2012.04 Mi cuñado

Mi hermana viajó a visitar a nuestros padres en un fin de semana que preferí quedarme en Santiago. Sin avisar tuve a mi cuñado tocando la puerta del departamento y en cosa de minutos ya estaba instalado en el sillón junto a mi buscando qué ver en la televisión.


El brazo de él estaba estirado hacia mí en el respaldo del sillón. Lo recuerdo mirando directamente en mis ojos cuando me pidió que me sentara más cerca de él. Sin dudar, me moví a su lado y su brazo me rodeó el hombro. “¿No es mejor esto?”, preguntó. Puse mi cabeza sobre su hombro y su brazo se deslizó detrás de mí. Su gran mano descansaba sobre mi antebrazo, haciéndome sentir pequeña mientras yacía allí en el acurrucada contra su cuerpo. En un momento, se inclinó y olió mi cabello diciéndome lo bien que olía.


Me giré para mirarlo y sus labios se presionaron inmediatamente contra los míos. Su gran brazo me rodeó y el otro me rodeó. Me besó muy suavemente, abriendo mis labios hasta que su lengua pudo entrar en mi boca. Su antebrazo rozó repetidamente mi pecho mientras me besaba.


Jadeé y mi corazón se aceleró cuando finalmente alejó su atención de mi boca para ir a mi oreja y cuello. Empujé mi cabeza hacia atrás en el sofá y su gran mano izquierda se deslizó sobre mi pecho y comenzó a pasarla por mi camiseta.


Mi mente se volvió loca. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba realmente bien estar ahí a solas con mi cuñado? ¿Qué diría mi hermana si lo supiera? Mi mente corría más rápido que mi corazón. Paralizada por su toque, besó y chupó mi cuello y oreja y luego volvió a mi boca mientras su gran mano apretaba y masajeaba mis grandes senos.


Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que él quisiera sentir mi carne desnuda y no me equivoqué. Casi inmediatamente su mano se deslizó de mi pecho y se abrió camino hasta el borde de mi camiseta antes de deslizarse debajo del dobladillo y volver a subir a mi pecho.


Al principio me apretó a través de mi sostén mientras su lengua sondeaba mi boca, luego empujó sobre mis senos y consiguió lo que quería. Su gran mano envolvió mi pecho desnudo mientras lo apretaba. Agarró suavemente mi pezón entre sus dedos mientras nos besábamos. Mis manos nunca se movieron. Congeladas de alegría, las dejé donde estaban. Una mano en el sillón a mi lado, la otra encajada en el espacio entre nosotros. Finalmente recuperando el valor, deslicé mi mano hacia arriba y acaricié su antebrazo mientras apretaba y tiraba de mi pecho.


Su otra mano atrajo mi rostro hacia él sosteniéndolo allí mientras su lengua continuaba su asalto sensual en mi boca. Finalmente dejó de besarme y se puso de pie. Se quitó la camiseta sobre la cabeza y la arrojó sobre una silla. Su duro cuerpo era hermoso y no podía quitarle los ojos de encima. Se agachó y me retiró la camiseta sobre la cabeza y la arrojó a la silla para unirse a la suya. Alcanzando detrás de mí, desabrochó mi sostén y lo quitó también antes de ponerme de pie.


Sus dos grandes manos devoraron mis senos y su boca y lengua atacaron las mías. Su agarre y sondeo eran mucho más intensos ahora. Pasé mis manos sobre su espalda y hombros musculosos antes de que él me atrajera con fuerza hacia él y sus manos agarraran mi trasero.


Su agarre era firme en mi trasero y sus besos se volvían más salvajes cuando me atraía hacia él. Me guió sobre mi espalda en el sofá donde se subió encima de mí. Comenzamos a besarnos nuevamente y sus fuertes manos movieron mis piernas para que él pudiera acostarse entre ellas. La piel de nuestros cuerpos se tocaba mientras nos besábamos y él comenzó a molerse contra mí a través de nuestros pantalones. Sus manos devoraron mi piel desnuda como si nunca antes hubiera tocado a una mujer. Después de movernos un poco en el sillón, estábamos de costado y su mano bajó por mi vientre hasta la parte superior de mis jeans.


Nervioso, esperó y jugó con la parte superior de mis pantalones antes de empujar lentamente (muy lentamente) las puntas de sus dedos debajo de la cintura. Estaba tan caliente, pero sabía que tendría que detenerlo pronto. Simplemente no sabía cuándo.


