"Buscando un fórro de papá", leche de lóbo 2

Como les díje, a pesar de mi edad, no fué un traúma... Era el éxtasis mas terríble y cercáno a una "convulsión a conciéncia" sentir ese temblor involuntario, eléctrico y ardiénte invadir cada célula de mi existéncia y mi vivir, había transformádo mi horfandád en un permíso " sin límites" , me podía tomar todo el tiempo sin la supervisión de una madre; mi abuéla, mientras no " hiciera lío o múgre" se desentendía y no preguntába náda.

Fanático del "pitóte" de mi viéjo en acción y adícto a full de esas cojídas hermósas que les pegába a sus amigáchas, decidí que la mejor estratégia era ser " sumíso y obediénte" , lo que se dice " un buen chico" para ganarme la confiánza y no levantar sospéchas.

Mi papá era un sementál morócho , saltéño y gendarme de frontéra que tenía un "pito negro" rugóso y largo que caía pesádo y era por la cabéza un poco mas largo que la bolsa de los huévos enórmes y definídos como los de un toríto. Un par de piernas robustas y musculadas le dában un marco perfécto a toda esa entrepierna.

Al cábo de tres méses de espiarlo mientras cojía, sabía que después de esas cogídas magníficas, debájo o a la orílla de la cama quedában 3 y hasta 4 profilácticos llénos de sémen y mojádos en flújo.


Ése dia túve suerte, y mientras mi viejo despedía a su amiga y se duchába me hice de uno de esos forros que estaba lleno de léche y justo tirádo sobre uno de ésos charquitos de "bába de pija" que chorreában de la cabéza de la pija de papá.





Préso de una calentúra sin límites, esa misma nóche me encerré en mi habitación y me hice la pája mas terríble de mi vída lamiendo y saboreando ese forro usádo y lléno de sémen que me escurrí en la boca probando por priméra vez ese jarábe de verga precióso que me convirtió en adícto.