Todo sucedió en verano (II)

TODO SUCEDIÓ EN VERANO (II)

Después de volver de la playa, en la que había visto y de forma sucesiva a mi madre en top less y luego desnuda, volvimos a casa. Cuando llegamos mi madre me dejó y me dijo que tenía que salir un momento.
Yo aproveché para ducharme mientras mi madre estaba fuera.
Al rato llegó, y ella también tomó una ducha. Una de las cosas que ya había cambiado en casa, es que ahora ella se paseaba desnuda por la casa sin el más mínimo complejo. Yo, por supuesto estaba encantado del cambio que se había producido.
Por la tarde preparamos la cena, que he de decir fue un poco especial. Usamos una mesa para dos, pusimos unas velas, descorchamos una botella de vino y nos dispusimos a cenar. Yo supuse que mi madre había salido a comprar las cosas de la cena, el vino, etc. y así había sido, en parte. Mientras cenábamos mi madre empezó a decirme que mi padre era un cerdo y que se había tirado a todas las tías que había podido, incluyendo a alguna de sus amigas, y que si bien al principio había tragado, ya no estaba dispuesta a hacerlo más y así se lo había dicho (esa fue la discusión que yo había oído). También me confesó que al principio aguantó por una parte por mi hermana y por mi, y también porque según me dijo
–" yo necesitaba follar casi todos los días y él me follaba, pero todo tiene un límite"-.
Continuamos cenando y me dijo que por supuesto todo lo que había pasado en la playa era algo de lo que no debía enterarse nadie, y que era un secreto entre nosotros. Yo por supuesto le dije que no se lo iba a contar a nadie, es más, no podía contárselo a nadie.
Me dijo que para esa noche tenía una sorpresa preparada para mí, pero que no me lo iba a decir. Yo pensaba que la sorpresa era que me la iba a follar después de cenar, pero nuevamente me sorprendió, ya que después de cenar me dijo que fuéramos a sentarnos al sofá. Allí fue donde mi madre me dijo que
-" después de cenar lo que toca es…"-
mi corazón se aceleraba por momentos
–" café, copa y puro"-.
En ese momento se levanta, va a la cocina y vuelve con una bandeja con una cafetera, dos copas de brandy y dos habanos de una marca muy conocida. Ya estaba extrañado, y así se lo hice saber a mi madre -"esto, a que se debe?"-.
Ella me respondió que si ahora era el hombre de la casa, como tal tenía que comportarme. Así, tomamos el café, y por primera vez en mi vida me fumé un cigarro habano, mientras me tomaba una copa de brandy. Mi madre por supuesto hacía lo mismo que yo, y cuando le dije que era raro verla fumar cigarrillos, más raro era verla fumar habanos. Ella con una sonrisa maliciosa me dijo que era una costumbre que tenía desde hacía tiempo, y que le gustaba mucho fumarse un buen cigarro, y me explicó algunas cualidades de los cigarros, como la capa, la combustión, como tiene que tirar para que no se apague y otras cosas. Yo por mi parte he de reconocer que aquella situación me parecía de lo más morboso, es más, me excitaba ver como mi madre se metía aquel pedazo de cigarro en la boca y como aspiraba y la punta del habano se ponía incandescente.
Estuvimos hablando de todo tipo de cosas, sin ningún tipo de cortapisa, ya que por entonces la confianza entre ambos era total. Me explicó que su intención era separarse de mi padre, lo cual no me sorprendió, ya que un hijo sabe cuando las cosas entre sus padres no van bien. Me preguntó que qué tal me iban las cosas en distintos aspectos de mi vida. Me dijo que esperaba que ahora que iba a ir a la Universidad estudiase tanto como antes o más, ya que la vida universitaria si bien es de las mejores etapas de la vida de uno, también requiere un esfuerzo. Esto lo decía con conocimiento de causa, ya que ella es profesora en un instituto, y fue a la Universidad (estudió Biología). También quiso saber por mi vida sentimental, ya que si bien ella sabía de las chicas con las que había salido (ahora no tenía novia) quería indagar por otro tipo de temas. Como he comentado ya no existían tabúes entre nosotros y me preguntó
–" ¿has follado con alguna de tus amigas?"-.
Yo le dije la verdad, que no, sin más explicaciones. Sus ojos brillaron de forma maliciosa. Pero ella no se quería quedar ahí
–"pero algo habrás hecho!"- me dijo.
Le dije que claro, que no era un marciano. Ella insistía
–" venga hombre, dime lo que has hecho, y sobre todo con quien"-.
Era una faceta de mi madre que no conocía en absoluto, pero entre la desinhibición propia del ambiente, del vino de la cena y el brandy de después así como el humo del habano me disponía a contar, cuando ella dijo
–" venga, dime lo que has hecho, y después te lo digo yo"-.
Yo no me lo podía creer. Ese mismo día mi madre me había pajeado en una playa casi solitaria durante el día y por la noche estábamos hablando de sexo sin tapujos. Le dije la verdad, para que mentir?, que mi experiencia no era muy grande, y que se limitaba a una paja que me había hecho una antigua novia, mientras yo le tocaba las tetas, ya que ella no se dejaba tocar más, y solo fue en una ocasión ya que dijo que le daba mucho asco, y luego le conté lo que hacía con la última novia que había tenido, que esa sí me la llegó a chupar, aunque no se tragó el semen, y que yo, aparte de comerle las tetas le había hecho una paja con la mano, ya que tenía miedo a quedarse embarazada.
