Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre

Introducción: Mi esposa Sofía y yo nos conocimos en la misma empresa, ella tenía 26 años y yo casi los 30, como todo cuento de amor, nos enamoramos perdidamente y decidimos casarnos sin revelar nuestro secreto en nuestro trabajo, pues como en muchos lugares no estaban permitidas las relaciones dentro de la empresa. Sofía era muy hermosa, su cuerpo anatómicamente curvilíneo no la dejaba pasar desapercibida en ningún lugar, pero nuestra confianza y amor permitían hacerme pensar que ella siempre sería mía, pese a los comentarios de quienes nos conocían de que «ella era demasiado para mí»
Mi esposa Sofía yo nos conocimos en la misma empresa, yo llevaba algunos años trabajando allí antes de que apareciera en mi vida, basta decir que era una mujer simplemente hermosa, de esas que daba lo mismo si usaban un vestido entallado o una falta hasta el tobillo, ella siempre atraía las miradas de quienes estuvieran a su paso, su belleza era natural.
Cuando llegó a las oficinas nadie dejaba de mirarla y no es para menos, en nuestra empresa todas las mujeres usan trajes sastres obligatorios; blusa blanca, falda corta, medias color piel y zapatillas cerradas de tacón de aguja y un saco.
La primera vez que la vi llegar parecía una modelo de revista, su cabello negro lacio le llegaba casi hasta la cintura, poseedora de unos ojos color miel y unos labios carnosos de hermoso color rosa realmente exquisitos, incluso para imaginarse las mayores perversidades con ellos.
Recuerdo que su blusa entallada parecía luchar por mantener escondidos unos pechos de una buena talla y seguramente de una piel deliciosa. Tenía una cinturita de infarto y unas piernas torneadas que enfundada en esas medias que terminaban en un bien formado trasero que por lo ceñido de la falda daba la impresión de que las costuras hacían su máximo esfuerzo por moldearse a esas curvas, en fin realmente era toda una muñequita.
Por azares del destino ella quedó en el mismo piso que yo, y aunque ella pertenecía a ventas, y yo a publicidad, nuestros lugares estaban próximos, y poco a poco tuvimos un acercamiento que nos permitió conocernos mejor, y darme cuenta que su carácter lejos de ser duro, más bien era sumiso e inocente, lo que en muchas ocasiones ocasiono que con algunas personas esto trajera problemas. No significaba que cualquiera pudiera verle la cara de tonta, pero para aquellos con mucha seguridad lograban en ella sacar un buen provecho.
De hecho, era muy común que nuestros compañeros los mas osados, aprovecharan cualquier pretexto para sacar provecho de ella, pidiéndole favores tan simples como pedirle alcanzar algún libro, carpeta o material de lugares altos solo para intentar ver debajo de su corta falda. Pero como digo no pasaba de eso, en cambio en el otro caso, el de los hombres con presencia y carácter fuerte me llevo algo tiempo descubrirlo, ellos lograba rebasa esos límites de una simple mirada y palabras en doble sentido, si no también lograr en ella un estado sumiso y pasivo.
Un ejemplo de estos, era Genaro nuestro jefe de piso, quien llevaba su departamento y el mío. Ese viejo cincuentón, medio calvo y con un labio para ganarse a cualquiera, siempre buscaba la presencia de Sofía para cualquier actividad, por lo general la llamaba a su oficina, con el pretexto de pedir ayuda para acomodar archivos, papeles y cosas que una secretaria hace, aunque el mismo pudiera hacerlo. Precisamente eran esos hombres como nuestro jefe quienes me daban mala espina, y provocaban en mi desconfianza y celos, pero sabía que ella solo tenía ojos para mí y fuera lo que fuera nunca pasaría de simples coqueteos.
Por mí parte yo nunca fui comedido con ella, sabía que no era un galán pero que podía brindarle mi apoyo y mucha seguridad, por lo que poco a poco me convertí en su amigo de confianza, después de todo al sentirse rodeada de muchos hombres que solo querían propasarse con ella supuse que encontró en mí algo diferente y sin darnos cuenta nos fuimos enamorando.
La boda fue un sueño hecho realidad invitamos a nuestros amigos cercanos, algunos familiares y solo dos amigos del trabajo que conocían nuestro secreto, Juan y Rodrigo, aunque ellos trabajaban en diferentes pisos, y pese a las miradas que siempre le echaban a Sofía, se lograron ganar nuestra confianza.
