Segunda adolescencia - parte 3 de 3

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No te vas a arrepentir


SEGUNDA ADOLESCENCIA

Parte 3 de 3



Segunda adolescencia - parte 3 de 3



Mediados de enero, hacía tiempo que teníamos unos problemas de humedad en el sótano y claro, en mi familia nadie sabía lo que era una herramienta, hacía tiempo que venía reclamando por ese punto a mi marido, y esa mañana me dijo en medio del desayuno, entre tantas cosas que estábamos hablando


Ah! no te avise, hablé con el chico de al lado, cerca del mediodía va a venir a revisar el temita ese que tanto de molesta...

Axel? - pregunté tratando de ser casual

Si ese, el vecino - respondió mientras enmantecaba una tostada

Pero... porqué no lo atiende Benjamin? es hombre, yo no entiendo nada de eso

Benjamín, Benjamin, tu hijo, ese inútil... lo único que sabe hacer es estar con su noviecita todo el día

El dió un mordisco, y mientras crujía el pan entre sus dientes agregó


Supuse que vos no tendrías problema, total, estás todo el día rascándote el ombligo

Respondí con una falsa sonrisa, su indirecta me dolió, yo era lo que era en buena parte por su culpa, así que no me causaba gracia el motivo de su burla, solo lo dejé correr.

Mi esposo partió a su trabajo diario y tal como había dicho, a media mañana llegó Aylen, mi futura nuera, y después de saludarme se fueron al patio, al jardín

Sentía las manos transpiradas por el nerviosismo, miraba las agujas del reloj de pared y péndulo que no dejaba de bailar, tantas veces había jugado al gato y al ratón y ahora mi amado esposo me ponía sin saberlo en la boca del lobo.

Sonó el timbre, tragué saliva, abrí la puerta, Axel estaba al otro lado, me derretí en esos ojos miel, entonces me dijo en doble sentido


Buen día vecina, vengo a revisar el problema de humedad que tiene ahi abajo

Pará tonto! - le dije - Benja y la novia están en el patio...

La situación era por demás incómoda, fuimos al sótano y ya en el camino los dedos de Axel pellizcaron mi culo, lo aparté, pero volvió a la carga, era un pulpo, buscó besarme, y yo solo intentaba apartarlo, y como me costaba hacerlo! pero no podía, con Benja cerca todo era una bomba de tiempo.

Axel estaba como un chico, jugando con el peligro, tomaba mi mano y la llevaba a su sexo para que notara cuando duro estaba, mierda, lo esquivaba, pero ya me estaba apretando una teta, y me robaba un beso y solo se reía de mi nerviosismo y de mis permanentes negativas.


Mamá! - se escuchó al otro lado - me voy a comer a lo de Aylen! te aviso para que no me prepares la comida!

Supe que era el principio del fin...



Ya no había excusas, yo misma le dije a Axel de ir a mi cuarto, lo deseaba, como lo deseaba...



A pesar que podría haber sido su madre me sentía una niña a su lado, tan apuesto, tan varonil, tan enorme!

Nuestras prendas fueron cayendo una a una por el piso, nos revolcamos como locos bailarines, como niños, como si fuera mi primera vez, los ojos de Axel se hacían enormes llenándose con la voluptuosidad de mis curvas y sus manos caprichosas se enredaban en cada recoveco de mi cuerpo, en cambio yo solo tenía una imagen entre ceja y ceja, su hermosa verga que masajeaba con mis manos en una forma muy caliente.

Nos besamos, sus besos sabían a pecado, a prohibido, y ese era un precio que estaba dispuesta a pagar

Bajé por su cuello, por su pecho tan masculino, jugué en sus tetillas con la humedad de mi lengua y él se fue entregando a mis encantos de sirena, lo hice recular y al final se sentó al borde de la cama, su sexo enorme latía entre mis dedos y ya solo no podía resistirlo.



Me arrodillé en el piso, entre sus piernas, su glande estaba a cinco centímetros de mi nariz, pero que rico se veía, se me antojaba, miré sus ojos y en su mirada noté la súplica para que lo hiciera, saqué la lengua y se la pasé desde la base hasta la punta, como si fuera una rica crema helada, y solo sentí un suspiro prolongado como respuesta. Busqué comérselo mientras mis manos ahora acariciaban los testículos enormes que colgaban más abajo, él me dejaba hacer a mi voluntad, de repente me dijo


Me gustaría ver cómo te lo comes todo! - mientras apartaba los cabellos de mi rostro que le impedían la perfecta imagen de lo que yo le hacía

Me reí, le dejé saber que no era buena para eso, además lo medí con una de mis manos y me supo demasiado grande


No puedo, no puedo complacerte en eso - le dije mientras no dejaba de masturbarlo con la mano

Y volví a chupárselo, con esmero, con pasión, recorriendo la esponjosa y rosada cabeza con mi lengua, entonces una de sus manos me tomó por la nuca, como invitando cordialmente a que hiciera lo que había pedido, desoyendo mi respuesta.

