Silvia y sus Consentidas Calenturas de Madura (I).

Buenos días, me llamo Silvia.
Soy una mujer de 46 años, respetable con dos hijos y trabajo de profesora en un instituto.
No sé si habrá otras mujeres de mi edad les ocurra esto y por eso me he decidido a contar mi historia. La verdad, es que si os pasa lo que a mi decídmelo porque últimamente voy más caliente que un horno.
Me divorcié como hace tres años y desde entonces no había vuelto a estar con un hombre.
La masturbación siempre ha sido un recurso muy natural para mi y en cualquier parte. Puede ser en los baños de cualquier bar, tocándome en el cine, en el garage dentro de mi coche o simplemente ahora que estoy escribiendo estas líneas sentada encima de mi vibrador. Teniéndolo a lo largo tocando mi coño y mi culo hago otras cosas y el orgasmo siempre viene solo. Pero las personas hacemos a veces cosas realmente atrevidas como fue hace unos meses.
Como iba diciendo aquel día iba con unas calenturas exageradas. Ni siquiera yo sola podía aplacarlas tocándome. Tal fue el caso que en mitad de una masturbación me hice unas fotos con mi coño bien abierto chorreando flujo y se las mandé vía WhatsApp a 5 de mis ex. A Ramón, Enrique, Carlos, Ángel y Mariano.
Los emplacé aquella tarde para que vinieran a arreglarme un aplique en el baño pensando solo vendría Ramón, mi ex favorito. Ramón es de origen senegalés y tiene una verga enorme. De unos 19 centímetros. Siempre fue mi mejor amante por lo bueno, tierno y cariñoso de su persona. Él siempre está dispuesto a ayudarme en todo pero dio la casualidad que esa tarde se presentaron los 5.
He dicho soy una mujer respetable pero mis calenturas aquel día me perdieron. Iba cachonda perdida y abrí la puerta a esos hombres un poco cohibida.
Me puse una bata de seda blanca y unos ligueros sin bragas para esperarlos. Mis tetas sin sujetador marcaban sus pezones por debajo de la seda de esa bata y mis anchas caderas de mujer madura contorneaban mi indumentaria.
No he dicho que además de ser una mujer respetable poseo unas grandes tetas de madura y un buen culo. Además mi tez es realmente blanca y por mi cuerpo se aprecian una serie de venas azules que recorren mis piernas y mis ingles. No soy excesivamente alta. Soy rubia y de ojos verdes. Si, como muchos hombres han dicho de mi soy una buena jaca para montarme. Tengo un pubis rubio y si bien no me afeito el coño como esas guarras salen en el porno si me gusta tenerlo bien recortado.

-Ohhh... ya me viene, chicos.... os he dicho que estaba sentada sobre mi vibrador...
-Ahhhhh.... me estoy corriendo.....
-Ahhhhh!!!!!.... Yaaaa....!!!!.
-Buuffff. Qué corrida, queridos lectores me he metido...
-Voy a reponerme, secar mi coño y sigo escribiendo mi relato.

Como iba diciendo, mis chicos puntuales como siempre entraron en mi casa. Les di un beso de bienvenida. La mezcla del olor de esos 5 hombres me dejó completamente aturdida y embriagada. Me daba todo vueltas y sin saber lo que hacía comencé a sobar sus paquetes uno a uno. Habia perdido por completo mi autocontrol de mujer madura y experimentanda y ellos viéndome tan necesitada comenzaron a tocar mis tetas, culo y coño totalmente ansiosos. Se veía aún les gustaba.
Poco a poco observé como a través de sus pantalones sus pollas se ponían totalmente tiesas. Estaban realmente nerviosos.
Ángel fue el primero en sacársela seguido de
Enrique, Carlos y Mariano imitando al primero.
Los hombres en el sexo son como los niños. Lo que quiere uno lo desea otro. Sus 4 pollas estaban tiesas como tablas. Eran de un tamaño medio de entre 12 y 14 centímetros. Y no pocas veces había chupado anteriormente esas 4 vergas solo que esta vez las comencé a engullir todas a la vez.
En ese espectro de tiempo, Ramón sacó su terrible pija negra y me la puso en la cara.
Tragué todo lo que pude de sus 19 centímetros pero no me cabía entera.
Tanta pija a mi alrededor hizo que no supiera quién era de quién a excepción de la de Ramón que era negra como el tizón, enorme y con una larga vena que surcaba a lo largo todo su miembro.
-Chupa!!!!
Exclamaron los 5 para luego decirme palabras cariñosas y obscenas a la vez.
Mientras mamaba dos a la vez los otros tres se masturbaban mirando ansiosos.
-Cómo traga esta tía y qué ganas tenía. Pone hasta los ojos en blanco. Dijo Mariano.