Su mano empujó hacia abajo la parte delantera de mis jeans hasta que llegó a la tela de mi tanga que cubría mi ingle. Él dejó de besarme y me miró mientras empujaba su mano hacia abajo hasta que estaba tocando mi sexo a través de mi tanga. Una gran sonrisa se apoderó de su rostro mientras trazaba los labios de mi vagina. Su mirada era intensa mientras veía mi expresión al tocarla. Fue entonces cuando sentí que tenía que detenerlo antes de que tuviera más ideas.


Puse mi mano sobre la suya a través de mis pantalones, “No podemos seguir. Realmente me gustas, pero esto no está bien”. Él me sonrió y dijo, “Está bien, no tendremos sexo. Lo prometo”, dijo. Su mano nunca dejó mi sexo. “¿Todavía está bien?”, hizo un gesto hacia su gran mano aún en mis jeans.


“Sí, solo que no más que esto ahora ¿bien?”, sonreí y él se inclinó y me besó. Se agachó y desabrochó mis pantalones. Mi corazón se aceleró más cuando bajó el cierre de mi pantalón. Lo miré, “¿Qué estás haciendo?”. Jadeando en mis labios, dijo, “Solo quiero que nos veamos desnudos”. Claramente, no respondí lo suficientemente rápido porque me bajó y me quitó los pantalones en dos segundos. Así que allí estaba acostada con nada más que mi diminuta tanga de hilo color negro en el sillón del departamento con mi cuñado sonriéndome. Se desabrochó los pantalones y se los deslizó por las piernas. Pude ver una protuberancia en sus boxers de inmediato e intenté ser indiferente y no dejar que me viera mirando.


Volvió a bajar en el sillón y volvió a moler su pene duro contra mi sexo. Fue tan duro y se sintió grande cuando golpeó contra mi hueso pélvico. La fina tela de nuestra ropa interior no dejaba mucho a la imaginación.


Le sostuve la cara y lo miré a los ojos, “No vamos a tener sexo”. Parecía tímido y dijo, “Lo sé, pero solo quería seguir”. Después de mucho rechinar, tocar a tientas y besarnos, dijo, “Desnudémonos, quiero verte completamente desnuda y masturbarme para ti”. Estaba más que intrigada y murmuré, “Está bien”.


Sus manos temblaron cuando agarró mi tanga y la sacó bajo mis muslos. Sus ojos nunca dejaron mi sexo cuando quedó expuesto. Puse mis manos sobre mi sexo y dije, “¡Tu turno!”. Rápidamente bajó sus boxers y su pene se dejó caer. Jadeé en voz alta por el tamaño de su pene, que parecía enorme incluso con su gran mano alrededor sosteniéndolo con orgullo. En ese momento pensé que ese era el pene más grande que había visto en mi vida. En un ser humano al menos.


Le dio a su pene un par de golpes en mi dirección antes de sentarse en la esquina del sillón frente a mí. Cuando me senté en la esquina opuesta mirando su pene con mi mano en mi sexo, acarició su pene gordo mirando hacia mi sexo con su sonrisa tímida.


Después de unos segundos se acercó y dijo que quería tocarme al mismo tiempo que se tocaba a sí mismo. Se acercó y puso mi pierna sobre el respaldo del sillón exponiéndome completamente a él. Mi otra pierna cubrió sus rodillas mientras su gran mano se movía lentamente hacia arriba y hacia abajo por su verga. Su otra mano apretó mi pecho y tiró de mi pezón mientras miraba mi sexo.


Soltando su pene, frotó sus dedos sobre mi sexo lentamente separándolos. Sus dedos jugaron en mi humedad antes de volver a su pene donde lo extendió sobre su cabeza gorda. Continuó moviendo sus dedos entre mi sexo y su pene haciendo que su cabeza gorda brillara con mis jugos.


Sus grandes dedos volvieron una y otra vez empujando lentamente más profundamente en mi abertura cada vez, hasta que sus dedos estuvieron dentro de mi sexo. Esta vez los dejó dentro de mí y moviéndolos lentamente dentro y fuera. Su dedo envió conmociones por todo mi cuerpo y continuó presionándome más hasta que tuvo dos en lo profundo de mí. Los movió dentro y fuera a un ritmo constante.


Él acarició su pene al mismo ritmo mientras empujaba sus gruesos dedos dentro y fuera de mí. Reconocí la sensación que se acumulaba en la boca de mi estómago y se abría camino hacia mi clítoris. Mi orgasmo se estaba acercando y en segundos estaría lista para experimentar su placer. Tener a este hombre acariciando mi sexo y acariciando su descomunal verga dura fue más de lo que podía soportar, y me golpeó con fuerza en su mano.