Esa noche tuvimos nuestro primer encuentro íntimo, ella lucía hermosa en esa lencería blanca que había escogido para mí, mientras se acercaba a mí en esa habitación con luz tenue de nuestro nuevo hogar, note su respiración agitada y sus mejillas coloreadas de su excitación y un poco de pena. Aunque fue una noche que nunca olvidare, mi poco control sobre mis fluidos hizo que durara poco y no lograra continuar esa noche. La verdad era tan perfecta y el tacto de mis manos en su suave piel perfumada, no hicieron más que apresurar mi venida, ella no protesto, pues su falta de experiencia la hacían pensar que todo lo que sucedí era normal, sin embargo no pude evitar excusarme de mi poca hombría, dándole la culpa a ella por tan exquisita lencería y su bello cuerpo, a lo que ella solo se limitó a contestarme – ¿De verdad te gusto?- me limite a asentir con la cabeza para escucharla terminar – Mí tío Benito la escogió el me acompaño a comprarla, aunque recorrimos muchas tiendas, no fue hasta que me probé esta que tuve su aprobación- Me sobresalte un poco pero me detuve a pensar que aquel tío era la persona más cercana a ella como el padre que nunca tuvo, así que me sentí agradecido por la ayuda que le brindo a Sofi.
Después de esa noche de bodas me convertí en el primer hombre que ella había conocido y nuestra relación mejoró mucho, en cuestión del sexo, lo hacíamos dos o tres veces por semana aunque mi problema de eyaculación precoz y mi corto miembro no ayudaba mucho y ella con su sensualidad no ayudaba mucho. Siempre según me cuenta desde jovencita le gustaba lucir la mejor ropa para sentirse sexy, y cada vez que teníamos intimidad ella procuraba lucir un bonito conjunto de ligueros y medias a medio muslo totalmente seductores, además de siempre estar depilada pues era algo que le gustaba mucho, sentirse bien, sentirse deseada y visitar las mejores tiendas para sus ajuares, y yo que más que gustoso de tener una mujer tan dedicada a verse bien, si al final de la noche dormía con la mujer más hermosa de todas.
En el trabajo todo continúo como siempre, permanecimos como «amigos» ante la mirada de todos los caballeros que deseaban cortejarla o sacar provecho de ella, y yo por desgracia solo podía limitarme a mirar. Sin contar a Juan y Rodrigo para toda la empresa solo era el amigo afortunado de una bella hembra.
Bien, la verdadera situación que estoy viviendo hoy en día, comenzó una ocasión que asistimos a un curso de la empresa donde sufrí como nunca antes, pero donde también descubrí un mar de nuevas sensaciones que nunca había experimentado. Como les comente mi mujer se ponga lo que se ponga siempre lucirá atractiva y en esa ocasión no fue para menos. Su vestido corto y ajustado, color verde oscuro solo hacía sobresaltar esas perfectas curvas para los ojos de todo espectador, sus zapatillas cerradas negras de tacón de aguja, hacían su porte y su caminar solo lograban atraer más miradas.
Para mi mala suerte nuestros asientos se encontraban en medio de todo el salón que parecía una sala de cine. La forma de los asientos era tipo butaca con respaldo bajo y muy bajitos, lo que ocasionaba que al sentarse su vestido corto se subiera unos centímetros dejando sus hermosas piernas descubiertas a la vista de todos los que estaban alrededor, quienes aprovechaban cualquier pretexto para mirarla o tomarle fotos, algunos sin intentar pasar desapercibidos.
Aunque siempre me gusto presumirla, o al menos de vez en cuando, en esa ocasión de verdad me sentí muy incómodo y solo quería salir de ese lugar, sin embargo las miradas de los vecinos de butaca hacia ella, comenzaron a excitarme, el saber que Sofía era observada en todo momento y sobre todo deseada por todos ellos, logro que empezara a crear un bulto en el pantalón. Al terminar las sesiones para tomar descansos, mi mujer tenía que pasar entre todos los caballeros que se encontraban en nuestra fila, que no se marchaban hasta esperar que nosotros pasáramos, pasando Sofi su trasero sobre el pantalón de ellos que en lugar de apartarse un poco se limitaban a hacerse más enfrente, dejando el pasillo muy reducido. Al dirigirme al baño escuche la conversación de algunos compañeros de Sofi, - Vieron ese culo, Sofí hoy está más buena que siempre, si no fuera porque está lleno, les juro que iba y la hacía mía.- decía Marco un compañero de ventas que se sentaba alado de ella, - Si se está cayendo de buena, ese culo no merece ser de un solo hombre, merece ser compartido por varios.- termino de decir Alfonso otro de sus compañeros mientras salían del baño.