Ellos movían sus pijas en mi boca con cariño y sin hacerme daño. Ya sabían bien como hacía tiempo chupaba sus vergas solo que esta vez tenía 5 pijas para mi y 10 huevos esperando eyacular en mi cuerpo.
No pude esperar más y mientras ellos se las sacudían mirándome comencé a tocar mi clítoris realmente húmedo corriéndome en el acto. Estaba realmente sensible con tanto hombre a mi alrededor.
Ángel, Mariano y Enrique me cogieron entre los tres y me llevaron al sofá en brazos. Los 5 me besaron y acariciaron con locura.
-Estás preciosa, Silvia. Me dijo Ramón besándome la cara y olisqueando mi pelo mientras Mariano había comenzado a lamerme el coño. Los otros tres acariciaban mis tetas y mi culo como locos con sus vergas a tope de erección.
Me sentía una reina.
Por un momento estuve a punto de huir de allí porque pensaba estaba cometiendo una barbaridad con mis 5 ex.
Pero Ramón me dijo...
-No te preocupes, corazón. Te amamos con locura y sabemos estás realmente necesitada. Te queremos los 5.
Esas palabras me tranquilizaron y reforzaron mi autoestima de mujer por lo que me dejé seguir haciendo. Esos hombres me estaban volviendo loca de cariño.
Cada uno emanaba un aroma a macho que mezclado uno con otro me ponía realmente cachonda. Por lo que no tardé en correrme otra vez mientras sus lenguas se turnaban en mi coño. A cada cual mejor lo chupaba.
Comencé a gemir cada vez más rápido.
Mientras, Ramón me besaba en la boca Mariano libaba mi clítoris y Ángel, Enrique y Carlos exhibían sus tres rabos en erección delante de mi.
Dos de ellos quienes no recuerdo no pudieron más y eyacularon tres grandes descargas de semen en la alfombra mientras. Sus pijas se habían puesto totalmente congestionadas repletas de venas y con sus huevos realmente prietos.
Después de soltar sus últimas gotas acercaron sus miembros a mi cara para que viese de cerca dos pollas todavía palpitantes a medio erección con sus huevos bien aliviados.
Así qué mujer no se va a correr a gusto?.
En esta escena, comencé a mover mis caderas arriba a abajo. Abrí mi húmeda concha al máximo con mis rojas uñas para que la lengua de Mariano me penetrara hasta el fondo y él comenzó a mover su pulgar ensartado en mi ano. Tuve el orgasmo de mi vida mientras advertí uno de los tirantes de mis blancos ligueros se soltaba debido a mis movimientos. Cuando cesó caí en el sofá echa un ovillo y temblando de placer. Toqué mis pechos y di cuenta de que mis pezones estaban tan erectos que podrían rayar incluso el cristal. En el interín pensé en las innumerables veces me había masturbado pensando en esos 5 hombres y ahora los tenía admirando como una mujer que en su día fue de ellos se reponía de un orgasmo salvaje oliendo a hombre y retorciéndose como una serpiente entre ellos.
Me quedé realmente traspuesta. Un enorme sopor había invadido todo mi cuerpo de real hembra a la vez que mi coño estaba totalmente encharcado de mi.
Ellos se habían retirado para no molestarme e ido a la cocina para tomar unas cervezas y departir de sus cosas.
Cuando desperté me topé con mi gran realidad. Los tenía a mi disposición. Me incorporé, me puse mi bata y fui a verlos. Estaban desnudos todavía de cintura para abajo y sus penes colgaban flácidos entre sus piernas.
De todos ellos me hubiese quedado con Ramón. Con los otros 4 tuve muy buena relación pero los abandoné de forma incomprensible por mi aversión al compromiso para casarme con mi ex marido.
Ya sé que el lector pensará soy tonta porque esos hombres siempre fueron unos caballeros conmigo. Pero Ramón era el mejor. Mi negrito. Un tipo magnífico. Guapo, serio, cariñoso, amable y con la mayor verga he disfrutado en mi coño. Con él fue el único empalmaba un orgasmo con otro.
-Vais a quedaros a cenar?. Les dije.
-Los 5 respondieron afirmativamente.
-Hala, pues marchaos al salón que me voy a tener que poner manos a la obra.
Los 5 se fueron y pusieron un CD de Frank Sinatra.
Ramón se fue por cervezas.
Antes de comenzar a cocinar me duché. Enfoqué el chorro de la ducha a mi clítoris y me volví a correr gimiendo como una perra pensando esos 5 hombres estaban esperándome a mi disposición para lo que yo quisiese.
Por mi mente y en el momento de mayor clímax recordé a esos dos corriéndose delante de mi y viendo como me había venido aquel tremendo orgasmo desde mi cabeza hasta las puntas de mis pies.
Ramón regresó con las cervezas. Entró en el baño y me vio totalmente desnuda. Cerré la puerta por dentro y comencé a mamar su negro rabo sacando su pija con no poca dificultad de entre sus pantalones y boxers.