“¡Oh sí, no pares!”, yo gemí. Inmediatamente su otra mano apretó mi pecho con fuerza y sus dedos se movieron más rápido dentro y fuera de mí hasta que no pude soportarlo más y envolví mis piernas alrededor de su cuello hasta que retiró sus dedos de mí. Su sonrisa era radiante cuando volvió a acariciar su pene.


Después de recuperar la compostura, me senté y él puso mi mano sobre su pene duro, caliente y palpitante. Era tan grueso como mi muñeca y dos veces más largo que un pene de tamaño promedio, como muchos de los que había visto antes. Sabía que era grande, pero una vez que mis manos lo agarraron, me di cuenta de lo gigante que era. Fue después que en ese momento tuve veintiocho centímetros de carne palpitante en mi mano.


Con mis dos manos apenas tenía la mitad de su pene escondida con mis manos. Mis dedos no se encontraron cuando lo agarré. Mientras lo sostenía, comenzó a empujar lentamente sus caderas hacia arriba y hacia abajo entre mis manos. Su gran mano envolvió las dos mías mientras deslizaba mis manos hacia arriba y hacia abajo con sus empujes que me mostraban cómo le gustaba.


Mientras lo acariciaba, no pude evitar pensar que no había forma de que este pene pudiera caber en mí, pensamiento que duró poco al recordar la cantidad de hombres, juguetes y animales que ya había tenido dentro de mí.


Quería que eyaculara. Discretamente puse mi saliva en mi mano para hacer su pene resbaladizo. Deslizándolo hacia arriba y hacia abajo, seguí agregando mi saliva hasta que la enorme cosa se empapó y se deslizó fácilmente en mi mano. Acariciando y provocando su pene, atormentando su cabeza con la palma de mi mano. Él gimió y apretó mi pecho, “¡Oh chúpamelo! ¡Hazlo con tu boca!”.


Yo sabía que una vez que entrara a mi boca, no iba a poder contenerme e iba a olvidar lo que dije sobre no tener sexo. Bien sabía que mi boca se convertiría en la puerta de entrada a mi vagina y mi ano. Continué acariciando y dándole placer a su verga tratando de hacerlo explotar. “Por favor, tengo muchas ganas de que lo hagas otra vez con tu boca”, él rogó. “No, no quiero”, mentí entre jadeos de mi respiración dificultada. “Déjame metértelo entonces”, dijo rotundamente.


“¡No podemos! Simplemente no podemos”, dije firmemente y tan excitada como estaba en ese momento, sintiendo que cada centímetro de mi cuerpo era tan solo una extensión de un órgano sexual. Podría pensar en algunas razones por las que no podíamos tener sexo, así que no era una opción. Sabía que mi única opción era darle sexo oral y hacer que eyaculara en mi boca, arriesgándome a no poder parar al llevarme su gran falo a la boca.


Mientras me recostaba sobre mis rodillas, su mano inmediatamente agarró un puñado de mi cabello negro en la base de mi cráneo. Su pene empujó salvajemente en mis manos cuando mi cara se acercó a su pene. Las gotas de su líquido pre seminal corrieron desde la punta de su pene. Pasé la mano sobre él para evitar derramarlo antes de besar la cabeza. Lo acumulé entre mis dedos e inhalé la fragancia que de estos despedía antes de lamer el fluido acumulado en mis dedos. Olerlo y lamerlo me hizo sentir un cosquilleo a lo largo de mi cuerpo. Sentí endurecerse tanto como era posible mis pezones y algo se retorció dentro de mí, al interior de mi vientre. Estaba tan excitada como era posible y de a poco sentí como se nublaba mi buen juicio. En ese momento hubiera hecho lo que sea que él quisiera si tan solo hubiese insistido mínimamente.


Al ver cómo reaccioné con su líquido pre seminal, jadeó fuertemente, “¡Eres tan sexy!”. Abrí la boca y comencé a chupar su cabeza gorda en mi boca. Apenas tenía la punta en la boca y él comenzó a empujarla lentamente dentro y fuera de mi boca. Su verga goteaba sin parar en mi boca y me di cuenta de que no había escapatoria de los torrentes de líquido que goteaban de su pene con entusiasmo.


Pasé mi lengua por toda su gorda cabeza mientras él le hacía el sexo a mi boca. Tenía la boca abierta de par en par, y no pasó mucho tiempo para que mi mandíbula comenzara a doler. Acaricié su pene salvajemente con ambas manos rogándole que eyaculara antes de que no pudiera contenerme.


