Soy ariel 8 me dan un arrimón en el metro

Como les comenté en el relato anterior, me encontraba en una situación embarazosa, tenía mi short y bóxer húmedos, llenos de leche, podía disimular con mi playera deportiva que llevaba por fuera, un poco, pero sentía mis nalgas muy pegajosas y mucha humedad en la rajita entre ellas, llenas de leche y caminaba con las nalgas apretadas, pensaba que si las relajaba tal vez podría escurrir alguna gota de leche y resbalar por mi pierna delatándome. Me urgía encontrar algún lugar donde pudiera cambiarme, en la estación que me bajé, había como de costumbre muchos puestos de comida y ventas varias, pero no alcanzaba a divisar algún centro comercial, supermercado o donde cambiarme.
Entonces escuché una voz detrás de mí:
– Espera amigo,
Giré mi cabeza para ver, y si, era mi apoyador, el culpable de mi vergonzosa situación, el cual se bajó en la misma estación y me había seguido, y esbozando una sonrisa algo burlona, posiblemente conteniendo la risa dice:
– Tal vez yo pueda ayudarte.
– Necesito encontrar algún baño, donde cambiarme- dije avergonzado, sentía mi cara sonrojada.
– Lo sé, eso pensé que buscabas, perdóname por no poder contenerme pero tienes unas nalgas muy suaves, ardientes y ricas y apretabas muy rico mi verga, nunca me había pasado algo similar, el mejor culo que haya tocado sin duda.
El comentario me hizo sentir orgulloso, se disculpaba y tal vez era cierto, yo había tenido algo de culpa, pero de todas formas le reclamé.
– Si, no debiste hacerlo, la verdad me gustó mucho como me apoyabas en el metro, pero creo que fuiste demasiado lejos, sólo era un juego, pudieron descubrirnos y tal vez hasta detenernos y mandarnos a la cárcel por faltas a la moral.
– Perdóname, te lo repito, tampoco había llegado tan lejos, pero tu culo es espectacular, desde que te vi me encantó. Mi nombre es Mariano, -Dijo, acercándome la mano, la misma que ya había explorado mi colita.
– Mi nombre es Ariel – contesté y estreché su mano, la cual sentí me apretó con firmeza.
– Dime, donde podría encontrar, donde cambiarme, me urge.
– Cierto, perdón, ven, sígueme, a una cuadra hay unos baños públicos que conozco, te puedes duchar y cambiar.
– Gracias, si necesito un baño completo – le contesté,
– Ja ja, lo sé, yo también lo necesito- replicó.
Su situación creo que no tenía comparación a la mía, pero tampoco me extrañó, tal vez había transpirado o no sé, tal vez era algo similar a mí y tenía la verga pegajosa y quería asearse, así que no me extrañó que me acompañara.
– Y dime, acostumbras a apoyar a la gente en el metro-
– La verdad sí, no te voy a mentir, cuando veo una colita hermosa como la tuya no puedo resistir rozarme, en forma «accidental», hombre o mujer, como hay vagones exclusivos para mujeres, es más frecuente que roce una colita de hombre, ja, ja, pero no importa, un culo es un culo y me excita mucho.
– Y no has tenido problemas con las autoridades, eso que haces es acoso y es un delito- le dije
– La verdad no, por eso prefiero apoyarme en hombres, ningún hombre va a presentar ante las autoridades una queja de un arrimón de verga, ja, ja, he tenido algunos empujones, miradas de enojo, otros simplemente fingen no darse cuenta y otros como tú colaboran y al final me los llevo algún hotel y me los cojo, pero tú nunca aceptaste bajar conmigo, se puede saber el motivo?
– Estás loco, yo no hago esas cosas, perdóname si pensaste que era un puto, sólo me gustaron los roces, pero no pensé nunca en darte la cola – contesté, lo cual realmente era cierto, y aunque me gustaban sus apoyadas, era un desconocido y no sabía nada de él, y tenía miedo a contraer alguna enfermedad, pero por mi respuesta, creo que pensó que era virgen.
Llegamos a los baños, unos muy grandes con un letrero de sauna y vapor, y Mariano me dijo, espera, yo pago, es lo menos que puedo hacer, soy culpable, ja ja.
Se dirigió con la dependienta y pagó, compro un par de jabones pequeños y vi que también compró una crema, la cual reconocí ya que mi mamá también la usaba, de nombre Nivea, lo cual me extrañó un poco, pero pensé que tal vez le gustaba cuidarse mucho la piel.