Solo me relajé, inconsciente, probé un poco y un poquito más y sentí se carne invadir mi boca, él se mostraba caballero y me animaba a más, sentía que estaba gozando mucho con lo que hacía y todo eso me llevaba a un descontrol entre mis piernas, hervía en deseo.

Empujé otro poco y un poco más, al final llegué con mis labios a la base de su tronco, que rico se sintió! me quedé ahí unos segundos y se lo largué, si lo había hecho una vez podría hacerlo nuevamente, y volví hacerle una penetración profunda, tan profunda hasta el alma, y otra vez, y cada vez que lo hacía Axel se retorcía en placer y yo moría por llevar mis dedos a mi clítoris.

Axel acariciaba mis pezones y susurró


Que tetas enormes que tenes!

Solo subí un poco entonces, lo suficiente para meter su pija al medio y hacerla desaparecer entre ellas, y a subir y a bajar, una vez y otra vez, tan rico, tan sexi, sentir su dureza entre mis capullos de algodón, el gemía y cada tanto descubría su glande para pegarle una rica chupada, y más y mas

Lo sentí llegar, me aseguré de dejar su cabeza libre por encima del nacimiento de mis pechos, es que me calentaba ver cómo iba a saltar su semen, pero también quería ver su rostro de placer y como poco a poco sucumbía y ya no podía mantenerme la mirada.

Me tomó por sorpresa, un gran chorro saltó con furia como un disparo, pasó delante de mí rostro y cayó entre mis cabellos y mi frente, y jugué el juego, el segundo pareció ser aún más fuerte y llegó parte a mi rostro, y otro, y otro más, mis hombros, mi garganta, incluso mis tetas, hasta las últimas gotas haciendo un exquisito lubricante entre su pija y mis tetas.

Nos miramos y fue imposible que no nos tentáramos a reírnos como tontos, a carcajadas, es que la forma en que le saltaba la leche y en el estado deprimente que me encontraba, no había otra posibilidad.



Con Ezequiel, a esta altura de nuestras vidas, todo había concluido, pero Axel... Axel era un potrillo, desbocado, salvaje, indomable, con sangre caliente en sus venas...



Me tiró sobre la cama, me abrió las piernas y me la metió toda, como un fierro caliente, que pija dura y hermosa, empezó a cogerme con fuerza y yo solo atinaba a limpiar mi rostro con mis dedos, llevando el semen que se iba secando a mi boca, a saborear su sabor, él me decía que era hermosa, que había soñado con este momento, y que al fin era suya, mis tetas se sacudían incontrolados como olas de mar, sin principio, sin fin, de un lado a otro mientras mi sexo inundado le regalaba incontables orgasmos.

De pronto Axel bajo entre mis piernas y empezó a chuparme la conchita, mis labios, mis jugos, me abrió toda y me chupó con locura el culito, se sentí riquísimo, y volvió a mi conchita, y luego a cogerme otra vez diablos, me estaba matando.



De repente habíamos girado y ahora yo lo cabalgaba, apuntando el culo a la ventana, como alguna vez lo había hecho con mi marido imaginando que el me veía al otro lado del tapial.

Axel me acariciaba los glúteos y solo me decía que ricos sabían, mis tetas volvían a mecerse y notaba como me miraba extasiado, cada tanto me las acariciaba y me sentía linda, deseada, perra, lamía sus dedos, gemía, gritaba.

De pronto sus dedos ensalivados buscaron mi culito, lo dejé hacer, en verdad quería que lo hiciera, permití su acceso y me sentí plena, lleve mi mano a mi clítoris, empecé a masturbarlo con fuerza y mi dios, que orgasmo tuve!

No podía más, pero el volvió a ponerme de espaldas, estaba satisfecha, pero el tomó mi mano y la llevó otra vez a mi conchita


Quiero otro - dijo muy seguro

No..., ya está, no doy mas...

Pero el mantuvo mi mano entre su pubis y el mío y solo me deje llevar, aún estaba saliendo de ese enorme orgasmo cuando sentí llegar otro, y no solo eso, su verga se puso muy dura, muy rica, y sentí como si mi útero empezara a llenarse de semen, diablos...

No podía más, estaba extenuada, inconexa, plena, satisfecha, pero Axel... Axel...


esposa


Axel seguía duro como una piedra, diablos, tomó la iniciativa, esta vez no le importó mis deseos y sacó su instinto animal de adentro, y me calentaba mucho cuando una macho me sometía sin miramientos.

Se acomodó a mis espaldas, estaba en cuatro, jugó con su pene duro por detrás y me dijo


Putita, te la vas a comer toda entera...

Y forzó mi culito, en unos segundos me la había comido toda, empecé a gemir, me dio con fuerzas, dura, hasta el fondo, una vez y otra vez, sentía como mi adolorido esfínter se entregaba ante la dura carne de mi amante.

