Laura y maria

mi escritorio en la madrugada me hipnotiza, esa noche no fue la excepción y un libro sobre Rosas me atrapo por horas, a mi lado mi planta me escoltaba esperando que le hable y le cuente como va a ser cosechada.
 Era noche de verano, de ventana abierta, de grillos de patios de ciudad rodeados de elefantes de cemento grises y apagados. en uno de ellos una luz tenue sobresalía de un balcon y dos voces de treintañeras embebidas en vino surgieron para sacarme de mi trance. sus carcajadas y confesiones cada vez sonaban mas tristes pero no me eran ajenas. deje de leer, apague la luz para no ser descubierto y mientras fumaba sin pensar el viento llegaba con mas frases entrecortadas.
eran dos voces fuertes, desnudandose la una con la otra, eran voces de amigas de historias que ambas sabían a pie de la letra pero que volvían a recordar, como si asi pudieran encontrar un porque a esos finales, los sentenciaba el desamor.
de repente y todavía no se porque, me sobresalte a verme pegado a mi ventana gritando mi número de teléfono seguido de la frase,”hey ustedes las del balcón, manden un mensaje por wp!!! de vuelta sentado en mi silencio fume para calmar mi agitación. Pasó más de un cuarto de hora estratégicos donde ambas amigas ahora debatian lo ocurrido. a mi oídos llegaban frases como “Dale boluda escribile, terminaba en 36 el número,no?”yo no podía agudizar mas mis oídos para poder escuchar y para ese entonces mi excitación ya era notable. volvió el silencio y mi cabeza volaba de imaginación .De repente otra frase llegó sin poder escuchar su respuesta. “..Pero vos queres un pito o un marido? disculpame que te lo diga pero esa es la pregunta”...y en ese momento un mensaje de número desconocido entro. somos las vecinas del balcon, quien sos? que queres? mi mensaje hizo epicentro en sus morbos y se lanzaron a la tentación de hablar con ese desconocido. yo no podía creer que mi impulso había llegado a buen puerto y ahora mi cabeza se acobardaba pero todavía la impunidad de tener resguardada mi identidad me impulso a recostarme en mi cama a pensar la respuesta pero casi al instante  escribi la contestación mas simple y burda que se me ocurrió. Me llamo german, las escucho desde mi departamento y me encantaría estar entre sus charlas vino de por medio. También pase mis redes sociales para que puedan conocerme y de paso ahorrarles las molestias si no les cabía ni un poco. 
Una conversación empezo a aflorar, me dijeron que eran Laura y maria, amigas desde tiempo de la facultad, el mismo tiempo en que ambas se empezaron a sentir solas sin saberlo. por mi parte solo pensaba en acobardarme o que esa noche iba a estar con laura y maria, los tres en una cama, cogiendonos sin saber por que. no me exitaba sus tetas que no vi pero que ya imaginaba, no era la carne lo que me endurecía, sino eso trascendental que sentia que nos unía. esa idea tantas veces pensada de saber que estábamos en la misma sin saber que queremos ser pero teniendo muy en claro que no seriamos. Hacia tiempo dijimos basta a esa acción por repetición de nuestros padres y abuelos que adormecieron generaciones entera pero en cambio teníamos incertidumbre, de esa que se lo lleva todo.
Tarde diez minutos en bañarme y tomar el vino que guardaba para una ocasión especial. baje el ascensor mientras trataba de tapar von mis manos, la incipiente calvicie que el espejo me devolvía. me dirigí a la dirección que el mensaje decía seguido de la frase “ Veni, pero ojo tenemos gas pimienta¡”
De antemano me disculpo si no puedo narrar de manera coherente lo que después sucedió o lo que sigue sucediendo en mi cabeza, cada vez que recuerdo la escena al cruzar el umbral de ese edificio de la calle esquiu al 400. Me recibió un típico monoambiente de clase media que hace lo que puede pero al que no le faltaba onda,y refinamiento digno de un tablero secreto de pinterest a medio terminar. y claro, ellas dos, Laura y Maria, Maria y Laura, las dos voces de esta historia. Ambas cursaban su juventud ya probada de muy buena manera. obvio que con lo suyo, con esos complejos que el cuerpo acarrea que no podemos resolver pero que ya sea por madurez o cansancio, ya empezábamos a aceptar.