Él gemía como un loco.
-Te amo, Ramón. Dame verga...
-Si supieras lo que te deseo, Silvia...
Solo podía tragarme una cuarta de esa terrible larga y gruesa polla por lo que comencé a asirla con mis manos como si pudiese alargar mi garganta. Él gemía como un animal salvaje.
-Córrete, Ramón. Hazlo en mi boca!!!. Soy tuya. Te amo!!!.
Sus huevos poco a poco se iban volviendo más duros y compactos. Era evidente iba a aliviarse de un momento a otro como así fue.
En esos instantes me di cuenta de que mis calenturas venían por haber dejado a Ramón.
Me sentía una mujer realizada dando placer a ese negrito. Con él en mi vida todo era distinto.
-Sabes que no me he vuelto a acostar con ninguna mujer desde que lo dejamos, Silvia?.
-Mejor. Así te saldrán más negritos de tu polla.
-Aprovecha, amor. Aprovecha que te la está chupando tu chica. Córrete cariño. Te quiero. Dime que me quieres cuando te venga. ÁNIMO!!!!.
Ramón comenzó a susurrar mi nombre y a decirme cosas bonitas.
Sacó su verga de mi boca y tres largos chorros de esperma regaron mis mejillas, pelo y boca.
Parecía mentira como de un hombre tan negro brotase una semilla tan blanca, dulce y deliciosa. Estaba llena de sus negritos.
Al cabo de unos segundos pude observar como la blanca nieve de Ramón tornaba transparente y se deslizaba regando mi cuello y tetas.
Me miré al espejo y me sentí orgullosa de él y de como se había corrido en mi cara como un campeón. Estaba llena del elixir de Ramón.
Su negra verga brillaba como oro negro a la luz de la claraboya a la vez que se movía entre espasmos sin control aparente.
-Qué marranete es mi chico, ehhh?. Como le gusta correrse en mi cara... le dije sorbiendo parte de su semen rodeaba mis labios.
-Qué rico!!!.
A tenor por la gran descarga era cierto Ramón no se había acostado con nadie en 5 años. Sea lo que fuere siempre lo veía en el pueblo o volviendo de trabajar o en el bar con sus amigos. Nunca lo vi con mujer alguna. Siempre me miraba con cara de deseo al pasar de mi vuelta del instituto. Esas expresiones me ponían realmente cachonda y había veces que volvía a pasar para que me viera otra vez.
Desde que lo dejamos y me casé no volvió a dirigirme la palabra a excepción de si no le daba yo pie para hacerlo. No quería sentirse un estorbo entre mi marido, mis hijos y yo.
Él era así de educado y no un patán de esos te pone de zorra para arriba. Ni siquiera cuando se enteró andaba divorciada intento algo. Ni siquiera así.
Es un caballero. Además tenía una cualidad y era que le gustaba me follase otros hombres.

Fin de la primera parte.

0 comentarios - Silvia y sus Consentidas Calenturas de Madura (I).