Abogada casada ardiente

Bueno antes de nada me presentaré: Soy Clara 44 años, casada, morena, pelo largo, ojos miel, 68kg, 1.70kg, me cuido y hago deporte.
Yo me casé pronto, lo normal, a los 18 casi 19 años, era mi novio de toda la vida y futuro padre de mi hijo. Pero la monotonía dela vida cotidiana me empezó a aburrir, pues yo soy muy fogosa, muy activa siempre sexualmente y mi marido con los años poco a poco fue no descuidandome . Yo soy abogada laboralista con mi propia oficina, no me puedo quejar económicamente la verdad, y más, en estos tiempos. Todo ocurrió cuando yo tenia 26 años, ya llevaba 8 casada y 1 año con la licencia, en esa época trabajaba para otro estudio pero yo en mi rama. Todo el día me entraba gente para denuncias, despidos etc etc., pero ese día entró un flaco (como yo en esa época) para preguntarme por el convenio de metalalurgicos de la provincia pues acaba de empezar. Yo me quedé embobada, no pude hacerle un chequeo de arriba abajo, hasta que me volvió a preguntar, pues muy amablemente le dije que se sentará y cerré la puerta, como casi siempre.
Le atendí amablemente y pues le pase mi tarjeta para cualquier otra consulta que quisiera, o para quedar (resonaba en mi cabeza). La mañana transcurrió tranquilamente hasta que sonó mi teléfono y era él, José Luis, que tenía más dudas , lo cual me enojó pues él me dijo que sí y yo soy profesional, pero le dije que se pasará por el despacho y le aclaraba sus dudas y así hizo, 20 minutos después volvió (yo creo que ni salió), esta vez cerró la puerta como yo hice anteriormente.
José Luis se sinceró y me confesó el por qué no sabía enterado:
- Pensaba que lo tenía claro, pues me dijo que lo entendió - le reproché
+ Sinceramente... no me esperaba una abogada jovencita y no me pude concentrar - titubeó
- Perdone?, Las mujeres somos igual de capacitadas que los hombres - le dije enojada
No dije eso, dije que me.sorprendió lo bella que es, pues me esperaba al típico abogado, y me la encuentro a usted - dijo José Luis
No sé que me entró, no se cuando ni como, pero me vi apoyándome cerca de él sobre el pico de la mesa, llevaba una falda por la rodilla y una camisa azul marina con tacones. Él no se esperaba esa reacción y se echó para atrás, creo que lo íntimidé:
Y... Que parte no le quedó clara - le dije con voz sensual acercándome más.
Sinceramente nunca había hecho eso, sinceramente no sé que me impulsó a ponerme así, tan cerca, con voz sensual, pero José Luis me excitaba.
José Luis captó mi mensaje pues me comía con los ojos y yo al notarlo abrí las piernas dejando ver mis bragas negras, y rápidamente.... su pene reaccionó.
Al ver eso me impulsé por instinto y me abalancé sobre el para besarlo, el su que sorprendido, me siguió el beso y rápidamente le saqué el pene y se lo empecé a masturbar. Se echó sobre la silla y yo seguía con mis movimientos de muñeca. Resoplaba y resoplaba, su pene era de unos 17 cm pero bien gordo, pero al estar en el despacho, tuve que dejar de masturbarle y cerrar la puerta. Nada más hacerlo me volví a él y sacándome la tanga y me apoyé sobre la mesa, lo cual él se levantó, me levantó la falda y me la metió de una. Dios que rica pija tenía, y sabía usarla.
Me vi en un espejo que tenía en el lateral y me puso bien cachonda, viendo como un extraño me cogía bien rico. Seguía y seguía bombeando mi vagina, tenia aguante pero yo le suplicaba que no terminara dentro, que mejor en mi boca, pues la quería tragar y saborear. No se cuántas veces me corrí la verdad, pero mis orgasmos eran callados mordiendo unos lápices para que no nos oyeran y mis flujos bajaban por mis muslos, nunca había tenido tantos orgasmos, nunca me había corrido tanto, nunca me vi tan puta.
Sacó su pene de mi vagina y acto seguido me puse de rodillas, y me metí su pene en la boca. Mientras se la masturbaba, le lamía el capullo y le masajeaba los testículos, y no tardó en meterla en mi boca e inundarme toda la boca, lo cual agradecí tragandomela.
Nos miramos yo de rodillas el de pie con su pene aún en mi boca, no sé cómo me vería, pero yo me sentí bien cogida, feliz y bien puta.
Después de eso, charlamos sobre el convenio y sobre vernos más, pero cuando se fue la conciencia me decía que no, que estaba casada, pero mi felina descubrió una parte mía que me encantó y desde ese día hasta hoy no lo guardé pues sigo siendo igual que la que vi en ese espejo y me encantó

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