Ambas me fulminaron con la mirada a todo mi ser, solo lo interrumpió para lanzarse rayos de información y complicidad cuando sus ojos se encontraban al mismo tiempo que sonreían al ocultar sus bocas en cada embestida de vino que acababa de descorchar. yo estaba feliz de lo que la vida me estaba regalando, una experiencia repentina para sumarle a una vida que se esforzaba en no caer en uno de sus principales miedos, el aburrimiento. 
Los primeros minutos fue una larga y cuidada explicación que me llevó a gritarles mi numero de telefono,les conte como casi sin querer me fui metiendo en su charla y me traslade a ese sillón que compartían. Note que de a poco se iban relajando mas y mas y le dimos paso a un sin fin de conversaciones de averiguaciones protocolares sobre quienes éramos, que hacíamos o que amigos virtuales o reales teníamos en común. resultó ser de mucha utilidad mi ultimo amorío con una artista plástica de universidad nacional, ya que ambas anfitrionas cursaron la misma fantasia de que algun dia podían vivir del arte. No tardamos en poner sobre la mesa todos nuestros conocimientos adquiridos y desparramar sin piedad nuestro veneno sobre cuánto artista local conocieramos, escondiendo nuestro rencor por no ser todavía tocado por la varita de legitimación de los colegas. Quizás fue ahí que nos dimos cuenta de lo miserables que sonamos y callamos. fue Laura quien retomo la charla, esta vez mas sincera y profunda, sobre nuestros sueños y mentiras que esperábamos de la vida , fue cuando nos reconocimos y ya no hizo mas falta mostrar nuestras condecoraciones de antiguas batallas y caímos en cuenta de la noche, de los tubos de vino que se fueron vaciando y que estabamos ahi los tres juntos, mirandonos, sabiendo lo que nos esperaba a caer en la tentación de los cuerpos.
Desde el principio yo tomé el lugar privilegiado de espectador de la mejor escena erótica de mi vida. el momento exacto en que cayeron sus máscaras quedando desnudas a frente de sus sueños hechos realidad, los mismos que nunca se permitieron expresar por el miedo al rechazo pero que fueron los culpables de muchos de sus orgasmos durante las tardes cordobesas.
en ese momento Exquisito mi mente tomó caminos muy distintos mientras mi cuerpo opto por preguntar dónde está el Baño, dejando al paso mi copa de vino al esquivar dos juegos de piernas que empezaron a entrelazarse. Frente al espejo me vi asustado pero con una sonrisa, todavía no estaba consciente del rumbo que estaba tomando la noche pero me apresure a volver en sí, para salir a enfrentarme a ese momento. Las encontré besándose con una ternura tan asfixiante de ver, tan lenta y palpitante que necesité sentarme para servirme otra copa de vida que me diera coraje. Solo atine a seguirlas con la mirada cuando pasaron a mi lado a los tropezones, sin dejar de acariciarse, la combinación de sus perfumes era casi perfecta.
Quede solo y la duda se apoderó de mi, que hago? respondo como macho cabrio y entro al cuarto con intenciones de apoderarse de la situación que ya se estaba escribiendo sin mi pluma o me iba del lugar en silencio sin querer irme?
