama, que la ha desabrochado lentamente y sin dejar de mirar a mis ojos. Me quedo alucinado viendo sus tetas son top, top. A continuación se quita el pantalón y según se lo va quitando mi rabo monta una tienda de campaña muy visible. Se mete en la cama y se tapa, luego pasa una mano por mi pierna hasta que llega al rabo. —Se ha puesto así por que se ha alegrado al verme? Y menuda alegría que me da a mí, porque esta es más que dos veces la de mi chico, me dan tentaciones de mandarle una foto para que se joda, he acertado provocando la discusión, sabía que tenías que tener alguna sorpresa a parte de tu mirada— y se lanzó a comerme la boca y correspondí a tanto énfasis. No se quedó solo con eso, porque a la vez me dejó desnudo en cero coma.
Luego una vez me desnudo, se sentó encima de mis piernas, sin meterse el rabo, aparto la ropa de la cama y miraba mi rabo mientras me lo sobaba. —Qué maravilla, necesitaba verlo antes de metérmelo, es que lo palpaba y sentía hasta los latidos de las venas, no sabía que se podían marcar tanto, solo con eso casi llego— con la misma lentitud que tuvo cuando se quitó el pijama, la tuvo para meterse el rabo en su coño. Subió u poco su cuerpo, estuvo pasando el rabo por su raja y luego se empezó a follar ella misma, se metía un poco y subía, hasta que se lo metió del todo y exhalo un suspiro profundo. Ponía sus labios como haciendo una O y soltaba el aire, me decía que no podíamos hacer ruido, que no quería que sus padres nos oyeran. Fue de las pocas veces que me deje hacer. Porque era impresionante lo bien que lo estaba haciendo, sentada como una amazona, acariciándose las tetas, cuando le apetecía se agachaba para meterme uno de sus pezones en la boca y cuando eso la excitaba mucho, se volvía a poner en posición amazona.  
Hasta que con mis dedos empecé a tocar su clítoris y aunque no quería lo hice y no pudo aguantar más, se dio una corrida igual de top que sus tetas. Luego me hizo una mamada que estuvo muy bien hasta que me corrí en su boca, no fue melindrosa y se lo trago todo, luego me dijo —así no puedo, necesito gritar, chillar, volverme loca, fuera de si porque si no, es como si no hubiera follado y tu mereces una dedicación especial, tenemos que vernos sin estar mis padres— hubo un momento que me pareció que alguien nos observaba pero podía ser imaginación. Regina se levantó, cogió su pijama y solo se puso la chaqueta. Por la mañana me levanté a media mañana y me cogió a solas Ezequiel.
— Tu comportamiento ha sido inapropiado, no te ha bastado con follarte a mi mujer, también a mi hija. Me has defraudado muchísimo. No me esperaba eso de ti.
— Venga ya Ezequiel, no te vi oponerte en nada cuando tu mujer te dijo que le prepararas el culo para mí. De que vas ahora? Porque entiendo que ahora te den remordimientos, pues lo dices y punto. No tienes que venir con otras chorradas.  
— Con mi hija no puedes tener ningún tipo de relación, no podéis ser pareja, que te has follado a su madre. No lo entiendes?
— Pero quién ha dicho que tu hija y yo seamos pareja o lo vayamos a ser. Ha sido algo puntual y ya está.
— Es que has profanado mi casa.
— Ezequiel no desvaríes, no he profanado nada, porque cuando algo se hace de mutuo acuerdo, donde está la profanación?
— No desvarío.
— Mira llegado a este extremo, me marcho y que te den. De verdad que estás haciendo una montaña de un grano. Y no te preocupes por mí, que no voy a “profanar” más tu casa.
A continuación y dejándole con la palabra en la boca, me fui a recoger mis cosas para marcharme, para dejarle tranquilo y que pudiera analizar bien la situación. De Regina no podía despedirme porque estaba durmiendo y según sus padres los fines de semana se levantaba prácticamente a la hora de comer. Me fui a despedir de Silvia que estaba en el salón con su portátil y varias carpetas. Al verme con mi “equipaje” miró extrañada.
— Es que te vas? Ha pasado algo?
— Ezequiel que está rebotado y mejor le dejo que se le pase.
— Jajajajajaja.
— De que te ríes?
— No digas que lo he dicho yo. Es que ha dicho que iba a ponerse un poco tenso, para que no creyeras que es menos que tú y se lo he dicho, cuidado con lo que haces y no te pases. Y por lo que veo se ha pasado.
— Si es que ha visto las cosas de otra manera y bueno, la cabeza se le ha enredado.
— Si sé a qué te refieres, me despertó para decirme lo que pasaba en tu habitación y le dije que se callara, que recordara lo que acabamos de hacer los tres.
— De todas maneras me marcho y así puede respirar tranquilo.  
— Me parece bien, pero no te olvides de nosotros y ahora dame un buen beso de despedida.
Nos morreamos de una forma bastante salvaje y tuvimos que parar porque nos pusimos muy cachondos los dos. Hasta ella mismo me lo dijo, —me has puesto otra vez excitada y sin frenos. O te vas ya, o nos vamos a mi habitación y me da igual todo— me costó un gran esfuerzo pero me marché y ya dirá el tiempo que sucede.

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