Lamiendo conchítas... Descubriendo a papá

Después de esa primera vez que espié sin querer a mi viejo garchando con " su amiga" , me di cuenta de que todas esas mujéres que "venían a matear" por la siesta...venían por la misma razón...me "cayó la ficha" de qué cada vez que el típo recibía visitas me tirába un par de monédas y me mandába a "jugar afuéra" y no regresar hasta que no me "chiflára", en modo inocénte le obedecía conténto hasta esa gloriósa siesta húmeda de diciembre en qué sin buscarlo fuí testígo de la mejor y mas placéntera fórma, crúda, terrible pero contagiadora de una energía caliente cercána a la convulsión, al paroxísmo.
Ese hombre adulto que se empeñaba en "criarme" a su manéra y sin ayúda, que se cuidába y era muy prudénte no púdo imaginar que esa siesta, oculto en el placard, éra testígo de su desempeño sexuál, lo miraba completamente desnúdo y terriblemente caliente, salváje.


Lo escuchába gruñir y gémir mientras se iba deslizando sobre el cuerpo de su amante, cuando la boca le quedába a la altúra de las tetas, sacaba la punta de la lengua y lamía los pezónes que se iban poniendo dúros con esa saliva tíbia que la lengua le escurría mientras dibujaba círculos...

Pero lo que me "enloqueció de placer" fué ver como siguió bajando la cabeza hasta que su boca chorreando bábas se engulló la vagína de su amíga en un béso de lengua profúndo e inténso...podía oir el sonído que los labios y la lengua de mi padre hacían mientras sorbían los plieges de la vúlva hincháda al tiempo que la hembra arquaba la espalda suspendiendo la cabéza en el aire cómo poseída por una diabla... -Asíiiii...así pápi! Asssssí...- "Susy, la Flaca", jadeába mientras podía ver al detálle sus movimientos de serpiente mientras papá le comía la concha con deleite y pasión... con gánas...furióso.

Cada tanto se detenía para tomar aire y desde yo lo espiába podía ver bien de cerca su verga durísima con la vénas henchídas y azúles, la cabeza de la píja goteaba unas bábas que dibujaban hilos en el aire que se escurrían entre el costado de la cama y el suelo haciendo un charco...





Mi viejo levantaba una calentura rabiósa cuando les besaba la rája a sus putitas...tanto que podía sentirme invadído de su placer mientras les comía la concha.

Después de éso venía " la montada"... era ese momento en que arrimaba esa cabéza curtída y babósa a la conchita bien mojáda qué se lo tragába entéro con un chasquído húmedo y un olor embriagante que me producía la sensación de estar "meandome encíma" , mis primeros orgásmos en séco mirando como esa verga de róca se escurría hasta el tópe mientras los huévos negros, pelúdos y mojados se henchián al borde de los labios que se ajustaban ceñídos tratando de tragar todo lo que pudieran de ese tiento rígido que les quemaba las entrañas...