Entramos y saludó con familiaridad al encargado entregando los tickets, quien lo reconoció y respondió el saludo, vi que me daba una mirada extraña, algo burlona, nunca había estado en unos baños así, pensaba que serían como en los gimnasios o vestidores de la escuela, una serie de regaderas con puertas y bancas para cambiarte, pero eran pequeños cuartos, nos acompañó el encargado a uno de esos cuartos con un par de toallas y unas sábanas que entregó a Mariano, yo me quedé parado, pensé que tal vez era el baño de Mariano y debía esperar el mío, pero Mariano exclamó -Pasa anda, este es el baño,- así que entré, pero para mi sorpresa Mariano entró conmigo y cerró la puerta despidiéndose del encargado.
Eché una rápida vista y se veía muy limpio, realmente eran dos cuartos pequeños, en el primero había un camastro, una silla, un espejo mediano, una vieja tele y una pequeña repisa, el segundo tenía la regadera y creo que también podía ser vapor o sauna, una banca de piedra para sentarse y una mesa también de piedra, seguramente para masajes, así como un pequeño cuartito diminuto con una taza de baño.
– Disculpa, pensé que los baños eran individuales.
– Pensé que estarías más a gusto así, más privado para que te puedas asear bien.- respondió sonriendo
– Y porque no pediste tú otro baño? – pregunté.
– Ja ja, para ahorrar, no tengas desconfianza, cuesta lo mismo uno o dos, y no pensé que serías tan penoso- Vamos no tengas miedo, no te voy a violar, ja ja.
– Rápidamente se desnudó y al ver que se desnudaba lo imité, me quité la playera, calcetas y short, quedando en boxers, me daba un poco de pena mirarlo de frente y me puse de espaldas.
– Ufff, que impresionante es tu colita, de sólo verla ya se me volvió a parar la verga, no te molestaría si me repego un poco como en el metro- Dijo.
– Está bien, pero solo roce, no me vayas a coger – le contesté
Me llevó a la mesa de masaje y me hizo inclinar la espalda, apoyé mis manos en la dura y fría superficie, abrí mis piernas y sentí su cuerpo atrás del mío, el roce de sus vellos contra mi piel, al no tener gente alrededor, no se contuvo y apoyó todo su cuerpo contra el mío, su mejilla al lado de la mía con su bigote, haciéndome un poco de cosquillas, sentía su respiración en mi oído y me excitaba mucho, buscó poner sus piernas entre las mías y tuve que abrirlas más para darle espacio, apoyó su dura y gruesa verga entre mis piernas con el bóxer todavía puesto y empezó a embestir entre mis nalgas, el tener todo su cuerpo sobre el mío era una sensación increíble, y más cuando sus manos fueron directo a mis tetillas, apretando ligeramente mis pezones, pellizcándolos, me sentía en el cielo, mis ojos veían estrellas, empezó a embestir suavemente, mientras mordisqueaba el lóbulo de mi oreja y lo succionaba, sentí que introducía su lengua por mi oreja y sentí derretirme, emitiendo un ligero gemido, al escucharlo susurró a mi oído:
– Mmmm, nene, que rico estás, me encanta tu piel, tan suave, y delicada y tu fresco aroma, no sabes cómo me tienes, ufffff, siente como tengo dura la verga, siento que me explota.
Sus palabras me excitaron más, y continuó su ataque, mientras embestía besaba mi cuello, mi espalda y mordisqueaba el lóbulo de mi oreja, seguía dando ligeros gemidos:
– Aghhh, mmmm
– Lo sé nene, te está gustando, anda disfruta, la naturaleza te dio este cuerpo tan lindo para que lo goces y hagas gozar a muchos hombres, no te reprimas.
Una de sus manos, me tomó del vientre, y sentí que con la otra bajaba mi bóxer húmedo, lleno de leche, pensé que me quería penetrar y apreté las nalgas, pero me tranquilizó:
– Tranquilo nene, no te voy a follar, solo quiero repetir lo del metro, sentir mi verga entre tus nalgas. Ya sé que eres virgen, pero podrías dejar de serlo, si quieres, pero sólo si me lo pides, al tiempo que sentí el canto de su mano introducirse entre mis nalgas y recorrer toda mi rajita, desde el nacimiento de mis nalgas hasta mis huevos, frotando mi hoyito en el movimiento, di un ligero gemido, esa caricia me puso sumamente cachondo, fue muy excitante.