Sus comentarios solo provocaron una oleada de pensamientos donde Sofí y ellos protagonizaban una película porno realmente buena. Decidí concentrarme y regresar en mí para volver con ella y esperar que finalizara el día.
Al otro día viernes por cierto, Sofía y yo nos encontrábamos apurados para ir al trabajo, ella se arreglaba el nuevo uniforme de la empresa, el cual había cambiado de azul marino a un gris Oxford. Noté que usaba un conjunto de ropa interior de encaje negro, y de solo mirarla me sentí el hombre más afortunado del mundo, esa tanga negra no lograba cubrir ese norme culo que tenía, sus nalgas aprisionaban aquella tela entre ellas. Ella se agacho y tomo la nueva falda mientras comenzaba a subirla lentamente observe que batallaba un poco, para lograr subirla hasta la cintura, pero no fue hasta que la abrocho cundo caí en la cuenta de era demasiado corta, más corta que las anteriores, incluso más estrecha, esta se acoplaba a su figura como guante de látex y a ese enorme trasero infernal.
Me acerque y antes de que pudiera decir algo, ella se voltio y me dijo – ¿Cariño me veo mal? - No supe que responder –No, no... te ves preciosa solo que esa falda se ve de otra talla- dije. -Si eso parece, pero es mía, la bolsa traía mi nombre y Genaro mismo me la dio personalmente- contesto ella- así que debe ser la correcta-.
¿Genaro? ¿Nuestro jefe? Mis pensamientos estaban al mil por hora, porque nuestro jefe se lo había dado personalmente, me limite a pensar que sería un día muy sofocante y donde el centro de atención de todo el personal estaría sobre ella. Vi el reloj y no pude insistir en que se cambiara la falda, llegar temprano era parte de la estrategia para que nadie notara nuestra relación. Por lo que me limite a decirle lo bien que se veía y que se apurara a cambiar.
Ella solo asintió y se sentó a terminar su vestimenta, entonces caí en la cuenta de que aún faltaba lo más importante aquello que a completaba su hermoso conjunto y figura. Si su figura con aquel uniforme ya era sexy lo que faltaba elevaba eso aún más, sus medias negras con un encaje delicado para esta uniforme, que se ajustaban a sus hermosas piernas mostrando sus bien trabajados chamorros y muslos, estas se deslizaron hasta medio muslo justo donde comenzaba la falda, sentí que mi miembro se levantaba al ver su contorno curvilíneo y ver que su falda no cubría por completo el encaje de sus medias ni siquiera al estar parada mucho menos al sentarse, me estremeció al pensar en ello y en lo que podría provocar en el trabajo.
Salinos de la casa rápido y vi como todo hombre que pasaba la miraba con lujuria donde sus piernas eran el centro de atención de todos. Seguramente ese encaje un poco visible saliendo de aquella infernal falda y ese enorme trasero atraía las miradas de todo hombre.
Nuestro vecino un hombre flaco y alto no despegó ni un solo momento su mirada de su culo y juraría que en un momento le cerró el ojo pues Sofía se puso ruborizada.
El trayecto al trabajo fue en completo silencio, mi mente iba en todo lo que ese día pasaría y mis ojos se clavaban en la piel entre el encaje y su falda, mientras deslizaba su mano sobre su ella para estirarla cada vez que podía.
Nuestra rutina siempre era la misma me estacionaba calles antes de la empresa en un mercado y ella caminaba a la oficina para después llegar yo. Esta vez no quería que fuera así pero no hubo más remedio. Ella bajo y tan pronto piso la banqueta todos los que trabajan en las verdulerías le empezaron a decir majaderías. Esa falda solo hacía imaginar muchas cosas, pues como a muchos hombres en su mayor prefieren una mujer vestida sexy que desnuda por completo pues la imaginación hace de las suyas.