Gimiendo, seguía diciendo, “Estoy tan cerca, solo sigue chupando así”. Esperé a que su pene explotara, pero él continuó penetrando en mi boca, de vez en cuando empujando demasiado y provocando náuseas al tener ese sorprendente tamaño abriéndose paso por mi garganta. Cada vez que atragantaba, su pene se ponía rígido y pensaba que iba a estallar. Él no lo hizo.


Agotada saqué mi cara de su pene y lo miré, “Tienes que hacerlo rápido. Mi boca no puede soportar mucho más de esto”. Admití eso como una derrota. Muchos años ya había tenido sexo oral con incontables hombres y este fue el primero que se resistió tanto a eyacular dentro de mi boca a tal punto de cansar mi mandíbula.


Las siguientes palabras que salieron de su boca fueron impactantes, “Te lo voy a meter, Daniela”. Recuerdo murmurar que no podíamos, pero él tenía toda la intención de entrar en mí. Solo quería tomarlo con calma, pero mi inundada y excitada vagina traicionó mi mente y él lo sabía. Me empujó de vuelta al sillón. Jadeé, “Por favor, ve despacio, nunca he tenido uno tan grande”. La imagen de un caballo vino a mi mente, pero la alejé para centrarme en el momento.


Se acercó y sentí su cabeza gorda frotando mis labios. Mis caderas se movieron contra su miembro y lentamente comenzó a empujarlo. Jadeé cuando la cabeza comenzó a estirarme para abrirme. Él fue muy gentil y esperó a que me adaptara. Empujó de nuevo y su gorda cabeza entró en mí. Una vez que consiguió esa cabeza gorda en mí, comenzó a moverse dentro y fuera de mí agradable y lentamente, aunque no dejó de ser doloroso. Cada empuje fue más profundo hasta que su pene entero fue enterrado en mí. Cuando estuvo completamente dentro mío sentí como su apéndice alteraba la estructura física de mi cuerpo. No importaba que tan lento y gentil fuera, una cosa tan grande iba a doler de todas maneras al entrar en mí. Se inclinó hacia adelante y me besó con sus manos en mis senos. Lo vi besarme con los ojos cerrados, yo en cambio solo abrí la boca mientras que ahogaba un llanto o grito mientras abría los ojos de par en par ante el ingreso de mi gran amante en un cuerpo que no estaba acostumbrado a tanto tamaño. Dolor en mi mente, solo podía pensar en eso hasta que disminuyó gradualmente y comencé a fijarme en otras cosas. El color del techo sobre nosotros. El exagerado temblor de mis piernas que intentaban apresar al amante sobre mí y como al extremo de mis piernas se encontraban mis pies, y al extremo de estos estaban mis dedos, que involuntariamente se separaban unos de otros tanto como era posible. Después de eso mi atención se fue a los dedos en mis manos, que incrustaron sus uñas en la espalda de mi amante cuando sentí un golpe de dolor final que terminó por apaciguarse y dar paso a una sensación de placer.


Su gran pene se deslizó dentro y fuera de mí más rápido cuando nos besamos y dejé de sentir dolor. Su lengua sondeó mi boca y gimió en mi boca. “¡Oh, Dani, sí!”, gimió y sentí su pene endurecerse mientras explotaba en mí. Sosteniendo su boca contra la mía, descargó sus bolas en mi sexo llenándome con su semilla genética.


Cuando finalmente se bajó de mí, sentí su semen saliendo de mi sexo y bajando por la grieta de mi trasero. Yo estaba en shock. No podía creer que él entrara en mí. Me besó de nuevo. Yo estaba demasiado cansada. No había tenido un orgasmo, pero sin llegar a él, este hombre había estimulado mis sentidos con placer y dolor de una increíble forma. Me costó recuperar el aliento, solo sentí el latir de mi corazón en mi pecho y el torrente que salía de mí.


Recuerdo que se inclinó para besarme una vez más y eso fue todo. Negro. Me desmayé ahí mismo, desnuda e internamente eyaculada por mi cuñado.


3 comentarios - 2012.04 Mi cuñado

DnIncubus +1
Estuvo intenso y bueno eh, saludos gente!! 😎
SoyTipoNormal
Es el primer relato de los tres que me recomendaste que leo.... Es súper erótico, tu manera de escribir hace que la imaginación fluya a plenitud, de verdad te felicito.
Por mi parte estuve en el relato sumergido al mil por ciento, tu manera de de escribir hizo que mis 5 sentidos se conectaran con tu relato.😚😚