Como todos los que han leído mis relatos sabrán, no era virgen, al contrario, mi colita estaba muy usadita, pero el motivo por el cual me resistía era el miedo enorme a contraer alguna enfermedad venérea y estaba seguro que Mariano era muy promiscuo, pero me halagó el comentario, afortunadamente la naturaleza me había dotado de un culito muy estrecho y elástico, y vino a mi mente, que tal vez podría aparentar ser virgen, en caso de que decidiera entregarle el culo a Mariano, estoy seguro que a cualquier macho la sólo idea de desvirgar un culito virgen lo vuelve loco y Mariano no sería la excepción, tal vez es algo machista, pero sabía que es algo que les eleva el ego y orgullo al tiempo que siempre es especial a quien le rompen el culo por primera vez, aunque no sería mi caso.
Sentí su verga entre mis nalgas, en una embestida transversal, efectivamente la punta de su verga no apuntaba a mi hoyito sino a mis huevos y me relajé, se sentía riquísimo, la rajita entre mis nalgas todavía estaba muy húmeda y lubricada de leche y facilitaba el roce, su verga iba y venía rebotando la cabeza de la verga en mis huevos, y el tronco rozando mi hoyito y el perineo, al tiempo que regresó a mordisquear y succionar el lóbulo de mi oreja, besaba mi espalda y pellizcaba mis pezones, sentí que perdía la razón, cerré los ojos y mi cuerpo se retorcía en respuesta a sus caricias,
– Mmm, que rico se siente, te gusta?, tienes muy lubricadita la colita, me encanta como resbala mi verga entre tus nalgas y la envuelves entre ellas.
Mi respuesta solo fueron leves gemidos, pero creo que era la mejor respuesta, señal inequívoca de que me estaba encantando.
Después de un largo rato así, sentí que se enderezó y empujó mi espalda más hacia abajo, pensé nuevamente que me iba a penetrar y nuevamente apreté la colita.
– Tranquilo nene, ya te dije que no te voy a follar, relájate y disfruta.
Entonces sentí algo húmedo y ardiente entre mis nalgas, riquísimo, se había agachado y su lengua recorría el surco entre mis nalgas, una sensación deliciosa, así que me relajé y dejé de apretar las nalgas, sus manos acariciaban la parte interna de mi entrepierna hasta el nacimiento de mis nalgas y sin pensarlo, abrí más las piernas y empiné el culo, abandonándome, quería que su lengua explorara toda mi colita, sin duda era un experto en estas lides y me estaba llevando al éxtasis, con las piernas muy abiertas abre mis nalgas y se queda contemplando mi hoyito.
– Mmmm, nene, que rico hoyito tienes, no tienes idea de lo que estoy viendo, es perfecto, tan cerradito, rosadito y arrugadito, este hoyito se ve ansioso, pide a gritos que lo abran.
Nuevamente sentí el canto de su mano rozando la parte interna de mi rajita y me estremecí, di un respingo y lancé un nuevo gemido, empinando más la cola.
– Mmmm, te gusta nene, tienes la rajita muy sensible, que suave y tersa, se me antoja darle un besito a tu hoyito, puedo?
No di respuesta, solamente empiné la colita un poco más en señal de aprobación, abrió mas mis nalgas, sentí el roce de su lengua ardiente y rugosa directamente en mi hoyito. Otro respingo, mis piernas tiemblan.
– Mmmm, que rico hoyito, me encanta, sabe a lechita, Por qué será?
El jocoso comentario me causó gracia y no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro, que desfachatez del tipo. Mordí mis labios para no escapara mi risa.
Volvió abrir más mis nalgas y hundió su cara en mi rajita, empezó a succionar mi hoyito y casi me desmayo de placer, siento que lo aspira y después el aire tibio que salía de su nariz acariciando mi hoyito y estiraba los pliegues de mi hoyito como si quisiera borrar las arrugas y dejarlo lisito, su bigote entre mis nalgas me causa un poco de cosquillas, pero me excita mucho, a la vez que empieza a puntear con su lengua justo en mi orificio, ufff, me encantó la sensación, sentí el rico cosquilleo de su lengua ardiente empujando, intentando abrirse paso dentro de mi colita, mientras aprieta más mis nalgas, me sentía en el cielo, no pudo evitar apretar la colita, aunque era riquísimo, sentía corrientes eléctricas recorrer mi cuerpo, un estremecimiento involuntario.