La perdí de vista mientras me estacionaba, no podía disimular mi miembro que se alzaba en los pantalones al pensar el camino que habría de recorrer hasta llegar a su cubículo.
Al llegar me di cuenta que ella no estaba en su lugar y aunque somos del mismo piso nuestros sitios de trabajo están alejados de extremo a extremo. Disimuladamente pregunte a una compañera quién se limitó a decirme que tan pronto había llegado nuestro jefe le había llamado a su oficina. Ese viejo degenerado siempre buscaba la forma de hacerse de mi mujer y estaba seguro que no había perdido tiempo para aprovecharse de ella, pensé.
Mis celos no podían nada ante esta situación, habían pasado casi medio día y Sofía seguía encerrada en esa oficina, no pude más y tomando una carpeta para ocultar mi erección me dirigí al piso donde se encontraba su oficina, noté que no había nada cerca de la puerta e intente escuchar, pero las puertas eran gruesas especiales para que no saliera ruido. Como pude busque cualquier pequeño hueco que las persianas permitieran la vista hacia aquella oficina donde mi esposa llevaba por lo menos 3 horas.
Mi búsqueda dio resultado y pude ver a mi esposa sobre una escalera bajando libros que aquel morboso viejo le pedía, pude ver que estaban pasando libros de contabilidad de estante a estante al menos eso fue lo que pude intuir.
No podía más con mi erección pues la falda ajustadísima y corta se había subido dejando visibles sus piernas y el encaje del liguero, mientras el viejo gordo estaba atrás de ella disfrutando del enorme culo de mi esposa, noté que también su saco no estaba y se notaba acalorada supongo que nuestro jefe había apagado el clima para forzar a mi esposa mostrar su busto forzando los botones de la blusa.
No pude más la visión de mi esposa mostrándole su cuerpo en esa posición a su jefe me causo demasiada excitación. Sabía que ella estaba nerviosa y quizás, más bien seguro que estaba un poco excitada quizás por las miradas de aquel viejo, pero sus mejillas estaban coloradas, esas mejillas que me vuelven loco cuando estamos haciendo el amor por su color rojo que toman demostrando su calentura y timidez.
Regrese a mi cubículo e intente concentrarme, aunque no lo logre, los minutos pasaron y justo antes de salir a comer ella volvió bastante acalorada e intentando de acomodarse la falda pues veía que seguía un poco más arriba de lo normal. Se acercó a mí y me dijo –nos vamos quiero salir de aquí- Asentí y tomé mis cosas para irnos, pero justo cuando nos íbamos para salir del piso nos detuvo Genera nuestro jefe.
Llego con una enorme sonrisa se veía que el atuendo de mi mujer lo tenía más que prendado. Sofía me miró disimuladamente como intentando decirme algo que no pude comprender. Genero puso la mano sobre la cintura de ella y le dijo que la acompañara que él siempre comía solo en un lugar cercano allí, y que seguro el encantaría, esto en forma de agradecimiento por toda la ayuda que recibió esa mañana.
A lo que mi esposa se limitó a decir que había quedado a invitarme de comer pues un día antes yo le había invitado, a lo que sin más remedio contesto –Esta bien vamos los tres esta vez no quiero ir solo con tal de tener tu grata compañía Sofí, además quiero conocer más a estas hermosas....- mirando el portentoso trasero de mi esposa- personas con las que convivo a diario, ¿verdad memo?- Dirigiéndose a su chofer que había llegado justo en ese momento para informarle que su coche estaba en el estacionamiento.
Así que no nos quedó remedio que acompañarlo a comer, y nos dirigimos al estacionamiento todos en el ascensor del edificio. Donde ella se mantuvo enfrente y ellos atrás de ella seguramente para seguir disfrutando de ese panorama que ella les regalaba.
Llegamos a la camioneta y justo cuando se quitaban los seguros de la puerta Generó se acercó y me pidió en voz baja que acompañara al chófer enfrente para que llegado al restaurante me bajara apoyar buscando un lugar para estacionarlos, pues es un lugar muy atestado y sin darme tiempo a responder me abrió la puerta de la camioneta Suburban que era alta, impidiéndome ayudarle a subir a Sofía.