Empecé a gemir, a ronronear, me gustaba, me mordía los dedos y solo llevaba a Axel al umbral de excitación, puesto que le dejaba saber cuánto estaba disfrutando de que me rompiera el culo


Dale dale potro! rompeme toda

Te gusta que te rompa el culo? putita

Si papi... quiero tu leche, ay! ay!

Las palabras entrecortadas solo terminaban de enloquecerlo, me dijo que tenía un culo hermoso y ya no pudo más...

Sacó su verga y me ordenó que abriera yo misma mis nalgas, quería observar mi esfínter todo abierto, sentí otra vez su leche caliente bañando cada rincón de mi trasero...

Me dejé caer, le supliqué, era suficiente, no podía más, no quería más...

Axel tomó su celular y comenzó a fotografiarme, ya sé, no debería, pero sentirme bonita, puta, deseada y llena de leche podía más que cualquier evaluación de cordura que pudiera hacer en ese momento.



Ese chico se transformaría en mi amante, me cogería a su antojo y no podía seguirle el ritmo, era un animal en celo, me mataba, literal, me dejaba de cama, era feliz en mi condición de mujer infiel, pero todo se volvía demasiado peligroso.

Era loco, tiempo después era abuela por primera vez y me portaba como una puta, con un amante de la edad de mi hijo.



Pero estas locuras no suelen terminar bien, y mi caso no sería la excepción...



Axel se había transformado en una obsesión enfermiza, a cada hora, a cada momento, a cada oportunidad, jugando siempre al filo de la navaja.

Esa mañana tenía un mal presentimiento, traté de no dejarlo pasar, le dije que no estaba de humor, pero mi chico siempre sabía cómo convencerme, no lo sentimos, no lo vimos venir, pero los cierto fue que Ezequiel volvió a casa antes de lo pensado, nos sorprendió en la cama.

Y mi esposo era un hombre terriblemente celoso, yo solo era suya y no pudo soportar el engaño, no importaba las veces que él me había engañado y yo había hecho la vista gorda, esto era diferente, él era hombre, él era el toro que terminaba de encontrar un desafiante en su propio corral, no, el no...



Me dijo cuántas palabras puedan imaginar, luego se dirigió a Axel, le dijo que lo mataría y se trenzaron a golpes de puños, yo gritaba al medio de ellos tratando de separarlos, pero me era imposible, rodaban de un lado a otro y yo estaba montada en una pila de nervios, sin saber que hacer, Axel era más joven, musculoso, y fortachón, pero Ezequiel siempre había mantenido sus disciplinas de taekwondo y tenía un arma a su favor, estaba ciego, peleaba con su orgullo herido, era imparable.

Mi joven amante estaba rendido, Ezequiel se había sentado sobre su pecho y apretándolo fuertemente por el cuello con sus grandes manos le gritaba sin cesar


Te voy a matar! te voy a matar

Yo le gritaba por detrás que lo dejara, entre sollozos lo tomaba por el brazo, pero no tenía fuerzas, era inútil, mi esposo era una bola de nervios fuera de sí, no razonaba, no pensaba.

Me di cuenta de que todo terminará, los brazos de Axel habían caído hacia los lados, su cuerpo parecía inerte y sus ojos se fueron para atrás, por debajo de los párpados, y Ezequiel seguía apretando, más y más.

Jugué una última carta, desesperada, tomé un jarrón y se lo partí en la cabeza, solo quería separarlos y mi esposo cayo de lado golpeando con fuerzas contra el piso.



Mi intención no era que las cosas terminaran como terminaron, mi marido estuvo en terapia agonizando más de diez días por el golpe que se había dado contra el piso, producto de lo que yo había hecho, pero yo solo quería separarlos...



La justicia dictaminó una muerte dudosa, accidental, conflicto de amantes y engaños, honestamente aceleraron todo para cerrar el caso y que las cosas se olvidaran rápidamente, un revuelo mediático con mi marido podía traer a luz nuevamente la otra historia, un hilo conductor de este presente a ese pasado y a nadie le convenía remover la tierra.

Como fuera, ya nada sería igual en mi vida, a pesar de todo, aun amaba a Ezequiel, y mi amante era solo eso, mi amante.

Axel no tardó nada en mudarse, con su familia, fue el culpable a los ojos del entorno, mis hijos le hicieron la vida imposible y amenazaron con matarlo, ni siquiera volvimos a vernos para despedirnos, apenas unos cruces fríos por WhatsApp.

A mí no me fue mejor, la mala mujer, la prostituta, la conchuda que se fregaba al mocoso del vecino, con una sentencia en suspenso pendiendo sobre mi cabeza por la justicia, con la condena a cadena perpetua dictada por la sociedad, me gané el odio de mis tres hijos, perdí a mi nieto, hoy vivo sola, distanciada, con las monedas justas para el día a día, con el martirio eterno de auto juzgarme, de auto compadecerme, es lo que me tocó en la vida, no lo busqué, solo se dió...



FIN



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