– Relájate, anda, disfruta, no te cierres- dijo al tiempo que seguía acariciando mi rajita y su dedo pulgar no dejaba de frotar mi hoyito, así como los pliegues alrededor.
Intenté nuevamente relajarme y aflojé la colita y sentí que poco a poco entra su lengua, vi las estrellas, me dejé abandonar a sus caricias, aprovechó para abrir mis nalgas y la punta de su lengua entró en mí cuerpo, ardiente, exploró mi interior algunos segundos y siguió humedeciendo los pliegues alrededor de mi esfínter, dejándolo llenos de saliva, y a continuación uno de sus dedos frotó la humedad en mi entrada con suavidad, empujó suave la punta del dedo y sentí que mi esfínter se abría y se deslizaba la punta de su dedo a mi interior, muy suave, pero recordando mi desvirgue, fingí sentir ardor y me quejé apretando la colita.
– Así, aguanta, arde un poquito, pero siente como se va abriendo tu colita, se está abriendo muy bien, sientes la punta de mi dedo?, ya está dentro de ti, afloja, no aprietes y vas a sentir mucho placer.
Aflojé nuevamente la colita y sentí su dedo avanzar muy lento, cada vez más profundo.
– Así nene, no hagas fuerza, tu colita se va abriendo sola, sientes?, ya entró la mitad de mi dedo, mmmm, que caliente y apretadito, que suave se siente por dentro.
Lo movía despacio, en forma circular, y después empezó a sacarlo y meterlo un poco, avanzando cada vez un poco más, hasta que entró completo dentro de mí y empezó a moverlo en forma circular rozando las paredes de mi culo.
-Ufff, ya entró todo, que glotón salió tu culito, lo sientes?, se comió todo mi dedo, hasta el fondo, pero siento que todavía tiene hambre, seguro quiere otro.
Sacó su dedo y escupió en la entrada y ahora empujó con dos dedos- Dí un respingo y apreté nuevamente la cola, quejándome:
– Ayyy, me duele, sácalooos, me lastimas – nuevamente mintiendo, sabía que no los iba a sacar y a mi colita ya no le costaba abrirse, pero no quería que descubriera que ya había sido abierta antes.
– Mmmm, que rico se siente, aprieta mis dedos divino, se siente tan suave y caliente tu interior, no aprietes, sigue flojito anda, ya vas a empezar a sentir rico, al tiempo que empezaba a revolotear sus dedos en mi interior, en un movimiento lento de mete y saca, así como de abrir y cerrar sus dedos en tijerita, dilatando mi colita.
– Tu colita dilata muy bien, siento como poco a poco se va expandiendo, se siente rico, No?, te gusta? estoy seguro que le cabe más que un par de dedos, No quieres probar?
Sentía riquísimo, había derrumbado mis defensas y ya estaba entregado, sentía la colita muy flojita, me la había abierto muy rico y efectivamente necesitaba algo más grueso que sus dedos, quería sentir su verga, pero no sería sin protección, así que pregunté:
– Tienes condón?
Los ojos le brillaron y exclamó, – espera, no te muevas- y así quedé empinado, con los codos apoyados sobre la mesa de piedra.
Rápidamente buscó en su cartera un par de condones y tomó el bote de crema que había comprado, hasta entonces entendí el motivo de su compra.
Al regresar, con su mano izquierda abrió mi nalga y sentí caer la fría crema en mi dilatado agujero, su dedo lleno de crema fácilmente se deslizó en mi interior y esparció la crema por dentro, siempre muy despacio, procurando lubricar todas mis paredes internas, pero sin forzar demasiado, y repitió la operación con dos dedos llenos de crema, sentía la colita caliente, muy dilatada y orgulloso exclamó.
– Ya estás listo, tú colita ya está abiertita y lubricada, que bien dilatas, no fue muy complicado, mira cómo entran mis dedos, y estoy seguro que no te arde nada, ja ja.
Entonces recordé que supuestamente era virgen, así que me puse a hacer un poco de teatro.
– Quiero sentirte dentro, pero tengo un poco de miedo, se suave, no me lastimes, he escuchado que duele mucho – Exclamé, haciéndole notar que iba a entregar la cola, pero que no fuera brusco porque era virgen.