Apresure a subirme y mire al retrovisor para alcanzar a ver como ese par de nalgas enfundadas en ese pedazo de tela gris queriendo reventar se asomaba de la camioneta y mi jefe detrás de ella sosteniéndola de la "cintura" con los ojos casi fuera, solo pude imaginar la perfecta vista que mi mujer le daba a ese viejo rabo verde con ese hermoso par de nalgas, esas piernas con esas medias al muslo y como ya lo eh mencionado sus conjuntos de ropa interior siempre son los más sexys llenos de encaje y transparencias y pequeños aunque por más grandecitos que sean nunca llegan a cubrir esas enormes nalgas metiéndose entre ellas.
Trague saliva y me dispuse a perder la mirada en el camino. Mientras íbamos hacia el restaurante solo podía escuchar risas de Género y una risita tímida de mi mujer que se escuchaba incómoda. Intente bajar el espejo del acompañante intentando ver para atrás pero era imposible, como pude voltee como intentando hacer una pregunta y vi como la mano izquierda del jefe quien estaba a su derecha de ella, estaba posada en el encaje de su pierna derecha mientras que con la otra le mostraba un video de su celular, note que ella tenía las mejillas rojas y su falda muy arriba mostrando el triangulito de la tanga color negro.
Ni si quiera vieron que los mire como pude moví el espejo para ver un poco más y lo logré acomodar para ver solamente sus caras, noté que él le decía cosas al oído y ella solo miraba hacia abajo seguramente esa mano seguía allí tocando esa delicada piel que solo yo conocía a este ese momento. .
Al llegar al restaurante me bajé rápidamente a buscar lugar y mientras la camioneta se acomodaba, me acerqué a la puerta trasera para abrirle al jefe tan inmediato se quitó el seguro tire de la ella, solo para ver a Genaro quitar rápidamente las manos de las piernas de mi mujer y a ella verla tirar de su falda. Mi jefe se rio y bajo rápidamente para extenderle la mano a Sofía y ayudarla a bajar. Caminemos hacia el lugar y al entrar todos miraban a mi mujer que sin saco y en uniforme robaba miradas, su blusa blanca semitransparente ceñida al cuerpo mostraba su pequeña cintura.
Nos dirigimos a una mesa por lo visto especial y apartada parecida a un mueble en forma de circulo donde él dejo pasar a Sofí primero para después sentarse él y dejarme a mí quedar prácticamente de frente a ella. Note la mirada perdida de mi mujer y ese brillo en sus ojos y sus mejillas coloradas muy semejante a como cuando empieza a sentir placer.
No podía ver más allá de abajo de sus pechos pues la mesa era alta, pero algo estaba pasando debajo de ella. Desde antes de pedir note como las manos de ninguno de los dos posaba en la mesa y esto solo hacía echar mi mente a volar.
Mire que cuando el mesero se acercó a poner los platos que el jefe pidió para cada uno de nosotros rápidamente ella alzo sus manos para tomar el vaso de agua que el mesero le ofrecía y creí verla soltar un ligero suspiro al mismo tiempo, note su respiración más agitada y muy distraída parecía excitada y su mirada no cruzaba con la mía.
El jefe se limitó a comer con una mano y estaba muy cerca de ella.
Mi mente estaba a mil por hora y mi excitación comenzaba a subir.
Era obvio que algo pasaba debajo y las piernas de ella eran sin duda el centro de todo.
Sofía en cambio comía lentamente, y mordía su labio inferior de vez en cuando, así como apretaba su puño derecho. Mientras Genero sonreía y su frente sudaba. De un momento a otro me pidió que por favor le trajera la cartera de la camioneta donde se encontraba Memo su chófer, pues la había olvidado, fu entonces que mi esposa mi miró por primera vez en toda la comida, mientras me paraba y daba vuelta para ir por el encargo.
Apresure los pasos a su camioneta y cuando le pregunte a Memo me dijo que él jefe siempre iba con ella a todas partes. Por lo que caí en la cuenta que solo quería que me fuera para dejarlos solos. Me gire y corrí para regresar lo más pronto y cuando volví vi como mi jefe se inclinaba en su lugar después de haberse agachado a tomar algo mientras que ella solo miraba para todos lados.
Me sentí raro mi miembro seguía erguido como nunca antes y me acerqué lento a la mesa para toser antes de llegar a lo que los dos brincaron sorprendidos. Mi esposa bajo sus manos acomodando su falda y levantándose rápidamente dijo que tenía que ir al baño que la disculpáramos.