Al exhalar la primera bocanada del cigarrillo que me dispuse a fumar para hacer tiempo, apareció una mano que me lo quito de la boca y lo arrojó dejando una estela ardida al caer. Maria me pregunto que haces? más que pregunta fue un reto y de pronto tomó mi mano y me guió al cuarto. Ahí nos esperaba Laura con su blusa a medio sacar y su tanga cuidadosamente acomodada por encima de su cadera. haciendo lucir su culo y sus muslos que tanta admiración cosechaban en sus historias que compulsivamente subía cada fin de semana en la casa de sus padres, con sus sobrinas oficiando de tía copada. Maria apoyo sus tetas en mi espalda mientras se enredó en mi cuello, luego de besarlo lanzó con mucha irania a su compañera. “Está nervioso, veamos si se le pasa”. Me rei avergonzado y rápidamente respondí con algo ingenioso pero que aún delataba lo que me superaba estar con ellas. eran bravas sabían lo que querían de mi y para ese entonces yo me había convertido en un adolecente ante las puertas de mi primera vez. En el medio de la cama nos encontramos de rodillas, intercambiando manos, lenguas y espaldas que se fueron desnudando a su tiempo, dejando una pequeña pila de ropa transpirada al lado del colchón, unas monedas cayeron cuando Laura intentaba no con mucha suerte, sacarme el pantalon, eso generó aun mas risas a las que siguieron mis ataques de cosquillas en reprimenda.
 Como buen observador me dediquee a contemplar como nos ibamos amando, mis manos recorrian las piernas de Laura, maria estaba recostada y sonaba mas agitada, las manos de Laura ya se encontraban en su bombacha de encaje negro, frontandolas por encima de la tela. MAria se mordía el labio en cámara lenta mientras me miraba antes de cerrar sus ojos en cada suspiro. Mi mano de derecha estiro la tanga de Laura hacia arriba, me gustaba ver como sobresalia su vulva apretada entre sus piernas, se podía notar su excitación al generar un leve movimiento para rozar sus labios. Mi boca trazo un camino de besos y pequeños mordidas por su culo , sus muslos hasta llegar a la cara interna de sus rodillas lugar que lami  y chupe como si fuera la fruta mas sabrosa que com en mi vida, provoco que Laura se moviera bruscamente de placer y para ese entonces sus gemidos se acoplaban a coro. desde mi lugar pude ver como la bombacha de maria había quedado enredada en una de sus piernas. Laura ya había comenzado a comerle suavemente su concha, con besos y lengua que se podían oir desde mi lugar, pude observar como a los costados de los pezones duros y ennegrecidos de maria brillaba unos pircing muy sexys en forma de alas. Sus tetas eran grandes al lado de las pequeñas manos de laura que luchaban por poder abordarlas pero se le derramaban entres sus dedos. Ante mi tenia El cul de laura deseante de ser comido y una vulva que florecía dejando a la vista un clitoris pequeño pero hinchado de equitación. hipnotizado me abalance sobre èl con mi boca, fui suave al principio tal vez porque no quería ser torpe y arruinar ese momentos, laura respondió bien a mi intento, se estremeció en los primeros segundo y luego tiro su cuerpo hacia atrás atrapando toda mi cara entre su culo, queria mas, que tomara el control de su concha e hiciera lo que quisiera con tal de satisfacerla, como un estudiante aplicado seguí con mi tarea mientra escuchaba gemir con más fuerza a maría, sus manos apretaban el culo de Laura y surcaban mi cabeza, yo le respondía acariciando sus piernas que temblaban suavemente por culpa de la boca de su amiga.
Mis dedos resbalaron al entrar en Laura, para ese momento mi barba humedecida rozaba su clítoris, su ano y mis dedos frotaban la rugosidad de su vagina, generando que se moviera a un ritmo cada vez más acelerado. A medida que las explosiones de orgasmos fueron llegando, me acosté en la cama para verlas a ellas, disfrutar de ese momento, de esa agitación de sus cuerpos vencidos uno arriba de de la otra recuperando fuerzas. mis manos recorrían sus cabezas mientras la poca luz de una lámpara de sal remarcaba sus curvas entre las sábanas.
Fui en búsqueda de una botella de agua, y al volver me esperaban. el resto continuó en un mar de placeres que no recuerdo con precisión.. hasta aquí una historia que no sucedió solo en mi imaginación, en una noche de enero del 21 mientras por mi ventana se escuchaba las voces de ellas dos.

0 comentarios - Laura y maria