– No te voy a mentir nene, te va a doler, pero tienes que aguantar, y después solo sentirás placer, aunque te duela, debes relajarte y no apretar, aunque no creo que te duela demasiado, tu colita dilata muy bien, es una ricura, está hecha para dar y recibir placer.
– Lo voy a intentar, pero se suave por favor- respondí.
A través del espejo vi como se ponía el condón y se llenaba de crema toda la longitud de su verga, especialmente la cabeza, la cual quedó toda blanca, llena de crema.
Se acercó y me pidió subir mi rodilla izquierda en la mesa y empinar más la colita, de tal forma que mi colita quedaba más abierta y al mismo tiempo una posición que no permitiría que pudiera cerrar las piernas en caso de que me resistiera a la cogida, era un cabrón, me recordaba a Roberto y como me desvirgó y también sus mentiras, no va a doler, va a doler poquito, ja ja, pensé, como son los hombres de mentirosos a la hora de desvirgar un culito, en mi caso no tenía ninguna intención de resistirme, pero me dejé hacer, prepararme, tampoco le iba a decir que no era necesario, fingí no darme cuenta de cual era la intención de levantar la pierna aun cuando quedaba en una posición incómoda porque la mesa de piedra era más alta que una cama normal, y entendí el motivo de supuestamente desvirgarme en la mesa de piedra y no en el camastro, el cual seguramente sería más cómodos para ambos, en la mesa de piedra tendría más control y podría dominarme más fácil en caso de que me resistiera a la hora de la penetración, ya que no permitiría ningún movimiento hacia adelante en caso de querer zafarme, y su mano en mi espalda me iba a sujetar con fuerza, se notaba que tenía experiencia, fue empujando mi espalda hasta que tomé la posición que deseaba, tuve que apoyar mi brazo izquierdo en la mesa de piedra y sobre esta mi cabeza, empinando bien la colita,
– Así nene, que obediente eres, aflójate y no aprietes, te voy a pasar la punta de mi verga por la rajita, sientes?, no aprietes, pon flojita la cola
Su verga recorrió mi rajita desde mis huevos, pasando por mi perineo hasta el nacimiento de mis nalgas, repitió la operación un par de veces más, para relajarme, mientras seguía acariciando y apretando mi nalga con su mano izquierda y después apuntó a mi hoyito.
– Muy bien nene, ahora voy a besar con la punta de mi verga tu hoyito, recuerda que no debes apretar, afloja la colita, va a ser muy suave,
– Verdad que se siente rico?, así flojito, muy bien, que obediente nene, puja un poquito, te gusta?
– Si, se siente muy rico, como si mi culo le diera un besito a tu verga- respondí
– Así disfruta, relájate, puja un poquito, vas a ver que va a entrar solita, sin dolor.
Una de sus manos me tomó de la pantorrilla izquierda, la cual estaba sobre la mesa y abrió mas mis piernas, sentí que mis nalgas se abrían, y mi ojete quedaba expuesto, su mano en mi espalda me sujetó firmemente y supe que el momento había llegado, apuntó con su verga la entrada y empezó a presionar más fuerte, incrementando poco a poco la presión, hasta que sentí como mis pliegues se iban abriendo, apreté un poco la colita, no se lo iba a poner tan fácil, y me quejé.
– Ayyy, me arde mucho, es muy gruesa, no me va a caber, me lastimas -exclamé al tiempo que mi mano derecha empujaba su vientre, simulando querer escapar de su avance, pero me tomó del brazo y lo dobló detrás de mi espalda, al tiempo que me empujaba firme contra la mesa.
– Quieto, aguanta, ya casi- exclamó.
Empujó otro poco y sentí que entró la cabeza de su verga, mi esfínter se cerró sobre el tronco.
– Ayyy, me duele, sácala, me estás rompiendo, me arde mucho- Grité y apreté la colita fingiendo mi desvirgue y al mismo tiempo excitarlo, no me importó que nos oyeran fuera del baño, aunque la verdad es que me la había metido muy suave, sin dolor alguno.
– Ufff, aguanta, el dolor pasará, no te muevas, ni te resistas, no voy a sacar mi verga, mejor afloja la colita, si no te va a doler más, que rico es tu culito, nene, me encanta como aprieta mi verga, ay, que hoyito tan caliente y suave, me vas a sacar la leche rápido.