Mi jefe rápidamente guardó algo de encaje negro en su saco y me miró acalorado -vaya Sofía es un bombón que afortunado aquel que robe su corazón o aquellas...- mi mente quedo suspendida en esa palabra "aquellas" pero antes que pudiera preguntar continuo -" oye si no te molesta tu eres su amigo sabes si tiene algún interés romántico o si sale con alguien? La verdad es que si no fuera mi empleada y no tuviera tanta fuerza de voluntad un día te juro que en vez de venir aquí la hubiera llevado a un motel a darle por ese culo tan hermoso que tiene- A lo que respondí que –no.
Antes de que el pudiera responder algo más ella volvió mientras estiraba su falda lo más que podía y pasaba su enorme culo sobre el pequeño espacio que genero le ofrecía para pasar y sentarse nuevamente. Inmediatamente el volvió a perder su brazo izquierdo que daba hacia ella debajo de la mesa seguramente esa mano perdida no estaba tan perdida si no en esos muslos tan curvilíneos de mi mujer.
Sin embargo, pensaba que era eso negro que había escondido y fue justo cuando llego el mesero con la cuenta que recordé la visión de ella en la mañana mientras se cambiaba, que todo era, ella usaba ropa interior negra de encaje, ¿acaso lo que vi era su tanga? Acaso estaría mi esposa en ese momento sentada alado de ese miserable que no le quitaba la mano de encima sin su prenda íntima. No pude más sentí mi pene tirar liquido pre seminal, la situación en vez de molestarme me excitaba, quizás un poco de ambas.
Rápidamente el mesero tomo la tarjeta para cobrar la cuenta y sin quitarle de vista al pecho de mi esposa nos dio las gracias. Nos paramos hacia el estacionamiento y observé que Sofí tenía la atención puesta en su corta falda la estiraba e intentaba ir detrás mío sobre todo en los escalones.
La llegar a la camioneta se repitió la misma escena de cuando salimos del edificio donde trabajamos. Pero esta vez pude ver como mi jefe ponía la mano en la posadera derecha de mi mujer para ayudarla a subir.
Todo el camino sentía que la camioneta se movía un poco sobre todo en los altos y en una ocasión sentí una patada en mi asiento. En el retrovisor que había colocado no veía la cabeza de mi jefe solo un poco menos de la mitad del rostro de mi mujer, donde su ojo derecho se veía entre excitado y lloroso.
Llegamos a la edificio y el jefe me pidió que me adelantara pues había dejado su oficina abierta con unos papeles muy importantes en su escritorio la verdad el pretexto fue muy tonto pero tuve que hacerlo. Mientras la camioneta giraba más al fondo para estacionarse en el lugar exclusivo de los jefes y encargados.
Subí en el ascensor hasta el piso 20 donde su oficina estaba y al llegar a buscar los papeles encontré que mi imagen estaba en su computadora, que tonto olvide que su oficina como muchas otras tenía cámaras de vigilancia, sabía que tenía 10 minutos antes de que mis demás compañeros llegaran y aunque así fuera estaba allí por órdenes del jefe y el jefe seguramente tardaría en llegar –pese a esa punzada que sentí al pensar que tardaría porque estaba ocupado con mi esposa.
Y aunque estaba deseoso de bajar por ellos mi mente me decía que buscara en el video lo que momentos antes había pasado en esa ofician, me senté en su silla y giré el monitor para retroceder el video hasta el momento donde ella entraba a su oficina, coloque unos auriculares que estaban allí y le di play.
Genaro -Sofía pasa que maravilla que bueno que estas aquí tan... bellísima como siempre necesito tu ayuda como siempre-
Sofía- si jefe en que puedo ayudar (mientras acomodaba su falda).
Genera - nada pequeña solo necesito mover unas carpetas estoy algo viejo y mi secretaria espera unas llamadas importantes así que necesito ayuda de alguien más.-
Corrí la cinta a más velocidad y pude ver como empezaba aquello que ya había visto observé como Sofía se subía a esa escalera, bajaba libros se agachaba, movía aquí y allá en fin todo movimiento que hiciera que mi jefe disfrutara de ese hermoso cuerpo, pude ver como ella quitaba su saco y desabotonaba su blusa enfrente de él que no le quitaba esa lujuriosa mirada.
