Segunda adolescencia - parte 2 de 3

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No te vas a arrepentir


SEGUNDA ADOLESCENCIA

Parte 2 de 3



Segunda adolescencia - parte 2 de 3



Al día siguiente las cosas estaban confusas en mi cabeza, el calor de la noche, el no pensar, los impulsos de mi sexualidad se cruzaban con los pensamientos de una mujer racional, en sus cabales, esposa y madre, esperé infructuosamente algún WhatsApp de Axel, pero nada, la conversación había muerto después de que ya no le respondiera.

Estaba de casualidad con un short de licra multicolorido que se pegaba a mi cuerpo, con una remerita negra ajustada, muy normal para la intimidad de mi familia, pero ciertamente demasiado llamativa para salir a la calle, de hecho, no hubiera salido así a la calle.

Tomé una silla reposera, mis lentes de sol, una taza de café y un libro que estaba leyendo, fui al patio, sobre el césped, el día estaba apacible, con un tenue sol de primavera, desde un sitio donde Axel pudiera verme, quería ver como seguía la historia, pero él no dio señales de vida.



Me aburrí y me molesté conmigo misma, me sentí una tonta, y solo seguí en mi día. Al atardecer, Benja llegó de su jornada, pero no estaba solo, Axel lo acompañaba, cosas de chicos, amistades, lo saludé distante, aún estaba vestida como en la mañana y pude notar su excitación al verme, él me respondió el saludo como un vecino debía responderme y solo disimuló lo que se insinuaba entre nosotros.

Si embargo, por la noche tuve un nuevo fiasco, esperé ansiosa en la cama a que él me escribiera, pero eso no sucedería, mi esposo leía y yo desesperaba, miraba por la ventana hacia su habitación, ni siquiera parecía estar conectado, al final el sueño me venció.



Al día siguiente seguía molesta, el viento había cambiado, hacía un horrible calor de un verano que aún no había llegado, pero avanzaba sobre una primavera agonizante que poco a poco se rendía ante la llegada de un nuevo diciembre. Revisé mi celular, mis redes sociales, puse música, me quedé en ropa interior, conjunto de bombacha y corpiño negro, mi esposo no estaba, mis hijos tampoco, fui al baño, luego desayuné y escuché las noticias del día. Puse música de fondo, lavé las cosas y se me ocurrió preparar alguna torta, empecé a preparar las cosas sobre la mesada, pasaron unos minutos, el beep del celular me hizo saber que un nuevo mensaje había legado, era él, me daba los buenos días y me preguntaba si podíamos hablar un rato.

Solo no respondí y seguí con lo mío, pasaron unos segundos y el móvil sonó nuevamente, esta vez, me pedía perdón por haber desaparecido, pero que entendiera que entre sus estudios y sus trabajos para ayudar a su familia no le quedaba mucho tiempo disponible.

Me puse en sus zapatos, y contesté con un dejo de bronca y recelo aun contenido


Pensé que habías conquistado a esa mujer que te gustaba... - dije tratando de retomar el hilo de nuestra última charla

No... - respondió - yo no sé se ella se fija en mi...

Y como es ella? - pregunté

Ella... ella me quita el sueño, es hermosa, morena, de largos cabellos, luce unos pechos enormes y una cola que le daría envidia a muchas veinteañeras

Y como se llama? la conozco? - dije en un juego de loca seducción

Si... la conoces y mucho... su nombre? por ahora no te lo diré

En ese momento me quedé sin respuestas, solo dejé correr los segundos, entonces siguió

Sabes, ayer la vi, estaba espectacular!

Si? - ya estaba toda mojada a esa altura

Pero estaba con su hijo y no pude hacer mucho...

Que pena!

Sabes, cada vez que la veo, que hablo, que la imagino, se me pone la verga dura!

Me tomó por sorpresa, no esperaba que avanzara ya con un grado directamente sexual pero no iba a dejarme doblar el brazo

Tanto te gusta? no creo que suceda eso que dices...

Entonces recibí una foto, era su verga, dura, enorme, con un glande desnudo, lucía casi depilado por completo y muy durita, quedé en shock, con la boca entreabierta y mi mirada perdida en cada detalle, sin dudas había acelerado a fondo.
Mi falta de respuesta no tardó en ser notada por Axel

No te gustó? te molestó?

Por el contrario! que rica verga tenes! - respondí para mantener el juego

No me regalas una foto? - apuró entonces

Una foto mia? y que queres?