– Afloja la colita, no voy a seguir empujando, voy a esperar que el ardor pase, ya verás que pasa rápido, nene- me dijo al tiempo que acariciaba mi espalda y recorría mis nalgas abriendo un poco mi nalga izquierda, viendo como había entrado su enorme tronco en mi culito, seguía con mi culo apretado, apretando fuerte la punta de su verga, haciendo un poco de teatro, poniendo mi otro brazo contra su cuerpo empujándolo un poco y simulando tratar de incorporarme, tomo mi otro brazo y ahora tenía ambos brazos en mi espalda y volvió a empujar mi espalda contra la mesa hasta que mi cara tocó la superficie de la mesa.
Giré mi cabeza y vi nuestro reflejo en el espejo, se veía tan excitante, mi cuerpo desnudo sobre la mesa, unido a otro cuerpo por un grueso miembro que me perforaba, como una película porno, quería ver como me entraba su verga a través del espejo y le dije.
– Ay, me arde todavía un poco, pero ya no tanto, al tiempo que dejaba de forcejear, por lo que soltó mis brazos, y volví a apoyar mis brazos en la mesa arqueando más la colita, en señal de rendición.
– Así nene, ves que pasó el dolor, ahora solo sentirás placer.
– Si, ya no duele tanto, me sigue doliendo pero tolerable, y se siente rico tener tu verga dentro.
Empezó a presionar suavemente enterrándome poco a poco su verga, me quejaba un poco y apretaba un poco la colita en mi papel de virgen, pero que rico sentía, entrando suave, milímetro a milímetro, abriéndome como el día de mi desvirgue, poco a poco entró hasta un poco más de la mitad y mi mano libre buscó la parte de su verga que todavía estaba fuera de mi culo y exclamé, fingiendo inocencia:
– Ay, espera, siento ganas de ir al baño, me sigue ardiendo un poco y me siento tan lleno, ya no cabe más de tu verga, ya no me metas más, no creo que me pueda entrar toda, es tan larga y gruesa, incluso no puedo creer que me haya entrado casi toda tu verga.
– Aguanta nene, te aseguro que esa sensación no es por ir al baño, y aún si tuvieras ganas no podrías, ja ja,- rió orgulloso
– Ya casi entra toda, tú puedes, se valiente, tu colita dilata muy bien, ya falta poquito, afloja la colita, y no aprietes.
Empujó otro poco y sentí sus huevos rozar mis nalgas, di un pequeño respingo al tiempo que daba un fuerte gemido y un grito de placer y exclamé
– Ay, siento que me traspasas, que me va a salir por el ombligo, me arde mucho,-, nuevamente en voz alta, casi gritando.
– Calma nene, ya entró toda, eres muy valiente, no te muevas, pronto se va acostumbrar tu cuerpo al grosor de mi verga, viste que si podías?, te la has tragado completita, ya sólo sentirás placer, haz dejado de ser virgen y recordarás este momento toda tu vida.- dijo orgulloso.
La imagen que me devolvía el espejo era tan excitante, veía mi cuerpo entregado, toda su verga había desaparecido dentro de mi culo y mis nalgas estaban apoyadas en la pelvis de Mariano, se recostó sobre mi cuerpo, buscando mi cuello, al tiempo que empezó a moverse poco a poco, muy suave, despacio, inició el vaivén, al tiempo que besaba mi cuello y mis orejas, a veces mordisqueaba el lóbulo de mi oreja estirándolo suavemente o lo succionaba, susurrándome al oído.
– Ay, me encanta tu culo, se siente tan rico, es tan ardiente y apretado, creo que no voy a durar mucho, es por lejos el mejor culo de mi vida.
Las embestidas fueron aumentando de intensidad, se hacían largas y profundas, en cada embestida daba un respingo y un grito de placer, quería que todos escucharan el placer que estaba teniendo. La imagen en el espejo era tan morbosa, veía como su pelvis rebotaba en mis nalgas y mi verga estaba por reventar con cada empalada, la cual se estrellaba directamente a mi próstata.