Creo que mi madre se estaba excitando mientras yo le decía esto. Entonces ella empezó a contarme sus experiencias.
-"bueno, la primera que vez que besé a alguien fue a una mujer"-.
Yo alucinaba, mi madre me estaba contando que la primera vez que le comió la boca a alguien fue a una tía. Ella siguió
–"era una compañera del colegio, y cuando teníamos 14 años, una vez en el cine, sin nadie en la sala nos contábamos cosas, ya que la peli era muy aburrida y ella me preguntó si me había besado con alguien. Yo roja de vergüenza le dije que no, pensando que ella si se había besado. Pero Ana (así se llama la amiga de mi madre, que todavía los es) me dijo que ella tampoco se había besado, y que no sabía como era. Yo me armé de valor y le dije que podíamos practicar, y así cuando llegase el momento ya sabríamos que hacer. Ella dijo que bueno, y con mucho corte por nuestra parte acercamos nuestras bocas y nos dimos un beso, con lengua, pero muy torpe"-.
En ese momento yo le pregunté a mi madre si era la Ana que yo conocía desde siempre, a lo que ella asintió sin más. Siguió con su relato
–"la verdad es que con el hombre con el que perdí la virginidad fue con tu padre, ya que aquellos eran otros tiempos, si bien, había hecho algunas pajas, incluso algunas mamadas, pero jamás me habían tocado el conejito"-.
Yo no daba crédito a mis oídos. Mi madre me narraba toda su vida sexual.
-"por supuesto las tetas y el culo me los tocaron muchas veces"-.
Yo entonces le pregunté por Ana, ya que me dio la impresión que se había dejado algo en el tintero. Ella dudó un poco antes de continuar
–" veo que no se te escapa ni una. Pues bien, con Ana sucedió algo más. Un fin de semana tus abuelos se fueron a ver a mi tía Angela, que acababa de dar a luz. Yo no podía ir porque tenía que estudiar. Para no quedarme sola en casa le dije a mi madre si Ana podía quedarse, a lo que tu abuela dijo que por supuesto, pero siempre que nos comportásemos como mujeres. Como teníamos la casa para nosotras solas, lo primero que hice fue registrar el dormitorio de mis padres. Allí encontré algunas fotos de desnudos femeninos al uso de la época. En el salón estaba la caja de puros de tu abuelo, y allí, con la curiosidad de los 16 años fue cuando le dije a Ana, que ya que no podíamos fumar cigarrillos normales, podíamos fumarnos un habano. Ella decía que sí a casi todo lo que le proponía. Después de unas caladas estábamos un poco mareadas y nos fuimos al dormitorio. Aquí fue donde empecé a fumar cigarros. En el dormitorio Ana me decía que estaba muy bien, muy a gusto. Entonces me preguntó que si desde que nos habíamos besado entre nosotras había besado a alguien, y claro, ya habían pasado 2 años y le dije que si. Ella me preguntó con quien y se lo dije. En ese momento la noté un poco triste, y le pregunté que qué le pasaba. Me dijo que desde ese día no se había besado con nadie. Yo estaba un poco excitada por eso de tener la casa para nosotras y hacer cosas de mayores, me armé de valor para acercarme a ella y le dije que eso lo arreglaba yo en un momento".
Yo le pregunté que si la volvió a besar. Ella continuaba con el relato:
-" no seas impaciente. Claro que la volví a besar, pero pasó algo más. Mientras nos besábamos le cogí una teta con la mano. Ella hizo lo mismo. Yo como era más lanzada me atreví a tocarle el coño. Ella se asustó un poco y me dijo que era virgen. Yo le dije que también lo era, y que con lo que le iba a hacer no iba a dejar de serlo. En ese momento nos quitamos la ropa, quedándonos totalmente desnudas. No parábamos de besarnos y chuparnos las tetas. Creo que llegamos a corrernos así. Pero hijo, ya te he dicho que tu madre es una lanzada y lo que hice fue ir bajando mis besos por su abdomen hasta que llegué a su coñito, todavía con pocos pelos. Le hice según me ha dicho después una de las mejores comidas de coño de su vida".
Yo estaba que iba a romper el pantalón, de lo dura que tenía la polla. Entonces le pregunté
-"mami, ¿has vuelto a follar con Ana desde entonces?
-"bueno, si, pero no quería decírtelo para que no pensases que tu madre es una puta. Además nos volvimos a ver después de enterarme que tu padre me ponía los cuernos, y yo estaba un poco depre".
-"yo jamás podría pensar que mi madre es una puta, sino una de las mujeres mas maravillosas que conozco".
-" bueno, lo que queda es ya con tu padre, excepto mis escapadas con Ana de vez en cuando".
-"pero Ana no es lesbiana, ya que estaba casada"
-"no, no es lesbiana, es bisexual, como yo, y te garantizo que a las dos nos gusta tanto mamar una polla como comernos el coño".
Aquello había ido demasiado lejos (continuará).

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