Lo que quieras, todo me gusta de vos...

Acomodé mi celular sobre un soporte y me tomé varias fotos, aún estaba en ropa interior, con las manos llenas de harina, me supieron muy sexuales, solo se las envié, sin pensar, dejando que mi corazón prive sobre mi cerebro, era una locura, esas fotos podían terminar en cualquier sitio, amistades, en la web, en manos de mis hijos, de mi propio marido.
No me importó, vivía con Ezequiel una vida lineal de principio a fin, sin montañas, sin precipicios, sin peligros, sin desafíos, y este chico ponía adrenalina en mi cuerpo, me estaba llevando desde el cielo al infierno, sin escalas, sin contemplaciones.
Entonces me llamó, ya no fueron escritos, me dijo que le hacía hervir la sangre, que quería cogerme, en verdad me dijo que quería hacerme el amor, que lo enloquecía, y que mientras me hablaba se estaba masturbando en su alcoba.
Volví a derretirme al escucharlo y sin querer se me escapó un jadeo incontrolado, sentí mis pezones duros bajo el sostén y mi conchita mojada como hacía tiempo que no se mojaba.

Le dije que a mí también me gustaba, y que me alocaba imaginar más, me fui hacia atrás y me dejé caer sobre uno de los sillones, el jadeaba a un lado y yo estaba muda al otro, conecté los auriculares, los puse en mis oídos y puse el aparato entre mis pechos, le dejé saber dónde estaba, y le dije que no dejara de hablarme, apreté mis pezones por sobre la tela, lo sentía tan sexi, tan dulce.
Cerré mis ojos, me recliné más todavía, se masturbaba por mi culpa y eso era impagable, me dijo que estaba llegando, pude sentirlo, a esa altura mi mano derecha se coló bajo el frente de mi tanga, en mi clítoris, en mi hueco, estaba caliente, me llené con mi propio almíbar, me dejé ir como cuando tenía quince años, llegamos casi juntos...

Alex me dijo que tenía intenciones de venir a mi encuentro, ya, ahora, me cohibí, le dije que estaba loco, que no, todavía no y debió entender esa frase que dice que el hombre propone y la mujer dispone.
Por la noche no podía ocultar la niña que florecía dentro mío, mi esposo, los chicos, me notaban rara, cambiada, y yo solo con evasivas.

Ya en la cama, nuevamente mi marido fue mi juguete para apagar lo que mi alma sentía, me encontró depilada por completo, y eso a él le encantó, solo que no sabía que, en el fondo, esta vez, no era en él en quien pensaba.



El nuevo amanecer me sorprendería sumamente excitada, me había despertado temprano, antes que Ezequiel quien roncaba plácidamente, mientras las luces del nuevo día parecían colarse por entre los cortinados.

Fui al comedor, preparé el desayuno para cuatro, fue una sorpresa para Ariel y para Benjamín, hacía tiempo que algo así no sucedía en casa, pero yo no podía explicarles que era lo que estaba pasando, y menos dejarles saber que los nuevos mensajes de Axel ya estaban endulzándome nuevamente


Buen día bombonazo! cómo dormiste?

Estoy en familia ahorita, no me molestes... si?

Le dejé en claro que no podía jugar con fuego, entonces dejé el celular de lado por unos minutos

Desayunamos los cuatro juntos, y les di el tiempo que era necesario para que partieran a sus estudios y a su trabajo respectivamente, cuando quedé a solas volví a mi móvil, un monólogo me esperaba


Quiero visitarte hoy

Me extrañaste?

Mandame más fotos

Y así seguía en un sinfín de frases que solo lograban erotizarme hasta el límite de la locura.

Yo era consciente de lo que sucedía, era consciente del peligro al que poco a poco me exponía, mi marido, mis hijos, pero no podía dejar de sentir mi corazón latir con fuerza, como decirlo, me sentía viva, Axel me daba efervescencia en cada célula, y era un bocado demasiado difícil de esquivar.

A media mañana fui a mi cuarto, ya estaba sola, la temperatura aun no era insoportable, así que decidí jugar mi juego.

Elegí entre mi ropa interior un pequeño conjunto less, que era sexi, diminuto, y que podía pasar tranquilamente como traje de baño, me lo puse, me miré al espejo tratando de ver lo que seguramente mi vecino vería, o lo que quería que viese.