Sin poderlo evitar, empecé a convulsionar, mi mente se puso en blanco, al tiempo que explotaba en una fuerte corrida que salió disparada sobre la mesa de piedra, muy abundante, fueron 4 o 5 chorros de leche espesa, me retorcía de placer, y más apretaba la colita. Mariano no se pudo controlar más y me dio una embestida muy profunda al tiempo que gritaba:
– Ay me corroo, me corro. Me corro, ahhh
Juro que sentí como se llenaba el depósito de leche que trae el condón dentro de mi cuerpo y se desplomó sobre mí, sudoroso.
Escuchaba su respiración agitada, al tiempo que sentí que su verga perdía dureza, así que se incorporó y sacó su verga de mi cuerpo.
– Observó mi culito abierto y exclamó.
– Por Dios, que cogida, que rico se ve tu culo, está muy abierto, pero no se ve muy lastimado, será que pueda haber un segundo round?
Al escucharlo, rápidamente me incorporé y me giré, a fin de evitar tentaciones y le dije, haciéndome el recién desvirgado.
– No Mariano, me duele mucho, siento mucho escozor, me duelen mis piernas, ya no te aguantaría otra cogida, ten piedad.
– Está bien, nene, comprendo, te voy a dejar descansar, no vi tu culo muy lastimado, dilata muy bien, en un par de días pasará el dolor.
Se aproximó y buscó mis labios dándome un tierno beso que no rechacé, pero recordando el jocoso comentario que me hizo, exclamé:
– Tu bigote huele a culo, Porque será?
Su rostro dibujó una sonrisa en señal que le había gustado mi comentario, se quitó el condón y lo fue a tirar al excusado, regresó y me ayudó a incorporarme con delicadeza.
– Ven, tenemos que quitarnos el olor a culo y leche, ja ja- llevándome a la regadera.
Nos bañamos, él quiso enjabonar mi espalda y nalgas y quiso meterme un dedo en el culo, pero no me dejé, quejándome que me dolía mucho, me pidió que le lavara su verga, a lo cual no me rehusé y nos secamos y salimos, nos pusimos nuestra ropa en el camastro, una vez más me pidió si no quería otro round, como el decía, señalando el camastro, que iba a ser más cómodo ahí, y que iba a ser muy suave, que mi colita ya estaba abierta y no iba a ser difícil.
Nuevamente me rehusé, no, me arde mucho, en serio- le respondí, en otra ocasión, además si es más cómodo en el camastro porque me llevaste a la mesa de piedra?- Me quejé, aunque sabía muy bien la respuesta.
– Ja ja, créeme, para la primera vez fue mejor allá- respondió.
Si claro pensé, mejor para ti, para poder dominar mejor a tus víctimas, cabrón, pero no expresé ningún comentario.
Salimos del baño y vi que el encargado sonreía, seguramente escuchó todos mis gritos, Mariano le hizo una mueca orgulloso, y en el camino me dio su número de teléfono. Cabe señalar que nunca le llamé, y traté de levantarme mas temprano todavía para no encontrarme con él.
En el transcurso de los días, no faltó el día que nos volvimos a topar y me preguntó porque no le había llamado, y sentía que lo estaba evitando, le expliqué que me había gustado mucho su cogida, pero estaba arrepentido y que no se iba a repetir otro encuentro. Aunque trató de convencerme fui firme y me negué rotundamente, lo entendió y nos despedimos cordialmente.
Y aunque efectivamente me había cogido muy rico, la verdadera razón, es que en ese entonces era muy temeroso, sentí que había tenido un encuentro riesgoso, ya que estaba seguro que Mariano era una persona muy promiscua, el miedo, fundado o no, de contraer alguna enfermedad, me cuidaba mucho en lo que cabe.
En ocasiones nos encontrábamos en el metro, me saludaba y sonreía, posiblemente recordando mi supuesto desvirgue, le devolvía el saludo y la sonrisa, en señal de que también lo recordaba en forma especial, en mi mente estaba orgulloso de haber complacido a un macho y que él pensara que me había desvirgado, elevando su ego y hombría, que había sido mi primer hombre y me había marcado, por lo que nunca olvidaría su cogida, que aunque realmente nunca la olvidé, sabrán que no fue mi primera vez.
Seguí teniendo encuentros con mi novia, regresando a mi vida completamente heterosexual, sin embargo dentro de mí extrañaba entregar el culo, pero la espera iba a terminar pronto, y de que forma, con quien menos lo pude imaginar, pero eso se los cuento en el siguiente relato.

0 comentarios - Soy ariel 8 me dan un arrimón en el metro