Adelante la grabación hasta que de pronto detuve el video y puse play de nuevo, era ella intentaba bajarse de la escalera cuando él puso su mano en la nalga derecha de ella ayudándola a bajar a lo que ella voltio y la apartó pero el volvió a ponerla y no le bastó solo eso sino que al seguir bajando colocó su mano en la cintura de ella apretando la como intentando imaginar esa tersa piel debajo de esa blusa entallada.
Ella se quitó y fue a su escritorio por un broche de carpetas intentando apartarse de él pero Genaro solo la siguió y la recargo en el escritorio.
Genera- No nos hagamos tontos tu sabes que traes a media empresa muerta por ti, no me gusta cuando me resulta fácil o tal vez si pero hoy te ves más hermosa de lo normal, y esa falda que yo mismo pedí que te hicieran no hace más que calentar a todo hombre, puedo ofrecerte cosas que nadie puede solo si aceptas algo conmigo.
Sofía –No, no puedo por favor déjeme salir está equivocado.-
Género- No me rendiré hasta que ese hermoso culo sea mío. Así que tu pon la condición. - decía mientras colocaba sus manos en las nalgas de ella y levantaba poco a poco la falda.
Ella se quedó inmóvil mientras el empezó a sobarle las nalgas metiendo sus dedos entre el diminuto calzoncito de encaje intentando sentir esa vereda entre cada nalga donde yo siempre colocaba mi verga antes de metérsela para sentir ese par de nalgas apretando mi miembro y vaya que apretaban.
Note que ella hacía por empujar pero le era imposible, una de las cámaras enfocaba al escritorio lo que me dejaba ver lo que sus manos hacían en el trasero de ella, poco a poco uno de sus dedos debajo de su ropa íntima se colocaba en su agujero prohibido aquel que nunca me había dado, tan solo al sentir el tacto de aquel hombre, Sofía soltó un gemido y empujo con tanta fuerza que logro liberarse solo para salir corriendo de la habitación.
Genaro solo sonrió y se giró para ver ese vaivén de esas enormes posaderas saliendo de su oficina y en voz baja dijo – Así que te gusta por el culito, que guardado te lo tenías, tienes que ser mía.
No podía creerlo tan rápido como pude regrese el video como estaba y salí de la oficina para llegar a los cubículos pero antes de doblar a mi entrada en el pasillo que da a los baños me topé de frente con mi esposa, parecía que acaba de salir del baño y su labial parecía nuevo. –vaya gracias por acompañarme sin duda disfrute de su gran … compañía,- escuché, no había notado la presencia de mi jefe detrás de ella, -espero se repita pronto, Sofía, y que no haya sido pesado para ti la ayuda que me brindaste esta mañana, como te digo a la larga te acomodas.- sonrió y se fue.
Sofía desvió su mirada y Genaro se alejó hacia su oficina, en mi excitación aproveche la distracción de ella mientras me decía que teníamos que regresar a los cubículos para tomarle su rostro y plantarle un beso apasionado, ella se sorprendió e instintivamente quito rápidamente su boca de la mía. Sentí un sabor extraño en su boca supuse que eran las bebidas y alimentos que habíamos tomado, vi que su rostro reflejaba pena y se limitó a decirme –vamos- alejándose de mi hacia su escritorio, vi como no quitaba su bolsa de sus piernas, como intentando cubrirse de aquellas miradas que la habían seguido toda la mañana. Su falda era muy corta, sí, pero pese a eso nunca había puesto tanta atención a cubrirse, ese misterio me tuvo toda la tarde distrayendo mi mente.
A la hora de la salida salí con ella y vi como mi jefe se asomaba desde su oficina viendo el trasero de ella, mientras hablaba con un amigo suyo, que era el jefe del piso de arriba.
Caminamos juntos por el mercado y vi como todos los verduleros que ya sabían nuestro recorrido la miraban con más deseos, mientras ella estiraba su falda tanto como podía.
Cuando subimos al auto ella se apresuró a subir y poner su bolsa en las piernas nuevamente, me limite a quedarme cayado y observar tanto como podía en todo el trayecto. Estaba tan excitado que deseaba llegar a darnos con todo en la cama.