Llevé una reposera al jardín, un libro, auriculares, lentes de sol, bronceador, un jugo y ahí fui, a ubicarme estratégicamente donde no pasara desapercibida a los ojos del joven, me estiré, boca arriba, mis pechos emergían como dos montañas, y el dios febo empezó a dorarme, los mensajes de Axel no tardaron en llegar, a decirme lo hermosa que me veía, lo buena que estaba, que quería cogerme, y yo solo me ría ignorándolo, que estaba llenando su móvil con las fotos que estaba tomando, me gustaba hacerlo desear, incluso me dijo que me pusiera boca abaja, quería fotografiar y pajearse viendo mi culo.



No le hice caso, esperé un poco y otro poco más, me gustaba llevar el control de la seducción y tenerlo rogando a mis pies, pero después de varios pedidos más giré y me puse de espaldas, sacando culo, casi desnudo, con una less casi invisible, me la acomodé tirándola hacia arriba, haciendo que se enterrara más y más en mi cola, sacando culo hacia arriba, como ingenua, casual, como si él no existiera, riendo por dentro y solo imagine lo que él estaba haciendo en su cuarto por mi culpa, como se tocaba, como hacía saltar sus semen por todos lados, y eso solo me encendía y me notaba apretando inconscientemente mis piernas en medio de una excitación que se me hacía incontrolable.

Pasadas las once de la mañana el calor del sol empezaba a ser insoportable, imaginé que él ya estaría satisfecho así que fui a tomar un baño.



Nuevamente quedé encerrada en mis pensamientos, en mis fantasías, y era una locura imaginar que a mi edad tuviera tantos deseos de tocarme, quería evitarlo, pero no podía, imaginaba las manos viriles de ese chico sobre mi cuerpo, tomé el duchador de mano y dejé que el agua tibia lo recorriera, con un cosquilleo eterno, lo pasé por mi cuello, lo baje a mis pechos, sentí mis pezones afiebrados y me mordí los labios, cerré los ojos, baje un poco por mi vientre, lo pasé por los glúteos, mi mano libre fue a mi sexo lampiño, y con la otra llevé el duchador al mismo sitio, una locura, no pude contenerlo, me contraje y la electricidad pareció brotar por cada poro de mi piel, estaba con la respiración entrecortada, caliente, envuelta en deseo.


esposa


Cerré la ducha, aun sin secarme tomé el celular y le escribí


Sos un maldito, termino de tocarme bajo la ducha

Me tomé unas fotos, así, desnuda, bronceada, mojada, se las envié, no sé, sabía del peligro al que me exponía, pero no podía evitarlo, me excitaba sentirme deseada, me excitaba saber lo que provocaba en él, me excitaba verme bonita



En el siguiente mes, Axel se transformaría en el más hermoso acoso sexual que jamás había imaginado tener, trataba de cazarme a cada oportunidad y en cada oportunidad yo me zafaba, me gustaba jugar a la puta y no serlo, jugar con el deseo, porque a mi edad, vivir lo que estaba viviendo era como estar viviendo una fantasía.



Las fiestas de fin de año estaban a la vuelta de la esquina, días de reencuentros, de regalos y de brindis, viajamos a nuestra ciudad, a reunirnos con mi hija, con mi yerno y también con su familia, me enteraría que en nueve meses sería abuela por primera vez, me llené de júbilo, hablamos mucho, comimos, bebimos.

También me tomé el tiempo para recorrer los lugares que tanto me gustaban y que tanto extrañaba, parques, paseos, algún sitio para cenar, visitar viejas amigas, viejos conocidos, la mamá de Ezequiel, mis hermanos, sobrinos y tantas cosas que me sería imposible enumerar. Todo para resumir que por una semana me había quitado a mi joven vecino de la cabeza, solo lo había dejado frizado, y no contesté sus interminables mensajes, ni sus llamados, ni respondí a sus fotos obscenas, no era el momento.



Regresamos el cinco, no, el seis de enero, Ariel, mi hijo del medio decidió quedarse un tiempo en la casa de su hermana, quería reencontrarse con viejos amigos y descansar un poco, mi esposo debía volver a su empleo, y solo me quedaría con Benjamín, quien estaba de receso de sus días de facultad, toda esta situación hizo que inevitablemente mi relación clandestina con Axel se enfriara un poco, al menos de mi parte.

Pero él era diferente, era hombre, era joven y sentía que su presa empezaba a escapase de entre sus dientes.

Y fue el destino el que abriría las puertas del mismo infierno, y lo peor, mi marido quien tendría las llaves.



CONTINUARA



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