Baje del coche y ella también evitando que yo pudiera ver como bajaba entramos juntos a la casa y corrió al cuarto, subí detrás de ella al segundo piso de nuestra casa solo para ver como cerraba la puerta del baño. Espere impaciente a que saliera, Mi cabeza daba vueltas, no me quitaba la idea de que genero había intentado algo con ella, además estaba ese extraño objeto de tela en sus manos en el restaurante, en mi interior sabía que era una prenda de Sofí, una prenda que cubría sus más delicados tesoros, aunque mi corazón deseaba que no fuera así.
Escuche el cerrojo de la puerta abrirse e intente fingir normalidad, se sorprendió al verme tan cerca de la puerta del baño con algunos colores en el rostro. – ¿vas a pasar? -preguntó- no conteste di un paso para quedar frente a ella y la bese, ella respondió, aunque sentí que realmente no quería hacerlo, mis manos se posaron en su cintura, mi miembro se erguía dentro del pantalón, moví mi lengua dentro de su boca intentando sentir su sabor, mi mano derecha bajo hasta el inicio de su ligero, deseaba recorrer de allí hasta sus ricas posaderas, descubrir lo que tanto me imaginaba, la falta de aquella delicada prenda.
Subí despacio, con el calor de mi rostro sabiendo lo que me esperaba, sentí su respiración agitada y su pecho recargarse al mío, un botón de su blusa se soltó por lo tenso que se encontraba con el sube y baja de su exhalación, mi mano subía sintiendo esa piel deliciosa y la firmeza del inicio de sus trasero y de pronto allí estaba… mis manos sintieron aquel pedazo de tela que intentaba a toda fuerza mantener ese culo enorme y firme, seguí besándola confundido mis manos me decían una cosa pero mi mente otra, estaba seguro que ella había salido sin bragas del restaurante, ¿sería acaso todo parte de mi imaginación y de mi calentura?
Nuestros labios se separaron, mis manos subieron nuevamente hasta su cintura, su rostro reflejaba calentura, sus mejillas rosadas y su mirada en la mía intentándome decir algo que no comprendía. Moría de celos, de rabia, de calentura, de repente me vi deseando que hubiera sido real, haberla encontrado sin bragas, descubrir que Genaro había tenido un momento con ella. Subí mis manos a sus hombros y así como estábamos la guíe obligándola prácticamente a arrodillarse frente a mí, y en un movimiento rápido antes de que pudiera decir algo, saque del encierro mi miembro que brillaba por la lubricación que había sufrido todo este tiempo debido a la excitación que tenía.
Sofía abrió su boca sorprendida me miro y dijo - ¿Qué haces? - y tan pronto terminaba de preguntar empuje mi verga en su pequeña y delicada boquita, sintiendo su suave lengua en la parte baja de mi pene. No aguante más tan pronto entre solté la primera carga de semen en su boca, y sostuve su rostro mientras terminaba. Tan pronto acabe ella me empujo y se levantó, pensé que estaría enojada, pero en vez de eso bajo su rostro y se retiró hacia su closet a buscar ropa para cambiare. Me quede inmóvil un momento viendo como sacaba ropa, hasta que comenzó a desnudarse, la luz seguía apagada pero la visibilidad seguía siendo posible gracias a la luz del pasillo y de la que entraba por las ventanas. Mire como lentamente terminaba de desabrochar su blusa y sus enormes pechos aparecer casi agradecidos de salir de esa cárcel, su brasier negro de encaje solo hacía destacar su impresionante delantera. Delicadamente deslizo sus manos por su cintura buscando el broche de la falda solo para zafarlo y que la prenda quedara sostenida por lo ceñida que estaba.
De espaldas a mí, coloco sus manos en el inicio de su falda en la cintura, y comenzó a bajarla delicadamente agachándose, mostrando poco a poco ese enorme culo que tenía, mis ojos se clavaron en el perdido por lo erótico del momento, ella aún conservaba sus altas zapatillas y sus medias, era perfecta por todos lados, pero de pronto caí en la cuenta... sus bragas... eran azules oscuros, me quedé estupefacto, caí sentado en la orilla de la cama, ¿qué había pasado? No estaba loco esa mañana mientras se cambiaba el conjunto de ropa interior era color negro.
Fin del Capítulo 1

1 comentario - Mi esposa Sofía: Demasiado hermosa para un solo hombre

JukUik
eso no es ser cornudo ni cuckold ni nada, eso es ser imbecil! No me gustó para nada😑😒